Ayuda indeseable
"La búsqueda…"
Se encontraba caminando, intentaba no meditar mucho lo que tenía que hacer, más la sola idea lo asqueaba, y no la comprendía del todo – y eso era raro en él - . No comprendía el ¿por que él?, que nunca necesitaba ayuda de nadie, ahora la necesitaba y eso no era lo peor, tendría que obtener ayuda de un ¨miserable humano¨ una raza para el tan vana y vulgar. Debería desechar la idea de conseguir esa maldita espada perdida en algún lugar que su padre astutamente la había mandado al olvido… y ahí se fijó en su obi y vio en este sujetada a Tenseiga, la espada que su padre le dio antes de morir – de forma patética y deshonrosa para él – Tenseiga, pensó ¿de que le servía? De nada, ¿para revivir? Basura, pensaba cada vez que la veía y recordaba las palabras de su padre… su mirada tomo otro brillo en el momento, al recordar que poco antes de aquel entonces pensaba acerca de él cómo ¨su ilustrísimo padre, el comandante perro. ¨
- ¨Y esto, ¿de qué me servirá?¨ - pregunto molesto Sesshōmaru, parecía una broma.
- ¨Algún día lo entenderás ¨ - respondió evitando la mirada de su hijo …
Seguía sin poder entender esas palabras, después de tantas décadas y siglos… él no entendía, por que, él quería matar a los que lo desafiasen, no andar reviviendo y sanando heridas por el mundo.
- ¨¿Y las otras? … ¿Qué harás con ella?¨ - pregunto más que irritado, si no tuviera autocontrol – aunque en ese momento costaba mantenerlo – ya hubiese estado destrozando el bosque completo.
- ¨Esta¨ - dijo empuñando a Tessaiga y levantándola - ¨será para Inuyasha¨ - respondió al final.
- ¨ ¿Y Souunga?¨ - Sesshōmaru cerró los ojos sabiendo que la respuesta no sería de su agrado.
- ¨esa espada ya tiene su destino, pero no es el momento… algún día lo sabrás…¨
Y el viento se hizo más fuerte, y estaba a punto de llegar, el apestable olor se lo decía – malditos hanyous, malditos humanos, maldito su padre, maldito todos – se repetía mentalmente. Su vida iba a cambiar… ¿Cómo haría para soportar?, ¨autocontrol¨, si eso solía funcionar, miro a Jaken, con suerte lo soportaba a él en sus viajes… ¡al diablo el autocontrol! … golpeo a Jaken y siguió caminando.
- ¿Por que amo Sesshō…? - no pudo continuar Sesshōmaru lo callo con la mirada y con un movimiento de cabeza le indicaba que avanzara y no hablara.
. . . .
En una aldea no muy lejos, se encontraba una anciana sacerdotisa, le enseñaba a una niña de diez años a poder tirar flechas con poder espiritual, esta intentaba ponerle empeño hasta conseguirlo, luego de varios intentos en el blanco desvió su mirada para enfocarla en un árbol, y quiso sonreír, mas no lo hizo. La anciana le siguió la mirada a la niña hasta el árbol para darse cuenta de quién era.
- Inuyasha - susurro la anciana acercándose donde se encontraba el árbol seguida por la niña - como te fue - ¿Cómo te fue? - le grito luego y este se bajó del árbol y se acerco
- feh anciana kaede no es necesario que grite – le respondió este de mala manera – ¿la edad la está volviendo sorda? – Le pregunto en tono de burla, y la niña casi rio, la anciana simplemente hizo un mohín, lo conocía de tantos años ya – anciana partiré al atardecer – respondió al final.
- ¿Cómo es eso? - Cuestiono la anciana
- por la espada que mi padre me dejo, partiré con Myouga, aunque esa pulga maldita de seguro me dela a medio camino - refunfuño por lo bajo al final
- ¿tu padre te dejo una espada?
- Anciana se lo dije al salir en la mañana - le respondió haciendo un bufido de aburrimiento – el dejo una espada para mí y otra para Sesshōmaru… ese maldito - dijo por lo bajo oliendo el aire - lo siento como si estuviese cerca
- bueno te iré a preparar algunas meriendas - le termino por decir la anciana mientras se encaminaba para su cabaña, la niña la iba a seguir cuando Inuyasha se puso por delante impidiéndole el paso, cuando ella lo vio le sonrió este igual lo hizo, y luego saco una manzana de sus ropas y se la entrego, ella tímidamente la tomo.
