Buenas a todos! Que tal? asdasd al fin de tiempos regreso a este lugar. Y bueno como verán esta seria la primera adaptación que llego hacer para este anime, sin duda alguna la historia original le pertenece a otra persona (que ahorita lo voy ha mencionar).
Creo que el titulo lo dice todo xD, asi que posiblemente se tengan una idea. Los capítulos no son tantos ,pero lo importante es el contenido( lo que a mi me entretuvo :D). A lo mejor este primer capitulo, les tenga no tan convencidos( a otros si , quizás) pero denle una oportunidad.
También pondrán aparte odiar al hurón jajajajaja (bendito sea, amen)
ADVERTENCIA:
ES SOLO UNA ADAPTACION , LA HISTORIA LE PERTENECE A BALA-2006 ;), LOS MÉRITOS AL VERDADERO AUTOR!( SALUDOS)
AH Y YA SABEN LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN.
Capítulo 1:
Escuchaba villancicos a la lejanía. Unos niños cantando, tal vez. Seguro que esperaban alguna propina a cambio de compartir sus angelicales voces y seguro que ellos tendrían más suerte que ella. La gente de bien daba dinero a niños rubios de mejillas sonrojadas que cantaban de forma adorable con sus bufandas y sus guantes a juego. La gente de bien no le tiraba ni un mísero centavo a una vagabunda.
Sentada sobre un cartón mojado con la cabeza gacha debía parecer la clase de "persona" indeseable que los padres definían a sus hijos para que tuvieran cuidado por la calle. Sus vaqueros que una vez fueron unos Levi´s auténticos ahora estaban desgastados, viejos y rotos. Sus botas de Gucci están embarradas e irreconocibles. Su camisa de Calvin Klein hacía tiempo que dejó de oler a nueva y pasó a oler a sudor y a sangre seca. El abrigo de Prada que en su día le pareció digno de alguien de su clase, ya no le daba tanto calor como aquel entonces. Su marca había perdido todo su valor a medida que ella se iba congelando lenta y dolorosamente.
¿Cuándo fue la última vez que probó un bocado de cualquier comida? Ya no lo recordaba. Su última comida fue lamer un brik de leche que alguna adorable familia habría tirado al contenedor de la esquina en una de esas carísimas bolsas reciclables que ella misma ayudó a patrocinar con su difunta empresa. Tenía hambre, estaba famélica y no existía un solo alma caritativa que le diera algo de dinero para comprarse un simple pedazo de pan. Tampoco podía culparlos a ellos. Durante sus días de vacas gordas, ella no fue precisamente la mujer más caritativa sobre la faz de la tierra. La caridad era una palabra sin sentido para ella. Donaba dinero a muchas organizaciones porque era conveniente para su imagen pública pero nada más. Escogía una asociación al azar sin pararse a pensar, escribía una ridícula suma de dinero que posteriormente descontaría de las mejoras para las condiciones de sus trabajadores y sonreía para una fotografía que aparecería en primera página del periódico. Necesitó perderlo todo para darse cuenta de la egoísta e hipócrita que era.
- ¡Feliz navidad!
Escuchó el tintineo de las monedas cayendo al suelo y no pudo evitar girar la cabeza para ver esas relucientes circunferencias acumulándose a los pies de los niños. Robarle el dinero a unos niños sería mezquino, sucio y poco cristiano. Ella estaba sucia y no era un devoto cristiano pero tampoco era mezquina ya. Así pues, apartó la mirada y apretó los puños a los costados pensando en toda la comida que podría comprar con eso.
- ¡Gracias!
Ella no conoció el auténtico significado de esa palabra hasta que ya era demasiado tarde para empezar a utilizarla. Decía "gracias" en los eventos públicos y por convención social pero nunca antes lo había dicho sintiéndolo de corazón hasta que otro vagabundo le ofreció un trago de su coñac para entrar en calor. Fue un acto totalmente desinteresado y para aquel experto vagabundo tan normal, tan asumido que casi se le saltaron las lágrimas.
