.La polvera plateada y el soldado.
Cuando ya nada quedo para mi a consecuencia de esa guerra,cuando la armada imperial Japonesa cayo en derrota ante los Estados Unidos,seguí con una vida rutinaria,mas por obligación que por devoción propia.
Ese era mi compromiso y deber ante mi patria,por que cuando uno nace ante una guerra,no lo hace para vivir.
Su existencia esta atada a su patria,no ? porque cuando la bomba atómica destruyo Nagasaki,destruyo mi pasado y mi futuro,todos mi conocidos murieron,dijeron que yo tuve suerte pero creo que fueron ellos quien la tuvieron realmente.
Mi vida consistía en despertar,trabajar en la perfumería de la señorita Shimabara y volver a casa,no quería reconstruir mi vida,tal vez por temor a perder esa gente otra vez,aunque realmente nada me devolvería esos lazos ya sean familiares u amistosos.
Por alguna razón aun veía los soldados americanos dispersados por todos lados,para mi todos eran zopencos,no merecían vivir,solo me recordaban a mi pasado,mi familia,que gracias a ellos nunca volveré a recuperar,sin embargo a ellos les hacia gracia,el tirar bombas atómicas como si se tratase de boliches y para colmo nombrarlos con nombres graciosos.
Había uno en especial que visitaba la perfumería frecuentemente y que lo único que hacia era observarme por horas y luego salir sin soltar palabra alguna,suponía que estaba majaras pero antes de que las tropas Americanas se fueran completamente,me explico su razón.
Aquella razón fue como una motivación para seguir adelante,mi única razón para resistir,erguida,frente a todo.
Y créanme,resistí,cuando la noche no me dejaba en paz,cuando la soledad me llamaba a gritos,cuando costaba mantenerse en pie,cuando sentía miedo del silencio,cuando los fantasmas de mi pasado se presentaban en mis recuerdos,todo gracias a ese rubio de ojos cerúleos.
De la nada recordé esa conversación con ese veterano de guerra.
¨-Analepsis-¨
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Una pelinegra se encontraba sumida en sus pensamientos hasta que sintió una voz cálida,intentado devolverla al mundo real.
-¡Miss,miss!-Dijo un rubio con deje de preocupación.-
-Uhn,¿que desea?-La chica escupió las palabras reflejando su odio hacia el chico.
-¿Cual cree que seria un presente perfecto para una señorita?-pronuncio el para luego sonreír con dulzura y y reflejar comprensión intentando apaciguar el odio de la pelinegra,el entendía que la chica lo odiaba a el y a sus compañeros.
-Eso depende,¿es rubia y de piel dorada? ¿o tiene piel de porcelana? ¿es amante de la noche oscuras o de las mañanas soleadas? ¿gusta de la tranquilidad del campo o es mas urbana?
-Es delicada como una flor.
-¿Gusta de fragancias dulces o frescas?
-Realmente...no lo se.-termino expresión con sus clásicas sonrisas.-
-Pues regálele una polvera.-La chica,siempre quiso en su pasado que su futura pareja le regalara una,y pensó que seria buena idea para aquella que recibiría un presente del rubio.-
-¿Una polvera?
-No importa que tipo de dama es,una chica siempre gusta de tener una,ademas podría gravarla con vuestros nombres.-Esto ultimo lo dijo con aire melancólico quizás por recordarle a su pasado.
-Bien,Quiero esa polvera del fondo en el estante de cristal.
-¿La polvera plateada con incrustaciones de diamantes?
-Aha,tome este papel,lleva la frase que quiero que grave en ella.-dicho esto pago la polvera y se fue.-
Lo que el papel decía era : De Naruto,para mi amada Hinata. p.d: prometo escribirte.
Supuse que había oído la clientas decir mi nombre,pero lo que no me esperaba era el nunca recibir una carta suya.
Lo amé y lo odié,mi corazón era una paradoja,pero llegue a entender que nostros dos simplemente no estábamos destinados a amarnos,la patria ante todo.
