Advertencias: nada además de Shounen Ai, que no hay en este capitulo, pero habrá mucho en el futuro, tenganme paciencia…u.u
Pareja: Envy y Edo…
Negación de Responsabilidad: FullMetal Alchemist no es mió en ningún sentido, y tampoco estoy haciendo ganancias económicas de esto…
Notas: Emh… es posible que sea muy familiar… pro no es igual… bueno… ya sabemos… clicheado, sin sentido… pero me he esforzado… espero que les guste.


º·.Beautiful Wish.·º
Blue Windy

··Capitulo 1º- El Sueño Comienza

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Aquí tenemos a Edward Elric, tiene dieciocho, casi diecinueve por unos minutos ahora, trabaja en un museo, tiene una vida simple… y en definitiva NO cree en fantasías y estupideces de ese tipo.

Desde pequeño siempre vio todas esas cosas como invenciones de gente alcohólica que estaba muy en el otro lado cuando escribió esas cosas. O eso es al menos lo que decía a quien preguntara.

Claro que eso también incluye los finales felices y el amor eterno, porque Edward podría jurar por su nombre que no existía esa cosa tonta llamada amor…

Sin duda se podía querer mucho a una persona, pero así para hacer todo por ella… eso ya sonaba a esclavitud para Edward.

No que nunca quisiera hacer nada por los demás, de hecho era un gran amigo, y buen familiar, pero al razonamiento del muchacho, eso se llamaba cariño por los demás… solamente…. Nada de tonto amor.

Tal vez el muchacho tenía miedo, o tal vez no le importaba demasiado, nunca se sabrá con seguridad… Lo que se sabe, es que hubo un tiempo pequeñito en que alguien le hizo creer, aunque la traición terminó por acabarlo… pero eso cambio… claro no fue radical, se necesito de un tiempo…

Y al final… esa cosita rara llamada amor logró hacerse un rinconcito en el corazón del muchacho.

Esta es la historia de cómo Edward Elric, descubrió que todo es posible, y como encontró eso maravilloso que juraba jamás podría existir.

Esta es la historia de cómo Edward Elric encontró un día su llave de ingreso a la felicidad… el día en que conoció a Envy.

Un sujeto simple, que tenía detrás de su existencia magia que nadie jamás habría creído posible encontrar… pero hay que saber, que cuando el mundo confabula, hay poco que se pueda hacer para no cumplir sus deseos…

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Sentado en el sofá de la acogedora casa de Maes Hughes, un amigo muy cercano de Edward y Alphonse Elric, disfrutando de la fiesta infantil de Elysia, la hija del señor Hughes, Edward miraba ausentemente por la ventana caer los copos de nieve, encerrado en sus propios pensamientos.

Pensamientos que probablemente tenían que ver con esa chica de cabello rubio y ojos azules que desde hacia un tiempo le tenía mal. No en el sentido de morirse por verle… porque sin duda era lo que menos quería.

Esa niña lo había embobado como nada nunca lo había echo, le había echo formarse lindas ilusiones, todas involucrándola a ella, y un día simplemente de un momento para otro todo acabó, sin darle tiempo a Edward de salir del barco antes de hundirse, llevándolo consigo.

Winry cortó toda relación, y al día siguiente, se dice, fue vista de la mano de otro sujeto, lo cual a todos constaba, pues no era algo que la niña quisiera mantener exactamente en secreto.

Alphonse, preocupado le comentaba del problema a Hughes, que con una mueca de lastima no podía hacer nada mas que observar a Edward.

El muchacho se las había ingeniado bastante bien para subsistir. Tenía una habilidad innata para todo a aquello que a decodificar se refería.

Trabajaba en un museo, ayudando a los arqueólogos en investigadores a leer las antiguas piedras con tallados extraños, a revelar las historias del pasado y similares.

Había comenzado todo cuando se había interesado en una gran piedra llena de símbolos extraños que nadie sabia para que servían, y después de ir semanas enteras sin falta al museo para observar la misma piedra vez tras vez llegó a la conclusión de que eran intrincados círculos que invocaban la antigua ciencia de la alquimia, a si mismo descubrió exactamente para que era cada circulo.

Lo comunicó de inmediato a los superiores, que después de hacer investigaciones propias se dieron cuenta de que era verdad, y Edward, aun sin tener los estudios apropiados, se ganó un puesto entre el equipo de investigación.

El dinero no le faltaba, tenia un bonita casaen un lugar tranquilo de la cuidad. Donde vivía sólo desde hacia ya poco menos de un año, a excepción de Al, que iba a visitarle de tanto en tanto para ver como le iba a su único hermano. Pero sus visitas no eran de más de dos días y eran en su mayoría para mantener en orden la casa, que de lo contrario seria un renombrado chiquero.

Edward no se mantenía tan alejado de la gente, pero tampoco era muy devoto de su compañía, prefería pasar las tardes enteras en su casa, descifrando esto o aquello, que ir a alguna reunión.

