Disclaimer: Soul Eater no me pertenece, lo único mío son estas pequeñas historias sacadas de mi retorcida y pervertida mente.

¡Hi! Bien… ¿qué decir? Estas historias se me ocurrieron mientras me encontraba prestando "atención" a clases, ¿quién dijo que ir a la escuela no servía para nada? xD, espero y les guste el primer One-shot de los cinco que tengo planeado hacer como especial de Halloween, ¡nos leemos!


Sadistic Vampire

Bloody Dreams

Maka POV

Ya son las 11:45, y por alguna loca y extraña razón, tengo miedo de ir a dormir.

No es por temor a tener una pesadilla, no claro, que no. Mis sueños están muy alejados de ser una pesadilla, además que desde que cumplí los 20 años he dejado de soñar así.

Sin embargo, la razón por la que tengo miedo de soñar con lo que sueño, es por temor a sentirme… usada, o peor aún, violada.

Todo empezó desde que fui ascendida en mi puesto como abogada. Logré entrar a un buffet muy prestigiado, y la vida parecía que me sonreía al lograr todo el éxito que tenía. Creí que esa noche, tras llegar a mi casa después de una fiesta celebrando la victoria del buffet en un caso, sería igual de normal que las otras…

Nunca creí cuanto me equivocaba.

Tan pronto cerré los ojos y me sumergí en un profundo sueño, sentí como algo o alguien recorría mi cuerpo sin pudor alguno, deteniéndose en zonas como mis labios, mi cuello y mis pechos.

Ante estas caricias abrí los ojos, pero tal parecía que seguía metida en mi sueño, ya que me encontré de frente con un par de ojos rojos como la sangre que me miraban intensamente. Mi escasa visión – por culpa de la oscuridad – me dejó ver únicamente su cabello blanco y su sonrisa torcida.

Aquel extraño chico llevó sus manos hasta mi rostro y comenzó a acariciar mis mejillas y pómulos. Me estremecí ante el contacto de su fría piel contra la mía, y no fui capaz de reaccionar cuando junto nuestros labios en un delicado beso.

Tampoco reaccione cuando me despojó de mi ropa, ni cuando él se desnudo también. Solo era capaz de pensar en una cosa, y eso era la sensación de su piel contra la mía.

Esa fue la primera noche que soñé con él, y fue la primera noche en la que soñé que hacía el amor con un total extraño en una habitación que no era la mía, y que no recordaba haber visto nunca en mi vida.

Pero eso no era lo peor. Lo peor era que me despertaba, totalmente ilusionada por encontrarme al chico albino de mis sueños, sólo para caer en la dura realidad. Desperté sola, en mi habitación, liviana y un poco excitada.

Me sentí totalmente ridícula en ese momento. ¡¿Cómo podía excitarme con un simple sueño?! Corrección… ¡¿Cómo podía creer que despertaría en brazos de mi incubo personal?!

Suspiré.

Ya era normal que soñase con eso y que despertara ilusionada, sin embargo, eso me provocaba miedo a la vez.

Miedo a sentirme usada por mi maldito subconsciente.

Miedo a tener estos sueños para siempre.

Miedo a no regresar a la realidad.

Miedo a no querer regresar a la realidad.

Volví a suspirar, esta vez armándome de valor para poder dormir de una buena vez. Mañana tenía un montón de trabajo y lo mejor era que no me desvelara con estúpidos temores.

Apagué la luz de mi mesita de noche y me acurruqué bajo las sábanas. Sólo fue cuestión de tiempo para que cayese rendida al sueño…

Y para que mi incubo personal volviese a aparecer, listo para darme otra noche de placer.

Al otro día, el despertar fue igual que las demás mañanas. Respiración agitada, nervios a flor de piel, excitada e ilusionada. ¿Es que acaso esto nunca va a acabar?

Salí de la cama levemente molesta, me metí a bañar, me arreglé, desayuné y me fui temprano al trabajo. Al menos este me ayudaba un rato a despejar mi mente de esos sueños pervertidos.

Al llegar a mi despacho me sorprendí al encontrarme a Chrona y a Tsubaki esperándome en la pequeña sala de estar. Tsubaki era mi mejor amiga, al igual que Chrona, quien era mi secretaria, sin embargo, eso no pudo evitar que las viera con cierta desconfianza al ver la gran sonrisa que tenían ambas en su rostro.