- ¿Cuándo volverás? – le pregunto mientras comenzaba a caminar nuevamente hacia la cabaña.
- Feh, no me tomara mucho, volveré luego…Kikyo.
. . . .
¿Cuántas veces le había pegado a Jaken ? muchas, el pobre youkay sapo estaba todo lleno de chichones, por otra parte llevaba decenas de otros youkays muertos y más de un bosque hecho trizas durante el camino, pero lo bueno es que ya estaba llegando, ahora simplemente tenía que poner en marcha lo que le había dicho el árbol sabio.
- ¨Las semillas especiales que tienes en tus manos, cuando llegues al pozo comenzaran a brillar de un color rosáceo, es hay donde tú vas a explotar tu energía interior, ¿me entiendes? – Pregunto el árbol para luego recibir un asentamiento de parte de youkay - y cuando eso haya pasado te lanzaras dentro del pozo… y aparecerás en otra era ¨ - termino de decir el árbol y mientras tanto Sesshōmaru empuñaba sus manos y fruncía el ceño.
- ¨¿Qué época?¨ - pregunto de repente
- ¨Eso lo veras en el momento.¨
Y ahí se encontraba, ya a pocos pasos, podía sentir el olor – asqueroso para él – de Inuyasha, ojala el hibrido no lo molestara, ahora si que lo mataría si se llegaba siquiera a cruzar por su camino, ya se encontraba sin paciencia alguna – si es que tenía – saco dentro de sus ropas las semillas miro a Jaken de reojo, y este entendió el mensaje, – no por nada llevaba años siguiéndolo – y se quedó hay parado dejando a su amo que avanzara solo, tendría que resguardar que nadie lo molestara.
Estaba frente al susodicho pozo, las semillas comenzaron a brillar, ahora tenía que hacer su parte , así que comenzó a explotar su energía interior, su yoki, y una bola de energía y luz lo envolvió. Jaken de su posición podía sentir la esencia de su amo al límite era tan fuerte, y al momento hubo un fuerte ruido parecida al de una explosión. Cuando fue corriendo al pozo para ver a su amo no estaba solamente quedaban pasqueños vestigios de su poder y un sacado en la tierra, donde seguramente estuvo parado, y sintió la presencia del hanyou.
- Sess… - paro en seco al no notarlo ni sentirlo por ninguna parte, se fijo en Jaken. – ¿donde esta Sesshōmaru lo acabo de sentir? – decía mientras olia el aire y el suelo
- ¡Cállate!... amo Sesshōmaru - comenzó a llorar este, e Inuyasha no entendía que pasaba - ¿dónde estará?
. . . .
Sabía que se encontraba dentro del pozo, mas todo era raro al mirar hacia arriba no veía el cielo azul más bien ¿un techo?, era el mismo pozo pero el olor el ruido, y la esencia eran distintos, se dispuso a salir y vio que el pozo se encontraba dentro de una especie de cobertizo, comenzó a caminar saliendo de aquel lugar, la luz por un momento lo cegó, cuando por fin estaba bien se dispuso a mirar el inminente panorama, lo primero que vio fue un árbol ¿el árbol sagrado se preguntó?, el olor era el mismo ¿de hace…? No pudo ni siquiera formular la pregunta. ¿Y ahora que seguía?
- ¨ cuando hayas cruzado el pozo de esta era a la otra, está destinado a ser la persona que buscas aquella que tus ojos primero vean ¨
Camino hasta el árbol sagrado, el olor y el ruido lo sofocaban, era pasado medio día, y ni el sonido de los pájaros podía escuchar bien. ¿Qué seria todo eso?, no aguantaría mucho, estaba que mandaba todo a la mierda, y eso que él nunca se dejaba abrumar ni vencer por nada, ¿Qué habría querido su padre? ¿Por qué habrá querido que él hiciera esto ¿ ¿Por qué no simplemente no pasarle la bendita espada como lo hizo con Tensseiga ?
- ¨ Si te la hubiera pasado en aquel entonces, como te paso a Tensseiga, no hubieras resistido, y el poder maligno, uno mas fuerte del que tienes hoy en día te hubiera consumido … por eso él …¨
Dónde diablos se encontraba la condenada miko, para tomarla y llevarla con el de una vez por todas, le causó extrañeza el no sentir ningún poder espiritual, – debía ser ¨el viaje¨ que lo tenía aturdido – comenzó a caminar y noto que era un templo aquello, intentaba oler el aire pero encontraba demasiados olores mezclados… estaba apunto – nuevamente – de perder la paciencia, cuando escucho un tarareo no muy lejos, a toda velocidad se dirigió hasta donde provenía ocultándose, … Demonios, no podía ser, ¿o si?, eras una cría, debía ser un error ¿o no?. La niña seguía tarareando ajena a que era observada por un Youkay, – bueno ella no sabía nada de eso… – era demasiado entretenido ponerle un collar a un pequeño gatito estaba y se sentía tan feliz.
