Disclaimer: Todos los personajes aparecidos en este fic son propiedad de J.K. Rowling.
Este fic participa en el reto "¡Feliz cumpleaños, Hermione!" del foro Amor de Tercera Generación.
Este relato forma parte del universo iniciado en La Llamada del Elegido.
—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—-—- —-—-—-—-—-—-—
Hermione está en la cocina. A aprendido lo estimulante y relajante que puede ser cocinar. Le encanta hacerlo con su marido, pero ahora se conforma con tener su mirada clavada en la espalda. Sabe que le tiene preparado un regalo, ha notado el paquete oculto bajo la chaqueta desde que entró en la casa ayer. Y ahora no lo oculta mejor bajo el Jersey. Esta demasiado delgado como para que pase por una barriga.
Ya tiene treinta y siete años, recién cumplidos esa mañana, su marido y sus hijos no guardan secretos para ella aunque a veces finja lo contrario. Termina de cocinar y se dirige a la mesa de la cocina para comer. Y encima de ella se encuentra con Rose, haciendo malabarismos para no caerse de espaldas. Aun le cuesta mantenerse en pie. Tiene las manos juntas apoyada en la faldita de color dorado que le regalo Luna. A sus pies su peluche la defiende como ella dice. Y en ese momento Hermione se siente observada por dos Neville. Padre e hija comparten los mismos ojos y casi la misma expresión de amor hacia esposa y madre.
Deposita los platos en la mesa y extiende los brazos para coger a la niña que da un paso atrás para evitar que su madre la coja. Se agacha y de la nada aparece en la mesa un enorme cartel. Rose extiende sus manitas todo lo que puede para que Hermione pueda ver claramente el cartel. Se le humedecen los ojos. Ve su casa dibujada con macarrones y junto a ella ve cuatro figuras. Rose les había dibujado. Neville cogía en brazos a Rose y Hermione tenía a Hugo cogido de la mano.
— Telí umple Amí. — Tartamudea Rose mostrando sus pequeños dientes de leche. Le cuesta hablar aunque devora los libros tan rápido como su madre.
— Muchas gracias corazón. — Dice Hermione a lágrima viva mientras abraza a su hija y la levanta de la mesa. —Gracias. — Le susurra a Neville quien mira la escena conmovido.
— Te mereces lo mejor por tu cumpleaños número treinta y cuatro. Tendrías que haberla visto. No ha pegado ojo en toda la noche para terminarlo. —Cometa Neville mientras ve como Rose se ha quedado dormirá en el hombro de su madre.
— Vas a tener problemas cuando cumpla sesenta. Según tú seré una adolescente. — Bromea Hermione por la nueva costumbre de su marido de ir quitándole años. Lo considera divertido cuando tendría que ser ella la que se los quite. — Es precioso. ¿La ayudaste?
— Solo con el pegamento para que no echara demasiado. Es una gran artista.
— Crecen tan rápido.
— Siempre puedo regalarte otro hijo. — Bromea.
— ¡Neville! — Exclama conteniendo la risa.
