Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece.


UNA LLAMA ENAMORADA.

"Tienes chispa Calcifer"

Esa simple frase lo atormentaba hasta límites insospechados.

"Tienes chispa Calcifer"

Sonaba en su mente una y otra vez.

"Tienes chispa Calcifer"

Ese día, el castillo deambulaba de manera más enérgica y vivaz cada vez que recordaba lo que Sophie le había dicho.

"Tienes chispa Calcifer" …

Desde el comedor de la casa, Howl observaba extrañado a Calcifer. La mágica conexión que compartían hacía que ambos tuvieran cierta sensibilidad a sus respectivas emociones. Aunque usualmente Calcifer era el que más entendía lo que pasaba, ventaja que devenía de tener el corazón de Howl entre sus brasas.

Pero Howl ese día se sentía inquieto y sabía que tal desconcierto tenía origen en una llamita que se escondía entre los troncos de la chimenea.

Se acercó, pensando que quizá era una inquietud provocada por la falta de leña, pero no, Sophie le había dejado suficiente como para que sobreviviera por una semana.

- ¿Qué ocurre Calcifer?

- ¿Eh? dijo el demonio llama al oirlo hablar.

- Te noto extraño.

- ¿A mí?

- Sí.

- Nooo, ¡soy un demonio fuego muy poderoso! como tu bien sabes. ¿Por qué estaría extraño?

- No lo sé, pero hoy tu color es inusualmente rosado.

- ¿De veras?

- Así es.

- Ash, es culpa de Sophie.

- ¿Qué te hizo esta vez?

La llamita suspiró enigmáticamente.

- No sé, dijo al tiempo que se abrazaba a los troncos ardientes, volviéndose aún más rosado, su mirada tenía un matiz soñador.

- Nunca te había visto así, dijo Howl extrañado.

- Es cierto. Creo que tengo una sensación similar a la que siento de tu corazón cuando ves a Sophie dormir en las noches.

- ¿Cómo dices? ¡Yo no hago eso! Dijo el mago sonrojándose profusamente.

- Claro que sí. Siempre que llegas, vas y la miras y tu corazón late erráticamente. Sí, es algo similar a lo que siento en estos momentos.

- ¿Qué insinúas?

- ¡Ay de mí! Gritó Calcifer, tapándose sus ojos de demonio con dos llamitas que hacían de manos.

- ¿Qué ocurre?

- Creo que estoy enamorado.

El mago se quedó en silencio, no sabiendo cómo responder a eso.

- ¿Crees…crees que Sophie me quiera? ¿A pesar de ser solo una llama?

Howl se sobrepuso a su sorpresa, entendiendo ahora sus sentimientos.

- Claro que sí. Le dijo a Calcifer, sonriéndole.

- ¿En serio? Entonces…entonces…

- Pero no tanto como a mí, le interrumpió, dejándolo con la palabra en la boca. Se giró y se dirigió a la improvisada cama de Sophie en medio de la sala. Su mirada vagó por su rostro y como todas las noches, de manera inconsciente suspiró, mientras cerraba la cortina y se dirigía a su cuarto.

Calcifer lo observaba, ya no rosado, sino muy rojo, soltando algunas chispas, no azules, sino verdes. Un observador imparcial habría dicho que sería el color en el que un demonio llama se pondría si estuviera celoso.

- Eso ya lo veremos Howl, dijo en un susurro que prometía batalla.