A/N: Editado 17/02/09, detalles menores. :)
Disclaimer: Naruto no es mío. Gracias a Dios es de Masashi Kishimoto, porque si fuera mío probablemente estaría prohibido por muchas religiones.
Advertencia: si esperan encontrarse con un fic serio, de trama y personajes desarrollados en profundidad y diálogos ingeniosos que te hacen reflexionar sobre la vida, hagan click en Atrás. Exceso de clichés y de ninjas hormonales. Fueron advertidos ;).
Matchmaking
No era de extrañarse que alrededor de estas épocas primaverales en la Aldea Oculta entre las Hojas, la gente normal irradiara felicidad. Mientras en los parques florecían los cerezos, los más inocentes se escondían detrás de los árboles para que sus amigos no los encontraran, y los más osados se refugiaban juntos bajo su sombra, regalando al público escenas dignas de telenovelas.
Las calles rebozaban tanto de aldeanos como turistas, que fascinados por la belleza natural de Konoha, no paraban de tomar fotografías de los pintorescos paisajes y de los edificios más importantes.
De más estaba decir que los comerciantes eran de los más felices, vendiendo souvenirs y recuerdos a cuanto turista se les acercara.
Sí, el clima de paz y tranquilidad era inmensamente apreciado por la gente normal...pero algunos ninjas no entraban en esa categoría, por supuesto.
Si había un lugar en Konoha que no irradiaba otra cosa más que un aura oscuro, era la habitación 203 en el segundo piso de la Torre de la Hokage, y ese aura oscuro no se debía precisamente al humo de los cigarrillos de Asuma...
Kakashi, por empezar, estaba hundido en un sillón, inmerso en una de las páginas del Paraíso Icha Icha que prácticamente sabía de memoria, sin otra cosa que hacer más que releerla. Asuma, por otra parte, se encontraba en el sillón de enfrente, apagando su cigarrillo número diecinueve en el cenicero de la mesita de café, y mientras se disponía a sacar el vigésimo, Kurenai, que estaba sentada a su lado, bebía un largo sorbo de café.
Nadie decía una palabra, solo se oían suspiros pesados de vez en cuando, y se intercambiaban miradas esporádicamente.
No había que malinterpretar los hechos, los senseis de Konoha no era unos sádicos locos por la guerra, pero nadie podía culparlos por su aburrimiento extremo, después de todo, a eso se dedicaban, a defender la aldea de eminentes enemigos, y en esos momentos, Konoha carecía de ellos.
En medio del silencio, se escuchó un chirrido, y la puerta de la habitación se abrió para dar paso a Maito Gai, que simplemente caminó hacia el último sillón libre, colocó una lata de gaseosa en la mesa y se sentó, sin entrada extravagante o saludos referentes a la juventud.
-¿Cómo estás Gai-sempai?- preguntó Kurenai, que ya estaba cansada del silencio aparentemente inquebrantable.
-Kurenai -san- saludó Gai animado- Estoy muy bien, ¿Y tú?
-Ya sabes, esperando con ansias el día de mañana.
Kakashi apartó la vista de su libro y Asuma apagó su cigarrillo. Si había algo que esperar en estas épocas era el día en que volverían a entrenar con sus alumnos, ya que habían tenido unas pequeñas vacaciones por orden de Tsunade.
-¡Por supuesto!- replicó Gai emocionado. -¡No puedo esperar para volver a encender la llama de la juventud de mis queridos alumnos!- Kurenai se limitó a sonreír condescendiente , y Kakashi y Asuma intercambiaron miradas significativas.
-¿No es emocionante, mi rival?- continuó Gai expectante. Kakashi parecía no haber escuchado, pero al notar el repentino silencio, alzó la cabeza. -¿Dijiste algo?- Ante toda respuesta, Gai se paró súbitamente, señalándolo con un dedo acusador.
-Te haces el gracioso, Kakashi, pero ya verás cómo mis alumnos superarán en todo a los tuyos.