Sesshōmaru ajeno a toda la felicidad que profesaba la niña se encontraba debatiendo que hacer, esta niña tenía cero poder espiritual, lo más seguro era que ni siquiera comenzaba con su entrenamiento, pensó en la llevársela y dejarla en cualquier aldea con alguna miko madura que la guiara, si eso haría… se dispuso a bajar del árbol que había subido para tomarla y llevársela, la niña estaba de espaldas a el, y justo cuando la iba a tomarla por el pelo, para arrastrarla al pozo – si, no pensaba tener cuidado, después de todo era una simple e insignificante humana… pero era una niña pensó… bueno no dejaba de ser humana, una raza inferior – se detuvo, la esencia…, de eso hablo el árbol sabio;
- ¨… por eso debes traspasar épocas o eras, por que en estas no vas a ver algo más puro y bondadoso…
Cuando estaba saliendo de aquel limbo del cual se encontraba, sintió una mirada sobre él, la mocosa humana estaba mirándolo, atentamente, e instintivamente Sesshōmaru se puso en una elegante pose de guardia, sin quitar la vista de la pequeña niña, se fijo en sus ojos y en como esta lo miraba, el brillo de ellos lo hicieron volver a una pose normal, pero nunca bajando la maldita guardia, no por desconfianza de que la niña le fuese hacer algo, más bien por costumbre. Se observaban, ella lo miraba extrañada, fijándose en todo desde su largo cabello, siguiendo por las orejas; eran puntiagudas – que raras pensó –, las marcas de su cara, sus vestimentas, la ¿armadura? Siguiendo por sus espadas la "cosa" en el hombro derecho, y volvió a subir la vista hasta su cara nuevamente… sus ojos pintados y ese color tan extraño… mientras tanto él entrecerró los ojos ¡maldición! Nadie se atrevía a mirarlo a los ojos, siempre todos bajaban su mirada, lo encontraba irritante… pero lo que más le sorprendió fue que ella le dio una sonrisa, nunca nadie le sonreía por que si, a no ser que fueran personas lambisconas.
- Humana camina y sígueme - rompió el silencio ya no aguantaba la situación, se estaba dando vuelta, esperando que ella le obedeciera, cuando.
- Ahome, mi nombre es Ahome - le contesto inflando los cachetes y frunciendo el ceño, él se detuvo en seco y la miro de reojo por encima del hombro, – la mataría cuando terminara todo pensó –
- ¿Me cuestionas? - le pregunto poniéndose nuevamente en frete de ella, y alzando la mano para agarrarla del cuello.
- Aparte mi mami no me deja andar con extraños - comenzó a decir ignorando la pregunta hecha por Sesshōmaru - y tengo que ir a clases…
¿Clases? Seguramente a la miko ya le estaban enseñando, – genial una cosa menos que tenía que hacer – comenzó a sacar cuentas, la mocosa en cuestión no tenía más de seis años, para que no fuera una carga para él, y presenciando, que ni energía espiritual tenia saco a relucir que le tomaría como diez años estar en forma. Perfecto esperaría esa cantidad de tiempo, total lo valía… Souunga.
- Pasado ciento veinte ciclos lunares vendré por ti - le dijo como último sin esperar repuesta ni nada, con una velocidad característica de él, se alejó de Ahome, dejándola mas que extrañada.
Llego al pozo, se sentó en la orilla de este, miro todo alrededor, pensando que tendría que volver, ojala que cuando volviera la miko estuviera lista, así no demorarían nada y después la mataría, pues no quería que hubiera un maldito humano diciendo que ayudo al gran Sesshōmaru lord de las tierras del oeste… una década para cumplir su objetivo, sonrió de lado, eso simplemente era un pestañeo pàra alguien como él, que ya llevaba siglos existiendo, no era nada. ….
Continuara…
Hola totales, primero que todo quiero agradecer a los que leyeron y dejaron reviews en el oneshot "acuerdo", igual al subirlo se le borraron los guiones, y después no supe cómo arreglarlo, así q igual se veía como el forro, segundo, espero le guste esta historia, un beso =)