- ¿Qué les pasa? – pregunté confundida.

- ¡Ah que no sabes quién va a ir a una importante cena! – me dijo Tsubaki sonriente.

- ¡Tú! – completó Chrona mientras me señalaba.

- ¿Yo? ¿Y con quién debo de cenar, si puedo saber?

- Simple, ¿recuerdas el buffet de abogados que se quería asociar con nosotros?, pues bien, el representante de ese buffet quiere hablar a solas con nuestra representante, o sea, tú. Por eso Chrona y yo hemos arreglado una cena entre tú y él.

- ¡¿Qué?! ¡¿Están locas?! ¡¡Saben que odio ir a ese tipo de cosas!!

- V-vamos Maka-chan, ha-hazlo por el buffet – me dijo Chrona con una carita de perrito a medio morir.

Y a esa carita se le unió la de Tsubaki, haciendo que me debatiera entre mi dignidad y mí corazón de pollo, el cual me decía que aceptara la estúpida cena que me habían organizado.

Suspiré, totalmente resignada, alzando las manos como si fuesen a ponerme esposas en ellas.

- Vale, soy su prisionera, háganme lo que quieran antes de que cambie de parecer – murmuré.

Las dos soltaron un gritito, para después comenzar a dar saltitos por todo el lugar. Cada una me sujetó de una mano y me arrastraron hacía el BMW de Tsubaki. Llegamos a la casa de Liz y de Patty, ellas también eran nuestras amigas, pero no eran abogadas, sino más bien modistas.

Recuerdo la curiosa forma en la que las conocimos, fue durante un juicio donde Liz acusaba a una estilista por quemarle el cabello con la secadora. Cada vez que recordamos eso no podemos evitar reírnos.

Ellas dos me encerraron en su cuarto, y no salí de allí hasta que al fin decidieron que vestido quedaba más conmigo. Me sonrojé al ver que tardamos más de dos horas escogiendo el atuendo, ¡no era mi culpa el no tener unos pechos grandes!

Cuando la sesión de tortura acabó, miré mi reflejo en el espejo de cuerpo entero que había en la habitación.

Usaba un hermoso vestido strapless negro con un listón del mismo color en mi cintura. La falda era larga y con un hermoso recogido de tres capas, la cual tapaba casi por completo mis zapatillas negras de tiras (1). Mis labios estaban pintados de un rojo sangre, mientras que mi cabello estaba peinado en unos ligeros tirabuzones.

Sonreí.

- Wow… - susurré.

- Sí, wow… - murmuró Liz orgullosa.

- Te agradezco todo esto Liz, pero… ¿no crees que es mucho para una simple cena entre socios? – le pregunté.

- ¿Llamas a esto mucho? ¡Por Dios, Maka, esto es poco a comparación de lo que tenía pensado ponerte! Así que deja de quejarte y hay que terminar de arreglarte para la cena.

Suspiré un poco molesta. No entendía el porqué del entusiasmo de las chicas con la cena. ¡Era sólo eso, una simple cena! Y lo más seguro es que el representante del buffet sería un hombre gordo, calvo y sin mucha gracia, como siempre.

Lo único que quería era llegar a mi casa y descansar, o por lo menos, encontrarme nuevamente con mi íncubo personal. Claro, aunque eso significaría que tarde o temprano caería en la locura al no poder salir de esos sueños.

Sin muchos ánimos, dejé que Liz y Patty terminaran de arreglarme, y después de un par de horas más ya me encontraba lista para salir a mi gran cita – nótese mi sarcasmo –.

Tsubaki se ofreció a llevarme, ya que mi carro se había quedado en el estacionamiento de la oficina. Hoy era 31 de Octubre, por lo que al encender el auto la radio se encendió automáticamente, dejándonos escuchar una melodía un tanto macabra y gótica, la cual no pude evitar tararear.

"Aishiteru

Kimi no sono karada wa zenbu boku no mono dakara

Otonashiku shitagae

Shizen no setsuri

Aragau koto wa machigatte iru yo

Chigau kai kawaii ojousan yo naa?" (2)

Tsubaki rió ligeramente.

