Capítulo 1:

A pesar de que sus ojos no estaban tapados todo estaba oscuro y no podía distinguir nada. Se levantó de la cama en la que estaba sentada, esa no era su cama, de eso estaba segura. Se paró frente a una ventana y destapo las cortinas, encontrándose con que al otro lado había muchos árboles, debía estar en alguna parte del bosque, el problema era que no sabía en dónde. Se alejó de la ventana y se dirigió hacia la puerta de la habitación, trato de abrirla, pero fue imposible, estaba cerrada con seguro.

Cerró los ojos tratando de recordar cómo había llegado ahí, recordaba que estaba caminando por la aldea, y luego… luego alguien apareció tras ella y la noqueo, y cuando despertó estaba ahí.

-¿en dónde estoy?- se preguntó a sí misma.

-en donde nadie te encontrara- se sobresaltó al oír una voz en lo más recóndito de la habitación.

-¿qui-quien está ahí?- pregunto asustada, buscaba un Kunai en su equipo ninja, y fue ahí donde se dio cuenta que no tenía su equipo.

-¿buscas esto?- pregunto aquella voz mientras mostraba un estuche ninja para luego lanzarlo lejos de él pero también de ella.

-¿Quién eres?- pregunto esta vez mas asustada.

-nadie en especial- respondió, esa voz era gruesa lo que le daba a entender que era un hombre el que estaba con ella.

-¿Qué hago aquí?- volvió a preguntar.

No obtuvo respuesta, solo oyó como un cierre era bajado y una prenda caía al suelo, el sujeto salió de entre las sombras, dejando que se viera su rostro, aunque con la poca luz que había en la habitación era muy difícil distinguirlo.

-¿Naruto-kun?- pregunto horrorizada, ¿Naruto la había secuestrado? ¿la había llevado ahí? ¿Con que propósito?.

El rubio estaba parada frente a ella, solo llevaba unos pantalones negros, en su rostro podía ver una gran sonrisa que a su parecer le daba escalofríos y lo más extraño eran sus ojos, un par de orbes de color rojizo.

-si así quieres llamarme- respondió el rubio mientras se comenzaba a acercar a ella, llevándola contra la pared y sosteniéndola de las muñecas.

-¿Qué-que haces?- pregunto sorprendida de las acciones del chico.

-solo quiero divertirme un poco- respondió y acto seguido comenzó a besar el cuello de la chica con pasión, haciendo que esta soltara un leve gemido.

-N-Naruto…- no pudo continuar, ya que soltó otro gemido al sentir como el chico introducía su mano dentro de su ropa y comenzaba a frotar sus senos.

-ya no hables… ¿quieres, Hinata?- así es, Hinata Hyuga era la que estaba en esa habitación, siendo presa de la pasión del rubio.

Era muy extraño todo eso pero sobre todo incomodo, jamás creyó sentirse así de incomoda cerca de él, además ¿no se suponía que él tendría que estar haciendo sus labores como Hokage?

-Na-Naruto…kun… su-suéltame por fa-favor- logro decir entre jadeos, el rubio hizo caso omiso de lo que ella le pedía y comenzó a desabrochar su chamarra para luego arrancar su camisa –Na…- sus labios fueron aprisionados por los de él , quien comenzó a moverlos con fiereza mientras seguía acariciando los pechos de la peli-azul –de-detente- pidió cada vez más temerosa de lo que la situación significaba.

-solo déjate llevar- pronuncio el chico con un leve cinismo en su voz, dando a entender que no se detendría.

Así no es como ella se lo imaginaba, ese no era Naruto, Naruto jamás la trataría así, de eso estaba segura, pero tenía que aceptarlo, aquel chico tan agresivo con su persona era Naruto, el chico del que estaba enamorada, a quien amaba y estaba dispuesta a obedecer ciegamente, pero esto… era algo que jamás hubiera creído que él se hubiera atrevido a hacer, él no era así, ¡él no era así! Estaba convencida de eso.


La oficina del Hokage era todo un caos, había papeles en todos lados y un rubio estaba tras un escritorio viendo uno de los tantos que había.

-Hokage-sama- hablo una chica peli-rosa al entrar a la oficina y sorprendiéndose de ver lo desordenada que esta estaba.

-¿eh?... ¡Sakura-chan!- saludo el rubio con un tono de alivio –ayúdame por favor- pidió, y no era para menos, sus ojos se podían ver algo rojos del cansancio.

-¿Qué es todo esto Naruto?- pregunto la peli-rosa.

-son informes de misiones que olvide revisar- respondió el rubio mientras se revolvía el cabello en señal de desesperación –por favor Sakura-chan, te lo suplico- rogo mientras parecía que quería llorar.

