La mayoría de estos personajes pertenecen a C. Harris, excepto algunos míos y Leif, que es propiedad de Tokito13, a quien aprovecho para agradecer cada consejo y guía que me ha dado en este fic.

Los capítulos en primicia en alexskarsgard – tb. foroactivo.


Antes de que el despertador sonase ya estaba despierto, como de costumbre en una cama que no era la suya, cuando se giró una chica rubia y hermosa estaba a su lado completamente desnuda, bueno, eso tampoco era nada nuevo, desde hacía bastante tiempo tenía por costumbre hacer esas cosas, salir por la noche a tomar una copa y terminar en la cama de alguna joven (o no tan joven) después de una noche de sexo, y el resultado siempre era el mismo, al amanecer abría los ojos e intentaba buscar la salida por la que poder escapar sin hacer ruido ni dar explicaciones, intentaba que ellas siempre tuviesen claras las reglas sobre él, nunca se comprometía y tampoco era hombre de prometer cosas para luego no cumplirlas, les prometía buen sexo y se lo daba, pero no llevaría a ninguna a su casa, si la chica en cuestión no tenía casa simplemente la llevaba a un hotel, y al otro día desaparecía sin dejar rastro, era lo mejor para todos.

Esa mañana no iba a ser distinta, además ya llegaba jodidamente tarde a trabajar y tenía que pasarse antes por casa a darse una ducha rápida y coger algunos documentos que le harían falta a lo largo del día, así que como pudo salió de la cama sin hacer ruido y de puntillas logró salir por la puerta entreabierta, al ritmo que bajaba las escaleras se colocaba la camisa y se ponía los zapatos.

Al salir a la calle los rayos del sol casi lo dejaron ciego, era lo que más le gustaba de California, pasara lo que pasara cada día salía un sol radiante, le encantaba vivir allí, abundaban las mujeres guapas, tenía un bufete a medias con sus mejores amigos, que si bien no iba todo lo bien que quisiera al menos se mantenía, y buenas playas para practicar surf, su pasión.

No era que se quejara con la vida que le había tocado vivir, si le preguntasen, diría que lo tenía todo, trabajaba en lo que le gustaba y era su propio jefe, era guapo, simpático e inteligente, la casa en la que vivía era suya e, incluso, podía presumir de tener dinero en el banco, gracias a la herencia de sus padres. Sí, eso contestaría de ser preguntado, era mejor callarse que, en realidad iba buscando camas ajenas porque no era capaz de encerrarse en casa solo, para no variar, recordando tiempos mejores en los que estaban sus padres o su abuela, días en los que su hermana era una niña que nunca se separaba de él, y no como ahora que se había ido a vivir con su novio, que para más inri era uno de sus socios, su mejor amigo, no es que no quisiera que estuvieran juntos, más bien le sorprendía, él sabía mejor que nadie el amor que Sookie tenía por Eric, se enamoró de él nada más verlo la primera vez que lo llevó a casa por Acción de Gracias. Sin duda, su hermana era hoy una mujer muy guapa, pero por aquel entonces ella era una niña con coletas y pensó que era un capricho por el amigo de su hermano, el sueco enorme que se había colado en sus vidas, ¿quien iba a pensar que ella crecería sabiendo que Eric algún día seria suyo? Finalmente, su amigo, ése que parecía estar aún menos dispuesto que él a enamorarse y comprometerse, acabaría cayendo rendido por su hermana ¿Cómo podía molestarle eso? Eran dos de las tres personas imprescindibles en su vida y estaban juntos, era genial, de verdad, pero su amigo de parrandas y su hermanita ahora llevaban un camino distinto al suyo, se habían empeñado en sentar cabeza, incluso no le extrañaría que cualquier día dijesen que querían casarse, a esos dos se les había ido la cabeza completamente, con lo fácil que era todo antes. Cuando sentía esa opresión en el pecho que le obligaba a salir para no pensar en todo lo que realmente faltaba en su vida, no tenía más que llamar a Eric y correrse una buena juerga junto a él, ahora hasta su amigo se empeñaba en que ya tenían 35 años, no eran niños y no podían estar toda la vida de picos pardos... Lo que él decía, ¡a esos dos se les había ido completamente la cabeza!

Llamar a la tercera persona que más le importaba tampoco servía de mucho, con Pam poco podía hacer aparte de salir de compras o volverse loco mientras ella le regañaba por llevar arrugado el traje, la quería con locura, era como otra hermana para él. En la facultad, los tres eran un espectáculo por donde quisiera que fueran, y seguían siéndolo. Llamaban la atención sólo con pasearse con ese aspecto impecable que el savoir faire de Pam les daba, lo que en Los Ángeles, era decir mucho, pero estar cerca de ella demasiado tiempo hacía que, a veces, tuviese ganas de tirarse por el primer balcón disponible…

Con todos esos pensamientos se montó en su coche y se dirigió a casa antes de ir a la oficina.

