Olvidado y recordado.

Miro la perla rosada sobre la palma de sus manos. Rozando con la yema de los dedos la superficie lisa; era fría al tacto y al mismo tiempo caliente por el poder que latía. Todo termino al fin, no habría más peleas, gente controlada, encarnaciones, muertes, maldiciones y, sobre todo, Naraku, ya no más Naraku. Cerrando los ojos, su espalda se relajo.

"Kagome" Su voz masculina que era como la ambrosia.

Volteo a verlo. Queriendo que esos ojos ámbar fueran tan derretidos como ella quería "Inuyasha" nombro emocionada pero su corazón se encogió al ver sus ojos lejos de ella, miraban detrás de ella. Tragando saliva en el nudo sobre su garganta, volteo lentamente en la dirección de la atención del hanyou

Su corazón paro.

En toda su gloria en blanco y rojo, con el cabello lacio fuera de su moño, la respiración agitada y manchas sobre su rostro. Kikyo. La mujer con quien se la vivió compitiendo por el amor de Inuyasha durante un año. La mujer que salvo infinidades de veces por evitar el sufrimiento del hanyou.

Regreso la mirada a Inuyasha y esta vez su atención estaba en ella. Su mirada reflejaba anhelo, desesperación y un sentimiento de división. Luego esa mirada bajo a la palma de las manos de Kagome. Inconscientemente el cuerpo de ella tembló. Camino la distancia entre ellos hasta quedar frente a él. Coloco una mano suavemente sobre su mejilla para mantener su atención sobre los ojos que la miraban.

Con una pequeña sonrisa triste. Ella era consciente de su decisión, no le reclamaría, no le pelearía porque ella lo amaba más que a nada ni nadie, pero, a pesar de todo, tenía una responsabilidad "Inuyasha" comenzó suavemente "No puedo dártela" Sorpresa reunió el rostro del varón "Solo un deseo puro la hará desaparecer" Colocando un dedo sobre sus labios para mantener callado al hanyou "Puede haber terribles consecuencias y no desaparecerá" Las siguientes palabras le dolerían por Inuyasha "No es un deseo puro...Ella ya está muerta" Los ojos ámbar se nublaron en dolor.

Tomando un último momento de valor. Alejo el dedo para reemplazarlo por sus labios. Un último beso, eso era todo lo que quería. Un beso para recordar los momentos juntos. Un beso de su sabor. Un beso de adiós.

Una lagrima se fue formando en sus ojos cerrados, liberándose pero secada antes de poder salir del rostro. Se alejo con rapidez. Fue tan fugaz que aun podía ver el aspecto de shock en su rostro. No quiso esperar a si le respondía o la rechazaría. Su corazón no aguantaría y se rompería en una forma irreparable con cualquiera de las dos formas que podía reaccionar.

Alejándose de él, se acerco a la sacerdotisa. Mirando a los ojos castaños, muy diferentes a sus azules. A pesar de que la sacerdotisa frente a ella intento matarla la primera vez, le robo los fragmentos y la amenazo. Era una buena persona. Pudo ver a través de esa fachada dura. Ella amaba a Inuyasha tanto o más que ella.

"Kagome" Dijo el nombre de su reencarnación. Su traje verde mugrientos y roto en algunas secciones. Su cabello con tierra sobre él. Entrecerró los ojos en ella.

Los ojos de Kagome estaban brillosos pero no por felicidad "Kikyo" Apretando la perla en su mano "Cuídalo" su flequillo oculto su rostro "Y hazlo feliz" soltó con un leve temblor en la voz.

Abrió los ojos y la boca sorprendida ante lo dicho por la joven en frente suyo. Por un segundo, quiso bajar la mirada en vergüenza. Esta niña que nunca escogió terminar en un lugar diferente al suyo, que se enamoro de un hombre que no olvidaba su viejo amor, que el destino la escogió para tener dentro de su cuerpo la perla. Le estaba dando el acceso libre del que egoístamente trato de llevarse al infierno. Cuantas veces pudo dejar que ella muriera y siempre la salvo, sin dudarlo ni un segundo.

