No te preocupes por mí…
Cap.1 Reencuentros.
Esa noche llegó más tarde de lo acostumbrado, la ciudad a esas horas podría ser peligrosa y más para ella una abogada de renombre, aún así no había quien la esperara en casa así que ¿Qué podría importarle?
Llegó cansada, abrió la puerta y se podía ver una casa llena de lujosos muebles, aunque muy solitaria y nada hogareña, más bien parecía oficina o algo así, todo menos una casa.
Lo primero que hizo fue darse un baño, 2 divorcios en un día si que eran agotadores…
Por un momento admiró el azulejo del baño, era de color azul claro, se puso a pensar que ella no había decorado esa casa, había contratado a un buen decorador y bueno no le importaba lucía bien cada espacio de la casa.
Después de su ducha salió con paso cansado a su habitación, miró el reloj 3 de la mañana, tendría que levantarse en 2 o 4 horas más así que no había tiempo que perder…se puso el pijama y trató de dormir un poco aunque ciertamente no podría…
En efecto no pudo dormir, estuvo dando vueltas en su cama por media hora, y se alegraba de haber comprado un KING SIZE sino se habría caído al suelo, resignada tomó un frasco de pastillas que tenía en su buró, maldijo por lo bajo al ver que tendría que ir por algo de agua, ya cuando regresó no pudo evitar sentirse tan vacía y más aún al ver esa foto…
Una foto de ella y su padre, ella tenía 12 años, su padre se acababa de separar de su madre que se había quedado con su hermano menor, Souta…
-Me haces tanta falta papá…-dijo en un susurro.
Y recordó esos tiempos en que aún era joven, en que vivía su padre y la vida era felicidad, al menos parte de su vida, pues recordar a su padre y la época de su infancia le hacían pensar en un oscuro pasado del que quería salir, y que a sus 31 años seguía presente aún…
Sin darse cuenta se durmió, aunque 3 horas después su despertador la despertó, se levantó como zombie para cambiarse, y preparar los papeles del trabajo…
Llegó a la oficina, y tuvo que prepararse para el caso de las 8 am, apenas eran las 7 así que tenía una hora para ver que faltaba…
20 minutos más tarde llegó su secretaria, y le anunció que tenía visita, creyó que sería la señora Suarez su cliente así que sin preguntar quien era la hizo pasar, aunque vaya sorpresa…
Entró una joven de unos 32 años, cabello café oscuro ondulado, ojos azules, tez bronceada, y delgada. Por su forma de vestir se diría que también sería abogada.
-¿Sango?-sorprendida al verla entrar…
-La misma de siempre, ¿Cómo estás?-sonrió afable.
-Un poco apurada tengo que ir al juzgado en media hora…-dijo.
-Suponía que así te encontraría, aunque bueno aún así tenemos que hablar, es importante Aome…-dijo la joven.
-¿Qué pasa?-preguntó checando aún unas cosas, aunque ya casi acababa.
-Es tu hermano…
*--*--*--*--*
Estaba esperando paciente a su cita, sin duda de nuevo habían peleado por una estupidez, y él tendría que disculparse aún si la culpa no era suya, debía entender que ella aún no superaba el pasado y era común que hablará de su ex aunque a él le incomodara.
-Hola…-dijo una mujer de unos 28 años, cabello rubio y ojos cafés, la notó algo agitada-perdón por la demora… el tráfico-explicó.
-Descuida no tengo mucho aquí acabo de llegar…-mintió.
-Bueno ¿ya ordenaste?-preguntó.
-No, aún no-dijo haciendo el ademán a la mesera.
Pidieron dos desayunos normales, y café americano, ya cuando la mesera se fue…
-Supongo que quieres que hablemos ¿cierto?-dijo seria la mujer.
-Así es, y bueno me disculpo por haberte gritado ayer, pero tienes que entender que no es normal que hables tanto de Naraku cuando estamos juntos, ¿o acaso sería normal para ti que yo hablara de Kana estando contigo?-dijo tratando de parecer tranquilo.
