¡Hola, gente! Bueno, en este caso estoy comenzando a subir Fanfics que ya tengo adelantados y que llevo un buen tiempo escribiendo!
Es otro de Othello Pair/NedSpa (no me maten) Juro que escribiré de más parejas, pero es que es inevitable. Así que, espero que lo disfruten tanto como yo al escribirlo/imaginarlo/sufrirlo/llorarlo(?) (Dorama please(?))
Atentamente,
La niña que llora en tus fiestas(?)
(Venga, Tonia. Tonia)
CAPÍTULO 1
Un bar de Madrid.
Nunca debí entrar a ese bar. Sobre todo, nunca debí dejar que las rebosantes copas de vino añejo y costoso se derramaran hasta llevarme. Atarme. Porque vi esos labios posados sobre las copas y nadie ya podría evitarme el mal de ojo.
Antonio reposaba sobre la fresca cama mientras el ventilador levantaba las sábanas de cuando en cuando dejándole ver su forma de manera coqueta. Quizá era una visión hermosa, pero debía salir de allí. Quería salir... Entonces ¿por qué llevo más de tres horas en mi haber observándolo desmesuradamente?
Nada era poco o más tentador que el vino.
Entonces, ese moreno abrió sus ojos y revolviéndose en la cama, me dio un "buenos días". Su expresión solo ameritó que no tenía ni idea de dónde estaba o de quién era yo. Nada extraño. Yo solo recordaba que su nombre era, precisamente, Antonio.
— Disculpe pero... ¿Dónde estamos? — musitó con suavidad mientras se frotaba los ojos.
— En mi casa... — Me enfadé conmigo mismo al ser tan osado de traer a un desconocido a casa.
— Oh... — su expresión fue de total desconcierto. Rodé los ojos con fastidio.
Antonio me sonrió amable sin darse cuenta de esos pequeños detalles tan poco usuales. Como si despertar al lado de un desconocido fuese perfectamente normal.
— ¿Se te perdió algo?— su expresión no tuvo precio ante mi represalia.
— No. No. Yo... Sinceramente no sé qué decir— Apuntó como si no fuera obvio.
Sus ojos esmeraldas brillaron junto a esa tímida sonrisa. Un leve sonrojo dominó sus mejillas. Sacudí mi cabeza sacándome esa vívida visión de aquel español, no debo dejar que me domine.
Horas más tarde, ya estaba tomando mi café de domingo en la mañana. El aroma a jabón de baño y mi shampoo me inundó por completo. No era común, tenía la esencia de ese hombre al que conocí en el bar.
Comenzaba a recordar la noche de ayer y mi piel se erizó ante el vivo recuerdo. Fruncí el ceño al sentir la presencia de Antonio justo detrás de mí.
— Gracias por dejarme usar la ducha. Es... Muy gentil de tu parte — noté su incomodidad y nerviosismo.
— De nada— hablé severo.
— Si, entonces... Hasta luego.
Ya no noté su presencia y escuche la puerta de la entrada cerrarse ¿Acaso esperaba que lo iba a acompañar hasta la puerta con un beso y una sonrisa? Las ansias de fumar se hicieron inmensas con la ausencia.
Encendí un cigarro mientras abría la ventana de par en par. Me senté sobre el marco inferior, aún podía divisar la espalda de ese moreno que detuvo el paso para luego pensar en si girar la esquina o seguir derecho. Siguió derecho. Una calada a mi cigarro.
Quería más de él muy para mi pesar. Que difícil de aceptar.
Porque yo nunca, jamás, en toda mi vida había querido tanto a una persona como a Antonio y, lo que nunca llegué a esperar es que mi vida cambiaría desde ese primer momento o desde muchos más… Más bien, nunca imaginé que un par de ojos verdes y alegres podrían mover un mundo, mi mundo.
Hetalia no me pertenece, ni España, ni Países Bajos. Vale verga la vida(?)
¡Esperen el siguiente capítulo!
Ya saben, no soy insegura, pero si dejas un review con tu opinión pasarán dos cosas: harás feliz a esta pobre anciana sin nadita que comer y ayudarás con tus donaciones contra la enfermedad de los churros locos(?)