Volvió de nuevo la cabeza para ver a uno de los niños recoger la última moneda del suelo y después se cogieron todos de la mano para volver a sus casas. Ella los miró envidiando su suerte. Llegarían a sus bien decoradas casas, con sus amorosos padres, al calor de la calefacción o incluso con chimenea. Muchos de ellos tendrían un perro; otros un gato. Seguro que verían alguna película o algún programa navideño en familia, esperando impacientemente a que llegara la noche buena. Aún quedaba una semana para que Papa Noé, o su padre disfrazado de él, dejara los regalos bajo el árbol.
¿Qué pensarían sus padres de ella si la vieran en ese momento? De hecho, ya debían saber que estaba en la más absoluta ruina. Ellos le advirtieron sobre su propia avaricia, intentaron que se cuidara, quisieron apoyarla pero ella los desdeño por un poco de dinero, un Ferrari y unas cuantas modelos. No se atrevía a volver a su casa y pedirles cobijo después de eso y lo peor de todo es que sabía que ellos lo estaban buscando.
Levantó la vista y observó con rabia la no tan difunta empresa que ella presidía dos años atrás. Lo perdió todo al confiar en la persona equivocada. Una persona que supo jugar muy bien con ella y lo sumió más todavía en el mundo de sus vicios mientras se dedicaba a trapichear con su empresa hasta hacerse con ella. Después de ella, todos sus empleados se fueron al paro. Sin embargo, sus empleados tenían familias; ella la había perdido. No había vuelto a ver a uno solo de sus ex empleados pasar por allí. No conocía personalmente a todos pero sí que podía reconocerlos de vista. Su equipo directivo también desapareció por completo aunque sabía, gracias a algún periódico extraviado, que muchos de ellos se habían incorporado en otras empresas.
Se estaba resignando a morirse de hambre cuando un billete de veinte dólares cayó sobre su regazo. Pensó que alguien le estaba jugando una mala pasada pero los tacones que vio frente a ella cambiaron de dirección para marcharse. ¡No podía permitirlo!
Agarró el billete de veinte dólares y se levantó de un salto que casi le hizo caer al suelo de nuevo. Estaba famélica.
- ¡Espera!
La mujer se detuvo y se volvió. La rubia se quedó sin respiración. Durante su época como presidenta de su empresa se había movido entre las bellezas más cotizadas de todo el mundo, pero jamás se había cruzado con una mujer como ella. Quiso besarla, abrazarla, amarla y sobre todo, protegerla. Nunca nadie había inspirado en ella semejante sentimiento de protección.
No sabía si era alta o eran los tacones los que le daban esa impresión. Llevaba una preciosa melena cobriza de rizos naturales suelta que se balanceaba con la suave brisa invernal de aquel día de diciembre. Sus impresionantes ojos color azules enmarcados por unas largas y femeninas pestañas brillaban a la luz del único rayo de sol en ese día nublado que justo la enfocaba a ella como si se tratara de una aparición celestial. A lo mejor lo era y la rubia deliraba antes de morir. Su nariz pequeña era respingona y tenía unas adorables pecas justo en el puente. Además, sus gruesos y sensuales labios color rojo, completamente naturales, contrastaban por completo con su tez blanca y nívea. Empezaba a tener el complejo de Blancanieves o algo por el estilo.
Un taxi se detuvo junto a ella, la rubia ni se había percatado de que hubiera llamado a un taxi de lo ensimismada que estaba. Su corazón latía con fuerza, palpitaba más bien contra su pecho. No podía dejarla marchar así, no ahora que le había encontrado.
- No puedo aceptarlo… - dijo con voz ronca por la falta de alimento y el frío.
- Claro que sí. – le sonrió- Sólo son veinte dólares.
Dos años atrás, Fate no hubiera escatimado ni en veinte dólares a la hora de tener que soltar prenda. Odiaba dar dinero, sólo lo hacía por su imagen pública. Dar unos pocos miles de dólares que en realidad pertenecían a sus empleados, le darían a ella muchos más ingresos para engrosar su ya bien abultada cuenta bancaria.
La vio abrir la puerta del taxi y no pudo evitar que subiera. Sí que intentó seguirla desesperada por la preocupación de no poder volver a verla.
- ¿Cómo te llamas?
