Notas:

Primero, aclaro que esto es un ZaDe/ZaDf/ZaDr. Así que no esperen encontrar ZaDr de immediato(?)


Con una maniobra rápida esquivó el láser mortal y se ocultó detrás de una pared, su respiración agitada probablemente era escuchada por su enemigo, quien tenía mayor ventaja por ver en la oscuridad del parque. Los árboles le brindaban una protección inmediata absorbiendo los láser que atentaban con atravesarlo, pero eran destruidos después de un segundo ataque, de modo que no eran una cobertura segura, sobretodo siendo que los árboles a su alrededor eran cada vez menos. En pocas palabras, todos los factores yacían en su contra, mas eso no detenía su tenacidad por salvar su planeta hogar. No se rendiría tan fácilmente y menos cuando tenía un as bajo la manga.

—¡Sal de ahí, inmundo terrícola! ¡Zim es superior en todo sentido! ¡No tienes escapatoria!—rió estrepitosamente jactándose de una victoria segura. El humano sonrió confiado dando un giro en el suelo antes de apuntar su arma de plasma contra el alienígena.

—¡No si yo puedo evitarlo, Zim!

Por primera vez en mucho tiempo, vio una pizca de preocupación en los ojos de su archienemigo, fue un un gesto veloz que apenas duró un segundo y que en otras circunstancias se habría burlado en voz alta, pero estando en la mitad de una pelea, eso sería un error que no volvería a cometer. Zim hizo una mueca de desagrado. —¡¿De dónde has sacado eso, Dib-cerdo?!

—Digamos que tengo mis métodos.

Zim gruñó, mas no se movió, lo cual hacía que la balanza ahora se inclinara en favor de Dib. Lo tenía justo donde lo quería. Con paso seguro y sin quitar de la mira a su contrincante, se atrevió a acercarse a la máquina con la cual momentos antes Zim amenazó usar contra la raza humana. Nada más y nada menos que una arma capaz de lanzar ácido a los enemigos con un gran rango de distancia. Si la máquina funcionaba con el área del parque, Zim planeaba incrementar aún más ese poder de alcance con un radio de víctimas capaz de cubrir la superficie de la tierra. Las pistas apuntaban a que Zim había descubierto una sustancia a la cual él era inmune pero no el resto de la población a base de carbono, probablemente tenía algún químico de origen alienígena.

—¡Has perdido, Dib-larva! ¡No hay esperanza!

Pero sabía que Zim se equivocaba, quizá aun tenía una oportunidad. Por mucho tiempo había vigilado al invasor para percatarse del mal hábito que tenía y que no se dio cuenta hasta ese día. Él siempre cometía el mismo error, sólo que esta vez Dib lo usaría en su favor. A pesar de eso, estaba nervioso ya que esperaba que funcionara.

—¡Eso no lo sabremos hasta que lo intente!

Y con una velocidad que sobrepasaba al humano promedio se abalanzó hacia la máquina presionando el botón que claramente decía "autodestrucción" en letras Irken. Zim debió haber sido un idiota por ponerlo.

—¡NOOOO!

Zim estiró su brazo queriendo detenerlo, antes de bajar sus brazos y encorvarse en un gesto derrotado, sus manos se cerraban en forma de puño y parecía temblar de ira pura. Dib sonrió soberbio, lo había derrotado, de nuevo.

—Secuencia activada, tiempo regresivo; T menos diez segundos.

—¡Es tarde, Zim! ¡Tus planes han sucumbido ante la raza humana!—exclamó posando sus manos en su cadera inflando el pecho con aires de grandeza. Zim continuaba con la vista baja, era oficial, lo derrotó.

—Ocho–. La computadora seguía su conteo en retroceso, ajena a los comentarios entre los dos contrincantes. Zim continuó cabizbajo, temblando, antes de erguirse y soltar una risa estruendosa.

