Derek Hale es un chico de dieciocho años, vive en Beacon Hills prácticamente toda su vida, sus padres lo trajeron a vivir aquí porque querían huir del bullicio de las grandes ciudades, así que un día, cuando todavía era un niño, empacaron todas sus pertenencias y sin muchas ceremonias le dijeron que se mudarían, él todavía recuerda que ninguno de sus compañeros de estudios fue a despedirse ni llamo nunca para saber dónde estaba, no le sorprendía, era demasiado huraño para crear amistades.
Después de más de diez años de haberse mudado de San Francisco a Beacon Hills, aún permanecía aquí, residía en el mismo pueblo y seguía viviendo con sus padres, el año anterior se había graduado, pero no tenía intenciones de empezar pronto una carrera. Se había tomado un año sabático antes de decidirse que estudios continuar. ¿Qué universidad? Pues no tenía que pensarlo mucho, había aplicado a diferentes instituciones y casi todas le habían contestado con un sí, no era un nerd, pero sus notas respetables lo hacían un candidato idóneo para cualquiera de la entidades educativas, las cuales ya le habían hecho un lugar en sus instalaciones.
Para Derek no es que no quisiera hacer amigos, como le decía su pequeña hermana menor Laura, pero prefería hablar con las personas solo lo estrictamente necesario. En las fiestas familiares era el lobo feroz de la familia, así lo había bautizado su hermanita, pues enseñaba todos sus dientes con sonrisas condescendientes a los familiares que lo saludaban, solo la pequeña Laura lo hacía sonreír de verdad y unirse a las festividades de ocasión, por así decirlo ella era la única que se podía acercar a él sin que se muestre arisco al afecto.
A Derek no le gustaba andar por donde hubiese gente, pero un día, mientras deambulaba por el centro buscando un lugar tranquilo donde beber un buen café, se topó con un recién inaugurado cyber-café, el muchacho dio un vistazo y vio que el lugar tenía potencial para ser su zona de descanso mientras pasaba el resto del día alejado de su familia.
Derek cumplía ese mismo día sus dieciocho años, este tipo de celebraciones le molestaban, no porque fuera una margado, sino por la gran cantidad de primos de edades variadas que vendrían a festejarle, para los cuales él era el mayor, y para huir de la reunión familiar en su casa le había pedido a Laura que lo ayudase a salir desapercibido de la mansión, ella encubrió su salida mientras el huía al centro de la ciudad.
Al cruzar el umbral de la puerta del dichoso establecimiento, un agradable aroma a café expreso recién pasado le hizo agua a la boca, mientras dirigía sus pasos a la recepción para hacer su pedido, indago con la vista el negocio, era un ambiente tranquilo y bastante juvenil. Las estanterías de cristal transparente lucían unos riquísimos pasteles, rosquillas y dulces finos bastante apetecibles. Derek se acercó a la estantería donde una hermosa señorita de cabellos rubio-fresa le atendió sonriendo. "Lidya" así decía el gafete que tenía su nombre.
Buenos tarde. ¿Qué puedo servirte?- pregunto muy amable y con una sonrisa la joven al otro lado del mostrador.
Mm, me da un café expreso sin azúcar por favor- pidió Derek a la muchacha que sonrió muy amablemente cuando el muchacho soltó un muy bajo Buenas tardes también.
Tu nombre, por favor, para llamarte cuando este tu pedido- pidió la joven trabajadora.
Eh?- preguntó el muchacho que después de entender que era necesario y parte de la rutina del servicio brindar esa información dijo- Derek
Muy bien Derek te llamare en unos minutos cuando esté lista tu orden- respondió la chica.
Mientras preparaban su pedido, Lydia le ofreció a Derek sentarse en una de las mesas que tenían un ordenador para uso de los clientes, el muchacho dirigió su mirada a dicho mueble mientras sonrió un poco, era raro pero el ambiente tranquilo y el poco ruido de los clientes ocasionales le transmitían un aire de serenidad que lo relajaba, además la pelo rubio-fresa hablaba lo estrictamente necesario como a él le gustaba.
