N/A:

Buenas a todos! Aquí me reporto con un nuevo intento de historia. Como de costumbre cuando practico la escritura automática, invento algo sin saber a donde voy a llegar o que voy a hacer, pero tengo algo más o menos planeado. Hay un poco de OOC, pero no creo que sea mucho. En esta historia, Ichigo NO pierde sus poderes shinigamis y tampoco saldrán los fullbringers y no creo que salgan los nuevos enemigos quincy, es más bien algo emocional y quizás con la Sociedad de Almas. Vean esto como mi 'regalo' de Tanabata por todo el IH que van a ver aquí ;)

DISCLAIMER:

Bleach no me pertenece. La trama sí me pertenece.


SHE DREAMED A PARADAISE

I

Ella estaba tan jodida. Tan dulcemente jodida que ni siquiera podía detener las primeras lagrimas que dieron paso a un gran caudal. No estaba segura ni siquiera el cómo se mantenía de pie, pero al menos lo estaba logrando. No podía perder la poca dignidad que le quedaba, no podía permitirse caer de rodillas y comenzar a suplicar. No, ella tenía orgullo, aunque hubiese sido pisoteado en esos momentos.

"Inoue Orihime, esta Honorable Cámara de los 46 ha decidido que su entrada a la Sociedad de Almas será refutada irremediablemente. Su presencia en la Sociedad de Almas luego de este día será tomada como un acto de rebeldía por su parte y usted podrá ser enjuiciada y enviada junto a su camarada, Aizen Sousuke."

Definitivamente, había que joderse. No quedaba de otra. Ella no era una chica que se enfadara a menudo, por lo general siempre se encontraba sonriente y pacífica, pero ella era humana y los humanos se enojan, se irritan ante la injusticia y ante las idioteces de algunos. Ella estaba enojada, estaba irritada ante la Cámara 46, estaba furiosa por haber tenido la osadía de señalarla como una cómplice de Aizen o de ser una traidora.

¡Ella no era una jodida traidora, por el amor a Kami! Sus manos, cerradas en puños, temblaban por la cólera que recorría su cuerpo. ¡Como deseaba gritarle a esos jueces un par de verdades! Deseaba decirles que eran unos idiotas por enjuiciarla sin ni siquiera haberle permitido el defenderse y explicarle lo que había ocurrido. Deseaba informarles que eran unos malditos incompetentes… deseaba decirles muchas cosas.

Ahh si, también deseaba decirles a todo pulmón que se fueran al infierno, ellos y la Sociedad de Almas completa.

Pero ella no podía. Yourichi-san estaba junto a ella, tratando de hacerles entrar en razón a esos imbéciles sobre la mala decisión que habían tomado. Lamentablemente para Yourichi, ella podía pertenecer a una de las familias más importantes de la sociedad de Almas, pero eso no era nada para la Cámara de los 46, los llamados "representantes del rey en la Sociedad de Almas".

Fue inútil, la cámara compuesta por 46 incompetentes shinigamis cerró la sección sin ni siquiera permitir a Yourichi contrarrestar la decisión de ellos. Ante la mirada de ambas mujeres, los jueces se retiraron y las dejaron a ambas solas, en medio de la enorme sala de juicio. Hubo un silencio incomodo entre ambas, la antigua capitana de la segunda división no sabía cómo comenzar. La cámara de los 46 había vuelto a cometer una injusticia, anteriormente la habían cometido en contra de Urahara y los vizard y ahora la cometían en contra de Inoue.

—Orihime…

—No le diga a nadie, Yourichi-san. — la interrumpió Orihime, limpiando sus lagrimas con el dorso de su muñeca. De forma valiente ella embozó una sonrisa y colocó un par de mechones de su cabellera naranja oscura tras de su oreja. Yoruichi no pudo dejar de pensar que esa chica era una de las humanas más fuertes que había conocido en su vida. Obviamente ella no poseía una fuerza física estupenda, pero su fortaleza espiritual y emocional era inmensa.

—Orihime, probablemente tus amigos deberían saber sobre esta decisión de la Cámara. Ellos son lo más parecido a una familia para ti y estoy segura que ellos te apoyaran. — a Yoruichi siempre se le daba bastante mal el reconfortar a otra persona. Ella era la heredera de una familia importante, había sido criada para pelear y ser fuerte, el ámbito emocional no estaba envuelto en esa crianza. Lo poco que ella conocía sobre como confortar a una persona lo había aprendido con el tiempo, observando y tomando anotaciones mentales.