—¡Humano despreciable! ¡Ese es el botón de activación! ¡Ahora morirás bañado en ácido! —El rostro de Dib cambio de una sonrisa a la más aterrada expresión. Eso no podría ser posible… No podía ser verdad—. El botón como ya sabrás dice autodestrucción pero es en realidad lo que activa mecanismo—estalló en risas antes de sonreír maquiavélico, luego presionó unos botones en lo que parecía ser un reloj extraterrestre en su muñeca, activando así un escudo alrededor de su cuerpo. Tal vez no era tan inmune como creyó Dib, ¿qué otra cosa más estaba mal?—. Eres tu el que marcó el final de los humanos, o más bien, tu final.

—Cuatro.

Dib lo supo, ya no había esperanza, estaba muerto. No podría escapar a tiempos del rango de alcance. Y como si fuera en cámara lenta todo a su alrededor bajo su velocidad a segundos de morir, porque eso es lo que pasaría, Zim había ganado ya no tendría un defensor terrícola que arruinara sus planes.

—Tres.

¿Cómo había sido tan ingenuo al pensar que Zim construiría un botón de autodestrucción? ¡Todo fue parte de su plan!

—Dos.

Miró en dirección de Zim, había dejado de reír pero mantenía una sonrisa que claramente mostraba su evidente victoria y estaba manchada con burla y desagrado hacia Dib.

—Uno.

Se sorprendió de ver como una de las patas mecánicas que sostenían a Zim avanzó hacia su persona. Un solo paso, que fue el que dio. Y podría haber jurado a que fue un reflejo inconsciente del invasor. Cerró sus ojos y se preparó mentalmente para la muerte dolorosa que le esperaba. La máquina se sacudió, activándose como si de una bomba se tratase, lanzando proyectiles al aire que explotaron dejando caer una sustancia viscosa y caliente. Dib espero al dolor, al ser cubierto por el líquido de consistencia espesa, aunque no estaba tan caliente como pensó. El tiempo siguió su curso y no sintió ningún ardor, al contrario el aire tenía un olor reconocible. Abrió sus ojos y pudo ver cómo el "ácido" cubría todo su alrededor, el líquido de color amarillo estaba por todas partes incluso cubriéndolo, más no infligía ningún daño a su piel que fuera de gran importancia. Sacó su lengua y saboreó la sustancia.

—¡¿Queso para nachos?!

No había duda eso no era ácido, sino que queso amarillo derretido, que por cierto sabía delicioso. Zim se veía estupefacto ante el desastre dentro de su burbuja protectora
—¡¿Qué has dicho?!—exclamó deshaciendo su protección y probando el "ácido", lo cual se ganó una mueca de asco ante el sabor. Por su expresión, Dib adivinaba que él no tenía idea de que esto pasaría. Se abalanzó contra el humano alzándolo del suelo usando sus patas biónicas—. ¡TU! ¿Qué has hecho con mi máquina?

Dib titubeó por tan inesperada reacción, ahora si temía por su vida.—¡N-No hice nada, Zim!

—¡MI QUESO!—gritó una voz aguda robotizada cerca a ellos.

—¡GIR! ¡¿Tu hiciste esto?!

El robot asintió sonriente, antes de poner una expresión de tristeza, decepcionado de ver que su queso se había desperdiciado, mas eso no lo detuvo de lamer el suelo. —Ahí había guardado mi queso para nachos, amo.

—¡Te dije que cargaras la máquina con ácido!

—Pero el ácido no va bien con los nachos… hace que desaparezcan.

—¡Eso es lo que debía hacer con los humanos!

El robot murmuró un "Ooooh", dando entender que comprendía su error. —Pero entonces, ¿quién prepararía nachos?—preguntó inocentemente. Zim resopló furioso y gritó frustrado, soltando a Dib en el proceso, quien inmediatamente aprovechó la situación para escabullirse mientras Zim regañaba a GIR.