-Yo no estaría tan seguro, Gai- comentó Asuma exhalando una bocanada de humo. -He visto al equipo 7 entrenar, y realmente han mejorado.
-Es cierto- corroboró Kurenai. -En mi camino me crucé a Sakura y a Sasuke, creo que estaban buscando a Naruto...Qué bueno que se lleven mejor, ¿no?
-Así es- respondió Kakashi cerrando su libro. Permanecieron en silencio varios segundos más, sumidos en sus pensamientos. Sí, realmente se estaban llevando muy bien...
Una idea cruzó por la mente del ninja copia. Era loca, y probablemente imposible, pero al menos los mantendría entretenidos un buen rato.
-¿Están aburridos?- preguntó, aunque sabía de antemano la respuesta.
-¿Tú crees?- respondieron al unísono. Aburridos era decir poco...
-¿Qué tal un juego?- prosiguió, observándolos expectante. Los tres lo escudriñaron con la mirada unos segundos, preguntándose qué tramaba ahora.
-¿Qué clase de juego?- Asuma arqueó una ceja con escepticismo, después de todo, nada muy normal podía esperarse de un hombre que leía pornografía frente a menores de edad.
-Creo que todos somos concientes de las relaciones que hay entre nuestros alumnos-. Los demás asintieron frunciendo el ceño ligeramente, aún sin tener una pista de lo que quería decir Kakashi. -Bien- continuó. -Esta es la consigna: contamos con un día para emparejar a un par.
-¿¡Qué!?- exclamó Kurenai indignada, después de digerir la información. -¡No podemos involucrarnos en la vida privada de nuestros alumnos!
-¿Quién dice eso?- inquirió Asuma, que parecía haber encontrado la idea interesante.
-¡Las leyes universales de moral!
-Déjalo terminar, Kurenai-san- intervino Gai, que había estado meditando el asunto seriamente. Cualquier juego en el que pudiera derrotar a Kakashi nuevamente sería bien recibido...
El ninja copia se aclaró la garganta. -Como decía, el que logre emparejar a un par de alumnos se lo lleva todo. El límite es de un día, y al menos uno de ellos debe pertenecer a su equipo. Es muy simple.
-Y ¿qué es exactamente lo que esta en juego?- preguntó Asuma.
-Dinero, por supuesto.
Kakashi revisó sus bolsillos, sacó todo lo que tenía y lo colocó sobre la mesa. Había al menos un billete de cincuenta dólares y un par de centavos.
-Entonces acepto- anunció Asuma de inmediato, agregando su propio dinero a la suma de Kakashi.
Kurenai puso sus ojos en blanco ante el comportamiento de los jounins. No podían dejar pasar ni una apuesta que involucrara un par de billetes. Hombres...
-Esperen un momento- comenzó la kunoichi con escepticismo, cuando un pensamiento se le vino a la cabeza. -¿Cómo voy a saber si de hecho emparejaron a alguien?, ¿Se supone que debo confiar en ustedes?
-Simplemente lo filmaremos- respondió Kakashi. -No hay tanta ciencia detrás de esto.
-¡Cuenten con mi presencia para este desafío tan juvenil!- dijo Gai emocionado, agregando todo su dinero al monto ya acumulado.
En ese momento los tres voltearon a ver a Kurenai, expectantes. La kunoichi se quedó reflexionando por unos instantes. Sabía que no estaba bien inmiscuirse en la vida privada de sus alumnos, pero no podía negar que estaba extremadamente aburrida, y después de todo, conocía a alguien que podía apreciar su ayuda...
-¿Y bien?- preguntó Kakashi frenando su tren de pensamientos.
-Está bien, acepto- concluyó de mala gana, sacando su billetera. Colocó el dinero sobre la mesa y agregó -Pero el que gane donará todo a la caridad.
-Como tú quieras- dijo Asuma sacando de su chaleco un nuevo paquete de cigarrillos.
-De acuerdo- anunció Kakashi, levantándose del sillón. - Ahora que estamos todos en esto, el juego comienza mañana. Tenemos todo el día para emparejarlos. Buena suerte.
