Tú, licántropo loco, que me robas mis sueños. Tú, niño pervertido, que me dices palabras tan bonitas. Tú, que te hacer llamar Jacob y eres mi lobito, te amo.
Amanecí sobre tu pecho, había llegado al color de rosa, a la completa felicidad. Mis sueños hechos realidad, tal vez porque desde que era una pequeña crecí contigo, sintiendo tu amor indispensable. Todo rondaba, ronda y rondará alrededor tuyo, porque me haces volar en los más lindos sueños, relatados todos por vos. Me sacas una sonrisa día a día, logrando que mis mejillas se sonrojen a un bello rojo pálido. Mi cuarto está lleno de tus dulces y armoniosas cartas; mis sábanas, están perfumadas de tu aroma; mi corazón tiene tu nombre y apellido tallado y resplandeciente. Por todo esto y en especial por ser vos, mi lobo; vengo a expresar esto. Porque aunque suframos diferencia de edad, a mi padre no le simpatices y hayas sentido algo por mi madre, yo te pertenezco igual. Soy tuya. Sos mío. Cada parte de tu cuerpo, cada pelo en tu estado de transformación, cada célula de tu cuerpo me vuelven ciega, me encierran en una burbuja donde solo vos y yo estamos mirándonos a los ojos, con destellos en ellos por nuestro amor. Para amarnos, para ser felices. Para toda la vida. Por siempre. Soy tuya. Sos mío. Por eso, digo que sí ante tu propuesta. Sí, quiero vivir mi vida para siempre aliada a vos, junto a vos, más unidos de lo que estamos, aunque creo que es imposible. Quiero tener hijos con vos, sentarnos frente a la chimenea y que me leas como cuando era una niña. Que acaricies mi rostro logrando que millones de mariposas revoloteen por mi estómago. Sobre todo, me fascina la idea de jamás separarnos, unificar nuestras vidas... por siempre y para siempre, porque soy tuya y vos sos mío.