A unas calles del encuentro, se atrevió a bajar la velocidad, tocando su agitado corazón. Eso había estado cerca, por un segundo creyó que de verdad moriría. Estaba cubierto de queso, pero al menos el planeta Tierra estaba a salvo. La adrenalina del momento estaba desapareciendo lentamente de su sistema, causándole una sensación fría y, ¿por qué no?, de alivio por estar vivo y en una pieza.

Tenía que aceptar que agradecía a GIR el ser, pues, GIR y salvar así el día. Sin embargo, sabía que esto no detendría a Zim, lo más probable era que estuviera pensando volver a usar este plan, ya que hasta ahora era el único que parecía que iba a funcionar. Pero ahí estaría Dib, para detenerlo.

【 IZ】

Cuando le pregunto a GIR que había hecho con el ácido, este le explico que lo había botado a uno de esos lugares en que los humanos depositan todos sus desechos materiales, es decir, el basurero. Sin embargo cuando fue en búsqueda de los contenedores no encontró nada más que un terreno vacío, al parecer el ácido desintegró y diluyó toda la basura. Lo cual lo dejaba sin munición para su arma destructiva. No solamente eso, sino que le tomaría días reprogramar el sistema para que volviera a funcionar, debido que el queso había dañado varios de los componentes principales. Decir que Zim estaba furioso era quedarse corto.

Abrió la puerta con demasiada agresividad entrando dando golpes con sus pies a cada paso que daba. GIR entró justo detrás corriendo alegremente para encender la televisión y ver el programa del mono.

—Computadora, necesito más RTZ-501 para crear más ácido y comienza el escaneo de la máquina para su reparación. Aumentaremos el rango hasta cubrir esta despreciables bola de tierra.

—Me temo que no queda más RTZ-501, amo.

Zim de detuvo abruptamente, ¿acaso su computadora también era una insubordinada? Porque no tenía tiempo que perder ahora que sabía que este plan podría haber funcionado.—¡¿Estás contradiciendo al poderoso Zim, computadora?! ¡Porque no dudaría en desinstalarte como la chatarra que eres!

—Lo que decía es—suspiró resignado, o al menos eso había sonado como uno a pesar de no tener un cuerpo biológico, sabiendo que tenía que explicar como si tuviera que tratar con un niño pequeño—, que todo el químico RTZ-501 se ha terminado.

Zim se quedó inmóvil por un segundo entero, la furia fluyendo como un líquido caliente y blanco por todo su cuerpo. Esa sustancia era preciada porque requería un viaje de dos semanas terrícolas de ida y otras dos de vuelta para conseguirlo en la galaxia cercana. ¡No podía simplemente ir a una tienda en la Tierra y comprarlo! Su plan había sido perfecto en todo sentido y…

Se detuvo, eso último lo hizo reflexionar, como siempre todos sus planes eran perfectos, era GIR o ese estúpido humano los que se dedicaban a estropear sus esquemas maestros. Si tan solo no interrumpieran, ¡podría asegurar la victoria del imperio irken sin ellos!

Detuvo sus pensamientos en esa última confesión de su mente… ¿Subordinados más eficaces? ¿Cómo no se le ocurrió antes? Para ese día ya hubiera sido el amo supremo del mundo entero y tendría listo el planeta para la purga orgánica desde antes que la armada llegara. Ahora la pregunta era, ¿cómo podría deshacerse del humano y conseguir mejores cómplices?

—¿Amo?—llamó la computadora—. ¿Quiere que inicie los preparamientos para la expedición?

Zim se dio cuenta que había tenido uno de esos momentos de brillantez en donde se le ocurrían las mejores ideas, por lo que distraídamente había escuchado algunas palabras que dijo rellenando lo demás con sus excelentes deducciones.—Si, si, como sea—hizo un gesto desdeñoso con su mano restándole importancia— ¡No interrumpas el proceso de brillantez de Zim!

Apenas terminó de hablar escucho una voz femenina humana provenir de la televisión, probablemente el programa del mono había terminado o GIR cambio de canal, pero lo que dijo atrajo su atención.

