Una mañana desperté, descubriendo el suceso que marcaría mi vida para siempre; mi querido dragón, mi hermosa criatura alada, se había recuperado de aquella horrible tragedia que ocasione.
De inmediato lo abrace sintiendo que aquel horrible mal, que pensé nunca se podría deshacer, desaparecía, mi abrazo fue correspondido y ambos disfrutamos el día entero volando, haciendo toda clase de piruetas y disfrutando de cada momento, hasta que ya no pudimos más.
Sin embargo y por tanta emoción en un día, termine cayendo en los brazos de Morfeo incapaz de despertar.
Y la mañana siguiente, el simplemente había desaparecido; lo busque una infinidad de veces, más nunca lo encontré.
Aquella vez fue la última en la que pude apreciar los hermosos tonos de rojo en el atardecer, la última vez que vi las hojas volar sin envidiar las, la última que sonreí.
Cuando aquel dragón se fue no se fue sólo, se llevó mi felicidad,
mi vida, mi... alma.
Oh pero perdón olvide presentarme, soy Hipo el vikingo cuyo corazón fue robado por un dragón.