—Lo sé y no pongo en duda que ellos van a apoyarme y a hacer todo lo posible para cambiar la decisión de la 'honorable' Cámara de los 46. Es eso precisamente lo que yo no quiero, Yoruichi-san. No deseo que Kurosaki-kun, Ishida-kun, Sado-kun y Kuchiki-san se enojen y entren en un conflicto con ellos. Ya han pasado demasiado y todo es mi culpa…

—Orihime, ¿Qué te he dicho acerca de estarte culpando por algo que ya ocurrió? Orihime— Yoruichi colocó una de sus manos sobre el hombro de Inoue, apretándolo de forma suave en señal de estima —Necesito que comprendas que lo que ocurrió nunca estuvo entre tus manos y mucho menos en tu control, Orihime. Esto es algo que Aizen planeó desde hace años, él simplemente te utilizó y estos cabrones no pueden aceptarlo. No quieren ver que tú eres inocente, ¿y sabes por qué? Porque no les conviene. Si ellos aceptaran que tú, una joven humana que está viva fue utilizada y secuestrada por un antiguo capitán de la Sociedad de Almas significaría que su sistema de gobierno y seguridad no está funcionando de manera adecuada, es por eso que prefieren verte como una cómplice a una víctima. — explicó la antigua capitana, comenzando a caminar junto a una enojada Inoue.

— ¡Pero eso no es justo, Yoruichi-san! Yo hice todo lo que pude por curar a todos los shinigamis que estuvieron heridos, yo les pedí disculpas a Yamamoto-sama y aun así ellos…

—Y aun así ellos han decidido dejarte en el exilio. Lo sé, Orihime, sé que esto no es justo pero ya me he acostumbrado a este tipo de decisiones. Le hicieron lo mismo a Kisuke, a Shinji y a todos los chicos que hoy en día componen los 'vizards'. — Inoue asintió, había olvidado por completo que ella no era la única que había sido exiliada de por vida de la Sociedad de Almas, también habían exiliado a Shinji-san, Urahara-san y Tessai-san, aparte de todos los vizards. Ella no estaba sola en todo esto, aunque eso no significaba que se sintiera reconfortada.

— ¿Pero qué ocurrirá conmigo, Yoruichi-san? Urahara-san y Shinji-san al menos eran capitanes de la Sociedad de Almas cuando fueron exiliados y pudieron continuar, pero yo soy una humana. ¿Qué ocurrirá cuando yo muera? ¿Qué me pasará? ¿Me convertiré en un hollow?— el sólo pensarlo la horrorizaba. ¡Ella no deseaba volverse un hollow!

La antigua capitana suspiró, antes de negar la cabeza —No, Orihime, jamás permitiríamos que te conviertas en un hollow. He de suponer que el idiota de Kisuke encontrará alguna forma, solo es cuestión de tiempo. Kisuke podría crear algún tipo de gigai o quien sabe que podría tener en mente en cuanto le explique la situación— la mujer palmeó la espalda de la joven recién exiliada. — ¿Y aun quieres mantener esto en secreto?— a ella no le parecía una buena idea el mantener oculto todo lo ocurrido en ese día, pero ella no podía obligar a Inoue a tomar una decisión que ella no quisiera.

Orihime, aun caminando con la cabeza gacha, meditó por unos segundos su respuesta. Si ella le comentaba algo a sus amigos, en especial a Kurosaki-kun, lo que haría sería empeorar las cosas. Estaba segura (podía apostar su alma a ello) que Kurosaki-kun se enojaría muchísimo y conociéndolo como le conocía él iría a la Sociedad de Almas y se enfrentaría a la Cámara de los 46. Kurosaki Ichigo era un héroe para la Sociedad de Almas, pero ella sabía muy bien que si Kurosaki-kun retaba a la cámara, él sólo conseguiría que le exiliaran y quizás que le sellaran sus poderes. Ella no podría imaginarse lo que sería de su adorado shinigami sustituto sin sus poderes. Por esa sencilla razón, ella no podía permitir que sus compañeros conocieran su destino final.

—Si, por favor Yoruichi-san no diga nada sobre esto— pidió una vez más, dibujando una pequeña sonrisa. De alguna forma, el saber que Yoruichi-san y Urahara-san la ayudarían, hacia que ella se sintiera reconfortada. Al menos no estaba sola.

