Capitulo I

No es fácil decir cuando comenzó todo, ni ella lo sabía con exactitud. Su mente siempre divagaba por lugares inhóspitos al tiempo que los hechos eran realizados por el destino.

Eso Cristhy lo sabia de alguna forma, inconciente, pero lo sabia.

Igualmente ese no era el caso, ya estaba hecho: esos tres eran sus mejores amigos, cada uno con un talento-desgracia especial pero con un mismo sentimiento en común: amistad.

¿Desde cuando conocía el significado de esa palabra? Nunca en su vida había tenido amigos con los cuales jugar a todo lo que se le ocurriera, ningún niño permanecía tanto tiempo junto a ella, después de cinco minutos salían corriendo a llanto pleno y buscando a su madre.

Por un tiempo Cristhy creyó que el problema eran los demás, y se encontraba realmente segura de ello, hasta que un día, con un simple comentario cambió todo. Sus escasos 6 años le dieron a entender que a los ojos de los demás, ella era extraña, hasta siniestra.

Y se sintió sola, tanto como para cerrarse en si misma mintiéndose que no necesitaba a nadie mas que a su persona para poder experimentar las cosas que le causaba curiosidad. Su hermano intentaba cuidarla, pero ella no deseaba tener a nadie las 24 horas del día detrás, y menos si este alguien tenía cualquier cosa en la cabeza a la temprana edad de catorce años; Terry tenia mejores cosas en la que pasar su tiempo, se decía continuamente al emprender una nueva aventura.

Pero ahora, Cristhy podía elegir con quien estar y esa molesta sensación del pasado de no saber a quien recurrir se había alejado.

Miró mejor a cada uno de sus amigos tirados a lo largo y ancho de sus cuerpos sobre el césped de los terrenos, disfrutando entre bromas y comentarios del sol de aquella primavera.

En el ahora, a sus 11 años la sonrisa sincera de satisfacción y paz llenaron su rostro en una expresión desconocida en ella. Levantó sus ojos al sol aspirando de aquel aroma que nada tenia que ver con las flores de ese enorme lugar, por fin podía respirar el mismo aire con alguien sin que este pensase que estuviera loca.

"Tal vez lo estas" se dijo una vez a si misma.

Nuevamente esa acotación dibujó una sonrisa en sus labios.

¿Y que si lo estaba? Esos que estaban junto a ella ya lo habían notado y al parecer no les había incomodado para nada, es mas, ellos también de alguna manera estaba algo desquiciados.

Emily siempre le apoyaba en sus nuevas ideas y las ganas de experimentar, haciendo que todo el proceso fuese más divertido.

Avril se resistió en un principio a ser conejillo de indias, pero generalmente se dejaba hacer y hasta ayudaba a conseguir los ingredientes que por una u otra razón ella no tenia. Y Connor, definitivamente ese chico de ojos verdes que ahora le hacia cosquillas a la mas baja del grupo sabia como hacerla sentir cómoda, él era pilar de aquel grupo que a los tropezones se había formado en el anden 9 ¾, bajo la mirada de algún dios misericordioso.

Los lazos que construyeron el primer día en que se vieron, perdurarían hasta muchos años después ya que cada uno, sin darse cuenta, había salvado al otro de su peor enemigo: la soledad.