Su cara era un poema. Podría estar pidiendo ayuda a gritos, después de todo es una vía pública. Pero no, se queda petrificada en su lugar mirando todo y a la vez nada. Solo siente el liquido rojo que se escurre entre sus pálidas manos mientras él se está muriendo.
Llegan los médicos pero no responde. Esta aturdida y desea que el ruido pare ya, sin embargo no lo hace y ella no se mueve de su lugar. Porque Lucy no siente nada, no ve nada y no responde a nada; Entonces se la llevan junto con él en la ambulancia. Escucha que le hablan pero ella no responde. Y trata, lucha y hace todo lo posible-aunque no se note-por hablar, pero solo consigue abrir y cerrar la boca como un pez, y todo se vuelve negro.
Al despertar, Lucy no puede estar más que alterada y los médicos tratan de calmarla, pero ella no presta atención.
—¡¿Dónde está Natsu?! —Exige respuestas pero ahora ellos no la escuchan y entre tantos gritos y forcejeo siente un pinchazo en su brazo. Y con la confusión de su mente y angustia puede distinguir la mirada triste del doctor. Se espera lo peor para cuando despierte.
Y estaba en lo correcto. Cuando nuevamente despierta-y no exige respuestas nuevamente- se entera de lo peor. Natsu murió. Con todo el dolor del mundo recibe el alta médica, no tiene ganas de hablar-de repente se volvió muda y sin reparo se va a su casa, ahora vacía, llama a Erza. Ella es una de sus mejores amigas y cree que necesita ser avisada de la notica-además de ser la chusma y una experta en propagar noticias- sabe que la apoyara en todo pero no podrá llenar el agujero que quedó en su marchito corazón ahora roto.
Su padre, el empresario Jude Heartfilia no tuvo mejor idea que abandonar a Lucy en la calle-literalmente- dos días después su cumpleaños número catorce y tuvo que irse a vivir con su tía Michelle, la cual la acogió como su hija, pagó sus estudios y todo tipo de gastos. Le tenía mucho cariño.
En su primer año de universidad consiguió trabajo como camarera-era primer trabajo, asi que no tendría buena paga. Allí conoció a Natsu de una manera un tanto extraña en el baño de hombres. Le presento a su amiga un tanto excéntrica, Lisanna Strauss, hermana de la modelo mundialmente reconocida, Mirajane Strauss; A Erza, una aficionada por los pasteles de fresa, un tanto callada y de personalidad seria, con una mirada de no-toques-mi-pastel-o-no-vives-para-contarlo; Levy y Gajeel, siempre hizo la comparación de "La bella y la bestia" con ellos sin embargo siempre se ganaba la mirada de muerte de Gajeel.
A pesar de ser Natsu un idiota, y vaya que lo era, siempre lograba sacarle una sonrisa en todo momento. Los primeros días a penas se hablaban y no podía pronunciar ni una palabra sin tartamudear como una estúpida, pero de alguna manera mágica se hicieron los mejores amigos. Aunque para esos tiempo notó algo raro en el comportamiento de Erza.
— Te quiero Lucy— Ella sonríe y toma el sorbete de su batido. Ninguna habla, y Erza vuelve a repetir:— Te quiero Lucy.
Sin embargo algo andaba mal. Ya sabia que la quería, ella también lo hacia-y mucho-. Vuelve a sonreírle —Yo también, Erza.
— No entiendes, Lucy. Yo te quiero de otra forma— No se atreve a preguntar. Abre la boca.
Sus labios son dulces, suaves y delicados. ¿Cómo puede estar pensando en esas cosas? Su amiga la esta besando y Lucy es totalmente heterosexual. Aunque… ya no esta tan segura.
Deja los ojos abiertos. Erza se separa con pánico.
Porque ninguna de las dos quiere saber que había sido aquello realmente, a pesar de saber la respuesta y Erza no sabe si estar avergonzada o aliviada. Pero ninguna vuelve a hablar.
Lucy se mira en el espejo del baño. Es una horrorosa imagen de una copia barata de alguna película de terror. Ojeras oscuras-hasta bolsas bajo sus ojos-, pálida, demacrada y con una expresión desinteresada. Porque así es, no le interesa. No le interesa nada más en este mundo.
