Me lanzo de espaldas a la cama y suelto un suspiro, el aburrimiento me asesina. Decido recoger mi laptop del suelo y la prendo. En cuanto termina de encender entro a mis redes sociales favoritas, y me encuentro con una imagen que me deja pensando. En ella, hay varios lápices de colores y bajo ellos te preguntan si pudieses entrar al mundo de videojuego que tú quieras, pero a cambio vives diecisiete años menos de vida ¿Lo harías?. Hay como seis lápices con preguntas del estilo, pero solo una logra mi completa atención.
Bajo aquél lápiz amarillo dice, si pudieras traer a tu personaje de videojuego favorito pero a cambio, quien sea que traigas recordará su vida en el videojuego ¿Lo harías?
La respuesta es obvia, por supuesto que lo traería, ¿Cómo podría ser tan malo que recordara su vida en el videojuego?
Suspiro pensando en lo excelente que sería traerlo aquí, mientras toco anhelante el lápiz amarillo en mi pantalla, y con otro suspiro susurro
-Heisuke-Kun- Tal y como la protagonista de mi videojuego lo haría.
Repentinamente la pantalla de mi laptop se ilumina y me obliga a lanzar a la otra punta de mi cama a esta misma, mientras cierro mis ojos enceguecida.
-¿Quién eres?- Escucho de repente, salto ante la voz intrusa y abro los ojos más que incrédula
-¿Heisuke-Kun?- Musito sin creer lo que veo, pues ante mis ojos y en guardia con espada en mano, se encuentra mi personaje de videojuego favorito, a quien más quiero, mi obsesión del momento: Toudou Heisuke, capitán de la octava división, dieciocho años, uno de los capitanes samuráis pertenecientes a los Shinsengumi, el más joven de ellos, no fuerte , pero excelentemente capacitado con la katana y extremadamente rápido y ágil, salido de mis videojuegos favoritos conocidos como Hakuoki.
Siento que voy a desmayarme, pero me veo obligada a contestarle, ya que de algún modo fui yo quien lo trajo y a pesar de ser conocido como alguien juguetón y tierno, seguía siendo miembro de los Shinsengumi por alguna razón y sé que no dudará en matarme.
-¡Lo siento mucho!-Digo inclinándome- ¡Sé que esto debe ser muy confuso, pero por favor déjame explicarte antes de que me mates!- Ruego con la voz histérica
Le oigo guardar la espada y suspiro con alivio mientras me enderezo, le veo a los ojos y de inmediato me veo intimidada por sus hermosos ojos celestes.
Debo parecerle un bicho tan raro, una chica con lentes, cosas extrañas en los dientes porque utilizo brackets, un pelo largísimo hasta un poco antes de la mitad de mis nalgas, rebajado ondeado y hasta casi rebelde junto a unas ropas súper extrañas. No puedo evitar el quedarme viendo mis blancas pantuflas como si fuesen lo más interesante del mundo.
-¿Nee, vas a explicarme o no?- Dice comenzando a impacientarse
-Aah lo siento- Vuelvo a disculparme.
Trato de explicarle lo más concisa y entendiblemente que puedo, le explico que lo saqué de un videojuego sin querer, le explico lo que es un videojuego y también que está diseñado para entretener y divertir al ser humano, le explico que no todos son como yo y que no a todos le gustan los videojuegos, también le digo que parte de su historia y los Shinsengumi son reales y que habían existido hace más de doscientos años, también le digo que probablemente no eran como el los conocía.
Al terminar tal y como yo lo había esperado, me observa como si fuese la loca más disparatada del planeta tierra
-Ah y puedes decirme Yuliana o la abreviación, Yuli ya que también te llame por tu nombre…- Digo tratando de aliviar el ambiente pero es más que evidente que es imposible.
-Este ha de ser el sueño más extraño que he tenido jamás- Le oigo susurrar, su forma tan rara de hablar me causa cierta risa, pero me apresuro a pellizcarle uno de sus formados y desnudos brazos.
-¿Auch, por qué has hecho eso?-Exclama frotando la zona que ahora estaba de color rojo
-No es un sueño-Le digo y luego me pellizco a mí misma uno de mis brazos, para asegurarme que tampoco es mi sueño-No es un sueño- Repito más para mí misma que para él.