-Buena suerte.
Con eso los cuatro partieron hacia sus hogares, pensando seriamente cómo podían ganar este desafío, sin resultar heridos en el intento...
Al día siguiente, Kakashi estaba sentado bajo la sombra de un cerezo, mientras sus alumnos practicaban los nuevos jutsus que habían aprendido ese día. Toda la noche anterior había estado pensando a quién debería emparejar, y finalmente se había decidido por Sasuke y Sakura. Primero, porque la kunoichi aún tenía sentimientos por él, o al menos eso creía, y segundo, porque Naruto al fin había declinado en sus intentos por conquistar a Sakura y había dado un paso al costado. Bien. La única incógnita sin resolver en la ecuación era la aparente carencia de hormonas de Sasuke, pero eso se podía solucionar.
Por lo menos tenían la certeza de que Sasuke y Sakura eran buenos amigos, y si se trataba del Uchiha, eso era una gran ventaja, ya que ignoraba u odiaba al resto de la población femenina de Konoha.
-Veamos- el jounin sacó un libro del bolsillo de su chaleco, y sorprendentemente, no se trataba del Paraíso Icha Icha, sino del nuevo Paraíso para conquistar. Qué suerte que te compré en esa feria...
Kakashi comenzó a darle vuelta a las páginas, buscando algo que sirviera para la situación. -Quizás esto sea útil- pensó, releyendo un título que enunciaba "Normas universales de caballerosidad". Escudriñó la página hasta toparse con un ítem que llamó su atención. "El caballero siempre debe acompañar a la dama hasta el hogar". Esto podría funcionar
-¡Niños!- llamó desde el lugar, sin apartar su vista del libro. Los jóvenes interrumpieron su entrenamiento de mala gana, sin pasar desapercibido el hecho de ser llamados niños cuando tenían 17 años.
-¿Qué sucede?- preguntó Sakura frunciendo el ceño ligeramente. No era común que Kakashi interrumpiera una práctica así de la nada.
-Doy el entrenamiento por terminado- anunció sencillamente, aún inmerso en la página de su nuevo libro. Los tres lo miraron como si le hubiera crecido otra cabeza.
-¿Qué?- preguntó Sasuke un poco enfadado. No podía haber escuchado bien...
-Tienen el día libre- repitió Kakashi, un poco sorprendido por sus reacciones. Sasuke parecía molesto, pero no hizo ningún comentario.
-¡Sakura-chan, vamos a comer a Ichiraku's!- exclamó Naruto reaccionando finalmente. Tomó a la pelirrosa del brazo y la arrastró antes de que pudiera abrir la boca para responder.
-¡No!- soltó Kakashi súbitamente, y los tres voltearon para verlo. El jounin se golpeó mentalmente por su falta de sutileza.
-¿Eh?-preguntó Sakura confundida- ¿Porqué no?- No sabía que se le había metido a Kakashi en la cabeza, pero ciertamente este no era uno de sus mejores días...
-Porque...tanto ramen es malo para las arterias- explicó tratando de sonar convincente, y fallando miserablemente. En ese momento escucharon un sonido ahogado, y voltearon para ver a Naruto, que había empalidecido alarmantemente.
-Naruto, ¿estás bien?- preguntó Sakura preocupada.
-¿Porque nadie me lo dijo antes?- se quejó el rubio, tomando sus cosas y marchándose del lugar. Iba a hacer una pequeña parada en el hospital de camino a casa...¡Cielos! En este equipo se preocupaban por todos menos por él...
-En fin, -continuó Kakashi, sin darle mayor importancia al asunto. –Sasuke, ¿por qué no acompañas a Sakura hasta su casa?
-¿Por qué?- inquirieron los dos desconcertados.
-Ya sabes que estas no son horas para que una jovencita ande sola por las calles- replicó lacónicamente Kakashi.