— ¡Oh no lo soporto más!— suplicó—. Este dolor me come por dentro y no puedo seguir viviendo... —. Eso era interesante, y con pasos rápidos se acercó a la sala donde vio a GIR comiendo pizza y al lado suyo estaba ese desagradable cerdo. Pensó en regañar a su unidad SIR por permitir que una criatura inmunda estuviera sobre el sofá pero lo siguiente captó de nuevo su atención—. Si alguien me liberara de esta enfermedad de… Amor. —Finalizó la mujer en la televisión cayendo al suelo antes de ser atrapada por un hombre que miraba preocupado a la fémina, está yacía debilitada con un brazo sobre su frente como si tuviera fiebre. Muchas veces antes había visto un gesto similar cuando los humanos enfermaban, usualmente tocaban su frente y si ésta excedía la temperatura promedio el diagnóstico automático era que estaban enfermas.

¿Comerla viva desde el interior perdiendo toda voluntad de vivir y sobretodo fiebre? Todos estos adjetivos describían una enfermedad que era justamente lo que podía usar para hacer sufrir y eliminar al estorboso humano.

GIR por otro lado estaba llorando ruidosamente al ver que la protagonista moría en manos del otro humano. Zim simplemente hizo una mueca al ver a su robot antes de regresar a ver la televisión.

— ¡No! ¿Por qué?—grito triste y casi inmediatamente comenzó a llorar aún más sin dejar de comer su pizza.

—Cállate, GIR— ordenó Zim para seguir escuchando pero ese fue el último diálogo, solo vio como la mujer moría y el hombre lloraba, seguido de un grito de dolor exclamando el nombre de la mujer. Una sonrisa cargada de orgullo irken surcó sus labios—. Eso es, haré sufrir a Dib-apestoso con esa lenta y dolorosa tortura que los humanos llaman 'Amor'. —Concluyó para luego reír maquiavélicamente ante su perfecto plan—. ¡GIR prepárate para salir! Tenemos una investigación que hacer.

—¡Sí, señor!—exclamó el robot en modo de servicio, con sus ojos rojos y una postura militar, antes volver a ser el mismo robot distraído—, ¿podemos ir a comer taquitos también?

Zim lo miró molesto, aún no lo perdonaba por el peor error cometido horas antes. Sin embargo, la ira anterior no era tan fuerte como al principio ahora que tenía una idea de comenzar un mejor plan, por lo que se limitó a suspirar resignado. —Como sea, sólo prepárate para estar atento ante el comportamiento humano sobre esa enfermedades de amor-cerdo.

Años atrás no le había dado la importancia, debido a que los descubrimientos con Tak habían sido tan desastrosos que jamás quiso volver a tocar ese desagradable tema de nuevo. Cada año era testigo de que en febrero los humanos se regalaban carne y se volvían más cercanos. En la escuela las muestras de afecto incrementaron en los pasillos, como si los humanos al crecer perdieran el descaro y la vergüenza de unir sus asquerosas bocas para succionarse mutuamente. El simple pensamiento le desagradó de sobre manera y envió escalofríos por su cuerpo, sin embargo, lo que no sabía hasta ese momento es que esa enfermedades podría ser mortal, así como había matado a la mujer de la televisión. Por lo cual la idea de investigar un poco más del tema, omitiendo los temas más desagradables como su reproducción y concentrándose mejor en la mortalidad del padecimiento, pues los síntomas sonaban interesantes. Tal vez podría crear una sustancia la cual podría esparcir por el mundo para así lograr destruir a la raza humana. Pero como dijo primero necesitaba más investigaciones.

Se puso su disfraz de anciano y GIR se vistió de perro. Nada más normal como un anciano paseando a su perro por la calle.

