hola chicos aqui les traigo un nuevo fanfic para su disfruto. El sequel de Fairy tail me inspiró a seguir escribiendo. Sientanse libres de comentar o escribirme a parte.
Estos personajes pertenecen al magnifico Hiro Mashima
disfruten!
El vapor se intensificaba con cada minuto que pasaba y la peste a humo infestaba sus fosas nasales casi sofocandolo. Tenia que salir de allí y rapido. Cubrió su nariz lo mas que pudo con la parte trasera de su mano y corrió debajo de unos escombros tratando de esquivar las balas dirigidas a él. Aunque podía contar en sus reflejos, aun así consiguió algunos rasguños y probablemente una herida en su fibula. Para su suerte no le molestaba...aún. En cierto sentido ya estaba acostumbrado, al fin y al cabo había tenido que soportar peores heridas que estas y había conseguido sobrevivir. Cuidadosamente analizó cada rincon del edificio casi quemado por el fuego. Desafortunadamente cada via de escape estaba bloqueada por los escombros quemados o siendo cubierto por flamas
-Salamander vuelve a base ahora!- Una voz rasposa le habló por su auricular. Aun concentrado en su trabajo se acomodó mejor su auricular.
-Intenta escapar de este lugar y despues me ordenas idiota- Sisió al sentir como su herido lentamente empezaba a latirle dolorosamente. Si seguia allí seria mas dificil de escapar con su pierna lastimada.
-Hay un equipo esperando a que traigas tu trasero al techo-
-Voy en camino- Colgó para dejar caer su auricular. La mision era simple: recobrar un archivo y escapar silenciosamente. Había un problema. Ser silencioso no era su estilo.
Podía escuchar los pasos de soldados en la distancia.
Tomando un ultimo suspiro, avanzó hacía el guardia que bloqueaba la salida. Sin darle oportunidad de lanzarle un ataque, tomó su mano apretandolo en un doloroso agarre en la espalda para despues dejar caer su pierna con toda su fuerza en su escapulo. El agonizante grito del soldado le dejaba entender que algo estaba roto.
Avanzó por las escaleras evitando ser quemado por el fuego que consumia todo a su paso.
Como dijo Gajeel, el equipo esperaba su llegada. Cuando lo vieron llegar todos tomaron sus posiciones listos para irse de ese lugar.
Con dificultad subió y se ajustó a su asiento. Quitandose su bota inspeccionó el corte que tenia en su pierna. Definitivamente necesitaria un doctor. El area se inchaba y tornaba en violeta que se regaba. Tomando una navaja de su bota, cortó una tela de su manga para ponersela entre los dientes mientras el alcohol ardía furiosamente. Sabía que no podría ir a un doctor pronto asi que tenia que asegurarse de que no le saliera una infeccion esa noche.
Suspirando cerró los ojosen pensamiento. Estaba exhausto. Si solo pudiera desaparecer y nunca volver. Si solo fuera posible. Por un momento sintió una amargura que resto importancia a su cansancio y dolor que sentía en ese momento. Desear por una vida pacifíca era solo un sueño. Aunque fuera posible, no había un lugar al cual llamar hogar, ni una familia propia. Nunca sería una opcion para el. Esa era la regla en la cual el vivia. Nacer solo y morir solo. Amargo pero solo pensar de esa forma tan dura lo alejaba de pensamientos no deseados.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la turbulencia. Habían llegado. Con musculos adoloridos bajó del helicoptero. El viento salado del mar acarició su rostro. Los soldados marchaban en un patrón estricto. Odiaba ese lugar. Mientras hacía su camino a la fortaleza, no paso por desapercibido como murmuraban entre ellos. Aunque de vez en cuando le dirijian algunas palabras, el pelirosa no perdía de vista como sus ojos escondian miedo. Su manera de verlo juzgadoramente que gritaba: Monstruo. Aunque ya no le importaba.
