No sabía cómo comenzar este fic así que me inspiré en el primer capítulo de Puesto, un fic de Sayoko que se encuentra en AO3 (en inglés) de esta inusual pareja. Si sienten curiosidad, les invito a ir y leerlo, es una joya.

Espero disfruten la lectura ~.


I try to keep my secrets, but I must admit

Sometimes I drink my feelings, so I can let you in


Illumi bufó por quinta vez en la noche al ver cómo su objetivo se enroscaba con una mujer nueva en la pista cuando su acompañante se había ido. El joven Zoldyck sintió como su ceño se fruncía levemente, pero decidió que tenía que tranquilizarse y volver a esperar.

El aire viciado de la discoteca olía a alcohol, sudor y cigarrillos. Illumi se preguntó si la bruma que se veía en el ambiente era a causa de máquinas de humo o de los propios fumadores del lugar. De cualquier manera, a él aquello no le importaba, pero comenzaba a hartarse. La música retumbaba en el lugar y su cabeza comenzaba a doler. No le agradaban para nada este tipo de lugares.

Sin embargo, estaba en medio de un trabajo, así que debía ser profesional. Su padre le había pasado un trabajo que podría haber sido fácilmente resuelto por Kalluto de 4 años. Tenía que seguir a su objetivo que era un empresario de renombre (bastante común, aburrido), a pedido de su esposa; si la veía engañándole, ella exigía pruebas fotográficas y su asesinato inmediato. Era un trabajo bastante vago, e Illumi nunca supo porque su padre aceptó en primer lugar, después de todo no sabían si debían asesinarlo o no. Pero nunca iba a cuestionarle.

Seguir al hombre había sido un juego de niños, y a los pocos minutos se encontró besándose con una mujer que no debía de pasar los 17 años. Illumi tomó las fotos, decidiendo esperar a que su objetivo se fuera voluntariamente a un lugar más aislado para asesinarlo. Pero ya habían pasado más de cuatro horas, y el hombre había cambiado de acompañante cinco veces.

El joven Zoldyck se encontraba sentado en una mesa redonda del primer piso, donde se encontraba la zona de la barra, observando la pista de baile desde arriba. Estaba con los codos apoyados sobre la superficie negra, con la cabeza inclinada y su mirada escéptica como de costumbre. Por dentro, se encontraba maldiciendo y preguntándose cuánto tiempo más tendría que desperdiciar en esta misión; podría simplemente lanzar una de sus agujas desde su posición y cortar la aorta del hombre, pero eso causaría conmoción en el lugar y uno de los pedidos de este trabajo era el sigilo.

Sacó su teléfono cuando lo escucho vibrar, hace un par de minutos había mandado mensajes a su padre sobre la situación de la misión, aquella era su respuesta. Pensé que te gustaría divertirte, decía. Illumi no se estaba divirtiendo para nada. Después de todo, tienes 19 años, y nunca causaste problemas. Es una recompensa.

¿Recompensa? Illumi frunció el ceño viento la pantalla brillante de su teléfono. Si su padre quisiera recompensarle, dejarle dormir de más sería muchísimo mejor. Él sabía cómo Illumi amaba dormir…

No pudo seguir quejándose mentalmente al sentir una presencia a su lado. Giró la cabeza, encontrándose con un par de ojos tan oscuros como los suyos. Por un momento se sorprendió de no haberlo sentido acercarse.

– ¿Estaría bien si…? – preguntó, señalando el taburete al lado de Illumi sonriendo; por un momento, el Zoldyck no comprendió a lo que se refería.

–Claro... – respondió con una voz dudosa. Si quieres llevarte el asiento, llévatelo. No es como si fuera el dueño del lugar, pensó. Bloqueó su teléfono, guardándolo en sus bolsillos.

Cuando el hombre se sentó a su lado, supo que había cometido un error. Él no quería llevarse el asiento, si no, sentarse junto él.

Genial, pensó molesto.

El extraño hombre le sonrió, acercando su taburete un poco más. Parecía joven, pero mayor que él; y tenía algo que llamaba la atención que Illumi no supo cómo llamar. A pesar de tener los ojos tan oscuros como él, había algo de diferente. Su mirada, a diferencia de la del Zoldyck, emanaba una calidez y suavidad hipnotizante. E Illumi sabía de miradas hipnotizantes.

