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Dєspιτє Evєяyτhιиg
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Deseaba ser ignorante de nuevo. Al menos, cuando no lo sabía, era más feliz.
Maldecía a cada instante ese día en que lo supo. ¿Por qué había tenido que ser él entre todas las personas? Hubiese deseado callarla, decirle que por favor no siguiera, que buscara el hombro de una persona más indicada.
Pero su propio amor se lo impidió. Qué irónico. La quería tanto que jamás podría negarle una conversación, por más dolorosa que resultara para él. La quería tanto que era capaz de sonreírle para que se sintiera mejor, aunque por dentro se estuviera muriendo de angustia.
Todo había empezado aquella tarde de otoño, en el café, aquel café en donde era capaz de verla casi todas las tardes y así contemplar su belleza de cerca, aunque en silencio.
«Me gusta él. Me gusta la distancia que mantiene con el resto del mundo, pero lo cercano que puede resultar cuando lo desea. Me gusta no saber qué está pensando y tener que adivinarlo. Me gusta su cabello, me gustan sus ojos…»
Y cada palabra que pronunciaba Sakura, era como un martillazo en el pecho de Naruto. Pero aun así, él deseaba escucharla. Porque era su forma de sentirse más cerca de ella…
«Le hablo y se va. Lo llamo y se molesta. Actúa como si yo le fastidiara… Pero no puedo evitarlo. Sé que él, en el fondo, lo disfruta. Lo puedo ver en su mirada. ¿O lo estaré imaginando? Quizás veo cosas que no son…»
Entonces, su deber era tranquilizarla y decirle que no se preocupara, que seguramente no estaba imaginando cosas, que ningún hombre en su sano juicio rechazaría su hermosa compañía.
Y por fin ella sonreía, siendo esa la única recompensa que Naruto lograba obtener.
«Él dice que no provoco nada en el, que le resulto pesada y despreciable. Pero yo en verdad creo que está confundido, que tiene miedo… ¿Tú qué piensas, Naruto?»
¿Y qué pensaba? Que lo envidiaba como a nadie en el mundo. Pero por supuesto, no podía decirlo. Así que sólo sonreía de esa forma suya y le decía que se tomará su tiempo, que ese teme siempre ha sido un cabrón sin tacto o respeto a los sentimientos ajenos, pero que seguramente, todo saldría bien…
«Me dijo que agradecia mis sentimientos. No fue especialmente tierno, por supuesto, y no me miró cuando lo dijo. Pero viniendo de él… Creo que es lo más hermoso que podría escuchar en mi vida.»
Y él le dijo que se alegraba por ella, recibiendo a cambio un sincero «gracias» y un «eres el mejor amigo que puede existir»
Palabras que, en lugar de ser una caricia al alma, resultaban una descarada tortura.
Y caminaba de regreso a su casa con el corazón ensangrentado en una mano y las ilusiones de un amor perdido en la otra.
Pero aun así, al día siguiente lograba levantarse, ir a estudiar y sonreír siempre para todos.
Pero aun así, cuando miraba la fotografía grupal que reposaba en su escritorio y se encontraba con un imperturbable Sasuke Uchiha y una radiante Sakura Haruno en ella, lograba sentir cariño hacia ellos…
Son sus amigos. Le importan más ellos que el mismo, y siempre será así. A pesar de todo.
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N/A: Esta viñeta la tenía escrita desde ayer, extrañamente vino a mi junto a "Rєbєl Dяєαм", e igualmente esta inspirado por The Fourth Avenue Café, del grupo japonés L'arc~en~Ciel ^^
No estaba segura de querer subirla porque, el que Naruto sufra por la cegera y necedad de Sakura con Sasuke me resulta objeto de aversión y tristeza u.u
Sakura, tía, ¡reacciona por favor! ('¬¬)9
Ese Naruto, siempre tan desinteresado y nada egoísta, te queremos blondito =3
Comentarios, criticas constructivas; todo es bien recibido si es con respeto.
Au revoir~!