La cobriza no lo escuchó o no quiso contestarle. El taxi arrancó y se quedó allí sola con veinte dólares y cara de idiota. Observó fijamente aquel taxi en el que se marchaba la mujer que perfectamente podría haber sido el amor de su vida y se insultó mentalmente por haber sido tan lenta de reflejos por primera vez en su vida.
Se guardó el billete de veinte dólares en el bolsillo de sus vaqueros, sabiendo que no lo gastaría jamás y corrió hacia al escaparate de una tienda para observar su propio reflejo. ¡Estúpida! Esa mujer podía ser el amor de su vida. Su cabello era rubio y estaba perfectamente largo. tal vez debía cortárselo o al menos cuando podía permitirse pagar al peluquero más caro del país. En ese momento parecía castaño de lo sucio que estaba y le llegaba hasta la cintura. Su cara también estaba sucia y mejor no hablar de sus dientes. Y pensar que ella había sido considerada una de las mujeres más sexis del mundo.
- Mamá, esa señora está muy sucia.
- Shhhhhhh. – la hizo callar- Si te oye nos perseguirá.
Como si ella tuviera algún interés en esa señora gorda y repipi y su grosera hija.
- ¿Por qué está tan sucia?
- Porque es pobre. – le explicó la madre en voz baja.
- ¿Qué son los pobres, mamá?
- Parásitos hija mía. Ensucian nuestra sociedad.
Su paciencia tenía un límite.
- ¡Parásito serás tú entrometida!
La mujer gritó ofendida, lo insultó sin que una sola persona interviniera y se llevó a su hija, casi la arrastró, lejos de allí. Para Fate mejor, no quería ver gentuza como ésa por su zona. Y dos años atrás ella era parte de esa gentuza. No sabía decir qué era lo que más la molestaba: que la estuvieran insultado o descubrir que ella misma fue como esas.
Se metió las manos en los bolsillos dispuesta a buscar un buen sitio para pasar lo que sería una noche lluviosa cuando escuchó la sirena de un coche patrulla. Se encogió de hombros intentando pasar desapercibida y se pegó a la pared pero el coche de policía la estaba buscando justamente a ella. Tuvo que detenerse al cuarto llamado del agente, cuando la amenazó con encarcelarla por desobediencia a la ley.
Los agentes salieron de su coche y se acercaron a ella con las porras en las manos, amenazantes. Otra paliza no. ¡Ella no había hecho nada!
- ¿Ocurre algo agentes?
- Nosotros hacemos las preguntas aquí.
Se mordió la lengua para no contestar cualquier barbaridad y asintió con la cabeza.
- Hemos recibido una llamada de una mujer que dice haber sido amenazada por una vagabunda en esta zona.
- No sé de qué me están hablando…
Claro que lo sabía pero no pensaba ceder. Esa maldita gorda repipi y su enervante hija.
- Yo creo que sí. – afirmó el otro jugueteando con su porra- Su descripción de la vagabunda concuerda contigo.
Hubo un tiempo en el que nadie se atrevía a tutearla sin su consentimiento. ¡Mal educados!- pensó. Para ser policía debería estar arreglado que aprobaran un examen sobre buena educación y civismo, justo lo que les faltaba.
- Insisto en que…
- ¿Qué vamos a hacer contigo?- se rió- ¿La metemos en la cárcel?- le preguntó al otro agente.
- Asalto, injuria, desobediencia a la ley… Me parece que alguien va a pasar una larga temporada en prisión. Espero que tengas un buen abogado.
Los dos agente se rieron de ella a la cara por el chiste del otro y se dispusieron a agarrarla para arrastrarla dentro del coche de patrulla. Policía corrupta y cuarentonas sin nada mejor que hacer, la combinación perfecta para pasar unas navidades estupendas.
Clavó los talones en el suelo intentando resistirse y quiso agarrarse a alguna parte pero cada policía la tenía sujetada en un brazo. No la dejaron con más remedio que arañarlos con sus uñas extremadamente largas pero llevaban guantes de piel. Quiso morderlos pero sus chamarras eran demasiado gruesas. Incluso los escupió y se ganó un buen puñetazo en el abdomen. Ya estaba desistiendo en su labor de huir cuando sonó la bocina de un coche.