Mientras esperaba sentado ojeaba alrededor, parecía que aquel sitio sería su lugar predilecto, aunque tuviese que caminar más de cuarenta minutos para llegar ahí desde su casa, lo haría, el lugar bien valía la pena. Cuando más ensimismado estaba Derek en sus pensamientos un grupo de cuatro adultos, todos hombres, vestidos de saco y corbata, entraban haciendo algarabía y acabando con la poco paz que se respiraba en el lugar, para el cumpleañero esto sería una molestia si ocurría cada vez que frecuentase el establecimiento.
El cuarteto estaba conformado por dos hombres de cabello rubio, uno de cabello negro ondulado y por último un sujeto con aire infantil, pero de al menos uno veintiocho o treinta como el resto ahí reunido, de cabello castaño corto, que al parecer estaba contando un muy buen chiste por el modo de reír de sus compañeros. El pequeño grupo se sentó en una mesa frente a Derek, mientras el de cabello castaño preguntaba que querían los demás para hacer el pedido el menor los miraba de soslayo, fue entonces que la melodiosa voz de Lydia lo sacó de su ensimismamiento, aquella lo llamaba para que recogiera su café y unos panquecitos de fosh de chocolate, Derek se levantó pesadamente de su asiento para caminar con dirección a la joven.
Cuando llegó al mostrador se topó con el hombre de cabello castaño, viéndolo de cerca, Derek pudo apreciar que aquel sujeto tenía la piel de un color níveo bastante peculiar y unos lunares que caprichosamente se dibujaban por su cara hasta llegar a su cuello, el perfume que usaba llegó a la nariz del menor para sorprenderlo de golpe, no era un aroma cualquiera, era una esencia única, fusión de la colonia que se habría roseado y el olor propio que destilaban las glándulas sudoríparas del adulto.
El castaño al notar la reacción del menor sonrió ampliamente, para aquel hombre las cejas pobladas del chico y una barba de tres días lo hacían verse de unos veinte y tantos, le parecía atractivo como el muchacho lo miraba con atención y que al notar que era observado deslizo rápidamente su mirar a la cristales transparentes que exhibían los dulces que apetitosos llamaban la atención. Por fin Lydia apareció tras el mostrador con el pedido de Derek.
Aquí tienes- dijo la de cabello rubio-fresa – un café expreso bien cargado sin azúcar…
Antes de presentar los deliciosos panquecitos de fosh el castaño interrumpió la pequeña conversación.
¿Café expreso sin azúcar?- soltó la frase interrogando a Derek que desde ya lo estaba asesinando con la mirada.
Es que ¿Quién era ese sujeto para interrogarlo por sus gustos con respecto a una taza de café cualquiera? este tipo debería meterse en sus asuntos y dejar de hablarle como si lo conociera pensó el muchacho.
Y una orden de panquecitos- termino de presentar Lydia el pedido- Buenas tardes señor ¿en qué puedo servirlo? - preguntó amablemente la muchacha con una sonrisa divertida por como Derek seguía asesinando al hombre.
Oh! No me trates de señor por favor- dijo divertido el castaño - mi nombre es Stiles y sip em me das dos batidos de chocolate con leche, un café expreso con avellana, un juego de frutas y cuatro órdenes de galletas de menta con chispas de chocolate.- finalizó Stiles sonriente.
Derek pensó que aquellos hombres debían pasar de los cuarenta y tendrían una crisis de identidad, para compensarlo estaban consumiendo cosas que probablemente los chicos snobs de su edad tomarían, claro que él no era nadie para juzgar la razón de sus gustos pero si el adulto lo hizo porque no hacerlo también ¿No?
Las galletas con chispas de chocolate son cosas para niños- dijo medio ofendido Derek con obvias intenciones de molestar al castaño.
Lydia sonreía ante tal escena y cuando estaba lista para enviar a la orden al maestro pastelero Stiles refuto el comentario de Derek.
