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Londres, Inglaterra
Lunes 08 de junio de 2015
POV RACHEL
Me llamo Rachel Barbra Berry, tengo 25 años y estoy felizmente casada con un hombre maravilloso, su nombre Jesse St. James, pero mi vida es un poco complicada, no sé a veces me frustro y no entiendo bien lo que pasa a mi alrededor, y él ha sido muy paciente conmigo, me encantaría poder contar mi pasado pero no lo recuerdo o bueno al menos tengo a Jesse quien se encarga de contarme todo sobre mi vida, pero aun así siento que me falta algo, siento que no soy yo, si sé que suena raro, pero así me he sentido desde que perdí la memoria, y déjenme decirles que es demasiado frustrante.
Vivo en Londres desde hace casi tres meses, debido al trabajo de mi esposo viajamos constantemente, algo que me molesta ya que siempre debo adaptarme a algo nuevo, es así como es mi vida, monótona, pero no puedo quejarme él es una persona maravillosa...
A veces siento que me ahogo en recuerdos que no puedo encontrar, que mi mente trata de buscar en lo más profundo todas aquellas memorias que definen quien soy, pero sin esos recuerdos estoy perdida, en una oscuridad que no puedo vencer, no puedo hacerlo sola y ese ha sido el problema más grande que he tenido que enfrentar...
¿Soy feliz? La respuesta ni siquiera yo la sé, puede decirse que estoy tranquila que aunque no parezca posible siento que de a poco recordare... Pero ¿Qué es la felicidad? ¿Es eso que siento cuando veo algo que me gusta? ¿Es algo que siento cuando Jesse me besa? ¿O es más simple como disfrutar de la tarde leyendo un libro? Se supone que en este punto de mi vida debería saber que es la felicidad, pero no lo sé...
-Rach mi amor me tengo que ir al trabajo – entraba Jesse muy sonriente – cuídate por favor y si sucede algo me llamas al celular.
-Así será – le sonrío – que te vaya bien.
Se despide de mi con un beso en los labios y yo me dirijo hacia el sofá, me siento y suspiro, sin saber bien porque una lagrima corre por mi mejilla...y recuerdo aquella frase "Solo llora quien se ahoga en recuerdos" ¿pero en qué recuerdos me puedo estar ahogando? ¿Cómo puedo llorar por algo que no recuerdo? Siento que he perdido, pero no entiendo que fue eso tan valioso que perdí.
Hoy más que nunca me pregunto en aquella Rachel llena de vida y de recuerdos...y tengo miedo, tengo demasiado miedo de descubrir que secretos guardaba mi memoria, o de que recuerdos había deshecho...
-Sabía que las escritoras se emocionaban al escribir, pero no sabía que lloraban haciéndolo
-Oh dios – suspiro - ¿Emma que estás haciendo aquí? Deberías ir a la Universidad.
-Lo sé – se sienta en frente de mi – pero hoy no tuve clases así que tranquila Rachel.
Emma tenía 20 años y vivía junto conmigo y Jesse, ella era una chica genial, me hacía compañía los días que él tenía que salir y con el tiempo nos volvimos buenas amigas.
-Está bien, ya sabes que a Jesse le gusta que estudies y logres conservar la beca.
-De mi adorado tío me encargo yo – me sonrió - ¿Qué estas escribiendo?
-Solo ideas locas que se me vienen a la cabeza - suspiro – ya sabes que me hace bien escribir así que solo me deje llevar.
-Es bueno eso – me dice muy tranquila – ya verás como de a poco todo mejora.
-Eso espero.
Trabajo como escritora a tiempo completo, he publicado dos obras y con muy buena aceptación, es extraño pero se me hizo muy sencillo escribir, puede que haya olvidado cosas de mi pasado, pero mi pasión por escribir quedo intacta y eso es lo que me da vida, obviamente no público con mi verdadero nombre sino con un seudónimo, claro fue sugerencia de Jesse ya que así no tendría que aguantar a los reporteros o las malas críticas en la puerta de mi casa, así que le hice caso.
Londres es una ciudad maravillosa, amo su arquitectura y bueno con el tiempo me he acostumbrado al clima cambiante, no puedo quejarme como les dije ya que vivimos en una de las zonas más privilegiadas de la ciudad, estamos cerca de todo y eso ha sido muy bueno para todos, ya que Emma está a unas cuantas cuadras de su Universidad y Jesse a pocos minutos de su trabajo, se podría decir que somos la familia perfecta... ¿Por qué yo no lo siento así?
Decidí salir a caminar un momento para relajarme y es que odio estar encerrada, es como si sintiera una opresión en el pecho, los primeros días después del accidente que borro por completo mi memoria Jesse no me permitía salir de mi habitación ya que debíamos ser cautelosos con la recuperación y lo odiaba, me enfermaba estar todo el día sin hacer nada.
