Capítulo 1

Comenzó a abrir lentamente los ojos, sentía un gran dolor en todo el cuerpo, sentía el frio suelo bajo si, y sus manos tocaban la nieve. Ese era uno de los fríos inviernos de Konoha. Se incorporó lentamente, aun sentía un gran dolor y este aumentaba cuando él se movía.

Abrió los ojos, al principio veía todo algo borroso, pero al cabo de unos segundos la claridad volvió. Frente a él habían dos cosas, o más bien dos personas. La primera, era una chica que asistía a su preparatoria, la cual yacía en el suelo muerta, sus orbes azules como los suyos estaban abiertos a mas no poder y su cuerpo estaba partido a la mitad, un hilillo de sangre escurría por su labio para terminar mezclándose con la nieve, dándole un aspecto rojizo. La segunda, era otra joven de cabello negro azulado, ojos color blanquecinos sin ninguna expresión, una piel nívea tan clara que parecía porcelana, ella permanecía parada, dándole la espalda al cadáver de la otra joven, pero al mismo tiempo, su mirada estaba centrada en el rubio tirado en el suelo.

-¿q-que hiciste?- pregunto horrorizado al notar que la peli-azul tenía en la mano derecha una espada cubierta de sangre –la… mataste- afirmo a la par que la oji-blanca se volteaba completamente, dejando ver por completo su rostro.

-si no lo hubiera hecho… tú ya no estarías aquí- respondió con voz fría, mientras comenzaba a avanzar. El chico se sorprendió al identificar a la peli-azul.

-¿Hi-Hinata…san?- la joven asintió mientras se alejaba de los rubios.

-por nada- siguió su camino sin mirar atrás hasta desaparecer de la vista del rubio.

Naruto volvió a ver el cuerpo sin vida de la oji-azul. Ino Yamanaka era su nombre, una de las chicas más lindas de toda la preparatoria, por alguna razón, el día anterior le había pedido una cita a él, ¡a él! un simple chico que no tenía ningún atractivo. Se estuvo preparando para ese momento, salió con ella y paso una gran tarde, a él siempre le había gustado Ino, desde la secundaria, y ese día tenía una oportunidad de pasar un buen momento con ella, y quizás llegar a algo más. Todo había sido perfecto, una cita perfecta, una tarde perfecta, estaban caminando en las calles, ya eran quizás las ocho de la noche, entonces ella comenzó a actuar algo extraño, comenzó a decir algunas cosas que no tenían sentido, algo como que no había comido en mucho tiempo y que tenía ganas de una buena cena. Después de eso todo se volvió borroso para él, y cuando despertó, todo lo que acababa de ver había ocurrido. No sabía exactamente lo que había pasado.

Salió de su shock y se levantó del suelo, aún estaba adolorido, pero tenía que salir de ahí lo más rápido que pudiera. Se alejó sin voltear atrás, y al no hacerlo, no vio cuando el cuerpo de Ino se convertía en cenizas y desaparecía con una corriente de aire.

Llego a su departamento, mientras se acostaba en el sofá que había en la sala, ahí comenzó a perder el conocimiento hasta que quedo totalmente dormido.


Recargo su rostro en el pupitre mientras su vista se centraba en la vista de afuera, aunque en realidad no veía nada. Agradecía sentarse a lado de la ventana lo cual le permitía perderse de vez en cuando. Y era lo que necesitaba en ese momento, necesitaba perderse en la inmensidad de su mente y olvidar todo lo que le había ocurrido.

-escuchaste…- una voz a lado de su pupitre lo despertó de sus pensamientos –Yamanaka Ino se mudó del país- con oír ese nombre su cuerpo se estremeció, acaso ¿lo que había vivido el día anterior había sido un sueño? ¿o sus compañeros no sabían la verdad? Si, era lo más probable, después de todo estaban a mitad del año escolar y nadie en su sano juicio se saldría de estudiar a esas alturas. Pero aun así, lo que pensaba no tenía lógica.

Oyó la puerta del salón correrse y volteo a ver quién había entrado, en sus ojos apareció una mirada de pánico a la vez que se habría como platos al notar que quien entraba en ese momento era Hinata.

Hinata Hyuga, una de las mejores estudiantes de Konoha Gakuen, hija de una de las más prestigiosas familias en toda Konoha y todo Japón, una chica callada y tranquila pero no era debido a timidez, sino a que era una persona muy seria, de carácter que muchos consideraban frio. En su mirada no se podía apreciar algún sentimiento, digna de ser una Hyuga. Siempre entraba en el aula con un libro en manos, y su cabello sujeto en una coleta alta, además de usar un par de lentes pero no eran tan gruesos como para no dejar admirar sus ojos. Su cabello era de un extraño tono azul oscuro casi negro, sus ojos eran de color blanquecino pero con un toque perla, una piel nívea que a simple vista se podía decir que era tan suave como una nube. Además, era una de las chicas más populares de toda la preparatoria, junto con Ino Yamanaka y Sakura Haruno, aunque estas tres chicas nunca habían hablado en todo el curso escolar.

Y eso era lo que más le extrañaba, porque aquella chica había matado a Ino sin siquiera conocerla.

Si no lo hubiera hecho… tú ya no estarías aquí

Esas palabras aun resonaban en su mente, y en realidad no sabía a qué se refería en realidad. Había pasado todo el día preguntándoselo a sí mismo. Quizás era hora de averiguarlo y preguntárselo directamente a ella.

Estaba por pararse de su lugar cuando la vio parada frente a él, llamando la atención de todos sus compañeros.

-tengo que hablar contigo, Uzumaki- su voz se oía tan fría como siempre, aunque él estaba en shock alcanzo a asentir.

Podía sentir la mirada asesina de sus compañeros masculinos sobre su persona. Muchos tal vez quisieran estar en su lugar y hablar con Hinata, pero el no, el daría lo que fuera por ser uno más de la multitud que seguía pensando que Ino se había mudado.

Habían llegado a una zona apartada del colegio, y por alguna razón él tenía un mal presentimiento de la situación.

-Hina…- la peli-azul volteo a verlo, solo que esta vez en sus ojos había una extraña tonalidad rojiza.

-olvida lo que viste ayer, Uzumaki- advirtió la chica.

-cómo quieres que olvide algo así… tu, la mataste…- apretó sus manos hasta que estas se volvieron puños.

-es extraño- el rubio la vio confundido –normalmente cuando le ordeno algo a alguien lo hace sin siquiera darse cuenta- en su voz se oía cierta preocupación.

-¿porque debería de hacer lo que tú quieres?- Hinata se perdió durante un segundo pero luego reacciono.

-si no lo puedo hacer por las buenas, entonces…- en su rostro apareció una gran sonrisa que hizo que un escalofrió recorriera la espalda del oji-azul. Hinata se lanzó sobre él, haciendo que ambos cayeran al suelo, sentía que su rostro adquiría una tonalidad rojiza mientras Hinata dirigió sus labios hacia su cuello. Sintió un piquete en su cuello y cuando volvió a ver a Hinata, esta tenia sangre en su boca.

-¿Qué-que me hiciste?- pregunto algo horrorizado al comprobar que la sangre que tenía Hinata en sus labios, era suya.

-desde a partir de ahora… eres mi sirviente, Uzumaki Naruto- fue la simple y cortante respuesta de la peli-azul.


Y otra más, esto es algo más en mi repertorio de historias, y no se en que momento dejare de crear una. -.-

Bueno, ya saben, últimamente mi mente esta tan dispersa que no sé cómo avancen mis historias, y esta no es la excepción e.e

Namikaze Hanoko fuera…