Hola!!!

Weno soy nueva y aki les traigo un fic que yo sepa original, si alguien sabe de uno similar avisenme u.u y ps… a ver si les gusta

vxan

Conociéndome

Con mi mano derecha sostengo el puñal y lentamente lo acercó a mi muñeca derecha. El fino corte no me causa dolor, se ha vuelto un hábito desde los catorce y ya no lo puedo dejar. Ni siquiera consigo la sensación de la primera vez que me hice un tajo, no hay ese dolor mezclado con placer. Ahora no hay ni dolor y, mucho menos, placer.
La sangre la dejó fluir un poco más, incluso presiono la herida para conseguir más de ese líquido carmesí. Los golpes en la puerta del baño se hacen cada vez más seguidos e incrementan su fuerza. Me lavo la muñeca y salgo con la típica sonrisa hipócrita de toda niña de 16 años en su último año de secundaria.
Mi hermana me mira como analizando el por qué de mi demora, pero sabiendo de antemano el nulo efecto de su mirada sobre mí, desiste. Mientras, me preparo para el colegio: falda celeste claro a mitad de muslo, blusa blanca ceñida y cabello suelto. Al bajar las escaleras me hallo con el típico y aburrido cuadro familiar. Saludo a mis padres, sonrisa aquí, besito acá, sonrisa otra vez.

- Pareces una muñequita – menciona mi hermano.
- Gracias…
- No fue un cumplido Kagome, pareces hecha de plástico – mi madre con tono amenazador –, con esa dieta vas a morir de hambre.
- Estoy bien…

Sonrisa falsa de nuevo y pase de salida para irme sin desayunar, conseguido.

En la puerta cojo el abrigo y me aventuro a las calles. En el paradero me esperan, como siempre, las idiotas de mis amigas. Ellas viven en un mundo perfecto. Sus padres no pelean en las noches, su papá no tiene problemas con el alcohol, su mamá no se acuesta con el maestro de Biología, su hermana de 19 años no es Miss Perfección y su hermanito de tan solo 13 no consume drogas por la noche cuando cree ser el único despierto en la casa. Sencillamente la vida de ellas es mil y un veces más fácil que la suya.

- ¡Hola chicas!
- Hola Kagome…
- Tu cabello se ve particularmente más azabache hoy…
- Gracias Yuka

Como detesto a esta mujer, todo por ser una de las más lindas del dichoso colegio se cree con autoridad para analizar el vestuario de cada persona delante de ella y darle su opinión. Su padre es un diseñador de moda muy famoso, de algún lado debió sacar su obsesión por la ropa; y su madre, su madre se preocupa únicamente del último tratamiento antiarrugas. Pero aún así el brindan el tiempo suficiente para hablar y decirse de todo. No son tan disfuncionales como en mi familia.

- Miren lindas... ahí viene tu novio Kagome!
- Ah… ya lo vi…

Sin muchos ánimos le sonrío a Hojo, un tarado de quinto año al igual que yo. La diferencia está en las secciones. Siempre me persiguió, desde los seis años según recuerdo, y hasta hace un año lo acepté pues nunca había tenido novio, excepto por… , bueno… eso no importa. Debo admitir, Hojo no es feo y no tiene la culpa de ser tan molesto, con todas sus atenciones y caballerosidades me ha hastiado de la vida en la escuela a un grado inimaginable. Su único atractivo, creo, deben sus ojos; para mí no son nada de otro planeta; pero en este mundo tan racista los ojos azules son lo máximo, mejor si el sujeto es blanco y su cabello es medio rubio. Para mí: aj!
El autobús le obstruye la vista, así que aprovecho este momento para montarme en el transporte, y me siento en el primer asiento vacío. Las tipas me siguen, pero al verme con alguien al lado me miran como regañándome y se retiran a la parte de atrás. Hojo sin embargo, ni se inmuta, me sonrie y se sienta con las otras. Eso era lo que más odiaba de Hojo, nunca pensaba en nada, solo sonreía como idiota y se sonrojaba cuando le hablaba, no sabía bailar y en nuestra relación sólo nos hemos besado 3 veces como Dios manda y 9 picos, creo. Ayer, por el aniversario, pensé que al fin aprendería sobre la intimidad entre hombre y mujer y me llevé el chasco más grande de mi vida. Nos fuimos a ver una película y comer helados, ni un solo beso.
Miré a mi lado derecho y se encontraba un muchacho con el uniforme de mi escuela, pero como leía un libro no le pude ver el rostro. Sin embargo, al escuchar su voz y ver ese hermoso y largo cabello negro lo reconocí enseguida.

- Feh! Mujer, en años no has cambiado ni una pizca…
- Este…
- No me digas que te olvídate de mi ¿o sí?
- Inu… Inuyasha…
- Sipi, en carne y hueso, tonta…

A mi costado se hallaba la causa de mi primera cortada de venas. El causante mi adicción al cigarro y recientemente al alcohol, el que le dio a mi padre un golpe tan fuerte que se rompió todo el cuello, quien me hizo sufrif más durante toda mi vida.

- ¿Qué haces acá? – pregunto un tanto cohibida - ¿no te vas a quedar, verdad?
- Ese no es asunto tuyo

Y me mira, luego de tantos años me mira, directo a los ojos. Los suyos siguen siendo tan perfectos, almendrados… únicos. Lo extrañé, es verdad, pero me causó daño y tenerlo cerca me hacía sentirme de nuevo así… triste.

- Sí lo es, me dañaste…
- Feh!

Vuelve su mirada al libro, el resto del camino es en silencio… un silencio sepulcral, pero para variar no es incómodo; parece más bien, que va de acuerdo al ambiente…

Continuará...