Tres estrellas fugaces atravesaron la bóveda celeste, iluminando la ciudad. Su llegada a la tierra paso desapercibida, para todos los habitantes, quizás un par de años atrás un grupo de guerreras le habrían detectado, pero ahora ya no existían, o eso era lo que la sociedad sabia y lo que causaba sus problemas. Ahora la ciudad contaba con toque de queda, nadie salía a las calles cuando se ponía el sol. A menos nadie con sentido común.

Una luz ilumino un departamento abandonado, haciéndole habitable.

Un joven de cabellera oscura sonrió en la oscuridad de la noche. Su sonrisa se amplio al entrar, al fin podría descansar. El joven fue seguido por dos muchachos mas, uno de cabellera café y otro de cabellos plateados, el segundo era el mas bajo de los tres, mientras que el castaño era el mas alto de los tres, dejando al pelinegro como el intermedio.

parece ser que nade se percato de nuestra presencia.- dijo aliviado el pelinegro.- que suerte ¿no?.-

suerte… ¿Por qué siempre te tomas todo a la ligera?... tal vez tu lo consideres suerte, pero a mi no deja de parecerme sospechoso.- dijo con una expresión sombría el peligris.

Taiki… ¡dile algo a yaten! ¿verdad que fue suerte?.- pidió el pelinegro a su hermano mayor.

Lo siento seiya, pero, estoy de acuerdo con yaten.- su rostro se puso serio, el castaño avanzo a la ventana, teniendo así una mejor vista de la ciudad. Su rustro se ensombreció, como podía una ciudad tan bella y lucir tan desolada y fría.- ¿Qué es lo que esta sucediendo?...

¿tu también lo sientes?.- pregunto seiya adoptando finalmente una expresión seria. En esta ocasión no solo Taiki le miro sorprendido también lo hizo yaten.- esa energía sombría que se cierne en la ciudad, asechando en los rincones…- Yaten imito a sus hermanos y observo la ciudad a través de la ventana. Sus hermanos tenían razón, a pesar de ser de noche y de que todas las calles estuvieran calladas y en paz… era precisamente lo que menos paz y tranquilidad brindaba ¿Qué era lo que se escondía en aquella oscuridad?¿Galaxia?... no… era diferente… cuando aquella persona llego a su planeta, se mostraba temerosos pero con vida… no como este que trataba de aparentar que estaba muerto…

Será mejor que descansemos, mañana comienza búsqueda.

Cada uno de los hermanos se despidió y se dirigió a su habitación. Esperando que por la mañana todo se viera con mas claridad y si era posible menos escalofriante.

Los primeros rayos de sol de la mañana iluminaron las frías y solitarias calles de la ciudad, que conforme el cielo se iluminaba cobraron vida, hasta los árboles parecían alegres de recibir al sol, que ahuyentaba a la horrible oscuridad. Eso no paso desapercibido a para un joven de cabellos negros, que observaba desde el balcón las calles ahora vivas.

¡espérame!.- grito una chica de cabellos rojizos a una peculiar jovencita de cabellos rubios amarrado en coletas, que se detuvo y volvió la vista.

Date prisa molly.- dijo con seriedad la chica.

Perdóname je je, vamos que nos toca el servicio del salón.- la chica sonrió efímeramente, para continuar con su camino.

Seiya estaba sorprendido, esa voz era muy bella pero no le quedaba el tono frío que utilizo.

seiya… ven a desayunar.- tras el grito de yaten seiya entro a la habitación olvidándose momentáneamente de aquella fría chica.

Fin del capitulo.