¡Hola! Owo Zieta les trae un drabble Miraxus para una de las ganadoras del concurso de fanfics ¡Bet-sama! Adoré Promesa 3 Fue hermoso. Bueno, espero que disfrutes tu premio. Vale, no soy la mejor escribiendo romance, así que ruego que sea de tu agrado. Sin más que decir, ¡disfruten!
Desde la segunda planta del gremio, miró como Natsu y Gray eran golpeados por una furiosa Erza, todo por haberle hecho caer su preciado pastel de fresa gracias a una de las típicas pelea entre ambos. La escena la pareció algo divertida, pero ninguna sonrisa salió de su ristro serio. Oyó como un par de tacones subían por las escaleras de madera y vio de reojo que se trataba de Mirajane.
—Se ve divertido, ¿no?
—Sí, tan divertido que no me sorprendería volver a ver el gremio completamente destruido en media hora. —respondió sin voltear. Mirajane soltó una risita.
Volteó a mirar los ojos penetrantes color zafiro, que desde hace tiempo ya no mostraban la rudeza e intimidación con la que él había pasado largos años —al menos no la mostraba tan seguido— y sonrió levemente.
— ¿Sabes? Realmente te has ganado el corazón de tus compañeros. —dijo con voz suave. La primera vez que había escuchado eso también había sido por la boca de la albina. Se encontraba en un pésimo estado por la batalla contra Torafusa, totalmente enfermo. Había sentido como alguien entraba y se sentaba a su lado, reconoció la dulce voz de Mirajane pronunciando las mismas palabras que le acababa de decir. No tenía las fuerzas suficientes para abrir los ojos y darle una mirada, o comprobar que ella tenía una sonrisa llena de orgullo y aprobación, ni podía alzar la comisura de sus labios para brindarle una sonrisa ni ninguna señal de que la había escuchado. Pero a Mirajane no le importó eso y él lo sabía.
—Hubieras sido un gran maestro. —confesó. Laxus movió la cabeza de un lado al otro lentamente en señal de negación.
—Ambos sabemos que no era el indicado. —Miró a Erza que estaba comiendo alegremente otro pastel de fresas que Kinana le había ofrecido.
—Eras una excelente opción, Laxus. —replicó. Estaba seguro que Mirajane tenía un rostro serio.
—Erza lo era más —respondió fríamente—. ¿No deberías atender la barra? —La mayor de los Strauss de quedó callada unos momentos. Sintió como daba media vuelta pretendiendo marcharse, no sin antes decir algo.
—Te has ganado mi corazón, te has ganado el de todos —admitió—. No necesitas nada más para ser maestro. —Dicho esto bajó las escaleras. Laxus entrecerró los ojos. Los halagos se habían vuelto una costumbre para él gracias a Raijinshu, no había una gran diferencia, y aun así le molestaba. ¿Realmente él pudo haber llegado a ser un buen maestro? Después de lo ocurrido en Festival, ser el próximo maestro ya no era una de sus prioridades y no se consideraba apto para el cargo.
Chasqueó la lengua algo fastidiado. En el fondo, muy en el fondo, sabía que Mirajane tenía razón, pero no lo admitiría nunca.
Quería hacer un final abierto owo Como dije, no soy la mejor para el romance u.u Espero que les haya gustado, en especial a ti, Bet-sama ¡Nos vemos a la próxima!
