¡Hola~!
Por fin salí del hiatus. Y sí, deben odiarme por pasar como 6 meses sin escribir y más aun por no continuar la historia de Alice, pero tengo buenas noticias: Ya la continué y espero tener el tercer capítulo listo esta semana :3
Pasando a otra cosa, planeo hacer estos songfics recurrentes, a manera de cartas. Son variados y discretos así que pueden ser tanto hetero como yaoi, yuri... etc. No dirán los nombres de quien hablan, pero sí las iniciales de quien escribe la carta.
Y... bueno, la primera canción es Wrecking Ball — Miley Cyrus.
Oh... otra cosa, el idioma de la canción es una pista para saber a quien va dirigida la carta.
Disfrútenlo, y si les gusta dejen review por favorcito :3
Ésta es una de tantas noches melancólicas.
Una de esas noches en que mil recuerdos te asaltan por sorpresa, tomando tu fragilidad y convirtiéndola en tristeza.
Así llegó de repente todo ese dolor guardado por años.
Tantas memorias que estaban tan perfectamente guardadas; como si de un tesoro se tratase.
Y todo por una canción.
Era demasiado notorio como para que alguien no notara ese inmenso amor que siempre sentí por ti.
Ese amor tan inmenso que era suficiente para que yo hiciese mil cosas por ti, sin siquiera cuestionarme el motivo, sin pensar en consecuencias, tan sólo por el impulso del momento.
Aunque… a veces me pregunto si de verdad es amor, ya que nunca había sentido algo de esta magnitud. Tan intenso que me podría aniquilar.
Tal vez no hice todo bien. Quizá elevarte tanto no fue correcto. Tal vez… tal vez no debí dejar que mis sentimientos me controlaran.
Sin embargo, no tenías por qué dejar que me hundiera en soledad. Separarte de aquella manera, tan repentina y lacerante.
Ahora ambos somos cenizas. Y aun así sigues tu camino.
Siempre tan fuera de mi alcance.
Siempre voy a quererte. Fuiste, eres y siempre serás ese niño tan especial que vive en mí, incrustado en mi corazón.
Yo no me alejé sólo porque sí. Tengo mis motivos, o al menos eso quiero creer.
Al menos me gustaría pensar que lo hice por tu bien, porque era hora de que fueras independiente.
No. No más guerras. Eso es lo que menos he querido en toda mi vida.
Estoy cansado. Vivir peleando es lo más doloroso y agotador que puede existir. Las guerras sólo destruyen.
¿Crees que esto me gusta? No hablar con alguien a quien amo tanto, recibir los crueles golpes de los viejos recuerdos, vivir persiguiendo el fantasma de lo que pudo haber sido algo. Es desolador.
Pero es mi culpa, quise entrar a como diera lugar. Y, sin embargo, no te dejé ver a través de mí.
Es mi culpa, por esas estúpidas barreras que interpuse en el camino como un intento barato de protección.
Es mi culpa, por el miedo que sentí y por no demostrar de verdad mis sentimientos.
Es mi culpa, por dejarme herir.
Sí, esa era mi única intención: romper aquellos muros.
Pero… entre las barreras de los dos, aquellos rotos pedazos nos lastimaron más de lo que pudieron beneficiar.
Al final ambos terminados quebrados, desbaratados. No por fuera, las heridas en el cuerpo sanan con el tiempo.
Pero el corazón no. Aquel vive con las heridas abiertas, punzantes a cada segundo.
Esperando por el momento en que ya no duelan más.
Esa sensación de caer no es nueva.
Siempre, sin importar lo que haga, termino cayendo.
Y es que pareciese que todo lo que hago es erróneo. Es como si todos mis esfuerzos sólo sirvieran para ser demolidos.
Pero… quiero pensar que algo bueno surgió de todo este conflicto.
Mírate ahora, me enorgulleces.
Claro, tienes defectos… pero has crecido tanto.
Pareciese que tú, como todos, estás mejor sin mí.
—A. K.