Su curiosidad pudo más que nada "¿Por qué?" Apretando el arco en sus manos "¿Por qué haces esto?" Otra parte de Kikyo estaba enojada "Yo ya estoy muerta" expreso en dolor.

Le ofreció una pequeña sonrisa "Porque tu e Inuyasha se aman" la miro con tristeza "Tu siempre lo amaras y él te amara a ti" Ladeando la cabeza "Además ¿No es trabajo de una miko bendecir la felicidad de una pareja?" su sonrisa empezó a temblar "En estos momentos estas viva...Y yo no pertenezco aquí" Soltando un sonido de gracia "En realidad ninguna de las dos deberíamos estar aquí ¿No crees?"

Asintiendo con el mismo sentimiento de gracia vacía sobre lo que Kagome decía.

"Aprovecha tu segunda oportunidad" le concedió "Solo no olvides que tengo que nacer en quinientos años para que esto pase" susurro.

De repente la perla rosa entre sus manos comenzó a brillar, aumentando en un ritmo alarmante. Abriendo la boca, apenas pudo dar el grito antes de ser envuelta por la misma luz y cegando a todos los presentes. Cerrando los ojos para que sus ojos no se dañaran, se dio cuenta de una repentina sensación de paz, calor, comodidad y familiaridad alrededor de sí.

Abrió los ojos sorprendida por las sensaciones expuestas en ella. Se quedo muda al verse flotando en medio delo que parecía ser el universo. Podía verse en vuelta alrededor de oscuridad con pequeñas luces brillando como estrellas. Pero en medio de ese espacio también se veían lo que eran sombras de demonios moviéndose alrededor, aunque manteniéndose a cierta distancia que no parecía poder pasar.

Cruzando los brazos alrededor suyo, se abrazo. ¿Qué era este lugar? ¿Donde estaba? ¿Qué ocurría? ¿Como termino aquí? ¿No se había acabado todo?

"Kagome" Una voz suave se escucho a su espalda.

Dándose la vuelta. Su boca cayo abierta por la impresión. Frente a ella se encontraba una mujer en un juego de hakama azules y hakamashita blanco con una espada en su costado y una armadura protegiéndola; Largo cabello hasta las caderas sujetos en un listón blanco. Pero lo que le llamo la atención fue el tatuaje de su frente que le demostraba quien era.

"¿Mi-Midoriko?" cuestiono aun sin poder creerlo. Frente a ella estaba la legendaria sacerdotisa creadora de la shikon no tama. "¿Qué-Como?" no logrando articular pregunta alguna.

Sus ojos se suavizaron "Mucha carga se ha puesto sobre tus hombros" ignorando las preguntas al azar "Tienes que liberara la existencia de la perla del mundo o nunca se acabara este ciclo de muerte y guerra"

Olvidando su sorpresa. Asintió "Lo sé por eso voy a desear que desaparezca" decidida le dijo.

Cerrando los ojos "Tu deseo es correcto pero" la miro directamente a los ojos. Marrón chocando con azul "Una vez que lo desees debes tener en cuenta las consecuencias de tus decisiones"

Un pánico se enredo en su corazón "¿Consecuencias?" apretando los puños "¿A qué te refieres?" tomo el valor de preguntar.

"Una vez que la joya desaparezca nunca podrás regresar al pasado y tu historia no llegara a leyenda. Serás olvidada con los pasos del tiempo y ninguna gloria se te hará reconocida . El pozo mágico lo dejara de ser y tus poderes serán eliminados al ser innecesarios, ya que no estará lo que protegías. Si haces un deseo incorrecto el mundo se encontrara en un profundo abismo de sufrimiento" Inconscientemente, acaricio el mango de la espada "En cambio si no deseas nada y sigue existiendo te quedaras en el pasado con tus amigos protegiendo la joya, no logrando formar una familia y "Poniendo un aspecto de piedra"...Tomaras mi lugar una vez que mueras" Comenzando a desaparecer "La decisión es tuya"

Miro asustada a la imagen transparente de la mujer "¡Espera!" Acercando el brazo hacia ella "¡No te vayas!" Ya no había nadie "¿Tiene que ser tan malas las consecuencias?" Se abrazo nuevamente mientras las lagrimas salían por su rostro "No quiero no poder volver a verlos" Dejándose caer en una posición sentada "Pero no puedo dejar que no tengan una familia y sufran"

"Tienes otra opción" Una voz se escucho retumbar alrededor de ella.