– ¿Estás sólo? – preguntó.

–No. – respondió lo primero que se le cruzó por la mente para que el extraño desapareciera de su vista y le dejara en paz.

–Oh… – Illumi alzó una ceja al notar que se había decepcionado. – ¿Viniste con tu pareja?

–No tengo pareja. – Dijo tajante, y luego se dio un cachetazo mental; Oh mierda, la mentira. Pensó; sin querer, había dicho la verdad –… vine con un amigo, está bailando.

Intentó remar la situación nuevamente; sus labios se torcieron cuando pronunció la palabra amigo, los asesinos no tenían amigos; los Zoldyck menos. Pero Illumi quería que el hombre se fuera rápido. Por un momento, se preguntó por qué había contestado a sus preguntas si quiera… podría haberlo simplemente ignorando.

– ¿Es así? – Notó como el extraño recobraba energía ante sus palabras, y le sonrió inclinando un poco la cabeza; su despeinado cabello cayó hacia un costado, y fue cuando Illumi notó el tatuaje que este tipo tenía en su frente. Le resultó malditamente familiar, pero no recordaba de dónde. – ¿No te gustaría bailar, entonces?

Illumi no prestó realmente atención a sus palabras, en cambio, intentó recordar de dónde conocía aquel tatuaje, ¿Sería miembro de una mafia? ¿Alguna banda? Se sintió frustrado al sentir que lo sabía, que estaba en la punta de su lengua, pero antes de recordarlo su mente quedaba en blanco. Se estancaba. No fue hasta que la pierna del contrario rozó contra la suya que se percató de la mirada que le lanzaban, esperando una respuesta. ¿Cuándo se había acercado tanto? Se sintió perdido por un momento y luego recordó lo que le habían dicho. Bailar, correcto. Illumi jamás había bailado en su vida.

–No, estoy bien.

A pesar del rechazo, el hombre permanecía con una sonrisa ladina inmutable. Justo antes de que separara sus labios lentamente para decir algo, Illumi sintió nuevamente el roce de la pierna del contrario contra la suya; y esta vez, también tanteó su mano sobre la mesa rozando sus dedos. Illumi se puso en blanco, ¿Qué era realmente lo que buscaba este extraño? La mayoría de personas que se acercaron a Illumi, luego de unos minutos, se iban aburridos por su falta de respuesta o emociones. Él, por el contrario, se quedó.

– ¿Y no harías una excepción por mí? – algo en su tono había cambiado, y sus dedos volvieron a rozar su mano, casi como una caricia. Illumi entrecerró levemente los ojos, permaneciendo inmutable y atento a sus movimientos.

–Realmente, estoy cansado.

–Entonces, ¿Te interesaría un trago?

Illumi puso los ojos en blanco cuando el extraño se levantó, y agarró su mano. Cuando se separó del taburete su cabello revoloteó, y por un instante Illumi tuvo una visión completa del tatuaje en su frente; aun con la mala iluminación del lugar, lo identificó: parecía una especie de cruz con picas en las puntas, dentro de un rombo. Por un momento, Illumi volvió a quedar en blanco, pensando.

–Yo invito – volvió a decir el hombre, jalando del brazo de Illumi y él se dejó hacer al caer en la cuenta del tatuaje. Aquel tatuaje…

Ese tatuaje…

– ¡Oh! – El extraño apretó la mano de Illumi y giró para mirarle, con una sonrisa fragante. – Casi lo olvido, mi nombre es Chrollo.

Chrollo Lucilfer.

El líder de la Brigada Fantasma.

A Illumi se le cayó un balde de agua fría encima. Recordó las palabras de su padre: Mantente alejado de él, y de la Brigada; son gente peligrosa. Ese Chrollo… puede robarte tu nen.

– ¿Y el tuyo?

Sólo podía haber dos posibilidades; Chrollo no sabía quién era él y sólo quería pasar un rato con alguien extraño como todas las personas normales dentro del club. O Chrollo sabía quién era él, y quería robarle sus habilidades nen. La mente de Illumi se puso en modo de alerta, tirándose por la segunda opción, pensando qué hacer con el cerebro acelerado.