Sasuke frunció el ceño enfadado. No sabía qué demonios le pasaba a Kakashi hoy, pero se lo atribuiría a alguna crisis de la mediana edad o algo por el estilo. La pelirrosa notó la expresión de disconformidad del Uchiha, y bajó la cabeza apenada.
-Sasuke-kun, no tienes que acompañarme si no...
-Hmph, está bien- dijo cortante. -Te acompañaré.
-Como quieras- respondió un tanto resignada, y ambos comenzaron a caminar en silencio hacia su casa.
En ese momento Kakashi tomó su cámara de video, y se dispuso a seguirlos sigilosamente, escondiéndose detrás de cada árbol o arbusto que encontraba por el camino.
Asuma, fiel a su estilo, no había dedicado tanto tiempo a estudiar la situación de sus estudiantes cuando decidió emparejar a Ino y a Shikamaru. Simplemente pensó que podían complementarse, él siendo un vago incurable y ella una diva de carácter fuerte, que lo podría hacer reaccionar de vez en cuando. Choji era demasiado bueno como para lidiar con una chica como Ino, pero Shikamaru podría arreglárselas. Sí, Asuma realmente creía que eso era todo lo que hacía falta para emparejar a sus alumnos. Sólo necesitaba unas buenas tomas de ambos haciendo algo romántico, y el juego sería suyo. ¿Cierto?
-¡Choji!- llamó de improvisto, al tener una idea. El aludido interrumpió su calentamiento para ver que deseaba su sensei.
-¿Qué sucede Asuma sensei?- preguntó, sentándose en el mismo banco que Asuma y ocupando el resto del espacio.
-Tú eres el mejor amigo de Shikamaru, ¿verdad?- comenzó el jounin vacilante.
-Sí...- respondió Choji, confundido ante la repentina pregunta.
-¿Y sabes si le gusta alguna chica?- inquirió Asuma tratando de sonar casual. Choji lo miró con el ceño fruncido. Ciertamente no se había esperado esa pregunta.
-Bueno...-comenzó un poco nervioso. -Es complicado. Verá Asuma-sensei, él todavía no se lo ha dicho a nadie...
-¡No!- lo interrumpió el jounin, tragando saliva con dificultad. Ahora sí que estaba perdido. -Todo este tiempo pensé...Pensé que se trataba de un problema de vagancia- Choji lo observaba desconcertado ¿De qué demonios estaba hablando? -Ahora todo tiene sentido- continuó, haciendo una pausa dramática. -Shikamaru es homosexual.
-¿¡Qué qué!?-soltó Chouji, que casi se había atragantado con su propia saliva. -¡No, no!- se apresuró a aclarar, agitando las manos delante de su rostro frenéticamente. -¡No es nada de eso!
-¿Enserio?- Asuma suspiró aliviado. -¿Entonces cuál es el problema?
-Me dijo que no se lo dijera a nadie...-explicó Choji con nerviosismo.
-Oh, ya veo...
-Genial-pensó con sarcasmo. Ahora tenía que lidiar con la lealtad inquebrantable de Choji. Debía sacárselo de alguna forma u otra.
-¿Podrías por lo menos contestar una pregunta?- intentó nuevamente.
-Sí, supongo- respondió el joven dubitativo.
-La chica que le gusta...¿es rubia?
Choji debatió por unos segundos si decírselo o no. No sabía porqué Asuma estaba repentinamente interesado en la vida amorosa de Shikamaru, pero supuso que contarle eso no le haría un mal a nadie. Y cómo se equivocó...
-Sí- concedió finalmente. -Pero no le diga a nadie.
-No te preocupes, Choji-. Asuma estaba sonriendo de oreja a oreja. -Gracias por tu ayuda, puedes volver a entrenar- agregó, golpeando al muchacho suavemente en el hombro.
-Sí sensei- Choji hizo una pequeña reverencia y se marchó nuevamente, aún desorientado por el comportamiento del jounin.
-Estupendo- pensó Asuma. -Es obvio que le gusta Ino, ahora debo conseguir que ambos estén juntos de algún modo u otro. Paso uno, listo. Paso dos...en marcha.
