Si se debiera de definir de algún modo al joven Tom Riddle, la mayoría habría utilizado la palabra "encantador", porque él bien podía serlo con quien quisiera, con aquel o aquellos que deseara impresionar. También, podrían recurrir al término "Solitario", ya que no se lo veía a menudo en compañía de nadie (unos decían por soberbia, porque se consideraba mejor a todos los demás, y otros pensaban que era por el simple hecho de que era un poco raro y no contaba con ninguna persona para compartir su rareza)... Amable, Astuto, Guapo, Silencioso; eran otras de las características que solían encontrar los que le conocían(o creían conocer) en su persona...

Sin embargo, nadie sabía que de algún modo, lo que dominaba en su mayoría el corazón de Tom era la crueldad... Crueldad contra los muggles, sangre sucia, mestizos y traidores a la sangre. Eso se remontaba desde su niñez ignorante, en la que creía que su sucio padre, que había abandonado a su madre, era un mago. Pero no, él resultó ser no mas que un pedazo de mierda impura que no valía nada. Ese odio desmedido también era consecuencia de sus compañeros en el orfanato, que lo hacían de menos porque creían ver en él algo distinto a lo que los demas, porque quizá notaban en sus ojos el tipo de monstruo en el que se convertiría, y no querían tener nada que ver con ese tipo de persona...

No obstante, todo aquello que se arremolinaba en su interior, todo ese odio que bullía tal cual lava ardiendo en su corazón... Dejaba de tener tanta importancia en cuanto la veía. Ella, una niñata de otra casa, con un par de años menos que él... Con ese par de coletas castañas y esos ojos marrón verdoso que se ocultaban tras gafas de lentes con forma redondeada... Myrtle. Al observarla desde lejos, no podía evitar imaginarse como sería estar a su lado, desatar sus coletas y ver como ese cabello lacio y sedoso se desparramaba a su espalda, sobre sus hombros... Pero luego recobraba la cordura, se daba cuenta de lo idiota de su forma de pensar, que él nunca podría estar con ella, ni de ese modo ni de ningún otro... Porque no era algo que pudiera ser posible, ya que ella no era más que una sangre sucia, una impura más... Y él era quien juraba acabar con aquellos de su especie que poblaban el mundo...

Por eso es que él no podía permitirse siquiera imaginar como eran esas cosas banales como el desear su compañía... Era algo que tendría que erradicar de raíz.

Y vaya que lo hizo, un par de palabras mal intencionadas susurradas al oído de Olive Horbny bastaron para que ella fuera a hostigar a Myrtle. La pobre niña no tuvo mas remedio que meterse al baño de mujeres del segundo piso, buscando escapar de aquella que la infortunaba. Pero para nada pensaba en lo que pasaría unos minutos después, simplemente escucharía una voz masculina y saldría de su lavabo a a pedirle al dueño de esta, que se retirase, que allí solo podían ir chicas. No obstante, ni siquiera le dio oportunidad a abrir la boca... Solo deslizó su mirada a la de la bestia que se encontraba frente a si, y cayó desplomada... sin vida.

Si yo tuviera que definir a Tom Riddle diría que fue un joven que tuvo la suficiente mente fría como para notar que en la oscuridad de su interior nacía una luz por una niña, y fue capaz de acabar con ella con tal de mitigar esa luz, con el temor de que finalizara por iluminar todo en su corazón...