-¿Y si fuera gay? - preguntó un buen día Shun, de la nada, mientras miraban un partido de fútbol.

Los demás tardaron unos segundos en reaccionar.

-¿Gay? - preguntó Ikki.

-Sí, gay. ¿Qué pasaría si me gustaran los hombres? ¿Eso me haría menos valiente, menos poderoso, más amable, más pálido o algo así?

Nadie le contestó por unos momentos.

-Creo que seguirías siendo igual – dijo lentamente Hyoga – pero en vez de hablar de mujeres, tendríamos que hablar de mujeres y de hombres. O sea, para incluirte en la conversación.

-Puede ser – acotó Shiryu con cautela – de vez en cuando, quizás salgas a buscar pareja en una disco gay y tendríamos que acompañarte. Eso.

-O pensaríamos que te gusta alguno de nosotros – dijo Seiya.

Todos lo miraron como queriendo matarlo por sus incautas palabras (además, ninguno deseaba admitir que pensaban algo así).

-¡No me miren así! - se defendió el Pegaso – Sería completamente normal que alguno de nosotros le gustara. Muchas veces se pasa de la amistad al amor casi sin darse cuenta.

-Si a mí me gustara uno de los que están acá... - meditó Shun en voz alta.

Tres de los cuatro caballeros enrojecieron a su pesar.

-Si te gustara uno de los que están acá, tendrías que pasar sobre mi cadáver – dijo Ikki.

-Homofóbico – masculló Seiya.

-No, no es eso – aclaró Ikki – es que ninguno de ustedes me agrada como cuñado. Si tuviera que elegir un cuñado, me quedaría con Ban. Es confiable, le gusta hacer deporte y no habla mucho. Todos ustedes hablan demasiado.

-No vas a comparar a Ban conmigo – se quejó Hyoga.

-O conmigo – reclamó Shiryu.

-Los derrotaría a todos en dos tiempos – aseguró Seiya - ¿No te gustaría un cuñado poderoso?

-Si quisiera un cuñado poderoso podría conseguirle una pareja a mi hermano entre los caballeros dorados. ¿No creen? - dijo Ikki – No, no me interesa el poder. Prefiero que sea callado y que me respete.

Todos se quedaron en silencio un rato, sumidos en sus pensamientos.

-Si fuera gay, me enamoraría de Hyoga – dijo Shiryu después de un rato.

Seiya lo miró muy ofendido.

-¡Oye! ¡Siempre creí que teníamos un acuerdo tácito! Si yo fuera gay, iría detrás de ti, y pensé que tú irías detrás de mí – reclamó el Pegaso.

-¿Y qué te hizo pensar que haría eso? - preguntó Shiryu, sorprendido. - No, Hyoga es mejor. Es más limpio, puntual y más responsable que tú. Además, sabe leer y eso ya es un punto a favor.

-Yo también sé leer – dijo Seiya, dolido.

-Querido Seiya, eres un analfabeto funcional – dijo Hyoga, burlón – pero siempre habrá un lugar en nuestra casa para ti.

-Pues a mí me gustaría Seiya como pareja – dijo Ikki – Me agrada que sea tan alegre y estúpido.

Seiya no estaba seguro si sentirse ofendido o halagado; así que optó por guardar silencio y agradecer con un gesto.

-Seiya sería buena pareja, pero Jabú estaría mejor, al menos sabe cocinar – comentó Hyoga – yo no sé cocinar, así que me vendría bien su ayuda.

-Oh, Jabú no se callaría nunca, no lo aguantarías – dijo Ikki.

-Tengo facilidad para desconectar mi mente del mundo exterior – repuso Hyoga.

-¿Y qué pasaría si me declarara a alguno de ustedes en este instante? - preguntó Shun, que hasta entonces había estado absorto en el partido.

-Bueno, yo... - empezó Hyoga.

-Este... no sé, creo que – dijo Shiryu.

-Ay... qué complicación – murmuró Seiya.

Sin decir palabra, Shun los miró intensamente, de uno en uno.

Ikki no dijo nada, pero pensaba que si alguno le rompía el corazón a su hermanito se las vería con él.

-¿Y si me gustara Ikki? - preguntó de pronto Shun, mirando a su hermano.

Ahora fue el turno de Ikki para enrojecer.

Los demás, sintiéndose a salvo del drama, se acomodaron para contemplar mejor el espectáculo.

-¿Qué? - musitó Ikki con un hilo de voz.

-Qué pasaría si fuera gay y me gustaras tú, mi propio hermano – dijo Shun, suavemente.

-Sería posible, ya que dejaron de verse durante la pubertad, cuando se reencontraron ya eran prácticamente otras personas – analizó Shiryu.

-Y sus personalidades son opuestas, dicen que los opuestos se atraen – acotó Hyoga.

-No pueden, es incesto – se atrevió a mencionar Seiya.

Ikki, muy nervioso, se miró las uñas y rogó a todos los dioses que enviaran un cataclismo a la Tierra.

Continuará...


Nota de la autora: ¿Acaso caí en el shonen-ai?


Avance del próximo capítulo:

-No sería lo peor que hemos hecho- dijo Shun, suavemente, acariciándolo con su aliento...


¿O acaso esta es mi primera historia yaoi?