Disclaimer: Los personajes aquí representados son propiedad y creación de J.K. Rowling.
Este fic participa en el reto "¡Feliz cumpleaños, Hermione!" del foro Amor de Tercera Generación.
Este relato forma parte del universo iniciado en La Llamada del Elegido.
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Hace diecinueve días que Hugo esta en Hogwarts. Es su segundo año y ya es todo un hombrecito en Hufflepuff. Neville está en rehabilitación en San Mungo, pero no ha olvidado poner un ramo de rosas sobre su lado de la cama para que Hermione lo vea al despertar. Es el primer regalo que recibirá ese día aunque ella no lo sabe. Cuando abre los ojos a causa de la fragancia de rosas que inunda sus sentidos, no puede evitar sonreír mientras estira la mano para coger la pequeña tarjeta.
"Feliz Cumpleaños Hermione. No estoy al despertar, pero estaré al acostarse."
Su marido y sus frases. Arranca la tarjeta con cuidado y la guarda en la caja donde ya hay cerca de dos docenas de tarjetas sino más. Hermione se levanta de la cama y la hace con un simple hechizo mientras pone en agua ese esplendido ramo de flores. Aspira su aroma una última vez antes de ir a comprobar la cuna de Rose. La pequeña sigue durmiendo abrazada al peluche que Prince le regalo al nacer.
Duerme tan dulcemente que Hermione se aleja con sumo cuidado de no despertarla. Allí en la cuna es idéntica a ella cuando era un bebe, pero Hermione sabe que cuando abra los ojos vera a Neville en ellos. Baja las escaleras para hacerse el desayuno. Por inercia tiene cuidado con Crookshack antes de recordar que Hugo lo tiene como mascota. Suspira ante las nuevas aventuras y desventuras que tendrá su viejo gato.
Pone la tetera en el fuego mientras mira por la ventana. Sigue amando aquella casa desde que Neville la comprará, su primer regalo de cumpleaños como matrimonio. Eso es lo que había dicho. Tantos años casados y a sus treinta y seis años aun se sorprendía de las locuras que cometía su marido por amor. La tetera comenzó a hervir cuando vio algo volar por la ventana. Apago el fuego y salió de la casa. No se lo podía creer. Hugo estaba a veinte metros del suelo saludando a su madre como si no pasara nada.
— ¡HUGO LONGBOTTOM QUÉ DEMONIOS HACES HAY ARRIBA! ¡TENDRÍAS QUE ESTAR EN HOGWARTS! — Gritó Hermione escandalizada.
— Si estuviera en Hogwarts no podría darte tu regalo de cumpleaños. De mi parte y de la familia de la tía Prince. — Dijo Hugo sonriendo mientras hacia una acrobacia con la escoba y lanzaba algo al aire antes de alejarse. Una explosión como la de un trueno sacudió el pecho de Hermione. Un instante después el cielo se ilumino con estrellas doradas que formaban un: "Feliz Cumpleaños Mama" — Gracias, Papa. Ya puedes anular el hechizo. Nos vemos en Navidad. — Hugo se desvaneció y Hermione notó los brazos de su marido alrededor de la cintura.
— ¿No creerías que iba a permitir que mi hijo no felicitara a su madre? Feliz cumpleaños número treinta y cinco amor mío. Sigues tan preciosa como el primer día.
— Zalamero.
