DELIVERY GOD
TEL 090-XXX-##3X
Gracias por leer. Esta historia (muuy corta) es: Yatori (Yato x Hiyori)
Amo esta pareja ;_;
Otro día más en el que Yukine se encontraba en la casa de Hiyori, y otro día más en el que Yato no podía dormir debido a su regalía. Molesto por el dolor que sentía, se atrevió a entrar por la ventana de la habitación dónde el joven dormía. Lo miró por un momento e intentó despertarlo, pero su compañero dormía tan plácidamente que ningún ruido lograba que sus ojos se abrieran.
—Este mocoso… —refunfuñó el dios.
Las luces del pasillo que daba a las habitaciones se encendieron, Hiyori corrió tan rápido hasta la habitación de Yukine que no le dio tiempo a Yato de esconderse. La vio asomarse bruscamente por la puerta, y antes de que ella dijera una palabra, Yato la calmó.
—Debido a que lo metiste en tu cama la otra noche, no para de soñar cosas pervertidas —se quejó a la vez que apoyaba la palma de su mano en donde más le dolía.
—Yukine no piensa esas cosas, Yato. Ve a dormir —lo echó ella y él la sacó de la habitación.
—Déjame quedarme, por favor. Está lloviendo afuera —le suplicó el joven, interpretando a un pobre gato callejero.
—Mis padres…
—No pongas más excusas, sabes que no nos ven. No robaré cerveza de la heladera. Lo prometo—le interrumpió con una sonrisa pícara. La chica castaña bufó, lo tomó de la mano y lo arrastró a su cuarto. Ella se metió en su cama, bajo las mantas y lo invitó a acompañarla. Yato se quitó los zapatos y se escabulló con ella.
—Estás nerviosa. ¿Por qué desconfías de mí? —le susurró el joven.
—No estoy nerviosa —le contestó rápidamente y toda colorada.
—Lo siento, Hiyori.
—¿Por qué?
—Por todo lo que nosotros dos te estamos haciendo pasar…
Hiyori sonrió debajo de las sábanas, estaba segura de que él no podía verla.
—Son mis amigos. Los quiero a los dos. La amistad se basa en ayudar.
—¿Nos quieres?
—Sí. Yato, ¿tú me quieres?
—Hiyori…
—¿No me quieres?
—Yo…
—Lo entiendo…
—¡Yo te quiero sobre todas las cosas, Hiyori! —exclamó el dios y se aferró a ella—. Jamás había sentido esto que siento contigo… Primero pensaba que era dolor, que eran cosas de los pensamientos pervertidos de Yukine. Pero luego… Luego me di cuenta de que es este tipo de sentimiento… De amor.
Yato quitó las sabanas que cubrían sus rostros para poder verla, para observar su expresión. Hiyori estaba paralizada, sus mejillas se habían convertido en tomates. Ella finalmente apoyó su rostro contra el pecho de Yato y lo abrazó, cerró sus ojos y esperó hasta que los brazos de él la rodearan. Él también cerró sus ojos y los dos cayeron en un profundo sueño.