- ¿Qué pasa? – le pregunté.

- No, nada…

- ¡Dime! – le pedí sonriente.

- Bueno… ¿recuerdas la fiesta de hace siete meses, cuando fuiste ascendida en el trabajo?

- Sí – murmuré, ¿cómo no olvidarla? Desde esa noche mi pequeño y sexy íncubo me hace visitas todas las noches.

- Bien, ¿y recuerdas también al chico que organizó la fiesta?

Traté de hacer memoria, pero por más que intentaba hacer que mi cerebro recordara algo, la idea se me iba. Negué con la cabeza después de un rato.

- Pues bien, el chico que hizo esa fiesta es el que te invitó a cenar.

Me quedé con la boca abierta ante tal revelación. Que yo recordara, el que organizó la fiesta era muy rico, por lo que la fiesta fue en su mansión. Temerosa, volteé a ver la cima de la colina a la cual nos dirigíamos, y en efecto, en lo más alto de esta había una bella y enorme mansión de paredes blancas y jardines muy bien cuidados.

Tapé mi rostro con mis manos, mientras que me encogía en mi lugar. ¡Ahora entendía el afán de las chicas por vestirme de esta manera! Lo más seguro es que aquel chico no fuese el viejo gordo que yo me imaginé. ¡Genial, simplemente genial!

- Tsubaki… no quiero ir… - murmuré.

- Lo siento Maka-chan, ya no hay vuelta atrás – me dijo sonriente mientras me daba palmaditas en el brazo con una mano.

Bufé, mientras que la miraba con falso enojo.

Llegamos a la enorme mansión, y tan pronto Tsubaki apagó el motor del carro y abrió su puerta, un muchacho pelinegro vestido de traje me abrió la mía. Lo miré entre confundida y sorprendida, mientras que salía del carro, tratando de no caerme con la falda del vestido.

- Buenas tardes, señorita Albarn, mi amo, el joven Evans, la espera dentro – me dijo el muchacho con una ligera reverencia.

- Eh… esto… gracias… - murmuré.

- Mosquito, a sus órdenes.

- Ok, gracias Mosquito – le dije con una sonrisa tímida.

- En ese caso pasaré por ti dentro de un par de horas – me dijo Tsubaki, pero Mosquito negó ligeramente con la cabeza.

- El amo se encargará de llevar a la señorita a su hogar, muchas gracias por la molestia.

Ella me miró un poco desconfiada, pero yo le sonreí para darle a entender que todo estaría bien, además de que le señalé mi bolso, en el cual cargaba mi aerosol de gas pimienta – papá era policía, por lo que desde pequeña siempre he sabido cómo defenderme –. Tsubaki asintió y sonrió, e hizo un además de teléfono antes de subir al coche e irse.

- Sígame – me dijo Mosquito, para luego encaminarse hacia la mansión.

Lo seguí de cerca, apretando mi bolsa contra mí con fuerza. Abrió la puerta y me dejó ver el hermoso recibidor de la casa, el cual tenía pisos de mármol y paredes color crema. En estas había varios cuadros de paisajes del siglo XVIII, así como un par de espejos, los cuales tenían un bello marco de plata.

- En un momento baja el amo, por favor, póngase cómoda – dijo Mosquito mientras me señalaba la sala de estar, para luego caminar hacía una de las tantas puertas que había en el lugar y desaparecer.

Miré asombrada el lugar, para luego acercarme a los muebles de la sala. Estos eran finos y antiguos, casi tanto como los paisajes de los cuadros. Me acerqué a la chimenea, y sobre la pequeña repisa que esta tenía había un par de fotos a blanco y negro, en las cuales un chico muy guapo sonreía a la cámara.

Seguí inspeccionando el lugar, totalmente llena de curiosidad por todas las cosas antiguas del lugar, pero sin duda, lo que más llamó mi atención fue un bello piano de cola negro, el cual se encontraba frente a la puerta que daba hacia el patio trasero.

Me acerqué a el y pasé mis dedos por encima del taburete. Sin duda alguna, era el objeto más cuidado del lugar.