—¡GIR! ¡No vayas tan rápido!—exclamó cuando el robot comenzó a correr, jalando de la correa, y por lo tanto a Zim, arrastrando al irken en el proceso. Para su sorpresa, su orden fue acatada de inmediato por su unidad SIR. Debido a la corta pero rápida carrera de su robot ayudante había llegado al parque antes de lo esperado y tuvo que improvisar un escondite. Escaneó el lugar y vio a lo lejos una anciana sentada en una banca, lanzando migajas de pan a unas aves. También pudo divisar a un par de larvas humanas jugando en el césped con una pelota y algunas parejas caminando por el parque. Excelente, justo lo que necesitaba.

Al ver a la anciana supuso que podría mezclarse con las personas del parque e intentó imitarla, aunque no tenía pan para disimular alimentar a aves. Miró a su alrededor y encontró una bolsa de papas fritas sobre un cesto de basura que estaba llena de desechos, y aunque el contenido era poco serviría por el momento, de todas formas eran carbohidratos como el pan, seguramente las aves no notarán la diferencia. Se acercó silbando pero alerta de cualquier movimiento hacia una banca.

—¡Ardilla!—exclamó de la nada GIR y Zim jaló de la correa evitando que se fuera lejos.

—¡GIR, concéntrate! ¡Necesitamos reunir información de estos seres inferiores para después usarla en su contra!

De repente todas las miradas apuntaban a su persona por lo que improvisó de inmediato.—Nada que ver por aquí, sólo un anciano sacando a pasear a su perro y alimentando aves—rió levemente, sin poder esconder del todo los nervios de ser descubiertos. Extrañamente no le sorprendió ver que pronto los demás volvían a sus asuntos y dejaban de ponerles atención. Otro punto a su favor era la falta de atención humana.

Tomó asiento en la banca y su lado está GIR quien agarró el empaque de papas fritas y se dispuso a comerlas.

—No, GIR. Son para las aves, o eso de acuerdo a los protocolos de las personas ancianas en los parques—dedujo. Volteo a ver a la anciana, pero ésta ya se había ido. Se encorvó de hombros, qué más daba, sólo necesitaba investigar las parejas humanas.

—¡Agh, eres un idiota, Derek!—exclamó una voz aguda y Zim se dio cuenta que era de una mujer que momentos antes catalogó como la pareja humana número dos. Ella se veía molesta y cruzada de brazos, mientras el hombre a su lado, intentaba en vano de que la mujer aceptara sus disculpas. La escena mostraba un ejemplo excelente de humillación pública y sería divertido sino era porque estaba ahí con fines científicos y no de entretenimiento.

—GIR, observa a los dos de allá y quiero que grabes sus interacciones, las necesitamos.

—Está bien—canturreó el robot balanceando sus piernas en la orilla mientras Zim lanzaba algunas papas fritas al suelo sin dejar de prestar atención a la discusión.

—¿Qué puedo hacer para que me perdones, bebé?—suplicó el hombre y Zim no pudo más que sentir lastima y desagrado por él. Siendo tan alto y ella tan baja, pero con los años aprendió que la altura no era de gran importancia como en su planeta. Otra rareza humana que mostraba su inferioridad..

—Tráeme una bebida, tengo sed y tal vez te perdone—exclamó sin siquiera mirarlo, como si las uñas de su mano fueran más importante. Sin embargo, el humano idiota obedeció sin rechistar. Si tan solo su robot pudiera ser así de obediente, ¿sería este un efecto del amor-cerdo? Decidió observar más antes de sacar conclusiones. Sin embargo, no era muy diferente a lo que veía en la escuela. Simplemente eran humanos comportándose aún más idiotas que de costumbre, obedientes, fieles y sumisos… justo como un subordinado debía ser.

Después de ser testigo de un par de discusiones, concluyó que las relaciones entre humanos eran más complicadas de lo que parecía. Un momento estaban hablando amenamente y al otro parecían molestarse mutuamente, antes de volver a interactuar más íntimamente. Para su desgracia vio más momentos en los que juntaban sus desagradables bocas y se decían palabras de apoyo, que cualquier otra interacción. Pero por el otro lado, descubrió que a pesar de todo los humanos parecían seres leales y sumisos cuando se encontraban enfermos del amor-cerdo. Usualmente uno cedía ante el que tenía la personalidad más fuerte. Quizá era parte del ritual, demostrar la fuerza y poder sobre el más débil.