Joder, ¿a quién ella engañaba? ¿A quién trataba de engañar? Ya nada iba a ser lo mismo. Cuando se es un creyente y se sabe que si se 'era una persona buena y se hace todo de forma correcta' se irá al paraíso (en este caso a la Sociedad de Almas, que no era precisamente un paraíso pero que era más o menos lo más cercano al lugar de 'descanso' para la vida eterna) la vida tiene un poco de sentido.

¿Pero qué sentido tenía ahora ella? Viviría por toda la eternidad en el mundo humano, siendo una exiliada. Claro, prefería eso a vivir en Hueco Mundo como un hollow, pero aun así no le gustaba del todo. Si ella estaba exiliada, eso significaba que ella no podría encontrar a su hermano Sora en la otra vida, tampoco podría ver a Tatsuki-chan y al resto de sus amigas. Tampoco podría ayudar a Kurosaki-kun o a Kuchiki-san, mucho menos podría entrar a la cuarta división.

Ella estaba completamente jodida.


Orihime entrecerró sus ojos mientras se dejaba caer en su cama y observaba el techo de su habitación. Durante esos días ella había estado tan deprimida que tomó un par de yenes de sus ahorros para comprar pintura y decoraciones para su habitación. Quizás si pintaba y decoraba de otra manera su cuarto, ella se sentiría más animada.

No, ella no se había sentido animada luego de haber pintado su habitación de verde esperanza y azul turquesa. Tampoco había sentido alegría de vestir su cama con unas hermosas mantas florales. No había nada que la hiciera sentir animada, aunque eso no significaba que ella se la pasaba llorando o lamentándose por estar exiliada, simplemente significaba que sus ánimos estaban por el suelo.

Quizás, solo quizás, con el tiempo ella se acostumbraría y se sentiría animada y feliz. Tampoco era algo tan malo, se decía a sí misma, Kurosaki-kun, Kuchiki-san y Matsumoto-san podían visitarle, no era como si la Cámara de los 46 fuera a prohibirles a ellos sus visitas.

A veces Tsubaki-kun salía de sus horquillas y le decía que lo mejor que podía hacer era olvidar por completo a los 'hijos de puta' de la Sociedad de Almas, pero eso no era una opción. Ella continuaba ayudando a Kurosaki-kun cada vez que un hollow atacaba en Karakura y no se veía sí misma volviéndose en la enemiga de sus amigos. Joder, eso le provocaba risa. Ninguno de sus amigos tenía culpa de que ella hubiese sido exiliada y ella no tenía una justificación como para despertar un día y decir "a la mierda todo, me voy de Karakura y jodanse" eso sólo la haría sentir como una ignorante.

Mientras observaba las estrellas fosforescentes que había pegado en el techo de su habitación, Orihime se mordía sus labios mientras recordaba que ya había pasado más de dos años desde que la habían exiliado. Ya se encontraba en el último año escolar y debía comenzar a pensar a que universidad asistir. Claro, aun tenía tiempo, el curso apenas comenzaba, pero los días últimamente estaban pasando demasiado rápidos como para no ir pensando en su futuro. Su futuro, sí aun tenía uno.

Aun sus ánimos estaban por los suelos, pero ella se las arreglaba de maravilla el pretender que todo estaba bien. Ninguno de sus amigos parecía sospechar que ella mentía sobre su estado de ánimo, así que tenía la gran suerte de no tenerlos preguntándoles sobre cómo se sentía. Aceptaba que Kurosaki-kun estaba mucho más sobreprotector que de costumbre, pero eso era algo normal en él.

El primer día de clases un nuevo estudiante había tratado de conseguir su número de celular y una cita, pero ella, de una manera muy educada, le dijo que no estaba interesada en esas cosas. El chico, Hayuri o algo así, había insistido un par de veces más, pero antes que ella pudiera repetirle nuevamente que no estaba interesada, ¡ZAS! Kurosaki-kun apareció de la nada, le pegó un puñetazo en el estomago al pobre muchacho y se la llevó de allí a rastras. Algo a lo que ella ya se encontraba acostumbrada.