-¿Entonces, ni Sinpachi-San, ni Sano-San ni Hijikata-San existen aquí?- Pregunta algo melancólico
-Lo siento, existieron hace muchísimos años y ya no están, probablemente no eran como tú los conoces, ni siquiera tú mismo – Le digo, y de alguna forma, puedo sentir su pesar.
-¿Y Chizuru?- Pregunta de repente, haciendo que sienta una punzada de dolor. Claro, pienso, ahora lo entiendo, esto es lo que hace tan malo que Heisuke recuerde su vida en el videojuego. Él debe extrañar a sus compañeros, o lo hará y lo peor, es que está enamorado de alguien que no soy yo. Las lágrimas se agolpan de repente en mis ojos.
-Lo siento- Sollozo negando con la cabeza- Es mi culpa, no sé cómo llevarte de regreso y tampoco puedo traerla aquí-Digo entre hipidos y secando mis lágrimas
-Te prometo que encontraré la forma de llevarte de regreso- Sollozo, parece que mis lágrimas no se detienen y me pregunto la razón por la cual estoy llorando. ¿Será por el dolor que le terminará causando la situación a Heisuke?, ¿Será porque simplemente la situación me puede?, ¿Será porque traje sin querer a un samurái de un videojuego basado en el pasado a la realidad presente?,¿O será tal vez, el simple hecho de que Heisuke no me quiere a mí, y si no a alguien más?
-Vamos no hay nada que pueda hacerse de momento, ¿Por qué no mejor me enseñas tu realidad?- Dice mientras me empuja juguetonamente por un hombro
¿Qué es lo que estoy haciendo? Me pregunto, es Heisuke quién está pasando por esta situación, él debe estar tan estresado y confundido, le cambié el mundo entero y sin embargo es el quién me animando a mí.
-Sí, tienes razón- Le digo secando mis lágrimas-De momento solo puedo enseñarte mi casa.
-Genial- Dice con una sonrisa enorme.
Nos levantamos de la cama y me dirijo hacia la puerta cuando noto algo y me detengo abruptamente haciendo que Heisuke se choque contra mi espalda empujándome a su vez.
-Lo siento, pero ¡hey, ¿Por qué te frenas tan de repente?-Pregunta mientras se aleja
-No puedo dejarte salir así, mis padres no saben que tengo un chico en casa y no sé si han llegado-Explico-Además no es normal ni legal que la gente esté armada con katanas por la vida, tampoco es normal que vistas de esa forma- Me apresuro a seguir
-¿Por qué no puedo llevar las katanas? ¿Y si algo ocurre?-Pregunta confundido- Además ¿Qué tienen de malo mis ropas?- Cuestiona con cierto aire ofendido
-Porque no, porque no es legal, porque es raro y van a pensar que eres un loco o psicópata que nos quiere matar a todos- Explico cansinamente la pregunta sobre las katanas.
-¿Un psicoqué?- Pregunta cada vez más confundido
-Un psicópata-Vuelvo a decir- Ya olvida eso, no puedes llevarlas porque no, porque yo lo digo y además ¿No has visto mis ropas? Sé que te parecen extrañas pero así viste la gente ahora- Digo señalando lo que visto, que consiste en una calza con estampado galáctico, un buzo peludo de color negro con un búho en el
-Bueno…No todo el mundo viste igual, pero algo así- Me corrijo al notar que mi ropa tampoco es la más normal, pero estaba en casa y no iba a salir por lo que solo me había vestido con ropa cómoda, no había forma alguna de que pudiera saber que Heisuke el chico a quien más quiero de mis videojuegos iba a salir de mi computador.
-Espérate aquí- Le digo mientras le apunto con un dedo- Quédate quieto, no toques nada y siéntate en alguna de las camas- Le ordeno, a veces mi abuela viene de visita por lo que en mi habitación hay dos camas que comparto con ella cuando viene, además tener dos camas en mi habitación tiene otras ventajas, por ejemplo si invito a dormir a alguna amiga puede dormir en ella.
-Si capitana- Contesta mientras hace una especie de saludo.
Salgo y cierro la puerta tras de mí, no puedo evitar suspirar y una sonrisa se forma en mis labios. No sé qué hacer, me siento confundida, emocionada, feliz, nerviosa, muy asustada y otra maraña de sentimientos que no logro identificar. El chico de videojuegos que más me gusta está en mi cuarto esperando por mí, los sentimientos buenos acaban cuando recuerdo que quiere regresar, que seguramente está enamorado de Chizuru y no tiene la menor idea de cómo comportarse en esta realidad.