Kakashi seguía escondiéndose detrás de columnas, árboles y arbustos, tratando de capturar una buena toma de la pareja con su cámara.
-Esto no está funcionando- pensó, observándolos desde su actual escondite.
Los dos caminaban a un metro de distancia del otro, Sakura cabizbaja, y Sasuke mirando hacia el frente, ambos en silencio. Ni una palabra, ni una mirada. Solo caminaban.
-Debe haber algo aquí que sirva- se dijo, buscando en el índice del libro. Un enunciado llamó su atención: "Cómo hacer que el hombre exprese sus sentimientos". Pasó las páginas hasta encontrar la correcta, y leyó rápidamente: "El hombre quizás nunca demuestre sus sentimientos hacia otra persona a menos que se vea amenazado por un posible rival". -Bien, esto es bueno, ahora necesito a mi rival...¿quién podrá ser?
-¡Lee!
-¡Gai sensei!
-Lee, ¡qué bueno que hayas venido!- exclamó Gai emocionado.
-Lo que sea por usted, sensei- replicó el shinobi haciendo una leve reverencia. -¿Qué se le ofrece?
-Lee, puedo confiar en ti, ¿cierto?- comenzó Gai seriamente.
-Por supuesto.
-No debería contarle esto a nadie, pero tú realmente me podrías ayudar.
-¿Qué sucede Gai-sensei?- preguntó Lee confundido.
-Hemos hecho una pequeña apuesta con mis camaradas, se trata de emparejar a un par de nuestros alumnos.
-¡Oh! ¡Qué interesante! ¿Ya ha pensado a quién va a emparejar?
-Quizás me puedas ayudar. ¿Qué te parecen Neji y Tenten?- comenzó Gai expectante, observando a los aludidos por el rabillo del ojo.
-Ya veo- dijo Lee un poco desilusionado. Había pensado que quizás Gai lo podría ayudar con la flor de cerezo de Konoha...¡pero no debía deprimirse! ¡Ayudaría a Neji y a Tenten ha descubrir la llama de la juventud que unía sus corazones!
-¡Me parece una idea estupenda!- exclamó excitado.
-¡Oh Lee!
-¡Gai-sensei!
Ambos se abrazaron en medio de la práctica, ganando unas miradas extrañas de Neji y Tenten, que seguían sumidos en un combate.
-¿Qué les sucederá ahora?- preguntó Tenten, alzando una ceja.
-Mejor no saberlo- replicó Neji lacónicamente, mirándolos disgustado.
-Lee, necesito que vayas a buscar una cámara de video, está en mi casa. ¿Tienes las llaves verdad?
-Sí, enseguida- respondió el joven, y se marchó alegremente de la práctica. ¡Esto será tan divertido!
Kurenai había dado la práctica por terminada hacía algunos minutos, viendo el impecable desempeño de sus alumnos. Su decisión estaba tomada desde el momento en que había aceptado la apuesta, después de todo, era dolorosamente obvio que a Hinata le gustaba Naruto desde el momento en que sus ojos lila perlados se posaron sobre él. Todos en Konoha parecían estar enterados de los sentimientos de la heredera, exceptuando a Naruto, por supuesto.
No tomaría esto como una apuesta ni como un juego. No le importaba ganar, a diferencia de sus camaradas. Lo único que se había prometido lograr con esto, y lo haría a toda costa, era ayudar a su tímida alumna a conquistar al chico de sus sueños. Uzumaki Naruto te notará, te lo prometo, Hinata.
Mientras caminaban ambas hacia la casa de la Hyuuga, una cabeza rubia se asomó en la esquina, y volvió sobre sus pasos para verlas mejor.
-¡Kurenai-san!, ¡Hinata-chan!- Naruto corrió hacia ellas, saludándolas con el brazo. Hinata instintivamente se escondió detrás de Kurenai, sonrojada. La jounin le dio un empujoncito en la espalda, y Hinata finalmente salió.
-Na-Naruto-kun- saludó avergonzada. Naruto sonrió, un poco confundido por el comportamiento de la chica.