El shinigami sustituto era demasiado sobreprotector, si Tatsuki-chan no podía acompañarla al instituto en las mañanas, él se presentaba a las 7:30 de la mañana, ni un minuto más ni un minuto menos, frente a la puerta de su apartamento para escoltarla hasta el instituto. Lo mismo ocurría en las tardes donde si su adorada mejor amiga no podía acompañarle, allí estaba él. Ya era tan común en las mañanas escuchar los dos golpes en la puerta seguido por un 'Inoue' que en ocasiones ella se encontraba mirando el reloj para que marcara las 7:30. En ocasiones ella le preparaba algún emparedado de jamón y queso (demasiado normal para sus gustos) el que él agradecía con un asentimiento de cabeza.

Inoue había tratado por todos sus medios de hacerle entender que no era necesario todo ese comportamiento (no es como si no le agradara, simplemente la hacía sentir como una carga más en la vida del shinigami) pero él simplemente se encogía de brazos y le comentaba que no iba a dejar de hacerlo.

El camino hacia el instituto siempre estaba sumergido en un agradable silencio. Ambos podían sumergirse en sus pensamientos mientras caminaban hombro con hombro sin que nadie estuviera preguntándole que había en sus cabezas. Quizás por eso ambos se negaban a dejar de caminar juntos por las mañanas.

Los comentarios acerca de una posible 'relación' entre la 'hermosísima idola' y del 'punk de mal carácter' eran la cotilla diaria. Muchos miraban con envidia a Ichigo mientras que unas cuantas chicas le lanzaban miradas de odio a Orihime por venir acompañada con el guapísimo Kurosaki-sempai.

Nadie imaginaba que lo único que ellos hacían era caminar en silencio y brindarse apoyo en silencio. Orihime ahora no sentía celos de Kuchiki-san, por que Kurosaki-kun le estaba demostrando que ella también era importante para él. No necesitaba que él se lo dijera para que ella lo supiera. Ellos tenían una especie de lazo que se había creado de manera silenciosa y que ahora era incapaz de romperse. Y eso de cierto modo le provocaba un sinfín de reacciones a Orihime. Sentía tristeza de saber que en algún momento eso se iría a la mismísima mierda cuando él tuviese que irse a la Sociedad de Almas y ella tuviera que quedarse atrás por estar exiliada.

Ellos no necesitaban hablar para darse cuenta de cuando uno de ellos estaba preocupado o disgustado. Se movían de manera sincronizada y en uno que otro momento durante las clases sus vistas se conectaban. No se avergonzaban cuando uno encontraba al otro observándole, sino que tenían un no sé qué que de cierta forma provocaba que todo a su alrededor se detuviera y dejara de existir. En ocasiones sus manos se rozaban cuando caminaban y a ninguno de los dos le importaba.

A muchos de sus amigos le sorprendía ver como ellos, en total silencio y armonía preparaban su almuerzo compartido. Sus manos jamás tropezaban mientras servían los contenedores o se pasaban los platos y los palillos de madera. Era algo nunca antes visto. Sin duda alguna era algo demasiado raro.

Al comienzo, hacia un año atrás, a todos sus amigos le alarmaba (y en muchas ocasiones se burlaban) por la extraña relación de ambos. Verlos a los dos solos en el cine o comiendo ramen sentados a la orilla del rio mientras el sol se ponía eran las acciones que una pareja de novios llevarían a cabo. Pero ellos no eran novios (lo repitieron por al menos cuatro meses casi a diario) y por eso era extraño. Pero ahora, verlos caminando juntos o hablando sobre cualquier idiotez, era algo normal y ya a nadie le interesaba.

Y eso era bueno para ellos, por que continuaban en su pequeño y pacifico mundo.

Una exiliada y un shinigami sustituto.

Orihime volteó su cabeza al escuchar el tono predeterminado para los mensajes de texto provenientes de Kurosaki-kun.

Kurosaki: "Q haces?"

Sintiendo su corazón latir más rápido (no porque caminaran todos los días y tuvieran esa cercanía significaba que ella había dejado de verlo como su adorado y siempre amado shinigami) ella tecleo su respuesta luego de meditarla por un par de segundos.

Inoue: "Nada, observando las estrellas pegadas en el techo de mi habitación :p"

La chica cerró su celular y aguardó por unos minutos a que su adorado shinigami respondiera.

Kurosaki: "Aburrida x.x quieres caminar un rato?"

Orihime se rió en voz baja, antes de sentarse en su cama y observar la hora. Era casi las nueve de la noche y Kurosaki-kun le estaba pidiendo salir a caminar. Tenía dos simples opciones, podía mover su trasero e ir a cambiarse de ropa o quedarse acostada en su mullida cama y continuar observando las estrellas hasta quedarse dormida.