Levantó la vista y vio frente a frente su propio Ferrari. ¡El cabrón de Yuuno!
- ¡Bastardo!- gritó.
La ventanilla de piloto se bajó, dejando entrever el rostro bien acicalado del hombre que se lo quitó todo. Si la soltaban, lo mataría, lo haría pedazos lentamente y disfrutaría de cada momento. Ese bastardo, ese desgraciado, ese hijo de puta que le robó tantos años de esfuerzo. Juró vengarse de él, juró no morir sin haberlo conseguido y estaba dispuesta a cumplir su juramento. ¡Merecía la muerte!
- Agentes, ¿por qué no sueltan a mi amiga?
¿Su amiga? ¡Ni en sus mejores sueños! Sin embargo, los agente la soltaron y ella cayó de rodillas sobre el cemento mojado, como si ya no estuviera lo bastante humillada. Alzó la vista lo suficiente para ver a esos policías corruptos agarrar los billetes de cien dólares que les entregaba el auténtico delincuente y no pudo reprocharle que lo hiciera. Ella misma había sobornado a muchos policías para que hicieran como que no habían visto nada después de haberse estrellado durante una borrachera. ¿Acaso era la mejor que Yuuno Scrya? ¿O estaba hecho de la misma arcilla podrida?
Ya no estaba tan molesta con él y sus intenciones asesinas iban disminuyendo. Se levantó y se sacudió el pantalón lo más que pudo, como si le importara su aspecto frente a él. No fue hasta que el coche de patrulla se marchó y se atrevió a dar un par de pasos hacia su antiguo Ferrari. Ya estaba pasado de moda, podría comprarse el último modelo, pero quería hacerle rabiar.
- ¿Qué quieres?
- Te necesito, Fate.
Habían pasado dos años desde la última vez que alguien la había llamado por su nombre. Estaba tan ensimismada en esa ensoñación que ni se planteó cuestionarlo.
- ¿Qué necesitas?
- Tu colaboración para un proyecto.
- Todo tiene un precio. – le aseguró.
- Sube y lo discutiremos.
Se montó en el que era su antiguo coche y cerró la puerta, sellando de esa manera el que sería su inminente destino. Yuuno la necesitaba por alguna razón y Fate estaba sediento de venganza. Seguro que los dos llegaban a un acuerdo del que se aseguraría de salir ganadora.
- Fate, ¿cuándo fue la última vez que te bañaste?
- La fuente del parque está vigilada últimamente.
- ¿La fuente del parque?- se rió- ¡Por favor, mírate! Y pensar que eras la más grande, mi ejemplo a seguir.
- Si lo que quieres es burlarte de mí, me bajo aquí mismo. – la amenazó.
- ¡No, espera!
La cosa se ponía interesante. Yuuno estaba transpirando y en su mirada leía el puro nerviosismo. Algo lo preocupaba, incluso lo asustaba y al parecer era Fate la única persona capaz de solucionarlo. Bien, lo soportaría un poco más sólo para saber qué demonios quería y mientras tanto, se dedicaría a pensar en su ángel de navidad. Soñar era gratis, ¿no? Además, si lograba devolverle el golpe a Yuuno Scrya, tendría los medios económicos suficientes para acercarse a la cobriza y que ella la viera. Jamás olvidaría el gesto que tuvo con la rubia , jamás perdería ese billete de veinte dólares.
Su coche seguía andando como la seda y en menos de quince minutos llegaron a su antiguo apartamento. Yuuno estaba dispuesto a restregarle toda su antigua vida, al parecer. Decidió quitarle importancia, pues ella estaba a punto de recuperarlo todo. No volvería a ser tan estúpida una segunda vez. Iba a recuperar su casa, su coche, su empresa y su familia. Por supuesto, jamás olvidaría todo lo que había aprendido; cambiaría y sería una buena persona.