Recordé los días en los que mi madre me había impartido clases de piano, nunca fui buena en este. Cada vez que tocaba una tecla, un vidrio o espejo se cuarteaba.

Salí de mis recuerdos cuando alguien carraspeó detrás de mí. Me giré para ver al dueño de la casa, y tan pronto lo hice, mi corazón dejó de latir – literalmente –.

Era alto y de buen cuerpo, a pesar de traer encima su saco negro. Su cabello era blanco y corto, pero lo traía despeinado, aunque ah decir verdad, le quedaba mejor esa apariencia. Sus ojos eran dos bellos rubíes que brillaban de excitación y de otro sentimiento que no supe identificar, sin embargo, lo que más me atraía de él – además de sus ojos y su bello rostro – era su sonrisa de tiburón.

Tardé en salir de mi asombro, y tan pronto lo hice, mi cerebro trabajó a máxima velocidad. ¡Él era el chico de mis sueños! ¡Mí íncubo personal! Pero… ¿cómo? ¡imposible! Nunca nos habíamos hablado antes, ni siquiera nos conocíamos, y dudaba que él fuera todas las noches a mi casa sólo para hacerme el amor.

Negué rápidamente con la cabeza, tal vez esto sólo era un mal sueño. Sí, debía de ser eso.

- Hola, tú has de ser Maka, ¿verdad? – me preguntó, su voz era un poco tosca, pero aterciopelada a la vez, casi comienzo a híper ventilar.

- S-sí, M-Maka Albarn – me presenté mientras caminaba hacia él y le tendía la mano.

- Soul Eater Evans, puedes llamarme simplemente Soul, un placer – susurró mientras sujetaba mi mano y depositaba un suave beso en ella.

Mi pulso se disparó ante aquel roce, haciendo que me sonrojara levemente. Unos escalofríos recorrieron mi espalda por culpa de la extraña diferencia de temperaturas. ¿Era mi imaginación o su mano parecía un tempano de hielo?

- Será mejor que comencemos la cena, ¿no cree?, es tarde y me muero de hambre – me dijo con una pequeña risa, como si fuese un chiste personal.

Lo miré confundida, pero a pesar de eso dejé que me guiara hacia el comedor, tomados de la mano. Mi corazón aún latía furioso contra mi pecho y mi respiración era un poco agitada. Las imágenes de mis sueños no dejaban de asaltar mi cabeza, lo que provocaba que me pusiera todavía más nerviosa de lo que por sí ya estaba.

Nos sentamos en la larga mesa de mantel blanco y vajilla de plata. Soul retiró la silla para que yo me sentara, y en un leve susurro le agradecí su caballerosidad. ¡Y yo que pensaba que era un viejo amargado!

Me reí tontamente de mis pensamientos, haciendo que Soul me mirara entre confundido y divertido. Volví a sonrojarme tan pronto vi su intensa mirada posada en mí y su sonrisa torcida.

- ¿En qué piensas? – me preguntó, después de un rato de silencio.

- ¿Perdón? – pregunté, un tanto confundida.

- Disculpa, creo que fue la pregunta equivocada, apenas nos conocemos.

- No, no te preocupes, estoy un poco distraída – le dije nerviosa.

- Aquí esta su cena, amo – dijo Mosquito mientras aparecía junto a él. No pude evitar dar un brinco ante el susto que me provocó su repentina aparición.

- Gracias Mosquito – le dijo Soul con una sonrisa.

Mosquito dejó un plato de crema de elote frente a mí, mientras que le servía un extraño vino a Soul en su copa, el líquido era de un color rojo carmín intenso. Me sorprendió un poco que este fuese un poco espeso, ¿cuántos años llevaría de conserva?

- ¿Gustas un poco? – me preguntó Soul con una sonrisa, pude ver de reojo como Mosquito le mandaba una mirada reprobatoria.

- N-no gracias, no bebo, aunque un vaso de agua no estaría mal, claro, si no es mucho pedir – murmuré apenada.

- Enseguida se lo traigo – murmuró Mosquito, y justo cuando alcé la mirada de mi crema para darle las gracias, él había desaparecido.

- Discúlpalo, es un poco tímido – me dijo Soul divertido.