Era más que obvia la decisión que ella había tomado.

Inoue: "Claro! :D"

Kurosaki: "Bien =)"


Luego de caminar y dirigirse un par de palabras, los dos se encontraban sentados en su rincón predilecto, aquel que se encontraba frente al río. Ichigo tenías sus manos tras de su cabeza, mientras que Orihime se encontraba acostada con sus manos cruzadas frente a su estomago. Los dos estaban sumergidos en un agradable silencio, el mismo que fue roto por Inoue.

— ¿Kurosaki-kun?— llamó ella, observando con el rabillo del ojo al joven shinigami con sus ojos cerrados.

— ¿Huh?

— ¿Puedo preguntarte algo?— cuestionó en voz baja Orihime.

—Adelante, Inoue— respondió él.

Este era un tema complicado, pero era uno que ella siempre había deseado entablar con él. —C-cuando tú seas un shinigami 'tiempo completo', ¿volverás a Karakura con regularidad?— Ichigo frunció el ceño, antes de encogerse de hombros.

—No lo sé, Inoue. Supongo que solo regresaré cuando haya problemas con hollows y eso. — no tenía ni una idea de por qué ella sacaba ese tema.

—Ohh— murmuró ella, dibujando una mueca en sus hermosas facciones que solo colocaba cuando estaba desilusionada. Él no era bueno con los nombres, pero si era bueno recordando las expresiones de las personas, y a esa chiquilla de cabello naranja oscuro que estaba frente a él no sólo reconocía cuando ella le mentía sino cuando se encontraba desilusionada. Tenía algo que hacía que él lo captara de inmediato. Sus ojos grises dejaban de brillar y su voz se volvía suave.

— ¿Por?—

—Nada, solo curiosidad, Kurosaki-kun— respondió de forma inmediata ella. Ichigo volvió a fruncir el ceño, para luego sentarse y mirarle de manera fija y con desconfianza. "No puedes ocultarme nada, Inoue"

—Mientes— retó él de forma seria, sin dejar de mirarle. Orihime entrecerró sus ojos con cierto nerviosismo. Ella estaba en problemas. Cuando Kurosaki-kun miraba de esa manera, significaba que estaba desconfiado y que no descansaría hasta saber la verdad.

—No miento—

—Si lo haces—

—No, lo hago—

—Si lo haces—

—No lo hago— dijo ella, cruzándose de brazos —Además, si ese fuera el caso, no sería de tú incumbencia— rápidamente llevó sus manos a sus labios, tapándolos. ¡Por Kami, ella jamás le había respondido de esa manera a Kurosaki-kun!

Su respuesta no ofendió a Kurosaki, sino que le dio más motivos para desconfiar. —Si lo haces, Inoue. Me estas mintiendo. Lo veo en tus ojos y en tú actitud. Tienes exactamente cinco segundos para decirme que demonios me estas ocultando— allí no había cabida para un no.

—No lo haré— retó una vez más Inoue. Ella no podía decirle de que se trataba todo eso.

—Uno—

—No puedo decirte, Kurosaki-kun—

—Dos—

— ¡Kurosaki-kun!—

—Tres—

—Kurosaki-kun, no puedo decirte—

—Cuatro—

La chica se quedó en silencio, antes de que el pronunciara en voz baja el número cinco. Ella no estaba segura de que reacción él iba a tomar y ella no podía permitir que él lo descubriera por su cuenta. Si eso ocurría, cosas terribles iban a suceder. Ella conocía el temperamento de Kurosaki-kun, sabía que él detestaba las injusticias y también sabía que él daba la vida por los suyos.

—Prométeme que no te enojaras— Orihime se sentó, arreglando su falda de estampados florales. Se sentía tan bien el no tener que tartamudear o enrojecerse cuando le hablaba a él. También adoraba el hecho de que un sábado en la noche los dos estuvieran sentados allí solos. Lo que no le agradaba era haber metido la pata como en ese momento. Ella tenía que encontrar alguna excusa de manera rápida.

Y era ahora.

