Él era el gran alquimista de Acero( o solía serlo), un genio, podía entender casi cualquier materia. ¿Matemáticas? Pan comido ¿Física? Se lo sabía de memoria. Entonces ¿Por qué no podía entender a las mujeres? Si solo son seres humanos como él, como su hermano. Pro no, estaba equivocado eran muy diferentes y eso lo ha podido comprobar, sobre todo con cierta persona. Este pensamiento venía rondando por su cabeza desde hace un tiempo, bueno desde un hecho en particular.
Había regresado a Rizenbul, había sido un largo año pero por fin había vuelto a casa. Estaba un poco nervioso, no había visto a Winry desde su confesión en la estación de trenes. ¿Y si había cambiado de opinión? ¿Y si había encontrado a otro hombre más apuesto, con sus 4 extremidades convertidas en automail? Eso le aterraba, de seguro que winry lo dejaría por una persona así. Pero cuando llegó a la entrada, fue recibido con un gran abrazo por parte de su amiga de la infancia, allí todos sus miedos se disiparon (tampoco falto las lamidas del perro ben)
-Estoy en casa- dijo Edward
-Bienvenido- Dijo Winry todavía sosteniendo el abrazo, lo había extrañado de sobremanera- ven, pasa justo estaba haciendo un pie de manzana-
-creo que llegué en el momento justo- Se dirigieron a la cocina, cortaron un pedazo de pie para cada uno. Se sentaron en la mesa. – ¿Y la abuela?- pregunto Edward, comiendo un pedazo de pie.
-Está entregando un encargo a un cliente- Así comenzaron a conversar sin parar hasta entrada la noche. Edward le contò sobre lo interesante que había sido su viaje, aprendió un montón sobre diferentes culturas, personas y pensamientos. Winry cada día aprendía más sobre su área, le contó todo lo que había avanzado en el taller de Garfield-san. Con tanta charla se les pasó la hora, cada uno se levantó y se dirigía a su respectiva habitación, pero Edward estaba nervioso ¿Debería ir con ella? ¿Son novios, no? ¿Deberían dormir juntos? ¿Debería besarla? Todos estos pensamientos no lo dejaban en paz, por lo que decidió salir de su habitación e ir a la habitación de Winry. Toco despacio con su mano derecha, obtuvo el tan esperado "pase" y se adentró a la habitación.
-¿sí? ¿Qué pasa Ed?-pregunto winry. Ya se encontraba con el pijama puesto, estaba a punto de meterse a la cama.
- Yo, bueno…me preguntaba si…bueno-no podía articular palabra ¿Pero que le pasaba? ¿Por qué estaba tan nervioso?
-emm…veniaabuscarunbesodebuenasnoches¿no?somosnovios,digo….oalgoasi- Habló tan rápido que lo único que alcanzó a entender Winry fue "besos" "buenas noches" "novios". Sus mejillas enrojecieron, claro. Son novios y estos se besan ¿no?
-Ed...-
-¡Pero qué digo!, lo siento Winry yo..-
-Bueno Ed- No cabía en su alegría cuando Winry pronunció esas palabras. Con pasos lentos se dirigió a su lado, se posiciono al frente de ella, le tomó firmemente los hombros y lentamente se acercó, ella solo cerro sus ojos y espero el tan anhelado beso. El primer contacto fue suave, dulce e inocente. Había estado bien, pero querían mas uno no es ninguno dicen. El segundo contacto había sido más profundo, mucho más profundo. Desembocaron todas las emociones, todos los anhelos guardados durante ese año que no se habían visto. Él le tocaba el rostro con parsimonia, ella lo abrazaba, como diciendo que no quería dejarlo ir. Cada vez la situación se volvía más y más caliente, se besaban como si no hubiera mañana. Pero en un momento dado, Edward empezó a bajar su mano por el cuello de Winry, despacio, dirigiéndolo a sus pechos. Quería hacerlo ¿Esto es lo que hacen los novios no? Pero ya no podía pensar con claridad, solo quería sentirla, tocarla. La quería tanto.
Winry se llevó una gran sorpresa cuando descubrió esa mano rebelde queriendo tocar más de la cuenta. Se separó y empujo a Edward. Tenía el ceño ligeramente fruncido, los labios bien apretados y la cara totalmente roja.
-Edward, eres un idiota- lo empujó fuera de la habitación, sin darle tiempo de responder.
-Winry, espera- un portazo, esa había sido la única respuesta de ella.
¿Y ahora? ¿Qué había pasado? Maldita sea, por eso no entendía a las mujeres.