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Ese día por la mañana amanecía como cualquier otro, se despertó sola en su apartamento, se arrastró como pudo hasta la cocina y encendió la cafetera, era increíble que después de casi un año en California aun no hubiese conseguido ni una oportunidad para entrar en cualquier academia de baile, se fue de España con dos euros en el bolsillo y pensando que sería llegar a EEUU y besar el santo, en el pasado había estudiado contabilidad y administración solo por complacer a sus padres y a sabiendas de que eso no la llenaría jamás, después de mucho discutir por fin se decidió a dar el paso, por fin su familia le apoyaba en mayor o menor medida y dio el salto para cruzar el charco y buscar una oportunidad en el país en donde se supone que todos los sueños deben cumplirse, cuando pisó la primera vez california se quedó sorprendida gratamente, no era tan diferente al sur de España en donde ella vivía, habían buenas playas y la comida no era tan insípida como en un primer momento pudo pensar, pero ahora el dinero que llevaba empezaba a escasear y supo que necesitaba encontrar un trabajo serio que la ayudara a pagar las facturas, había tenido algún que otro trabajo, de esos de un mes o dos a lo sumo, lo suficiente para ir tirando, pero en vista de su situación necesitaba algo bastante más serio así que hacía ya un par de meses que había estado echando curriculum por ahí, era eso o su sueño americano acabaría mucho antes de tener tiempo siquiera a adaptarse a la ciudad.

Tuvo bastante suerte, o eso pensó en un primer momento, esa misma mañana la llamaron de un bufete de abogados en el que había echado el curriculum unas semanas atrás, la voz del chico era muy agradable, le decía que sentía llamarla con tan poco tiempo pero que si le importaría ir a hacer la entrevista esa misma mañana, teniendo en cuenta que era la primera empresa que la llamaba y que el ser extranjera sumaba un plus de mala suerte a la hora de encontrar un trabajo no se lo pensó y acepto de inmediato, quedaron en una hora más o menos en las oficinas.

El hombre que la recibió resulto ser uno de los socios, el señor Northman, un rubio guapísimo, casi podía decir que era un Dios, que además la trato muy bien, se suponía que las oficinas debían estar cerradas, era Domingo, pero él estaba arreglando algunas cosas y pensó que sería buena idea hacerle una entrevista con tranquilidad.

- Bueno, he estado leyendo su curriculum y tengo que decir que a pesar de que todos sus estudios han sido realizados en España parece que tiene buen conocimiento en el tema de la administración

- La verdad es que estudie todo lo que pude en mi país pensando que no saldría de él, me imagino que los estudios aquí son diferentes pero le aseguro que soy muy capaz de hacer cualquier trabajo

- Eso no lo dudo, en realidad lo que necesito tampoco es muy difícil, la cosa cada vez se complica más y mi socio necesita alguien que sea su mano derecha a la hora de organizar la documentación, irá desde lo más difícil hasta recoger recados para él

- No se preocupe, se me da bien hacer fotocopias e ir a por café

Al señor Northman se le escapo una sonrisa

- Bueno si, a algo así me refería, claro que también nos vendrá bien que sepa contabilidad y a medida que pase el tiempo y si todos estamos contentos su responsabilidad irá en aumento, por cierto, habla muy bien el idioma señorita, ¿de qué parte de España es?

- Del sur, la verdad es que cuando llegué a EEUU no tenía mucha soltura con el idioma pero me he esmerado en aprenderlo rápido y de la mejor manera posible.

- Sí, sé de lo que habla. Me crié en Suecia pero mi madre es americana y gracias a eso no he tenido problemas con el idioma, por eso sé lo que es estar en un país extraño.

Le regalo otra pequeña sonrisa, este jefe le gustaba, ¡le encantaba más bien!

- Si, algo así, es difícil al principio pero Los Ángeles es una ciudad que se abre bastante, en cierto modo me recuerda a mi tierra

- ¿Ha trabajado allí alguna vez en algo relacionado con las oficinas?

- Bueno, unos amigos de mi familia tenían una pastelería, eran italianos y necesitaban que alguien de confianza les ayudara con la contabilidad así que me ofrecí y estuve un tiempo con ellos, también estuve trabajando unos tres años en una academia en la parte de administración y recepción, o dando algunas clases sueltas si se terciaba, y a intervalos ayudaba en lo que podía en la panadería de un amigo

- Vaya, es muy joven para tener tanta experiencia, ¿y que la trajo entonces a EEUU?, si el trabajo allí no le faltaba…

- Bueno, vine con un propósito, pero de momento lo tengo pendiente y quiero centrarme en un trabajo más serio y fiable que lo que yo tenía pensado.