Al entrar en su viejo apartamento descubrió que la decoración había cambiado por completo y ahora era minimalista, en blanco y negro. No le gustó. A ella siempre le encantaron los colores vivos, la decoración un poco más conservadora, más hogareña y cálida. Yuuno le hizo pasar y se dirigió directamente hacia el mini bar. Fate lo siguió y recibió con mucho gusto su primera copa de whisky en los últimos dos años. Se terminó su whisky añejo antes de salir de esa casa pero pudo observar con rabia sus viejas botellas de vino. Ese vino valía más que toda esa casa.
- ¿Qué quieres?
- Veo que no pierdes el tiempo, sigues siendo la misma de antes. Siempre directo al grano.
- En eso te equivocas, ya no soy la misma.
Yuuno tuvo la osadía de reírse y se dirigió hacia un taburete que a ella le pareció realmente hortera.
-Chrono Harlaown
Sólo pronunció ese nombre y fue suficiente para que una corriente eléctrica recorriera todo su cuerpo, despertando en Fate antiguos recuerdos. Chrono Harlaown era su mejor amigo desde que tenía uso de razón. Habían jugado cientos de partidos de fútbol americano juntos, pilotaban sus propios coches de Fórmula 1 en una pista privada, acudían juntos a todas las fiestas, habían compartido negocios e incluso conquistas. Chrono Harlaown fue la única persona que le ofreció su incondicional ayuda cuando más la necesitaba pero su orgullo la cegó y rechazó lo que en ese momento le pareció compasión.
- ¿Por qué lo mencionas?
- Sé que eráis muy bueno amigos.
- ¿Y qué?- se puso a la defensiva.
- Necesito que firme un contrato con mi empresa para conseguir uno aún mejor. La condición que me han impuesto es él.
Se bebió su copa de un solo trago sabiendo de antemano a qué se refería. Leía la prensa económica de los periódicos que se encontraba por ahí y Chrono estaba en plena batalla con su amor imposible: Amy Limietta. Si no tuviera sus mañas de mujeriego, nada de eso estaría sucediendo. Pero Amy tampoco era estúpida y sabía que no le convenía firmar un acuerdo con ninguna empresa si Chrono tampoco lo hacía. Amy no firmaría jamás antes de Chrono y su empresa era de gran interés en ese momento para Yuuno.
- Amy no es estúpida…
- Ni tú tampoco. Me alegra saber que sigues bien informada. Significa que no has perdido tu labia para los negocios.
- Pero he mejorado mucho respecto a mis amistades.
- ¡Oh, vamos! ¿Sigues molesta?- rellenó su copa- No hice nada que tú misma no hubieras hecho.
Eso era cierto. Ella también lo hubiera hecho si hubiera tenido la oportunidad.
- Chrono es mi mejor amigo, no voy a convencerlo para que firme una mierda de contrato.
- El contrato lo redactarás tú misma.- brindó silenciosamente.
- ¿Y Amy?- gruñó.
- La dejaré enterita para ti.- le guiñó un ojo.
No tenía ningún interés sexual por Amy . Podría partirlo en dos si una de sus manos traspasaba los límites establecidos.
- ¿Y tú qué estarás haciendo mientras tanto?
- Estaré de vacaciones en el Caribe.
No podía estar hablando en serio. ¿Iba a dejarla a ella sola al frente de la empresa? ¿Acaso era idiota? Era bien evidente que su primer movimiento sería arrebatárselo absolutamente todo. ¿En qué estaba pensando Yuuno Scrya?
-Sé lo que estás pensando, pero no debes preocuparte por la seguridad de mis divisas. Serás nombrada directora suplente y como tal tendrás denegado el acceso a determinados documentos que puedan dejarme en una mala posición. El equipo de seguridad tiene bien apuntadas tus limitaciones.
- ¿Ya has dado por asumido que voy a aceptar?
- Fate, los dos sabemos que ya has aceptado.
No podía aceptar tan fácilmente. Podría ser su única oportunidad de recuperarlo todo y vengarse aunque estuviera limitada, pero si fracasaba… Salir de nuevo a la luz, ser de nuevo una figura pública para volver a fracasar era algo que no la atraía en absoluto.