-Sesshomaru yo…lo siento de verdad no quise mencionar a Naraku pero entiende que no se puede olvidar de la noche a la mañana una relación de 5 años…
-Supongo que no Kagura… entonces ¿Qué hacemos? Llevamos ya casi un año juntos y seguimos peleando por lo mismo…-dijo cansado.
-Ya lo sé lo siento de verdad, aunque creo que solo hay una solución…-dijo.
Él ya sabía a que se refería, separarse o darse un tiempo, daba igual de todos modos la perdería…
-Te escucho, aunque tengo una idea de lo que dirás…-dijo.
-Bueno ¿Qué te parece si vamos a terapia de pareja?-preguntó algo entusiasmada.
-¿Eh?…-confundido, no esperaba esa respuesta.
-Sí mira, ayer le dije a una amiga de nuestro problema y me dijo que cuando eso le pasa con su novio van a terapia de pareja, es más conoce a una excelente terapeuta…
Bien pudo haber sido peor, siguió escuchando su idea, sonrió un poco, al menos le interesaba que funcionara su relación y eso era bueno, al menos eso creía él.
*--*--*--*--*
Salió del juzgado a las 9:30 am, al menos no tardó tanto el juicio, pues se llegó a un acuerdo inmediato así que tendría tiempo libre para que Sango le aclarara lo sucedido con Souta su hermano.
Canceló todas sus citas restantes, y se dirigió al hospital, al parecer su hermano tuvo un accidente.
*--*--*--*--*
Después de haber desayunado se dirigió a su trabajo, al parecer tendría otro caso complicado, un joven de 29 años había tenido un accidente automovilístico y había entrado en coma, bueno tratar de hacer que regresara sería complicado, había pacientes que nunca salían del coma y además aún no llegaba algún familiar a preguntar por él…
-Doctor Taisho que bueno que llega-le dijo una enfermera-el doctor Gómez quiere verlo en su oficina.
-Gracias Edith…-dijo al dirigirse a la oficina del director…
-Llega tarde-le dijo una voz imponente al verlo pasar.
Sabía que él le diría algo así, aunque no había nada que hacer era el director, ese hombre de 50 años, robusto, cabello entrecano y ojos negros era la autoridad en ese hospital.
-Lo siento, tuve un compromiso…-se disculpó, aunque si bien solo había demorado 2 minutos.
-¿A estas horas?-preguntó, aunque no dio tiempo a responder-La doctora Durán le ha dicho ya del muchacho que trajeron ayer en la noche ¿cierto?
-Sí, me dijo que sufrió un accidente y entró en coma…
-Bien, usted y la doctora serán los responsables de ese paciente, no quiero más muertes-dijo viéndolo fijamente ya sabía por qué lo decía…
-Está bien, le aseguro que no fallaremos.
-Eso espero…
-¿Sus familiares ya lo han venido a ver?
-Si, 2 mujeres están con él…puede retirarse-le dijo, dando a entender que no había que agregar nada más…
Bien se dirigió a la habitación, seguramente la doctora ya estaría explicándoles a los familiares del paciente.
Encontró a su colega explicándoles a 2 jóvenes mujeres lo que pasaba con el paciente.
-Buenos días soy el doctor Sesshomaru Taisho-se presentó-la doctora Durán ya les habrá explicado lo que pasa con el paciente…
-Así es-dijo la doctora-y bueno por ahora no queda nada más que esperar a que el paciente despierte…
-Bien entonces ¿es todo?-preguntó una de las mujeres, se veía más joven que la otra mujer, tendría unos 30 años quizá, cabello negro y ojos café claros, y de porte elegante, sin duda tendría un carácter reservado.
-Sí, es todo por el momento-dijo Sesshomaru-para cualquier duda o aclaración pueden decirnos…
-Está bien, todo ha quedado claro-dijo.
Ya cuando los médicos se fueron.
-¿Realmente te quedó claro?-preguntó Sango.
-Sí, Souta entró en coma y lo único que puede hacerse es esperar…-respondió.
-¿Y qué vas a hacer?