- D-descuida – balbuceé, para luego mirar su plato vacío - ¿no vas a comer? – pregunté.

- No tengo hambre, digamos que… comí un poco antes de que llegaras – murmuró distraídamente mientras mecía de un lado a otro el contenido de su copa.

No hice más preguntas, obedecí aquel extraño instinto que me decía que guardara silencio. Comí un poco más lento de lo normal, la cena que había preparado Mosquito estaba deliciosa. Justo después de acabar Soul me invitó a su sala, donde conversamos un poco acerca de los planes de negocio y de nuestras vidas.

Reímos juntos y incluso llegamos a quedarnos en un profundo silencio, el cual, para mi sorpresa, no se volvió incomodo. Nos sonreíamos de vez en cuando, e incluso más de una vez lo sorprendí queriéndome agarrar la mano o acariciar mi mejilla.

No entendía muy bien el porqué, pero me agradaba estar junto a él, a pesar de que prácticamente era un total desconocido para mí. Mi corazón palpitaba alegre con la cercanía de nuestros cuerpos y unos extraños deseos me pedían acariciar su mejilla, sólo para saber cómo se sentiría su piel ante mi contacto…

Regresé a la realidad cuando el enorme reloj de péndulo marcó la media noche.

- ¡Pero qué tarde es! Ya me tengo que ir… - dije angustiada mientras me paraba de mi lugar.

Soul, al escuchar esto, me sujetó rápidamente de la muñeca, para después pararse y mirarme fijamente. Claramente se podía ver el dolor y el miedo en sus ojos, haciendo que mi corazón se encogiese.

- No te vayas – me pidió triste.

- Lo siento, pero yo…

- Por favor, quédate.

Y no sé porque, pero tan pronto escuché su voz de aquella manera tan suave y seductora, no pude evitar quedar totalmente a su merced.

Mis piernas temblaban, pero a la vez me sentía volar. Mi mente estaba en blanco y mis sentidos totalmente dopados. Soul me abrazó y me pegó a él delicadamente, como si de una muñeca de porcelana me tratase. Me estremecí al sentir sus fríos labios contra mi garganta, haciendo un caminito desde mi mandíbula hasta mi clavícula, dónde se deleitó un buen rato oliendo mi piel.

Me reí tontamente por culpa de las cosquillas que su respirar me provocaba, Soul me miró fijamente y después sonrió ampliamente.

- Acompáñame – no fue una sugerencia, sino más bien una orden.

No dudé en seguirlo. Me llevó hasta el tercer piso de la mansión en brazos, para luego entrar en una habitación oscura y escasamente iluminada por un par de velas. Él me acostó con delicadeza sobre algo suave y cómodo, tardé en descubrir que estaba sobre una cama.

Mi mente reaccionó en ese instante, me pedía a gritos que buscara mi bolso y sacara el gas pimienta, pero mi cuerpo y mis sentimientos me decían otra cosa.

Lo necesitaba. Necesitaba estar junto a este extraño, necesitaba que me tocara o me besara, que me hiciera suya, como tantas veces lo había hecho en mis sueños…

Sueños… ¡claro! Este debía de ser otro sueño, ¿verdad? Ahora entendía por qué mi íncubo se parecía demasiado a Soul, y porque lo necesitaba tanto como el aire mismo. Ya no había duda alguna, o estaba muerta o me había dado una sobredosis por tantas pastillas que tomaba para poder dormir.

Fuera lo que fuera, iba a disfrutar de este sueño, porque sí, amaba a mi íncubo con locura, aún si este no fuese real y solo un producto de mi retorcida imaginación.

Soul me sonrió, al mismo tiempo que unía nuestros labios en un beso lleno de pasión. No dudé en responderle, así como el tampoco dudó al momento de comenzar a quitarme el vestido. Él ya sabía de antemano que esto lo deseaba tanto o más que él.

El vestido negro terminó en algún punto de la habitación, al igual que la corbata, la camisa y el saco de Soul. Su lengua se paseaba por toda mi piel expuesta, la cual también besaba, mordía o chupaba.

No evité los gemidos que escapaban de mi boca, ¿para qué?, esto es un sueño y a nadie le importaba si gritaba fuerte o no.