La apariencia de la fortaleza podría intimidar hasta al mas despiadado soldado. No importa cuantos años pasaron, aun asi le venían memorias. Tan rapido como llegaron hizo un gran esfuerzo por sacarselas. Era muchas cosas pero nostalgico no era una de esas.
En ese mundo no habia lugar para sentimentalismo. No si queria sobrevivir.
Natsu entró por la puerta gigante. y continuó su camino por el pasillo hasta detenerse alfrente de una puerta tan vieja como todo el lugar. Suavemente le dio vuelta a la manija de la puerta tratando de no hacer mucho ruido.
-Pensaba que no regresarías- Ahí en su escritorio sentado se encontraba Guildarts. Aunque intentaba negarlo, sintió alivio al ver a Natsu otravez en su oficina. Ileso.
-No estoy aqui por lujo pero gracias por tener fe en mi viejo- Respondió sarcasticamente con una media sonrisa. Guildarts lo conocía desde que era un niño indefenso en un mundo de bestias. Había sido testigo del infierno que había tenido que soportar solo por sobrevivir. El no lo miraba con miedo, no lo trataba como lo habian entrenado a ser: un monstruo. Y por eso estaba agradecido.
Observaba a Natsu desde donde estaba sentado. Fisicamente estaba sano. Pero sabía que muy profundamente en el habia dolor y desdén. Estaba vivo pero muerto a la vez. Tristemente era la vida que los pureblood tenian que vivir.
-Donde esta el jefe? Pregunto con curiosidad. Era extraño que Guildarts lo hubiera recibido.
-Tuvó una reunion importante con los generales-
-Aqui está tu pago- Natsu lo tomó para dirigirse a la puerta pero antes de poder abrirla la voz de Guialdarts lo detuvo. -Y Natsu-Le daba la espalda pero lo estaba escuchando.
-El rey ya empezó su movida, no te acerques bajo ningun momento a Tartaro- Su corazón brincó en su pecho. Lo que fuera que estuviera planeando era malo. Muy malo. Sin decir nada mas cerró la puerta detras de si y regresó a la salida.
Gajeel lo esperaba recostado de su motora mientras una cuchilla bailaba entre sus dedos habilmente.
Gajeel Redfox. Comandante piloto y pureblood como él. No habían muchos. Desde que la guerra terminó con casi todos ellos.
-Por tu cara puedo decir que Guildarts te dijo algo interesante, aunque pensandolo bien, siempre llevas esa cara- Lo molestó sin sentirse intimidado por él.
-Regresas a tu rubia?- Preguntó una vez con su tipica sonrisa burlona notando la cara malhumorada de su amigo.
Decidió ignorar el comentario. Gajeel siempre le gustaba bromear de esa manera.
-Cuanto mas podemos aguantar?-
-No tenemos tiempo, el rey ya hizo su jugada y ellos la quieren. Tenemos que llegar a ella antes que ellos-
-Nosotros o tu?- Cucó otravez Gajeel.
-Ponte serio Gajeel!- Masculló tratando de mantener su temperamento bajo control. Su situacion era seria, no habia tiempo para juegos. Guardando su daga en su bota, se ajustó en la motora haciendo que el motor rugiera a la vida.
-Todos estos años te han hecho un viejo, relajate!- Gritó ya que el sonido cubria sus voces. Natsu miró como se iba. Bufó ante su comentario. No podía culparlo por sus idioteces. Despues de pasar por aquel infierno, una sonrisa falsa valía la pena.
Alivio le sobrevino cuando llego a su destino. Era viejo pero era lo mas cerca que podía llamar a casa. Sin escanear el area, entró a la humilde casa. No podia evitar que las memorias lo embriagaran. En el suelo habían fotos de los muchos amigos que consideró familia. Pero, hubo una que le llamó la atencion. En ella se encontraba un niño y una sonrojada niña. La recogió del piso logrando que una sonrisa se colara en sus labios. Tan pronto como vino, la escondió. Su viejo yo no existia mas y se encargaria de que se quedara asi.