-Supongo que tendré que cancelar algunas citas, fijar un horario para estar aquí y hablarle…todo lo que no hemos podido hablar en 20 años casi…-nostálgica.
Sango la abrazó sabía lo que para Aome significaba ver a su hermano, no se habían visto en largo tiempo…
-Yo sé que es difícil para ti, y créeme estoy aquí para apoyarte en lo que sea-dijo su amiga-es más si quieres estaremos las 2 vigilando que despierte…
-Gracias, aunque tú tienes tus asuntos también y no quiero retrasarte-dijo Aome.
-¿Retrasarme yo? Claro que no-bromeó-mira no me interesa si mis pacientes se quejan, para mí lo importante es mi familia, y yo te considero mi familia, así que no me harás cambiar de opinión.
Cierto, Sango era hasta el momento la única amiga sincera que tenía y se consideraban hermanas.
-Gracias…
Por un momento se quedaron en silencio, hasta que a Sango se le ocurrió alegrar el momento…
Vio pasar al doctor que se hacía cargo de Souta y…
-¿No crees que está guapo?-le dijo a Aome sacándola de sus pensamientos abruptamente.
-¿Eh? ¿Quién?-confundida.
-El doctor Taisho…-dijo con picardía.
-Sango no empieces con eso…-cansada de que su amiga fuera tan observadora.
-¿Qué?-se hizo la desentendida-es guapo de unos 35 tal vez, alto, cabello negro, ojos grises, y se ve tan varonil que…
-No me interesa como sea, si quieres pídele una cita, aunque dudo que no tenga novia o pareja…
-Ah pero que humor el tuyo, tal parece que después de Inuyasha no habrá nadie más-dijo Sango aunque se dio cuenta de su error-perdón amiga yo…
-No te preocupes Sango, eso ya no importa, es parte del pasado y lo tengo que sacar, nada más…
-Pero es que yo…bueno Aome tarde o temprano tendrás que enamorarte, no por ese idiota te quedarás en el club de la soltería permanente-dijo como tipo regaño aunque más bien era consejo.
-No hace falta, mi trabajo me ha hecho ver que las relaciones son fugaces así que no importa, prefiero estar sola.
-Pues en mi trabajo yo hago lo imposible por mantener unidas a las parejas y ha funcionado, así que si un día llegaras a pensar en separarte, sabes que antes de eso puedes venir a mi consultorio con mi desafortunado cuñado-sonrió maliciosa.
-Claro doctora corazón-bromeó…
-Ok pero no me niegues que está guapo…-insistió con lo anterior.
Le siguió el juego, aunque realmente si lo estaba.
-Bien si te hace feliz oírlo, si es demasiado guapo ¿Ya, feliz?
-Lo sabía-triunfante-después de todo no estás hecha de piedra.
-Ay Sango, no cambias…-dijo resignada.
*--*--*--*--*
Unas horas después Sango tuvo que dejar a Aome, al parecer tendría una cita en la tarde, tardaría solo 1 hora así que se despidió.
Llegó pronto a su consultorio, tenía buen gusto en decoración, los asientos de piel y su escritorio de ébano una madera cara, su pared era la más deslumbrante, lleno de diplomas y de reconocimientos por su éxito en las terapias, le dio una mirada a su escritorio y leyó su placa Dra. Sango Koetsu, vaya que amaba su trabajo.
Sus pacientes llegaron justo a tiempo, la mujer era joven de 28 años, y muy bonita también, lo que le sorprendió fue el hombre…
-¿Usted?-dijo sorprendida.
Claro Sesshomaru también se sorprendió pero no dijo nada.
-Vaya sorpresa ¿así que nos dedicamos a lo mismo?-dijo Sango tomando un aire profesional.
-Algo así, solo que usted no abre pacientes…-dijo con sarcasmo Sesshomaru.
-Cierto.
-¿Se conocen?-preguntó Kagura un tanto celosa.
-Sí, parece que su hermano tuvo un accidente y yo lo atiendo-dijo Sesshomaru.
-Vaya…-dijo Kagura.
-Bueno ahora sí ¿en qué puedo ayudarlos?-preguntó Sango.