Asistía a la fiesta de Elysia solo porque Alphonse le había pedido, casi rogado, que fuera, si no tan solo habría enviado un regalo para la niña y se habría echo el desentendido refugiándose en su trabajo.

Edward suspiró una vez más, llevándose el vaso de soda a los labios y dando un trago.

Eran noches nevadas como estas las que mas nostálgico le ponían, le recordaban la noche en que Winry y él habían prometido cariño eterno.

Él no habría faltado a su promesa… Estaba casi seguro…

Se dice que jamás dejas de querer a alguien… y quien sabe y era cierto…

Sin quererlo una lágrima se escapó de sus ojos, y de inmediato la limpió, antes de que alguien la viera. Porque Edward tenía que mantener esa pinta de no importarle nada relacionado con… eso

Pero Maes Hughes se había dado cuenta de todo.

Se acercó muy casual a donde el joven rubio de ojos dorados y tomó asiento a su lado con una sonrisa amigable.

-¿Qué tal, Edward?- preguntó el hombre, intentando ver el rostro del otro, que se rehusaba a mirarle mientras sus ojos estuvieran rojos y acuosos.

-estoy bien…- respondió desganado, intentando ocultar lo quebrada que estaba su voz. En lo cual falló penosamente.

-no me olvidé de un detalle- dijo el señor Hughes, ganando la atención de Edward, que le miró de reojo, y después de pasarse el dorso de la mano por sobre los ojos para esconder cualquier señal de llanto se dignó a dar la cara.

-¿Qué cosa?-

-hoy es también tu cumpleaños- dijo Maes codeándolo y alzando la cejas repetidamente.

-por lo tanto te traje un pequeño regalo, una cosita que vi y me agradó... además de que tal vez ayude, yo no sé- dijo Maes sacando de su saco un paquete que entregó a Edward, quien parecía bastante sorprendido.

Abrió el paquetito con cuidado hasta que solo quedo una cajita de cartón que también abrió curioso, encontrándose con un muñequito dentro.

Confundido, Edward tomó al muñequito con cuidado entre sus manos. Era delicado, de aproximadamente diez centímetros de altura. Era suave, y parecía el regalo perfecto para una pequeña niña como Elysia, tal vez el señor Hughes se había equivocado de regalo.

-emh ¿señor Hughes?- dudó Edward mirándole, pero Maes tan solo sonrió, asegurándole con esto a Edward de que era el regalo correcto.

-Lo compré en un bazar, me dijo la dependienta que el muñequito tenia una clase de extraño encantamiento y era capaz de traer felicidad- explicó el señor Hughes tomando al muñequito de las manos de Edward –y no solo eso, sino que también esta muy bien echo¿no crees? Supuestamente tiene mas de cuatrocientos años, y se mantiene en perfecto estado, mira, esta aquí la fecha- informó el hombre, señalando el zapatito negro del muñequito, donde estaba efectivamente un año, que era hacia mas de cuatrocientos, y además un símbolo de una serpiente alada devorando su propia cola con una estrella de seis picos dentro del circulo que formaba la serpiente con su cuerpo.

-gracias… yo no se que…-

-no digas nada, Edward… yo se que es un regalo extraño para un chico, y mas para uno de tu edad, pero ya veras, le encontraras el lado bueno- aseguró el señor Hughes, en ese momento llegó Alphonse, con un pastelito pequeño en un plato en sus manos, con diecinueve velitas pequeñas, todas encendidas.

Alphonse se agachó, quedando de rodillas en el suelo, ofreciendo el pastel a su hermano mayor, que se veía mas confundido ahora que antes.

-Pide un deseo, Edward- dijo Alphonse con una gran sonrisa y grandes ojos ilusionados.

Edward parpadeó confundido, luego suspiró, era algo estúpido en su opinión, pero no quería hacer sentir mal a Al ni a Hughes, que también tenía algo que ver con esto.

Cerró los ojos, y pensó en algo que quisiera de verdad mucho…

Algo deseó en su mente, sin decirlo, después abrió los ojos y sopló las velas, que se apagaron todas con microsegundos de diferencia.

Y creyó ver un pequeño resplandor azulado rodear al muñequito que descansaba en su regazo.
Hizo el pensamiento a un lado, y le sonrió tristemente a su hermano que le veía expectante. Esperando escuchar que cosa había pedido.

-Muchas gracias… a ambos- agradeció el rubio. Se estaba poniendo sentimental de nuevo, sacudió un poco su cabeza. Se puso de pie, y se despidió de los otros dos, que preocupados le miraron irse, llevando tan solo su muñequito consigo.

Después escucharon la puerta abrirse y cerrarse y supieron que Edward se había marchado.

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Una vez en su casa, Edward subió al techo de la misma. Necesitaba distraerse, no se sentía bien con tanto sentimiento en él.

Se paró cerca del borde y observó el cielo, jugueteando con el suave cabello, casi real, del muñequito en sus manos. Esto le llamó la atención y se dispuso a ver más de cerca el objeto.