Continuaba caminando cuando vi a unas chicas en una banca, eran jóvenes y muy bellas, se abrazaban y reían, estaban tan contentas, se las veía enamoradas...si dos chicas enamoradas, era algo normal encontrarse con ello, de hecho había escrito un libro sobre ello y para ser sincera lo disfrute mucho, ¿Por qué yo no puedo sentirme así con Jesse? ¿Por qué no puedo vivir y sentir esa felicidad con él?
Llegue hasta una pequeña banca bajo un enorme árbol, y debo decirles que me encantaba ese lugar así que me senté y note como una señora hacia lo mismo colocándose a mi lado.
-Cuando tenía 20 años no me cansaba tan rápido – me comenta con una sonrisa en el rostro.
-Creo que la edad nos pasa factura a todos.
-Eso es verdad mi niña – me mira detenidamente – que bonito collar.
-Oh esto – le sonrió – bueno me han dicho que me lo dio mi madre – le muestro aquel collar con una pequeña llave dorada.
-Pues es hermoso, y te queda muy bien.
-Muchas gracias.
Era verdad Jesse me había contado que mi madre me lo dio antes de morir, yo no recordaba nada de ello, pero me mostró fotos de ella, era una mujer hermosa y si hay algo que me frustra es no recordar los pocos momentos que compartí a su lado, el collar era bastante simple, ya que solo tenía una pequeña llave dorada, pero era especial, nunca me lo sacaba, ni siquiera para dormir.
Eran casi las dos de la tarde y me estaba muriendo de hambre así que entre a una pequeña cafetería y ordene una ensalada con un delicioso jugo de naranja, estaba esperando que me dieran mi pedido cuando escuche murmullos detrás de mí.
-Disculpe – se acercó una chica de casi 22 años - ¿usted es de por aquí?
-No lo siento yo me mude hace unos meses a esta ciudad.
-¿Nunca ha estado en Nueva York? – me pregunto algo nerviosa.
-Pues no sabría decirle, pero de lo que yo se nunca he estado en esa ciudad.
-Debí confundirla – se disculpó apenada – lo siento señorita solo que se parece a alguien pero no me haga caso, y discúlpeme.
-No se preocupe - eso era algo que odiaba no poder recordar...
Los recuerdos no se pueden matar, ni tampoco esconder, solo se pueden olvidar. ¿Pero cómo olvidarme de algo que ni siquiera recuerdo? Hay veces que me siento fuera de sitio como si estuviera viviendo una vida que no me pertenece, pero la psicóloga dice que todo es parte del proceso, que de a poco mis recuerdos volverán o que al menos dejare de sentir esa sensación de vacío que me atormenta día a día, no sé cuánto más pueda aguantar, pero de lo único que estoy segura ahora es que me llamo Rachel Berry.
-Hola hermosa – llegaba Jesse, ya eran las ocho de la noche y como de costumbre llegaba muy puntual, él era realmente apuesto, siempre me hacía cumplidos y regalos ¿Cómo no quererlo? Pero... ¿lo amaba?
-Hola – sonreí – ¿Qué tal el trabajo?
-Ya sabes agotador pero ahora que te veo todo mejora...gracias por estar a mi lado Rach
-Eso lo debería de decir yo – me acerco y le doy un rápido beso en los labios – gracias por ser tan paciente conmigo.
-Te amo mi amor – se acercó y me beso.
Una persona está hecha de recuerdos, emociones y sentimientos, ¿pero qué pasa cuando te quitan los recuerdos? ¿Será que los sentimientos quedan intactos y que a pesar de todo sabes que es el amor? ¿Sabes que es la desilusión? ¿Sabes lo que es sufrir? Eso no lo sé, estoy tratando de descubrirlo.
-Debo volver a escribir, tengo una idea rondando mi cabeza y quiero plasmarla en palabras.
-Me parece perfecto, yo iré a descansar, no te desveles mucho.
-No lo haré – lo abrazo – buenas noches.
Me siento atrapada, me siento aislada de una realidad que desconozco, sé que suena ilógico pero es así como me siento, atrapada en este mundo perfecto que Jesse y Emma han creado para mí, en este mundo en donde nada me hace daño, en donde no sufro ni lloro... ¿pero no es eso lo que todas las personas desean? Un lugar mágico en donde no existan los problemas en donde puedas ser..."feliz"...de nuevo aquella palabra...pues no, quizás ese sea el sueño de muchos, pero no es el mío, o al menos es eso lo que siento.