Un escalofrió le recorrió el cuerpo. Esa no era la voz de Midoriko "¿Quien anda allí?" pregunto con coraje.

Una figura se fue tornando entre la oscuridad hasta mostrar la apariencia de un hombre alto de cabellos morados y ojos de igual color; Una armadura arriba de un hakamashita amarillo y un hakama café. Una raya de color marrón en cada mejilla. En sus manos una alabarda se sostenía firmemente en su mano izquierda.

Un sentimiento de familiaridad recorrió su ser "¿Quien eres?" lo miro sospechosamente.

"¿No me reconoces pequeña miko?" con una sonrisa de burla y superioridad.

Mirando fijamente a los ojos morados otro escalofrió le recorrió. Reconoció esa sensación de miedo y un recuerdo de vacio junto con falta de poderes "Magatsushi" soltó ácidamente. Tomando posición defensiva.

Se divirtió viendo su cambio de sentimientos "No he venido a pelear" Colocando su mano libre en la cadera "Solo a darte una idea"

Resoplo "No tengo porque escucharte" dándole la espalda con los brazos cruzados "Desaparece"

"Oh, entonces no te gustaría escuchar la forma de ver a tus amigos" su voz sonó como la miel; Derretida, exquisita y pegajosa.

Inconscientemente, lo volteó a ver con el rabillo del ojo.

Una sonrisa se formo al tener su atención "Puedes desear seguir transportándote en el tiempo" se expreso con un ronroneo "No le hace mal a nadie" tentó "Veras a tus amigos toda tu vida y la de ellos" tocándose la barbilla "Pequeño zorro no se quedara solo, estarás en el nacimiento de los hijos de la exterminadora y el monje" Parpadeo lánguidamente al verla tensarse.

Kagome se quedo estática. Es cierto que le dejo el acceso abierto a Kikyo por Inuyasha pero nunca se imagino que dejaría de poder ir al pasado. Tenía la esperanza que con el tiempo disminuiría el dolor de verlos juntos mientras visitaba a sus amigos, encontraría el amor en alguno de los dos tiempos y sería feliz. Pero saber que sus opciones se limitaron le provocaba un profundo dolor en el corazón...Aunque podía tomar en cuenta el deseo...Si ella deseaba...Todo sería diferente, siempre los vería.

Si haces un deseo incorrecto el mundo se encontrara en un profundo abismo de sufrimiento Resonaron las palabras de Midoriko dentro de su cabeza.

Un profundo abismo, pero eso pasaría si ella tomaba una mala decisión. ¿Debía escuchar a Magatsushi? Después de todo estar entre los dos mundos no era malo. Ella puede estar en su mundo e igual con sus amigos, ella vería la felicidad de sus amigos, ella tendría su familia...Ella seria egoísta.

"¡Vete!" grito sin voltearlo a ver "No me repetiré" Ordeno. No se podía dejar contaminar, no podía pensar más en la opción que él le daba. Magatsushi era el lado mal de la shikon, no era confiable, por mucho que su corazón tratara de engañarse que no era malo, si lo era.

El demonio desapareció con una sonrisa en el rostro. Deseara lo que deseara el dolor que ella sentía no disminuiría de ninguna forma. Esa fue la responsabilidad de ser la Shikon Miko. El destino la escogió para ser la protectora de una joya que ninguna otra sacerdotisa lograría hacer el deseo correcto.

El cuerpo de Kagome empezó a temblar. Se abrazo de nuevo. ¿Por qué ella? ¿Por qué de todas las personas ella? ¿Valía la pea ser olvidada después de hacer tantas cosas? ¿No era suficiente que abandono el amor a su encarnación? ¿Cuanto más tendría que olvidar? ¿Podría fingir que nunca paso? ¿Que no peleo demonios? ¿Podría vivir sin sus poderes? Pero si no deseaba nada Shippo no entraría a la escuela de zorros, Miroku y Sango vivirían con el miedo de hacer una familia e Inuyasha podría perder en la siguiente a Kikyo y su familia viviría aun sufriendo cada que se fuera.