—No puedo prometerte nada— comentó él. Orihime sintió un escalofrío recorrer su columna. Una de las razones por las cuales él no podía enterarse de que ella estaba exiliada era el carácter de Kurosaki-kun. Sabía que lo estaba haciendo mal, que él era su amigo (y su amor para toda la vida) y que probablemente cuando él se enterará en el futuro se sentiría dolido y decepcionado de que ella no confiara en él. Pero ella no podía hacerlo ahora. Ella aun no estaba preparada emocionalmente como para decirle a sus amigos y a su amor que no podía colocar un pie en la Sociedad de Almas. Ella aun estaba recuperándose de ese duro golpe y no iba a ser nada fácil tener que lidiar con un Kurosaki-kun cabreado con ganas de matar a media Sociedad de Almas con su Zangetsu por conseguir una explicación.

No, aun no.

Oh, Kami. Ella tenía solamente otro secreto bajo su poder que podía ser revelado en esos momentos y quizás él se tranquilizaría. Y también podía provocar que él se alejara de ella por completo. Tragando seco y diciéndose a sí misma un 'aquí vamos', Orihime combatió su rubor. —M-me gustas, K-kurosaki-kun—

Ichigo la observó sorprendido por unos segundos, antes de asentir. Probablemente ahora se levantaría y le diría que él no sentía lo mismo y con eso culminaría toda su gran amistad. Ella se marcharía a su apartamento y lloraría lo que no había llorado cuando se enteró de su destino. Para su sorpresa, Kurosaki-kun se acercó a ella y posó de manera torpe sus labios sobre los de ella.

Fue la sensación más extraña y al mismo tiempo eléctrica. Ellos estaban con sus labios unidos, con sus ojos abiertos, observándose. El corazón de Inoue dio un salto y en una medida de confianza cerró sus ojos y se acercó un poco más a él. Ella jamás había besado a un chico y por como Kurosaki-kun estaba reaccionando, suponía que él era tan novato como ella.

Algo dentro de ella le obligó a entreabrir los labios y con eso dio paso a un beso más o menos verdadero. No era como en las películas, donde los protagonistas se besaban con una pasión increíble en su primer beso. Ellos eran torpes y demasiado novatos. Ambos movieron sus lenguas al mismo tiempo y chocaron con ellas, provocando que ambos se separaran y se rieran en voz alta.

—Volvamos a intentarlo, esta vez yo…yo… yo moveré mi lengua y tú abrirás los labios, ¿vale?— ¡Era tan jodidamente embarazoso! Las mejillas del shinigami sustituto estaban encendidas, pero gracias a la oscuridad, Inoue no podía notarlo.

—B-bien— respondió ella, volviendo a acercarse a Kurosaki-kun. El chico la tomó por la cintura y la sentó sobre sus piernas, acercándola lo suficiente como para practicar de una forma más cómoda. Los dos cerraron los ojos y Kurosaki volvió a acercar sus labios a los de ella, tocándolos con suavidad.

Orihime entreabrió sus labios, tal y como Kurosaki-kun le había indicado. Él, como ya había comentado, movió su lengua por los labios de ella, provocando escalofríos en la joven. La lengua de Ichigo era caliente y muy húmeda y se movía de forma lenta y torpe por entre sus labios.

Aun continuaba siendo un beso torpe, pero al menos había sido mucho mejor que el primero. Los dos se separaron, mirándose con sus mejillas ruborizadas y con sus labios entreabiertos. —Tendremos que practicar un poco más, pero ya no será hoy, sino mañana— comentó Kurosaki. Orihime asintió.

Ella no estaba segura si todo eso significaba que él le devolvía los sentimientos, pero debía imaginar que era así. ¡Él no iba a besarle si no le gustaba! Los dos se colocaron de pie y comenzaron a caminar hacia el apartamento de Inoue bajo la fría noche de otoño.

Orihime sentía que su corazón latía de una manera estruendosa, quería salirse de su pecho y ya deseaba estar en su habitación para comenzar a fantasear (de manera inocente, obviamente) sobre los dos besos. Pero algo dentro de ella le decía que eso estaba mal. Había comenzando algo (aun no sabía que era) con Kurosaki-kun con una gran mentira. Pero ya ella encontraría la forma de decirle, por el momento, ella sólo disfrutaría esa sensación de paz que le brindaba el estar junto a él.

Ya tendría tiempo en el futuro para decirle.


¿Qué tal les pareció? Les gusta? Espero que sí! He estado algo deprimida durante todos estos días, asi que aquí me he liberado un poco, xDD

¿REVIEW?