Alemania, Hotel Melia Berlín
POV QUINN
Alemania es un lugar que siempre quise visitar, desde que era pequeña tenía la loca idea de venir, no sé por qué pero me encanta, este lugar tiene una historia rica en todo, en cultura en dolor en esfuerzo y en sacrificio, los horrores de su pasado han quedado atrás y eso lo que más me llama la atención, saber que resurgieron desde las cenizas, que no olvidan pero que siguen adelante.
-Debes comer algo...vamos debes hacerlo.
-No tengo hambre – respondía nerviosa.
-No te estoy preguntando, te lo estoy exigiendo.
-Déjame en paz sabes que hay trabajo que hacer.
-No – se colocó frente a mí – vas a comer ahora o hago que te lleven al hospital más cercano para que te coloquen un suero
-¿Estás loca? – la mire incrédula.
-Estoy preocupada que es distinto...tienes que comer Quinn, de verdad hazlo.
No puse más excusas y decidí hacerle caso, comí lo que pude o más bien dicho lo que mi estómago acepto y es que hacía ya meses comía poco o nada.
-Listo no puedo comer más – la mire asqueada – ahora si necesito trabajar.
-Quinn – me abrazo y me derrumbe, hay momentos en los que solo necesitas un abrazo y de pronto mi fortaleza se acabó y llore, llore y deje salir toda la frustración que sentía, sabía que debía ser fuerte, pero mi esperanza de a poco se iba apagando, sabía que no me podía rendir pero todo se complicaba más y más.
-Tienes que parar...
-No puedo Santana – me separe de ella limpiando las lágrimas que seguían cayendo por mi rostro – no puedo y tampoco lo hare.
-Quinn... - suspiro – por favor tienes que darte cuenta que las posibilidades son casi nulas.
-No voy a parar de acuerdo – suspire y me senté a revisar varios papeles que estaban esparcidos en la mesa de aquella habitación.
-¿Y cuándo vas a parar?
Jamás pensé, jamás lo haré, sé que no puedo, sé que me arrepentiría toda la vida si me detengo, si dejo todo ahora sería egoísta, he luchado durante mucho tiempo y sé que estoy cerca, lo puedo sentir, aunque todo el mundo crea que he perdido la razón lo sé, siento que de a poco esta pesadilla va terminando y nada ni nadie me va impedir continuar.
-Nunca – susurre – mañana vamos a viajar a Londres, es la siguiente pista que tenemos, y créeme tengo un buen presentimiento sobre ese lugar, así que dile a Noah que este listo ya saldremos a primera hora mañana.
-¿Otra pista? Sabes que son mentiras, hemos seguido pistas por casi un año y nada...
-Debemos aprender a confiar Santana...de eso se trata esto.
-Está bien Quinn – suspiro - le avisare.
Me llamo Quinn Fabray tengo 26 años, soy de Lima, Ohio si quizás no lo conocen y es posible que sea la primera vez que escuchan hablar de ese lugar pero déjenme decirles que es de allí de dónde vengo, estudie toda mi vida allí y al momento de graduarme decidí irme a vivir en Nueva York fue allí donde entendí mi verdadera vocación, servir, ayudar a las personas y con el tiempo y el estudio conseguí lo que me propuse, logre entrar a la policía y ser detective, trabajo en los casos más complicados que se nos presentan y lo amo, sé que siempre hay una respuesta para cada pregunta y que no hay caso imposible, el asesino siempre regresa al lugar de los hechos...créanme es verdad. Pero ahora con 26 años enfrento el peor de los casos, enfrento el peor de los escenarios y las peores circunstancias, me advirtieron que iba a ser difícil, pero jamás pensé que fuera a ser así.
Una persona está hecha de recuerdos y son esos recuerdos precisamente los que me están matando, sé que suena ilógico, pero de una u otra forma desearía olvidarme de todo, quizás si mis sentimientos no se involucraran tanto en esta investigación todo sería más sencillo, pero aquí estoy al otro lado del mundo luchando contra un enemigo invisible, luchando contra todos, luchando contra mi peor enemigo...la culpa.
Santana es mi mejor amiga y hermana, trabaja conmigo en el área de investigación y ha sido mi pilar fundamental durante todo este tiempo, creo que sin ella estaría perdida, o bueno aún más perdida, ella es psicóloga y su sagacidad nos ha permitido resolver varios casos complejos, es por eso que está a mi lado en esto, también esta Noah, él es un chico increíble, un policía con todas las letras y con todo lo que implica aquello, el es un experto en seguridad informática y gracias a él hemos podido acceder a información crucial que ha ayudado a acercarnos a la verdad. Los tres estamos a cargo de la investigación y lo más importante que deben saber es que llevamos 376 días, 376 días con sus respectivas horas, minutos y segundos buscando...buscando y lo seguiremos haciendo...
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DCCM