¿Podría vivir con la culpa de no poder darles una vida normal como ellos deseaban?

Otra vez comenzó a llorar, sabia la respuesta, sabía lo que debía desear, solo lo atrasaba esperando una cuarta opción. Una opción que no le provocaría una gran pérdida o una desgracia a la gente alrededor de ellos. Pero no llegaría y lo sabía, así que tenía que pensar ¿Su pérdida o la de muchos?

Se mordió los labios. Lagrimas resbalaban en sus cachetes "¡Shikon no tama!" Tenía que ser fuerte por ellos, por su familia, por él, por ella "¡Deseo que desaparezcas!" Sus dedos se pusieron pálidos mientras se apretaba los costados.

Una palpitación vino de ella, dos palpitaciones. De repente un dolor profundo nació de su interior. Grito y lloro mientras sentía una parte de ella se arrancaba delo más profundo de su ser. Era un sentimiento peor que cuando le arrancaron una parte de su alma. Ese dolor que le quemaba desde lo más profundo de su ser, como si le arrancaran cada hueso de su ser.

¿Por qué yo? logro pensar de ultimo antes de que la inconsciencia la dominara.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Mirando las estrellas, pensó en hace meses cuando Kagome desapareció en esa explosión de luz de la shikon. Después de desaparecer la luz y quitarse la ceguera momentánea, busco algún rastro de la chica del futuro, pero desapareció...como si nunca hubiera aparecido.

"Inuyasha" una voz suave lo llamo.

Dándose la vuelta, observo el largo cabello lacio suelto "Kikyo" Rápidamente la envolvió en un abrazo.

Cerrando los ojos "Pensabas en ella" afirmo en vez de preguntar.

No respondió, solo la apretó mas profundo en su abrazo. No se lo podía negar, le estaría mintiendo y, después de Kagome, se canso de las mentiras. Nunca lo llevarían a nada bueno. Soltando un suspiro, respiro el aroma de su compañera.

"Sacrifico mucho" le dijo "Ella es diferente ¿Por qué?" Para ser su reencarnación no tenían nada en común. Hubo en un momento que ella usaría la joya para volver humano a Inuyasha y tener una vida como una mujer normal; un deseo egoísta. Pero, Kagome sacrifico todo. Hasta su vida.

Soltando otro suspiro. No le volvió a responder, principalmente por el dolor que sentía en el corazón. Pensó que él salvo a todo el mundo pero se equivoco quien realmente salvo a todos fue ella, Kagome. Nunca la olvidaría y agradecería, sin ella no tendría tantas personas que lo aceptan como el hanyou que es. Incluso Kikyo no le volvió a pedir ser un humano completo.

Eran felices.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

"¡Kagome!" Escucho s nombre ser gritado por una voz femenina.

Deteniéndose de ponerse los zapatos, con un pan tostado en la boca y la mochila colgando de un lado mientras brincaba en un pie. Se volteo para ver a su madre acercándose con un bento en las manos y una mueca de regaño. Tratando de agradecerle, aun tratando de comerse el pan tostado, mientras guardaba el bento en la mochila, salió corriendo.

Hace un año que regreso a su época. Aun recordaba como desperté en el interior del pozo, mirar para arriba y ver el techo. Colocar sus manos sobre el pozo, convocando sus poderes para sentir la energía y luego mirar asustada sus palmas normales sin brillo. Su resultado fue nada, cero, sus poderes desaparecieron como Midoriko le dijo y el pozo se sello permanentemente.

Estuvo de luto durante los primeros tres meses. Llorando en privado todas las noches antes de caer dormida por el cansancio, se sumió a sus estudios para tener la mente ocupada en el día. Les prohibió a sus amigas hablar de Inuyasha. Pero su mayor dolor era no saber qué tal le fue a los demás; y ese pensamiento fue el único que persistió, le provoco una melancolía pero no tan alta como antes.