Su cara era bonita, tenia dos grandes ojos en blanco que miraban al vació, pero que brillaban espectacularmente; a pesar de estar echo de algo parecido a tela, no se veía nada sucio, ni desgastado, era como si fuera completamente nuevo. Las marcas de las costuras eran casi invisibles dándole un acabado muy profesional, era como si no estuvieran ahí.

Las ropas, superpuestas al cuerpo del muñequito parecían hechas en grande y luego reducidas mágicamente, con botoncitos y el cuello de la camisa y todo, y un gorrito muy curioso descansaba sobre sus cabellos oscuros. Estaba muy bien hecho ¿Cuánto habría gastado el señor Hughes en esto?

Pero a la poca luz no podía verlo tan bien como deseaba, así que se contento con resguardarlo de los copos de nieve que seguían cayendo, aunque no tan tupidos como antes.

El frió no le importaba del todo a Edward, que se entretenía viendo las nubes que su aliento hacia al salir de su boca.

En ese momento un destello le llamó la atención en el cielo, y vio la gran luna entre las nubes que se apuraban por esconderla de nuevo.

Decía su hermanito que si, en circuntancias como estas, pedía un deseo… se haría realidad. No que creyera en eso, pero ya había pedido un deseo a un pastel ¿que problema había hacerlo a la luna? De cualquier manera, acababa de declararse mentalmente inestable por ese día.

"desearía… desearía… conocer a la persona perfecta, para volver a ser feliz" dijo en voz baja, repitiendo el mismo deseo que había pedido antes al soplar las velas, sintiéndose completamente estúpido.

'esas cosas… no suceden… son invenciones tontas de gente loca sin nada mejor que hacer…' pensó tristemente.

Pasaron unos cuantos segundos deprimentes y sin quererlo una lagrima salió de uno de sus ojos dorados, cayendo delicadamente en el rostro del muñequito, que la absorbió de inmediato.

Edward miró con rencor el objeto, y se preparó para aventarlo lejos de él, lo que le sucediera ya le tenía sin cuidado. pero antes de poder soltarlo, el muñequito volvió a brillar, esta vez mas claramente, con mas intensidad, haciéndole saber a Edward que no había sido todo tan solo una ilusión la ultima vez.

Asustado lo inspeccionó, buscando algo como un interruptor, debía haber alguna especie de botón que activaba la lucecita o algo, le dijo su lado racional.

Así se podían ver todos los detalles con mas claridad, los diseños de su ropa en plateado, la misma siendo negra, y los pantaloncillos de color claro.

Vio con horror como aparecían las facciones hermosas de pronto en el blanco rostro del muñequito, como sus ojos se cerraban, como su cabello revoloteaba alrededor de él como empujado por un aire inexistente.

Los dedos de Edward comenzaban a arder, y asustado soltó al muñequito que quedo suspendido en el aire.

El rubio dejó escapar un grito ahogado y se echó hacia atrás, observando todo con horror.

Las manos redondas del monito se fueron separando formando pequeños dedos, y ante a mirada asombrada de Edward se flexionaron y apareció una mueca de frustración su rostro diminuto que ahora parecía vivo.

-Oh dios…- murmuró Edward, haciéndose mas hacia atrás cuando la extraña cosa brillante comenzó a flotar hacia donde él estaba.

Hubo un último destello cegador, que hizo a Edward dar vuelta a su rostro y tallarse los ojos desesperado, intentando recuperar la vista.

Cuando ya todo hubo acabado, con miedo regresó sus ojos a donde esperaba ver al muñequito diabólico brillando fantasmalmente, pero se sorprendió al ver en su lugar a una persona.

La luz que le rodeaba se fue desvaneciendo poco a poco y el muchacho fue descendiendo, una vez que sus pies tocaron suelo se vino abajo, cayendo de rodillas primero, sin hacer ningún sonido al terminar de caer en la fría superficie.

El corazón de Edward estaba apunto de salirse de su pecho, y lo único que quería era irse de ahí lo mas pronto posible, pero había una cosa que no lo dejaba echar a correr, y era que, bueno, había un sujeto que podía estar muerto sobre su techo, que momentos antes había sido un simple muñeco.

A gatas se acercó con precaución, con el seño fruncido y con un dedo removió el cuerpo del chico, que no hizo ningún movimiento.

Casi inmediatamente el dedo que había tocado al muchacho comenzó a arder como si estuviera en llamas, y Edward sintió como si energía fuera drenada de su propio ser. Gritó horrorizado viendo mas luz a su alrededor, y antes de desmayarse lo único que vio fue un rostro blanco y un par de preciosos ojos violetas que le miraban con preocupación pintada en ellos.

Una voz tímida y asustada que le llamaba… y después nada… dejándolo con la duda de que rayos acababa de suceder... pero con la sensación de que algo grande había comenzado...

((Continuará...))


Emh… si, lo reescribí… le quite algunas cosas y le puse otras, osease no esta exactamente igual, solo... similar, espero que así este mehorcillo… u.u hasta recorte mis notas!! sigh

Me dejan un comentario por favor?

Gracias por leer…

º·.Blue Windy.·º