—Bien, GIR, hora de ir a casa—comentó hacia el robot quien yacía imitando a una ardilla—. ¡GIR! ¿Qué estás haciendo? Dime que has recolectado información—suspiró exasperado, aun si ya sabía la respuesta.

—La ardilla estaba hambrienta, amo, y…

—Como sea, es hora de regresar a la base. Aún tengo otras cosas por hacer y no hay tiempo que perder—juntó sus manos y las acercó a su cara con un rostro malévolo al pensar en las ideas que podría hacer una vez que completara la investigación.

—¡Sí, amo!

Entonces supuso que podría saber la razón detrás de esa sumisión y fidelidad. Así podría crear esclavos o subordinados mejores. Eran como dos premios en uno, los esclavos perfectos así como un obtendría de igual forma un arma de destrucción masiva. Sólo necesitaba saber qué era lo que lo ocasionaba.

Apenas llegó a casa se puso manos a la obra, mientras GIR anunciaba que haría algunos waffles para la cena. Como sea, no era como si los fuera a comer. Decidió mejor concentrarse en aprender más del amor-cerdo, por lo que de inmediato bajó al laboratorio ordenando a la computadora toda información del tema. Tecleó algunos unos datos, con gran velocidad e inmediatamente leía los resultados que la máquina le proporcionada. Las letras en irken se reflejaban en sus ojos magenta, siguiendo la información continuamente. Curioso. El amor-cerdo era más complejo de lo que parecía.

De lo que encontró, lo más interesante fue la reacción química en sus cuerpos, como los cambios en sus hormonas, por ejemplo. Tal vez si podría obtener algunos sujetos de prueba sería capaz de analizar muestras de esos químicos que se mencionan repetidamente en los múltiples artículos terrícolas sobre el amor-cerdo. Descubrió que algunos de estos llegaban a ser adictivos y que influencian en sus decisiones así como sus estados de ánimo. Por eso la mujer del parque fue capaz de controlar a un ser más alto que ella, ya que él al estar en fase de "enamorado", como le llamaban terrestremente, se volvía completamente dócil y fácil de manejar.

Sonrió malévolamente. Exactamente lo que estaba buscando. Si controlaba esos niveles hormonales, tendría esclavos y podría llegar a hacerlos mortales para los humanos.

Pues justamente esa emoción agradable que sentían, se volvía en contra de ellos cuando eran privados del amor-cerdo o eran rechazados, su codependencia los convertía en más debiluchos. Según lo que había investigado, el dolor era clasificado en una escala como un sufrimiento muy alto, por lo que no le sorprendió que la mujer de la televisión falleciera.

Debía pasar a la siguiente fase y conseguir sujetos de prueba. Por suerte no tendría que buscar mucho, ya que había muchos en la escuela como para que pasaran desapercibidos. Simplemente tenía que secuestrar un humano enamorado y hacerle pruebas.

【 IZ】

¡Malditos y asquerosos humanos!

Era el cuarto sujeto de prueba y no había conseguido ningún químico parecido a los descritos en los artículos. Todo lo contrario, una vez expuestos a un ambiente desconocido los humanos no hacían más que secretar químicos relacionados con el miedo. Al final tenía que desecharlos. Pensó en secuestrar parejas, pero eso atraería demasiado la atención. Aunque siempre podría borrarles las memorias y cambiarlas por otras recuerdos, aún así no quería hacer algo que pudiera suponer una intervención de las autoridades del planeta.

Se sentía frustrado pues no había avanzado más allá de la teoría y necesitaba los resultados lo antes posible o se vería obligado a viajar miles de kilómetros por el espacio a probar suerte para encontrar más RTZ-501, a pesar de ser una sustancia tan escasa.