Se quitó sus botas y camiseta para acostarse en una cama desgastada. Por esa noche solo descansaría. Mañana seria un nuevo dia.
Poco se imaginaba que eldestino tenia otros planes para el
-Atrapenla, no dejen que escape!- Se encontraba huyendo por la azotea tratando de no ser atrapada y tambien evitando el vació que le esperaba abajo si llegaba a caer. Sus adentros gritaban por un descanso pero ella sabia que si lo hacía, lo que vendría despues iba a ser desastroso. No era un riesgo que queria correr. Su corazon se aceleró al notar que el camino de la azotea se le había terminado. Tenía que tomar una decision. Y yá. Podía lanzarse desde la azotea y dejar que la suerte decidiera en donde y como caería, o podía dejar de huir y luchar por escapar. Prefería la fuerza bruta a tener varios huesos rotos y no poder moverse.
Se detuvo por unos segundos y tomo el poco aire que pudo para darse la vuelta. Los guardias no tardaron en rodearla con sus afiladas espadas y escudos enormes.
-Nunca te cansas de causar problemas Heartfilia- Escupió como si fuese la cosa mas sucia, impura e inmunda. Apretó su puño en rabia y pudo aguantar un insulto que tendría bien merecido.
-Todos necesitamos un pasatiempo, admitan que yo hago su trabajo mas entretenido, al fin y al cabo debe ser muy aburrido que les paguen por no hacer nada- Una sonrisa satisfactoria interna creció al notar como la rabia les aparecia a los soldados. Había aprendido a defenderse desde muy joven. En Hargeon tenia que ser asi, si no serias el perro de cualquier persona. Y eso no se lo permitiría, ya bastante sumisa había sido en su antigua casa.
-Te arrepentiras por eso maldita- Escupió con rabia para lanzarse todos sobre ella. Entró su mano en su bolsa escondida en la tunica que le mantenia oculta para sacar un latigo de cuero. Les iba a enseñar lo que pasa cuando se meten con una Heartfilia.
Sin titubear agitó con fuerza el latigo logrando impactar darle un buen latigazo en el rostro al soldado, haciendo que este se tirara en el suelo aguantando su rostro en dolor. Los otros soldados salieron en su defensa.
Guardó el latigo de nuevo en su bolso. Hora de estrechar los musculos un poco. Corrió hacía el primer soldado para deslizarse por el suelo logrando que perdiera el balance y cayera por el vacio. El proximo guardia trató de detenerla con un puño con direccion a su rostro, fallando miserablemente ya que Lucy lo esquivó para tomar su misma mano y torcer su cuerpo en una media estrella hasta enredar sus piernas y torcerle el cuello.
Todo lo que se escuchaba era gemidos de dolor. Se acerco lentamente al soldado que la había insultado y se agachó hasta quedar cerca de su cara. La cual reflejaba humillacion por su derrota.
-Esto es lo que pasa cuando te metes con una Heartfilia- Con eso siguió tranquilamente su camino sabiendo que ya no la perseguirian por ese dia.
Los grados del clima bajaron drasticamente haciendo que un escalofrio le corria por todo su cuerpo. Si no se apresuraba a llegar a su hogar la tormenta de nieve la atraparia y no le apetecia quedarse mas en ese lugar.
Podia ver desde la distancia el humo que sobresalia de la ciudad en la cima de las cumbres nevadas. Ya era la tercera que destruían sin piedad. La primera ciudad destruida pensó que era una simple rebelion entre reyes, pero ya para la tecera era obvio que algo mas siniestro se ocultaba.
Al acercarse a la aldea sentia que la arropaba un ambiente de tristeza al ver la pobreza que abundaba. Se sentió incomoda al sentir como se posaban las miradas sobre ella. Ajustó su tunica quizas en una forma para sentirse con mas seguridad. Se detuvo al notar como una niña intentaba miserablemente encontrar comida en los sobrantes que los demas quizas por piedad o para salir del paso dejaban. Odiaba con todo su corazón la injusticia que los rodeaba. Las personas indefensas eran las que sufrian por la arrogancia y egoismo de muchos. No soportaba ver esta escena.