- ¿Cómo se le da el trabajo en equipo y relacionarse con los compañeros?

- Hombre a mi hasta ahora nadie se me ha quejado –inmediatamente después de decir eso sintió ganas de haberse callado, ¡no podía hablarle así al que debería ser su jefe!- perdón, quiero decir que intento trabajar y colaborar en todo lo que se necesite y siempre intentando mantener el buen ambiente.

¡Genial! ahora se notaba la cara ardiendo, ¿Qué pasaba con ella? estaba cagandola antes de empezar, no había sido para tanto, solo una contestación sin pensar, tal vez el ignoraría la primera respuesta, se puso aun más nerviosa cuando vio como el señor Northman la miraba con… ¿sorna?, ¿curiosidad? fuese lo que fuese estaba sintiéndose cada vez más incómoda, gracias a Dios el habló rápido y no hizo ningún comentario.

- De acuerdo, ¿puede hablarme de sus intereses, hobbies? es bueno saber en que ocupan su tiempo los empleados –le dijo con una media sonrisa a la que no pudo resistirse-
- Bueno, supongo que lo normal, me gusta pasear, ir al cine, leer, y la mayor parte del tiempo libre lo paso en la playa

Vale, eso era una verdad a medias, era verdad que la mayor parte del tiempo libre lo pasaba en la playa, pero bailando, y no sabía cómo estaba visto eso de bailar free style en los trabajos de Los Angeles, en los de su ciudad al menos no era una cualidad a resaltar para una oficinista ni un puesto serio.

- Genial, creo que le vendrá muy bien a mi socio…. parece que se desenvuelve rápido, ¿le parece bien empezar el miércoles? necesito tiempo para poder darla de alta y arreglar la documentación, además debo asegurarme de que todos sus papeles están en regla
- Por supuesto, si tiene algún problema con mi documentación puede llamarme y le ayudaré encantada en lo que pueda.

- De acuerdo, por cierto, estará el primer mes a prueba, pasados 30 días veremos cómo va la situación y si todo va bien firmará un nuevo contrato

- Claro, me parece bien

Y así salió de la oficina, contenta porque tenía un trabajo, si conseguía mantenerse en su sitio sin cagarla demasiado igual podía compaginarlo con el baile libre y así tener un ingreso mensual que le vendría de perlas para mantenerse.

Esa tarde se fue de tiendas, necesitaba urgentemente un traje de secretaria, oficinista, o cualquier cosa que no fuese sus vaqueros desgastados, sus camisetas descoloridas en su mayoría (estaba convencida de que las lavadoras eran un invento del mismísimo Lucifer) y sus zapatillas de deporte, no le costó mucho encontrar algo decente y gastó casi todo el dinero que le quedaba en esa ropa, así que esperaba que el trabajo durase al menos el mes de prueba para cobrar el sueldo.

El miércoles estaba allí a las ocho en punto tal y como le había dicho Eric, se empeñó en que debía tutearlo, cosa que le sorprendió porque siempre pensó en los americanos como gente seria y con la que era difícil coger algún tipo de confianza, se agradecía porque así podía sentirse más cómoda y algo más tranquila.
Cuando Eric la vio sonrió y se acerco con una mujer impresionantemente guapa, si hubiese sabido que iba a trabajar en la oficina con gente más guapa de la ciudad se lo hubiese pensado antes….

- Buenos días María, quiero presentarte a una de mis socias, ella es la señorita Ravenscroft

¿Socia? Le pareció haber entendido que trabajaría para su socio y dio por hecho que sería un hombre, mejor, le era más agradable y cómodo trabajar con mujeres.

- Encantada de conocerla, será todo un placer trabajar para usted

- Buenos días María, a mi también puedes tutearme igual que a Eric, siento decirte que no vas a trabajar para mí, pero estaré encantada de enseñarte todo esto mientras tu nuevo jefe llega, hoy se ha retrasado un poco.

Pam le enseñó todo el bufete poniendo especial interés en mostrarle la decoración y el estilo que tenía, realmente se veía que era ella quien llevaba el tema de imagen de la empresa, al igual que se veía que tenía un gusto exquisito, ella no era niña de pijerias, en sus 24 años de vida lo más pijo que había hecho se reducía a ir a un restaurante en el que pensó que la echarían por no saber elegir bien los cubiertos para cada plato, pero había que reconocer que todo era impresionante, elegante y moderno al mismo tiempo, cada vez le impresionaba más aquel lugar, se había precipitado en pensar que Pam sería su jefa, no iba a tener tantos golpes de suerte, si dos de los tres socios eran guapísimos seguro que a ella le tocaba por jefe el viejo de turno, el serio de bigote imponente y palabras cortantes, en fin, estaba allí para trabajar y no para alegrarse la vista, aunque debía reconocer que le daba un poco de pena no trabajar con el rubio guapo.