Sus garras dieron golpecitos rítmicos sobre la consola mientras pensaba en como mantener al humano tranquilo y en un estado de enamoramiento que le permitiera sacar muestras puras y duplicar el químico creando una sustancia sintética que tuviera las mismas reacciones.

—¡GIR!—. Por suerte, ésta vez esu unidad SIR respondió de inmediato, probablemente temiendo cometer algún error que lo hiciera merecedor de otra ola de insultos y golpes como cuando llegaron a casa el otro día del parque y el robot confesó que había grabado horas de video de una ardilla en lugar de las interacciones humanas—. Llévate al humano de aquí, ya no lo necesito. Oh, y GIR, haz que parezca un accidente—hizo un gesto desdeñoso con la mano y procedió a teclear escribiendo en la bitácora del día los resultados.

Quizá sus órdenes a veces eran ambiguas, pero imaginaba que debía interesante ver el resultado que estas causaban en el robot en algunas ocasiones. No podía negar que a veces le daba curiosidad saber qué había hecho GIR con los otros tres sujetos fallidos. Lo único que si no toleraría es que las autoridades humanas lo notaran, por lo que solía usar humanos sin casa que estaban por las calles había sido un gran idea. Total y nadie los encontraría, sin embargo, la lista se hacía más corta, debido a que el número de humanos sin casa que había en la ciudad y que cumplían las características que necesitaba eran pocos, ni hablar de los que vivían en pareja. Es más, sólo quedaba un par más para experimentar, pero dudaba que fuera efectivo, a menos que cambiara su estrategia.

—Amo, si me permite sugerir es mejor si usted mismo logra crear al sujeto de pruebas.

Zim sintió enojo al escuchar tal insubordinación, ¿qué se creía su computadora para darle órdenes?

—¡Silencio, montón de chatarra! ¡Zim está pensando!

Aunque quizá si había algo de verdad en ello, pues era mejor si controlaba todas las variables posibles, ¿pero cómo lograría obtener tales químicos él mismo? Lo único y semejante a una ridiculez que podía pensar era si él enamoraba a un humano. Pero eso completamente irreal, no es como si él no fuera capaz de hacer tal acto banal y primitivo. Sin embargo, ¡la idea simplemente inconcebible! ¿Rebajarse a actuar de esa forma tan debilucha y sumisa? ¡Jamás! Pero mientras más avanzaba la investigación, más se volvía una opción viable.

Y eso era algo que temía verse acorralado a hacer.

Además de las consecuencias que eso traía, porque se vería obligado a interactuar con ellos frecuentemente e incluso tocarlos un par de veces y no sabía si podría soportar tal sacrificio.

Suspiró sonoramente, comenzaba entonces a dudar de todo. ¿Y si mejor lo dejaba de lado y se iba de expedición por unas semanas? Comparó que sería el pasar tiempo junto a un humano hasta tener tuvieran la suficiente confianza y secretara químicos de amor-cerdo con buscar una de las sustancia más escasas en el universo, por lo que lo segundo se volvía una opción tentadora.

Un sonido del piso superior anunció la llegada de su ayudante, seguido de otros ruidos de los ductos— ¡Listo, Amo!—saludó GIR regresando solo.

Bien, sería mejor que fueran por esa pareja de vagabundos para al menos intentarlo una última vez. Aún si la idea de conseguir su propio sujeto de pruebas seguía en su mente y se repetía como un eco entre el ruido de su mente cuando no pensaba en algo más.


Hola, si, soy yo subiendo más longfics.
Pero de verdad quiero, QUIERO hacer un fic ZaDr de varios capítulos ;;
Especialmente, si conlleva un desarrollo lento porque siento que hace falta algo asi en el fandom hispanohablante, casi no hay o no encontrado UnU
Entonces aquí esta mi granito de arena.

Mis agradecimientos van a Moni, Fer y Ciaro por su apoyo También a Barby, quien me ayudo a betear este capítulo ;u;

Si tienen algun comentario, pregunta o sugerencia pueden decirme. ¡Gracias y nos leemos!