Se olvidó completamente de su objetivo.

–G-Gittarackuru – respondió, decidiendo que se haría el desentendido por el momento mientras ideaba algún plan de escape.

– ¡Eeh! ¡Qué nombre tan largo! ¿Puedo llamarte por algún apodo?

Al llegar a la barra Chrollo pidió dos bebidas antes de que Illumi pudiera decir algo; todo pasó muy rápido para la mente en letargo del Zoldyck. Entonces, se apegó a su plan inicial, esperar una abertura y escapar. Se pararon junto a los barandales de hierro platinado que daban una vista completa a la pista de baile; Illumi escuchaba a Chrollo hablar.

Sonreír. Asentir. Reír. Actuar.

El líder de la Brigada se encontraba alegremente relatándole a puras mentiras de su vida, de cómo era un novelista, que le encantaba viajar a distintos países para narrar las experiencias de sus personajes lo más realistas y crudas posibles. Illumi comenzaba a molestarse de tratar de ser engañado de esa manera tan descarada, y por un momento se preguntó si el líder de la Troupe, realmente no sabía quién era él. Con su sonrisa ladina, risa tenue y mirada abrazadora… Esto era coqueteo, ¿No?

Illumi estaba con un mal sabor de boca, cabreado, incómodo y quería irse.

–Entonces, intenté publicarlo que la editorial dijo que no era lo suficientemente impactante. Supongo que los ladrones están pasados de moda. – Illumi no entendía si estaba haciéndole una broma muy obvia o no, mientras hablaba Chrollo gesticulaba, se encogía de hombros y reía. –Entonces, ¿De qué trabajas, Gitta?

Bebió el contenido de su baso de un trago. El líder de la Troupe acarició su mano nuevamente e hizo el ademán de querer tomarle de la mano; Illumi se apartó.

–Doctor – dijo, fue lo único que se le vino a la mente y se reprochó por ser tan poco creativo. Vio como Chrollo sonreía, juraría que de forma burlona.

– ¿En serio?

–Sí… – realmente, Illumi no sabía que decir, pero antes de que fuera obligado a volver a hablar, el teléfono de Chrollo sonó, y le dijo que le diera un minuto.

Su rostro se iluminó por la luz de la pantalla, arrastró su dedo sobre ella por unos segundos, como si estuviera leyendo algo, y sonrió escribiendo.

–Es una lástima, pero tengo que irme. – se encogió de hombros, con una expresión despreocupada.

Le dedicó una mirada rápida, y una sonrisa; Illumi no prestó la debida atención a lo que pasó luego de eso, sólo se encontraba satisfecho y feliz porque por fin, podría relajarse. Largarse de ahí; y aún conservaba su nen. Antes de irse, el líder de las arañas mencionó algo sobre su número de teléfono, e Illumi dijo uno al azar, se despidieron.

Pasaron diez, veinte, treinta minutos, y sólo después de ese tiempo Illumi se permitió relajarse completamente. Dirigió su mirada de nuevo a la pista, tratando de buscar a su objetivo; pero le fue imposible. Se había ido.

Suspiró, este trabajo idiota le llevaría más tiempo del esperado, y todo, por culpa de la estúpida brigada fantasma y su estúpido líder Chrollo Lucilfer.

Más tarde esa noche cuando ya se encontraba en su hotel, luego de informarle a su padre por mensaje que la misión llevaría un día más de lo esperado, obviamente sin mencionar a la brigada fantasma, por mero orgullo; se recortó sobre la cama tamaño King de la habitación lujosa. Cuando decidió cerrar sus ojos, su teléfono volvió a sonar, y se preguntó si su padre habría olvidado decirle algo. Al desbloquearlo se encontró con un mensaje de un número desconocido. Suspiró, posando su dedo sobre la notificación.

Fue un placer jugar contigo, pequeño Zoldyck ;)

Illumi hizo todo lo posible para no romper su teléfono al soltar su aura.

Jamás analizó una tercera posibilidad: Chrollo sabía muy bien quién era él y sólo le estaba tomando el pelo.

Púdrete.

Illumi no estaba sonriendo al escribir ese mensaje.