Suspiró y caminó en círculos sobre la alfombra de pelo mientras reflexionaba acerca de cuál era su mejor opción. De repente, una fotografía llamó su atención y se dirigió hacia ella. Agarró el marco y sus ojos sorprendidos observaron a la mujer que le había dado un billete de veinte dólares. Sonreía a la cámara con su hilera de perfectos dientes blancos y llevaba puesto un precioso vestido color marfil que se ajustaba a su impresionante figura. Con el abrigo no pudo apreciar toda su belleza. ¿Por qué Yuuno tenía una fotografía de ella?
- ¿Te gusta?- escuchó a su espalda- Preciosa, ¿verdad? Es mi prometida y la directora de publicidad y marketing de la empresa desde hace dos años.
Su prometida, su maldita prometida. Ella estaba prometida y con el cerdo de Yuuno. Ese ser tan dulce no debía conocerlo bien si estaba a punto de contraer matrimonio con él.
- No me digas que te has vuelto un hombre formal.
- En absoluto. ¿Para qué crees que voy al Caribe?
Para ponerlo los cuernos con todas las prostitutas que se cruzaran en su camino, sin duda alguna. Seguro que ya la tenía bien engañada.
- Me cuesta creer que vayas a casarte…
- Hay que saber escoger, Fate . Su padre es Shiro, me hará de oro con una fusión.
Shiro. Una vez hizo negocios con Shiro y lo escuchó hablar de su hija pero nunca la había conocido. Así que ella era la hija de Shiro. Era un buen hombre, de esos que en verdad lo sentían cuando entregaban un cheque de dinero a una fundación. Había escuchado que incluso viajó a África para realizar labores voluntarias durante algunos meses. Su hija viajó con él en todas esas ocasiones.
- ¿Recuerdas a Ginga Nakajima?
La modelo caprichosa y celosa que quería sacarle hasta el último centavo durante su corto período de noviazgo.
- Hay historias que es mejor no revivirlas.
- Entonces no te interesará saber que sigue siendo estupenda en la cama.
Dos años atrás la hubiera molestado escuchar algo así de quien era su novia, pero ya no. Además, Ginga se marchó en cuanto vio que no había dinero.
- ¿Te vas con ella al Caribe?
- No. No quiero estar comprometido en mi viaje.
Ya se lo imaginaba. Sólo esperaba que Ginga no rondara en absoluto la compañía. Tenía grandes planes que podrían verse truncados por la intervención de la mal intencionada modelo. Ahora bien, aunque ya había aceptado la oferta en su cabeza, quiso tener un seguro por si los planes salían mal.
- ¿Qué gano yo con esto?
- Tendrás un sueldo equivalente a un año de trabajo cuando eras presidenta, una casa de alquiler durante tres meses, ropa nueva y un estilista que te devuelva a tu estado original.
Sonaba muy bien, pero echaba en falta una cosa.
- Quiero mi Ferrari.
- ¿Qué…? Pe- Pero…
- Una mujer como yo necesita su coche. – dejó la fotografía sobre la estantería en la que la encontró sin dejar de mirarla fijamente- Sólo aceptaré si está incluido en el precio.
- Puedes quedártelo. – en su voz se notaba que estaba a disgusto con esa condición- Puedo conseguir cualquier otro.
Pero ningún otro podría sacarla de sus casillas como el que ella condujera el suyo. Bien, tenía su coche, estaba a punto de volver a ser la de antes, iba a encontrar la forma de recuperar lo que era suyo y por el camino conquistaría a su ángel. La venganza sería el plato fuerte en esas navidades.
Continuará…
Y así terminamos con el primer capitulo, aÚn sigo enojada con ese maldito hurón de la p...bit...bit... O.o perdón! a veces uno se descontrola por eso jejeje.
Bueno, que les pareció? :)
Ya saben, que si les gusto puede darme un review , asi me doy cuenta si hay posibilidades de continuarla. Como dije es la primera vez que adapto algo, así que ,si hay algún error haganmelo saber (así podré corregir algunos detalles ). AH! pensaba también dedicarme a adaptar un libro que es muy buena ´para NanoFate, pero aun no la he termino de leer (plop! si lose es que es falta de tiempo, señores TwT).
En fin, dejen sus comentarios (si les ha gustado) y nos vemos en el siguiente capitulo!
Saludos, y que no los atrape el mapache.
Próxima publicación: domingo 28