-¿Qué haces por aquí, Naruto?- preguntó Kurenai, tratando de mejorar la situación.
-Vengo del hospital- respondió el rubio sin darle demasiada importancia.
-¿E-estás bien, Naruto-kun?- preguntó Hinata alarmada.
-¡Sí, sí, no te preocupes!- se apresuró a decir Naruto. -Pero no habrá más ramen para mí por unos días.
-Oh, ya veo- Kurenai sonrió internamente Puedo trabajar con esto
-Bueno, debo irme- dijo Naruto, mirando su reloj. -Er, nos vemos luego Hinata-chan- agregó un poco avergonzado.
-C-claro- tartamudeó la joven, más roja que una remolacha.
-Vamos Hinata, Hiashi no querrá que llegues tarde-. Hinata asintió y ambas reanudaron la marcha. Durante todo el camino, Kurenai comenzó a formular su plan en su cabeza. Esto seguro va a funcionar.
Kakashi había estado pensando seriamente que debería abandonar el juego en ese instante, cuando un flash verde cruzó ante sus ojos. Era Rock Lee, que corría apresurado hacia algún lugar desconocido. Sus ojos se iluminaron ¡Eso es!
-¡Oye, Lee!- llamó, y corrió detrás de él vigilando que sus alumnos no lo vieran. El aludido paró en seco, y giró sobre sus talones para ver al eterno rival de su sensei llamándolo. ¿Qué querría con él?
-¿Kakashi-san?- preguntó confundido.
-¿Cómo estás, Lee?- Kakashi sabía que debía ir al grano si quería hacer esto rápido, pero tampoco podía ser agresivo.
-Bien...-contestó el otro con desconfianza. -¿Qué sucede?
-Lee, ¿ves allí?- preguntó, señalando a Sasuke y a Sakura, que se encontraban unos metros adelante.
-¡Es Sakura-san!- exclamó el joven emocionado.
-Sí, Sakura. ¿No crees que se ve linda?- inquirió Kakashi, tratando de sonar casual.
-¡Por supuesto! ¡Sakura-san siempre brilla con el espíritu de la juventud y su belleza es como un...
-Sí, sí- lo cortó el jounin ahorrándole el discurso. -Es una lástima que nadie se lo recuerde, después de todo, Sasuke no sabe apreciar esas cosas-. Kakashi rezaba mentalmente para que Lee captara la indirecta.
-Sí, es una lástima- replicó el otro, indiferente.
-¿Por qué no vas y se lo dices?- sugirió el ex-ANBU exasperado.
-Es que yo...- Lee pensó por unos momentos. No era idiota, sabía que Kakashi tramaba algo, y ahora debía buscar la cámara de Gai-sensei, pero no podía resistir la oportunidad de saludar a su amada flor de cerezo. Hacía tanto que no la veía...
-Tiene razón- afirmó con determinación, corriendo hacia la pelirrosa.
-¡Sakura-san!- Sakura frenó el paso para ver quién la estaba saludando. Se dio media vuelta y sonrió forzadamente al ver a Rock Lee corriendo con ímpetu hacia ella. Sasuke estaba allí parado, fulminándolo con la mirada.
-¿Cómo está tu vida Lee?- preguntó Sakura, una vez que el joven los había alcanzado.
-Eso depende... ¿Cómo estás tú, mi cerezo?-Sasuke apretó los puños inconscientemente, y Sakura miró hacia otro lado avergonzada. El hecho de que ahora respetara a Lee no justificaba el tener que soportar sus avances constantemente.
-Yo estoy bien- respondió la pelirrosa, deseando en ese momento que la tierra se la tragara.
-¡Bien es decir poco! ¡Cada día que pasa tu belleza florece como un cerezo en primavera!- Sakura río con nerviosismo, haciendo una mueca de dolor disimulada.
-Oh, Uchiha- continuó Lee. -No te había visto, ¿cómo estás?