Con precaucion camino hacía ella para no asustarla. Al notar su presencia no perdió de vista como se coloco una expresión de miedo. Sintió ternura y pena por ella. Quien sabe cuantos abusos tenía que aguantar diariamente en este sitio.
-Aqui tienes, ve y comprate lo que tu quieras- De su bolsillo sacó unas monedas y se lo entregó a la niña. Por unos segundos la niña solo la miró con curiosidad para luego tomar las monedas y guardarselas en el bosillo de su desgastado trajesito.
-Gracias señorita- Le regalo una amplia sonrisa que la niña le devolvió y luego observó como se iba feliz a gastar su dinero.
-Lucy?- una voz conocida la llamó. Dió la vuelta para encontrar como una peliazul la mirada con sospresa en su mirada.
-Levy!- Exclamó para abrazarla con fuerza. Su mejor amiga, la había extrañado tanto.
-Que haces aqui?-
-Solo estaba en mi ruta-Respondió omitiendo ciertos sucesos para evitar que se preocupara o quizas un sermón.
-Tartaros volvió a atacar- Entre ambas le sobrevino un silencio axficiante. Supuso que se refería a la ciudad que vio desde lejos ceder al fuego.
-A este ritmo acabarán con todos los reinos-
-Me temo que se estan planeando algo. Y algo grande-
Concordé con ella mentalmente. Todo comenzó años atras cuando Tartaros atacó el reino de Magnolia. Para muchos Magnolia era un reino valioso. Segun los rumores, sobrevivió al ataque hace ciencuenta años atras. El 7 de julio. Una fecha que jamas sería olvidada. Un cataclismo que acabó con todos los truebloods del planeta. Todavia en estos tiempos todos se preguntan como Magnolia había sobrevivido a ese ataque. Un misterio.
-Sigues buscando a Natsu no es cierto?- Quedó congelada al escuchar la pregunta de Levy. Era algo que estaba segura que no se lo había dicho a nadie, a menos que estuviera borracha.
El silencio de Lucy fué su respuesta.
-Nunca te has preguntado si él esta muerto- Una sensación horrible sintió en sus adentros.
- El me prometió que regresaría- murmuró con tristeza.
-No puedes basar tu esperanza en una promesa-
-Es cierto...Pero es lo unico que tengo- Esquivó la mirada de su amiga para ocultar las lagrimas que amenazaban con caer. No se permitiría verse vulnerable.
-Mejor es que me vaya, todavia tengo camino que recorrer y no quiero que me coja la noche- Comentó la rubia para volver a darle la cara a Levy.
-No queria lastimarte Lucy. Solo quiero que seas feliz- Le dedicó una leve sonrisa aunque no le llegaba a los ojos para seguir adelante. No existía la felicidad. Al menos no para ella. Hace cinco años su felicidad habia terminado.
-Vamos Lucy atrapame si puedes- Un niño gritó entre risas, seguido por una furiosa niña.
-Cuantas veces tengo que decirte que no me gusta correr!- Recordar aquellos tiempos era tan hermosos. Como es posible que en un día todo eso haya cambiado. Con la yema de su dedo secó una lagrima que había escapado.
-Regresaré, te lo prometo Luce- Le entregó un pendiente que ella atesoraría por siempre. Y una promesa que ella esperaría con anhelo.
Soltó un suspiro. Quizas Levy tenía razon. Quizas era hora de resignarse y aceptar de una buena vez que quizas Natsu se quedó en su pasado.
En ese momento sus pensamientos fueron detenidos al sentir un dolor agonizante en su hombro que la hizo soltar un grito de dolor. Aguantó su hombro para voltearse a ver quien era el sospechoso. Pero para su desgracia el reconocimiento se estaba llendo de ella.
La observó perder el reconocimiento para luego acercarse lentamente a ella.
-La tenemos-