A veces se imaginaba la incontable cantidad de hijos que Sango y Miroku tuvieron juntos, los nuevos trucos que aprendió Shippo para hacer travesuras, la pequeña Rin que tanto habrá crecido, Kaede cuidando a los bebés de Sango y Miroku, e Inuyasha con Kikyo siendo felices. Le toco estar sola, sin reconocimiento ni poderes, pero mientras Midoriko cumpliera su parte de que ellos serian felices, entonces se mantendría viva aferrándose a ese pensamiento. Aunque no estaba realmente sola aun tuvo su familia y amigos de este tiempo, a pesar que no sepan, junto a ella, animándola.

Se fue para atrás, caer sobre su trasero y soltar la mochila "¡Lo siento!" tallándose. En su distracción golpeo a una persona. Agarrando su mochila, se dio la vuelta para ofrecerle la mano a la otra persona en el piso "No fue mi-" su cuerpo se entumió, la lengua se le hizo un nudo y el corazón le trono a punto de salir de su pecho.

"¡Fíjate por donde caminas! ¿¡Y qué tanto me miras?!" pregunto hoscamente una voz masculina. Mirando a la chica completamente en shock con los ojos agrandados en sorpresa sin quitarle la mirada encima.

Su tono grosero la hizo regresar. Alejando la mano, ni siquiera se enojo "¿I-Inu...yasha?" pregunto con los ojos humedeciéndose poco a poco.

Frunciendo el ceño "¿Inuyasha?" Miro extrañado a la chica. Arrastrando la mirada de arriba a abajo. Se quedo hipnotizado en los ojos azul zafiro, no recordaba haberlos visto alguna vez, pero algo dentro de él le decía que eran familiares.

"Yo-yo" Su cuerpo comenzó a temblar.

Una alarma sonó sobre su cabeza, colocándose de pie. Miro dudoso que hacer, al final hizo lo único que se le ocurrió: la abrazo. Sintió como se humedecía su camisa por las lagrimas que soltaba mientras le acariciaba la espalda y el cabello, tratando de consolarla.

Kagome no podía creer que él estaba aquí, era pero no era Inuyasha. Tenía corto cabello negro y ojos grises; Igual a su forma humana cuando se encontraba la luna nueva. Apretando los labios juntos, trato de calmarse. Inuyasha nunca la hubiera abrazado frente a toda la gente. Eran tan parecidos y se notaba que igual con diferencias; recordando sus palabras al principio del encuentro.

Soltando un suspiro tembloroso. Le dio una pequeña sonrisa "Lo siento. Es solo que...me recuerdas a alguien" limpiándose con las manos lo último de sus lagrimas "Me llamo Higurashi Kagome" se presento.

Cruzo los brazos frente al pecho y le sonrió "Kioshi Rioshi"

"¿Kioshi Rioshi?" pregunto por la combinación de nombres.

Rascándose la parte de atrás de la cabeza "Mi mamá tiene un fetiche en las combinaciones de nombres" admitió avergonzado "Mi hermana mayor se llama Kioshi Taoishi" No sabía porque le decía tanto pero una confianza sobresalía en ella "Y mi hermano pequeño Kioshi Oshi"

Se cubrió con una mano la sonrisa "Se nota que es una mujer con sentido del humor" Su necesidad de preguntar era grande "¿Como son tus hermanos?"

Parpadeo pensativo mirando el cielo "Taoishi es una chica amable pero con un carácter fuerte y una fuerza sobre natural con la que golpea a su novio, que es algo pervertido. Oshi es muy travieso, le encanta hacerme travesuras"

Algo dentro de ella comenzó a renacer de nuevo, otra vez quiso llorar porque, al parecer, el destino no se olvido de ella como lo pensó "¿Vas a la preparatoria Akira?" Observo su uniforme.

"Si" respondió "Pero es mi primer día, nos acabamos de mudar"

"Igual yo" la miro sorprendida "Quiero decir, igual yo voy a esa preparatoria" se rectifico "Si quieres te puedo mostrar los salones" ofreció, acomodándose un mechón de cabello tras su oreja.

Su mirada se suavizo y su corazón se estremeció al notar sus pestañas negras sobre sus ojos de una forma tan seductoramente inocente "Si"

Kagome sonrió. Feliz, ya que hay lazos que traspasan el tiempo.