Diclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen.
INEVITABLE.
Capitulo I
Desperté y me di cuenta que iba tarde para el instituto. Me levante la cama a toda prisa y gracias a mi hermosa torpeza, nótese el sarcasmo, me enrede con el edredón y caí pegando mi trasero contra el suelo. No tenía tiempo para lamentarme así que me levante aun con mi pobre trasero adolorido. Entre al baño me bañe y cepillé en casi diez minutos – ¡muy bien, Bella! – y me vestí con unos simple jeans, mis converse y una blusa azul. Alice me va a matar – pensé ante mi poco cuidado al vestirme.
Mi nombre es Isabella Swan. Vivo en Forks junto a mi papa, Charlie, el jefe de policía de Forks. Este pueblo era muy pequeño y por consecuencia todo el mundo conocía a todo el mundo. La más mínima cosa fuera de lugar en este pueblo, era la mejor excusa para comenzar los cotilleos, y ni decir las miradas de curiosidad tipo cuando la gente mira a un extraterrestre. Es incomodo, súper incomodo. Lo se, pues me había mudado aquí hace dos años para terminar el instituto. Antes vivía con mi mama, Renee en Phoenix, pero ella se había vuelto a casar. Phil, su esposo, es jugador de béisbol en las ligas menores, por lo que viajaba mucho. Yo no quería mudarme cada mes así que vine aquí a Forks y vivir con mi papa.
Una corneta sonó anunciando que Alice, mi mejor amiga había llegado por mí. La conocí en mi primer día de clases y me invito a sentarme con ella y sus amigos, Emmett y Rosalie, y su novio, Jasper. Y desde ese día, Alice y yo junto a Rosalie, éramos inseparables.
Me dirigí a la cocina y agarre un par de galletas, para comer algo y salí corriendo hacia fuera. Cerré la puerta principal y subí al Porche amarillos, donde Alice me daba una mirada divertida.
- Despertaste tarde, otra vez – dijo ella sonriendo burlonamente
- No te burles, Brandon.
- Y también te caíste. – Adivino y se echo a reír por mirada – Hay, Bella, Bella.
Cruce los brazos fastidiada. A veces odiaba ser tan predecible. Suspiré. Alice arranco, y manejo a velocidad aterradora hacia el instituto. Llegamos en cinco minutos exactamente.
Baje del auto y tome mi bolso. Había algo diferente. Un volvo plateado estaba estacionado al lado de nosotras. Nunca había visto este auto así que o alguien se había sacado la lotería o había alumno nuevo. Todos como de costumbre – mayormente la población masculina – no dejaban de observar el dichoso auto como si se trata de una nave espacial. Pobre del chico o chica dueño de ese auto. Iba a ser tema de cotilleo del día, o quizás del mes.
- Bella, vamos, se hace tarde. – dijo Alice, y yo la seguí hacia literatura, nuestra primera clase. Entramos al salón y nos sentamos en nuestras mesas habituales a una esquina del fondo del salón.
Saque mi ejemplar de Cumbres borrascosas y me puse a leer, pues era unos de mis libros favoritos. Iba en una de las mejores partes hasta que el profesor entro y mando a que todos se sentaran, un chico iba atrás suyo. Déjenme decirles que era precioso. Tenía el pelo de un extraño color dorado, algo como cobrizo. Su piel era pálida y sus músculo, no muy grandes pero perfectos podían notarse bajo la camisa blanca que utiliza. Tenía una sonrisa torcida en sus labios de infarto.
Seguí comiéndomelo con los ojos hasta que poso su mirada en mí y su sonrisa se ensancho. Me sonroje y aparte la mirada. De repente los dibujos en mi mesa eran muy interesantes, hasta artísticos me atrevería a decir.
- Jóvenes, este es Edward Cullen. – presentó el profesor y Edward inclinó la cabeza en forma de saludo. – Viene de Inglaterra y será su nuevo compañero de clases este año. Señor Cullen, puede tomar asiento en...
- ¡Aquí hay un asiento, profesor! – dijo Alice, levante la vista y me di cuenta de que señalaba el asiento vacío detrás de mi. Yo la mire y vi esa mirada en su rostro. La mirada de Alice cupido. ¡Demonios!
- Muy bien, Señor Cullen. Siéntese atrás de la señorita Swan, justo donde dice la señorita Brandon.
Edward camino hacia su asiento y Alice sonrió… una sonrisa muy parecida al gato d Alicia en el país de las maravillas, una sonrisa que escondía intenciones que yo sabia muy bien. Edward se sentó y el profesor comenzó la clase.
- Hola, soy Edward – susurro una voz aterciopelada a mis espaldas, voltee y Edward sonreía torcidamente. Acento, ¡oh por dios! El chico poseía acento.
- Bella – dije simplemente. Sus ojos verdes me miraron, eran un verde hermoso, como esmeralda.
- Te queda el nombre… Bella – no se porque, pero me encanto como había pronunciado mi nombre, con ese acento tan sexy.
- Emmm… claro. Gracias – balbuce y me volví hacia la clase dándole la espalda. Escuche una risita a mis espaldas y me sonroje de nuevo.
- Un placer conocerte, Bella.
- Gracias, igualmente.
Y la clase transcurrió sin más palabras por parte del chico sentado atrás mío. Sonó el timbre y todos nos paramos de nuestros asientos a recoger nuestras cosas.
- Nos vemos, Bella. – dijo Edward, y salió del salón. Solté un suspiro que Alice no paso por alto soltando una risita. Yo la mire ceñuda.
- No creas Alice, que no te vi – la acuse señalándola y ella puso cara de 'yo no fui'.
- No se de que me hablas, Bella.
- Si claro, Alice.
- Hay, a ver Bella. No me digas que no es sexy. – puso los brazos en jarras y me miro inquisitivamente. Yo trate de no mirarla pero al final sonreí un poco. Mentir no serviría de nada.
- Si, Alice. Edward es sexy.
- Gracias.
Oh mierda. Voltee y me encontré con Edward, quien tenia esa estupida sonrisa en su cara. Mi cara se puso tan roja que hasta un tomate le daría pena. Trágame tierra.
- Lo siento, pero deje mi libreta. – me paso por el lado y recogió la fulana libreta de su asiento, ¡como rayos no me di cuenta! Se disponía a irse, cuando de repente volteo y dijo – tú también eres sexy, Bella. – y me guineo el ojo y salio del salón.
- ¡Ahhhhgrrr! – me tire en mi asiento.
Definitivamente, Edward Cullen era un peligro. Peligro que quería correr.
Hola! Bueno esta es m primera historia aquí, que tal? les gustaria que siguiera escribiendo? diganmelo en un Review plis!
Ahhhhh! y pasense por mi traduccion Different en mi perfil.
Besos!
~Mafer!