-Bien- respondió secamente. Sasuke tomó a Sakura del brazo y comenzó a arrastrarla lejos de Lee. -Vámonos, Sakura.
-Oh, veo que estamos siendo posesivos-. Lee caminó hacia Sakura y tomó su mano. Luego se arrodilló, mirándola con determinación. -Sakura-san, mi bella flor de cerezo, la llama de la juventud que brilla en tu corazón es tan grande que derrite hasta los corazones más fríos, como el del Uchiha-. En ese momento, Sasuke tuvo que contenerse para no estampar un Chidori de lleno en la cara del muchacho. -Pero algún día- continuó Lee, indiferente a la reacción del joven- yo te haré feliz, y me amarás tanto como yo te amo-. Lee acercó la mano de Sakura a su rostro y estampó un beso en ella, para la sorpresa y el horror de Sakura. -Ya fue demasiado-pensó Sasuke, y sin previo aviso, golpeó a Lee con fuerza en la cara.
-¡Argh!- Lee cayó de rodillas al suelo, tapándose el rostro con sus manos, y Sakura notó alarmada como unas finas gotas de sangre se resbalaban entre sus dedos.
-¡Sasuke-kun!- exclamó mirándolo aprensivamente. -¡No tenías que ser tan duro!
-Hmph, lo que sea-. Sasuke siguió caminando, y Sakura debatió si quedarse a ayudar a Lee, o seguir a Sasuke. Finalmente se disculpó y corrió para alcanzarlo, después de todo, la herida no era tan grave.
-¿Por qué hiciste eso?- insistió la pelirrosa de nuevo, totalmente desconcertada. Sasuke decidió ignorarla y seguir con su marcha. La verdad ni él sabía porqué había reaccionado así, pero al ver a Lee besando a Sakura, había sentido que le hervía la sangre. ¿Podía ser, hipotéticamente hablando, que estuviera...celoso? -No- pensó Sasuke con terquedad. -De ninguna manera- ¿Él?, ¿un Uchiha?, ¿celoso de Rock Lee? Por favor...
Al ver que el Uchiha no respondería, Sakura suspiró resignada y aceleró el paso, insultándolo mentalmente. ¿Por qué nunca le decía nada? ¿Acaso no era su amigo? Hombres...
El resto del recorrido, Sasuke sintió una presión inexplicable en su pecho que no podía ignorar. Cuando por fin llegaron a la casa de Sakura, la pelirrosa le agradeció un tanto brusca y buscó sus llaves en su bolso para poder entrar. Justo cuando estaba abriendo la puerta, Sasuke la detuvo, sosteniéndola de un brazo.
-¿Qué quieres Sasuke-kun?- preguntó la kunoichi frunciendo el ceño en confusión. No podía evitar el tono de enojo en su voz.
-Yo...- Sasuke miró hacia otra lado, avergonzado. -Lo hice porque él te estaba molestando- continuó, tratando de sonar desinteresado. Sakura pestañó un par de veces, preguntándose si había escuchado bien, y cuando por fin había digerido la información, le sonrió brillantemente. Sasuke sintió que su estómago daba vueltas dentro suyo.
-Gracias, Sasuke-kun- la kunoichi se puso en puntas de pie y le plantó un pequeño beso en la mejilla. Luego volteó rápidamente para que el joven no notara su sonrojo, y cerró la puerta detrás de sí.
Sasuke se quedó allí parado, mirando la puerta embobado, con la mirada perdida. Cuando cayó en la cuenta de lo que estaba haciendo, se golpeó mentalmente. -¿Qué mierda me sucede?- El joven sacudió esos pensamientos de su cabeza, y se marchó hacia su casa, tratando en vano de alejar la imagen de la pelirrosa sonriendo de su mente.
-Y...¡corte!- Kakashi apagó la cámara de video con una sonrisa de suficiencia en su rostro. Probablemente podría ganar con esa toma únicamente, pero esto era demasiado divertido para dejarlo pasar. Así que a Sasuke sí le gustaba Sakura después de todo...Esto sería muy, muy interesante.