Soul se quitó los pantalones y su ropa interior en un fugaz movimiento que apenas pude percibir gracias a la luz de las velas, luego, llevó su boca al encaje de mis pantaletas. Un escalofrío de placer y miedo recorrió mi espalda al ver como sus colmillos crecían y bajaban poco a poco la única prenda que cubría mi cuerpo.

Cuando mi prenda se reunió con el resto de la ropa en el suelo, Soul se acercó a mis labios, los cuales besó con delicadeza y dulzura. Sus manos recorrían todo mi cuerpo, deteniéndose más en mi trasero o mis pechos. Gemía de placer, y eso a Soul le gustaba, ya que las caricias aumentaban.

Después de un rato, la necesidad de juntar nuestros cuerpos como otras veces se hizo incómoda. Lo deseaba, lo necesitaba, lo quería, lo amaba…

Él debió de ver la necesidad en mis ojos, ya que me sonrió con ternura, para luego acariciar mi mejilla.

- Te amo – susurró.

¿Cuántas noches no me había dicho lo mismo?

- Yo también te amo – susurré.

¿Cuántas noches no le había dicho lo mismo?

Volvió a besarme, y de una sola embestida me penetró.

El ritmo era rápido, haciendo que entráramos en un vaivén de placer y lujuria. Los gritos y gemidos que escapaban de mi boca resonaban en la habitación, al igual que los gruñidos de placer de Soul. Estos desaparecían cuando nuestras bocas se unían en besos desesperados y posesivos.

¿Se puede amar a un sueño? Yo digo que sí, o de lo contrario no sentiría lo que siento cada vez que hacemos el amor.

Las embestidas aumentaron todavía más, estábamos a punto de terminar, y eso lo sabía a la perfección. Cuando la ola de placer me inundó por completo, Soul hizo algo que nunca me esperé que hiciera… otra vez.

Me mordió. Sus dientes se clavaron en mi cuello, y sentía como succionaba poco a poco mi sangre.

No grité, ni lloré, ni mucho menos me asusté. Esto ya había pasado en una ocasión, la primera vez que él me hizo suya. No solo le pertenecía a Soul en cuerpo y en alma… si no que también, mi sangre era de él.

Así como también él era mi íncubo personal…

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… Desperté un poco mareada.

Todo daba vueltas, y me sentía más débil que de costumbre. Abrí los ojos, acostumbrándome poco a poco a la luz que se lograba colar por las ventanas – la cual, era muy escasa –.

Y tan pronto lo hice, no pude evitar soltar un grito.

Me encontraba en una habitación totalmente diferente a la mía. Las paredes blancas, las cortinas azules, las sábanas del mismo color pero más oscuro y los muebles antiguos. Estuve a punto de tener un ataque de pánico, hasta que de pronto, una risa llamó mi atención.

- Buenos días.

Miré atónita al chico albino que se encontraba frente a mí. Soul se encontraba sentado en el sofá negro que había en su habitación. Sólo traía puesto un pantalón de mezclilla, haciendo que los recuerdos de mi sueño inundaran mi mente y me sonrojara.

- ¿No fue… un sueño…? – susurré, mientras llevaba mi mano a mi cuello.

Pude sentir dos puntitos en uno de los costados de mi garganta, claramente formaban la forma de una mordida de…

Vampiro…

- Eso depende de cómo lo veas – susurró Soul de manera seductora, mientras llegaba a la cama en un rápido movimiento.

Me acostó nuevamente en la cama con delicadeza, para luego comenzar a besar mi cuello. En cada latido de mi corazón, sus labios subían más y más, hasta llegar a mi boca. Sentí como el sonreía contra mis labios.

- Pero si quieres, puedo hacer que lo sea…

Sonreí.

¿Quién dijo que los sueños no se hacen realidad?


FIN


1: No supe describir muy bien el vestido, así que en mi perfil les dejo un link para que lo vean.

2: Fragmento de la canción "Sadistic Vampire" de Vocaloid (el cual le pertenece a Yamaha).


Y bien, ¿qué tal ha quedado? Espero y bien xD, si llegamos a los 10 reviews para mañana subo el siguiente capítulo, así que please, ¡comenten! ¡Nos leemos!


¿Review?