En las últimas dos semanas se encarga de hacer un sacrificio y tirar las cosas de Natsu y morir lentamente todas las noches observando el espacio vacío a su lado en la cama. El sábado, el funeral. Y escudriña con detenimiento el perfecto rostro de Natsu, parece dormido y en paz. El lugar es una inundación de lágrimas e Igneel se acerca a ella y la tumba. Vestido tan formal como siempre con su traje negro y camia blanca, a pesar del momento se puede ver al hombre muy apuesto debajo de todo ese gesto descompuesto por la tristeza y el dolor.
Se queda unos segundos en silencio. Espera con paciencia, sabe que era difícil hablar en un momento así.
— Cuando… nos enteramos de la noticia salimos corriendo al hospital y…—pone una mano en su espalda. El dolor y ese maldito nudo en la garganta le atoran las palabras— Él ya se había ido. El doctor nos dio esto.
Le entrega una pequeña cajita de terciopelo negro. — Natsu me había dicho sobre su idea… ya tenía todo paleado. Pero estaba indeciso… hace tres meses. Rió secamente con amargura.
Las lágrimas brotan cuando Igneel se va. Ahora entiende. Por eso la citó al café donde se conocieron. Por eso estaba tan nervioso en la llamada. Pero… ¿Por qué a ella? ¿Por qué Natsu tenía que morir?
Se coloca el anillo. Sonríe entre lagrimas y murmura 'acepto' frente al cajón. Natsu suele tener la temperatura corporal alta y es agradable-aunque no tanto en verano- y su tono de piel bronceado queda atrás mostrando una tez tan blanca como la nieve y tan fría un hielo.
En la tarde, luego del discurso-en el que no participó, y vaya que no quería porque sabe que romperá a llorar al término de decir la primera letra. Recibe los respetos de sus amigos, familiares de Natsu y los propios padres de este. Erza la acompaña a casa, ella es una buena amiga.
— Me siento tan sola— murmura con la vista pegada al suelo. Pero Erza no dice nada y no vuelve a hablar. Porque Erza sabe como se siente y sabe que Lucy lo sabe también. Entonces no hay que dar explicaciones, pero aun así duele-sí que lo hace- el hecho de que su cariño no pueda llegarle. Lucy levantó una barrera contra todo y la había dejado a ella afuera de su campo de protección.
Recibió la brisa con el aroma de Natsu impregnado en el lugar al entrar a su casa. No hacía falta preguntar, Erza se quedaría toda la noche con ella y si era necesario el día también. Le preparó la cena mientras el silencio reinaba.
Suspiró.
— ¿Sabes? Natsu solía reírse como un niño cuando le decía que lo amaba—ríe un poco ante el recuerdo— y me llenaba la cara de besos mientras lo hacía.
Erza no responde. Lucy no le exige nada y el silencio volvió a reinar.
— ¿Necesitas que te arrope? —Lucy niega divertida. Erza apaga la luz.
—Erza…—Emite un sonido desde la puerta. — Quédate por favor, esta frío aquí.
No está frio en realidad, pero no se necesitan explicaciones. Es muy egoísta sabiendo los sentimientos de Erza. Pero se siente tan sola, necesita un poco de calor humano a su lado. Alguien que la quiera, y Erza es perfecta esa noche.
Observa el rojizo pelo de Erza entre la oscuridad del cuarto y la delicada espalda. La abraza por detrás sintiendo el calor del su cuerpo. Pidiendo silenciosamente por favor a Erza se dio vuelta quedando cara a cara. Sus ojos lo dicen todo. Ambas se necesitan como nunca lo hicieron en su vida. Se monta sobre ella e intenta encender la lámpara.
— No. No lo hagas—la suplica se ve en sus ojos. Erza quiere-no, necesita-que la quiera, aunque sea por esa noche. — Solo imagina que soy Natsu. Por favor, Lucy. Se le quebró la voz.
— Erza— le da un beso casto— No me imaginare a Natsu, te imaginare a ti. Erza Scarlet.
Y la habitación se llena de gemidos.
Porque necesitan cariño.
Porque solo son dos almas solitarias. Y eso es más que suficiente, a pesar de las consecuencias.
Gracias por leer pequeñas sombritas retorcidas. Espero que les haya gustado-¡O sino...!- jajaja ok no.
Dejen reviews.
Se despide Rikoret... y me voy a ver gente muerta.
"Todo el mundo hace daño a todo el mundo, esa es la condición humana".
Dominic West