-lo siento Naruto, pero esa es tu responsabilidad, además no tengo tiempo- respondió la peli-rosa -venía a preguntarte si no enviaste a Hinata a alguna misión- Naruto la vio un poco confundido.

-n-no- respondió algo nervioso, él había evitado a la Hyuga desde que esta le confeso sus sentimientos, aunque aún no estaba seguro de su respuesta, no pensaba hablar con ella hasta estarlo, más que algo contra ella era contra el mismo, no podía hablar con ella y fingir que esa confesión no ocurrió, porque eso era algo que él jamás haría -¿Por qué lo preguntas?-

-la he estado buscado desde hace rato y nadie la ha visto, así que pensé que tal vez estaba de misión- respondió la peli-rosa.

-yo no la he visto en todo el día, lo siento Sakura-chan- respondió el rubio y tras esto la oji-verde se fue dejando a Naruto algo preocupado por el paradero de la oji-perla.

-¿Dónde estará?- se preguntó mientras miraba la nada pensando en eso.


En algún lugar del bosque…

-d…de…deten…te…- pidió entre jadeos la peli-azul mientras era envestida con fiereza por atrás –por… por favor- las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, así no era como quería que fuera su primera vez.

El rubio estaba tras ella mientras daba estocadas cada vez más rápidas y profundas. Hinata jadeaba, no quería que el siguiera, se sentía sucia cuando la tocaba, era como si no fuera Naruto, al menos no del que se enamoró.

-n-no te pre-preocupes, linda- fue la respuesta que obtuvo. Y después de unos segundos, sintió como algo cálido se derramaba en su interior. Estaba agitada y sudada, pero sobre todo horrorizada, había perdido su virginidad por algo que cualquiera, incluso ella, consideraba violación.

-¿por-porque lo hiciste?- pregunto con voz quebradiza, mientras veía como el rubio se levantaba de la cama y se volvía a vestir.

-ya te dije… quería divertirme un poco- respondió con una sínica sonrisa, ¿la consideraba eso? ¿Solo una diversión?

Se terminó de vestir y se dirigió hacia la Hyuga, quien estaba completamente desnuda mientras que toda su ropa, a excepción de su chamarra, estaban en el suelo destrozadas en varios pedazos.

-descuida, esto es solo el comienzo- hablo mientras la besaba en los labios y luego se alejaba de ella, rumbo a la salida de la habitación –después volveré, te lo prometo- abrió la puerta y la cerro al salir, Hinata solo oyó como ponía seguro, de nuevo.

Se abrazó a sí misma, aun sentía sus manos sobre ella, aun sentía sus labios, su cuerpo, y eso la asqueaba, la asqueaba pensar que de esa forma tan… poco gentil lo había hecho.

-no es verdad… no es verdad… Naruto no… Naruto-kun no…- trataba de convencerse, pero le era muy difícil hacerlo, especialmente cuando había ocurrido –Naruto-kun no pudo… no pudo haberme… no pudo haberme violado… él… él no es así- después de unos segundos se levantó de la cama y de dirigió al pequeño baño que había ahí, abrió la regadera y sin importarle que el agua estaba helada se metió en ella, tenía su mirada gacha y podía ver como el agua se llevaba la sangre que aún había en su cuerpo. Comenzó a llorar, aunque sus lágrimas se confundían con el agua. Se sentó en el suelo y dejo que el agua callera sobre ella, lo único que quería era que desapareciera todo rastro de lo que el rubio le había hecho, aunque había cosas que sabía que no se podían borrar.


Dos días después…

Naruto caminaba en su oficina como león enjaulado, no se sabía nada de Hinata desde hacía casi tres días y eso lo preocupaba mucho, era como si la tierra se la hubiese tragado, nadie tenía ni la más mínima idea de en donde estaba.

-Hinata… ¿dónde te metiste?- se preguntó a sí mismo.

Alguien toco la puerta y después de un par de segundos un joven entró.

-¿querías verme, Naruto?- pregunto molesto un chico de cabello del mismo color que el de Naruto, de hecho era una réplica de este, lo único que los diferenciaba era que el chico tenía los ojos de color rojo.

-Kurama, necesito tu ayuda- hablo el rubio a su gemelo.

-¿Qué quieres?- pregunto fastidiado.

-necesito que me ayudes a encontrar a Hinata- pidió el rubio con voz determinada, necesitaba ayuda de él, después de todo aquel sujeto con tanto parecido físico a él, era el Kyuubi.


Primer capítulo listo…

Definitivamente, tengo que dejar de crear tantas o mi cerebro colapsara.

Otra historia más a la colección y segunda en rango M. no creo que sea muy larga, pero lo importante es que fue escrita.

Namikaze Hanoko fuera…