OH! ¿Y el joven adulto que tomará aparte de café sin azúcar y dulces de chocolates que son más adecuados para un muchachito de diez años?- soltó con picardía el adulto.
Derek solo bufó y tomo su orden para irse a sentar en la mesa que Lydia le había ofrecido, mientras tanto la amable señorita tomó el pedido del adulto y se retiró hacía la parte de atrás para darle el pedido al maestro pastelero, mientras tanto el adulto miró con simpatía al muchacho que muy seguro caminaba hacia la mesa con un panquecito que empezaba a consumir.
Stiles camino sonriente hasta la mesa donde sus amigos habían observado la escena.
Wow don Juan apenas terminaste tu relación con Danny y ahora vas tras otro- lo palmeo de un hombro el hombre de cabello negro con el cual se estaba sentando.
Scott déjalo ser- reprendió suavemente al de cabello moreno uno de los dos rubios - si desea empezar de nuevo es justo que empiece con un joven tan guapo - señaló el hombre que respondía al nombre de Isaac Lahey.
He Isaac no me digas que tú también tienes los gustos de Stiles - dijo burlonamente el otro rubio de cabello más corto y con picardía.
No es eso Jackson- le contesto Stiles- es mejor dejar de tocar el tema de mi ruptura con Danny y celebrar que por fin consolidamos el negocio con la familia Argent.
La dichosa familia Argent- acotó Scott Mccall con aire dulzón de enamorado.
Tú dices eso solo por la dichosa "Señorita Argent" ¿Verdad Scott?- intervino Isaac.
Jackson sonrió divertido del mejor amigo de la infancia de Stiles. Mccall estaba enamorado de la bella "Señorita Argent", como el de cabello moreno le decía a la primogénita de aquella familia, desde que se conocieron en una cena de gala a la que fueron para hablar de negocios con el patriarca de la afamada familia.
Entonces Stiles ¿Pretendes hablar con el muchacho o solo piensas criticar sus gustos por el expreso sin azúcar?- indago curioso Isaac mientras los otros dos adultos miraban ansiosos las reacciones del castaño.
Pues deberías hacer algo y pronto porque tu bonito novio se está yendo - sentenció Jackson cortando la expectativa de los otros por la respuesta de su amigo.
Al momento los otros tres hombres dirigieron su mirada al muchacho de cejas pobladas que hacia el amago de retirarse con dos panquecitos en una mano y el café en la otra, Stiles se puso nervioso, no ideaba una forma plausible de abordar al muchacho en una conversación sin resultar un pervertido. Para cuando pudo decidirse, antes de que Derek cruzara el umbral de la puerta y saliera del establecimiento, una llamada de su trabajo lo saco del trance, al momento se unió a los otros tres adultos, el que cumplía años se perdía de la visión de aquellos hombres para perderse entre las calles del pueblo.
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Derek llegaba a la puerta de su casa cuando vio a la pequeña Laura asomarse por la ventana y luego ocultarse rápido, esto no le daba buena espina, eran apenas las seis de la tarde por tanto era probable que hasta el último miembro de la familia Hale, entre adultos y menores, debiera estar aún en la vieja mansión Hale. El que cumplía años tomó aire sonoramente, decidido dio los pasos suficientes para subir las escalinatas del porche de la casa, enfrentaría cualquier cosa que le viniese a su encuentro, después de lo del cyber-café no creía que cualquier cosa que hiciera su familia lo pudiese molestar más, entonces tomo el pomo de la gran puerta para girarlo e ingresar.
Cuando al fin dio un paso adentro, todos sus familiares salieron de sus escondites para decirle a coro "SORPRESA", Derek esperaba que su hermanita favorita fuera la primera en colgarse de su cuello, pero no pudo equivocarse más cuando una castaña de cabellos largos se le trepo primero que nadie, el que cumplía años se quedó congelado en su sitio ante tal sorpresa.
Feliz cumpleaños novio mío…
