Hola! Primero que todo: gracias por estar leyendo esto! :P Esta es la primera vez que escribo una fanfic (miento, ya lo había hecho pero hace años y pesimamente XD, por lo que digamos que esta es la primera), y la verdad tengo bastantes esperanzas con esta historia, a pesar de que tenga como uno de los personajes principales a un tipo tan difícil de escribir como lo es el Joker XD... En fin, se me ocurrió empezar una fanfic acerca de Harley y Mr. J hace rato ya, pero lo estuve posponiendo para leer comics al respecto e informarme más 8-) !... y aquí estoy... ojala les guste ^^


"-¿Y cómo sabes que tú estás loco?

-Para empezar -repuso el Gato-, los perros no están locos. ¿De acuerdo?

-Supongo que sí -concedió Alicia.

-Muy bien. Pues en tal caso -siguió su razonamiento el Gato-, ya sabes que los perros gruñen cuando están enfadados, y mueven la cola cuando están contentos. Pues bien, yo gruño cuando estoy contento, y muevo la cola cuando estoy enfadado. Por lo tanto, estoy loco."

Alicia en el país de las Maravillas - Lewis Carroll

Prólogo

Aun si uno podía ignorar por un momento que Arkham estaba lleno de criminales dementes, había mucho de macabro en la construcción en sí misma. A pesar de haber sido remodelado, el edificio aun conservaba algunas de las características de la mansión que había sido antes... ¿Pero era eso lo que convertía al Asilo en un lugar tan sombrío? Quizá fuese su historia, los trágicos sucesos que lo habían llevado a ser lo que ahora era. Tal vez el lugar estaba maldito. O, tal vez solo era el hecho de que el edificio estaba mal iluminado.

De todas formas, Arkham jamás fue un lugar que inspirase exactamente alegría. Y lo más gracioso era que, esa mañana, mientras Harleen bajaba al subsuelo donde se encontraban los internos más peligrosos, ella se sentía muy alegre. Más alegre de lo que había estado en mucho, mucho tiempo.

Harleen nunca había visitado el subsuelo. Se sintió ligeramente decepcionada cuando comprobó que no era muy diferente a los otros pabellones. Nunca había tenido una excusa para ir allí, pues solo trabajaba en el Asilo Arkham hacía un año y... bueno, casi un año...

Estaba tan, pero tan contenta de haber conseguido ese caso... casi no podía contenerse de alegría. Se cruzó con una enfermera y dos doctores, y los saludó a cada uno con una sonrisa radiante. Uno de los doctores la miró serio y el otro sonrió débilmente en respuesta. La enfermera solo murmuró "hola". A los tres les pareció sumamente extraño ver a Harleen de tan buen humor, considerando donde estaba y... a quién iba a tener que "analizar". Harleen tomó nota en su mente de que era mejor fingir un poco de preocupación, de miedo. Dejar de sonreír tanto. O iban a pensar que estaba loca.

Entonces encontró la celda de su nuevo paciente, y se detuvo bruscamente ante la puerta de acero. Sobre esa puerta había una plaquita que decía:

" Paciente 4479. 'El Joker' "

Sobre la placa, había a su vez una pequeñísima "ventana". Harley tuvo que acercar sus ojos muchísimo para poder ver el interior de la celda y, aun así, necesitó mucha concentración para distinguir algo, pues dentro estaba muy oscuro. Cuando pudo enfocar bien la visión, ver a su paciente casi la decepcionó un poco. Se veía mucho más humano sin el maquillaje. Y las cicatrices, aunque hay que considerar que ella no podía verlas muy bien desde su posición, no parecían tan impresionantes. Estaba sentado frente a una mesa, sobre la cual descansaba el grabador preparado para que el audio de las sesiones fuera grabado. Tenía las manos esposadas. Más atrás había dos guardias de pie. A Harleen le molestó un poco que tuviese que haber tanta vigilancia, pero debería habérselo imaginado. Era algo lógico.

Inclinada sobre la ventanita, casi pegada la cara a la puerta. Así fue como la doctora Leland encontró a Harleen.

-¿Qué opinas? –Preguntó en voz alta, al ver que la chica no se percataba de su presencia-

Harleen se dio la vuelta sobresaltada y miró a Joan Leland con la confusión pintada en el rostro.

-¿Qué... que opino de qué?

-De tu nuevo paciente. ¿Aun quieres este caso, Harleen? ¿Eres consciente del riesgo que vas a correr?

-Por supuesto que sí. –contestó la chica, suspirando. Ella era perfectamente consciente, y ya se lo había dicho... como un millón de veces. ¿Tan incompetente la consideraba?

-Bueno... –murmuró Leland- Yo voy a presenciar esta primera sesión para ver que todo vaya bien. Pero no pienso intervenir, a menos que sea una urgencia. Solo voy a sentarme en un rincón y tomar notas. Tú te encargarás de analizarlo y hablar con él. –Harleen asintió con entusiasmo, quizá demasiado entusiasmo, y esta vez la doctora Leland fue quien dejo escapar un suspiro.- Solo serán treinta minutos... – murmuró Leland, como hablando consigo misma-

Luego introdujo su tarjeta de acceso en la ranura que había a un lado de la puerta y marcó los números de la clave de esa celda, enseñándoselos de paso a Harleen:

-Es 1879...y luego 03571...

-Creo que voy a necesitar escribirlos luego, dudo que pueda recordar tantos números.

Leland asintió, mientras empujaba la puerta para que Harleen pasara.

La celda era relativamente pequeña. A la izquierda estaba la cama, junto a la pared. Y a la derecha la mesa y las sillas, donde tendría lugar la sesión. Los guardias estaban parados al fondo del cuarto, a unos dos metros del Joker.

Y el Joker... él ni siquiera miró a Harleen cuando ésta entró en la celda. Su mirada estaba fija en Leland, quién se sentó en una esquina de la cama y sacó del bolsillo de su guardapolvo un pequeño cuaderno y una lapicera. El Joker la observó, sonriendo en forma de burla.

-Doctora Leland, ¿Cómo le va? – susurró el tipo, con la voz más extraña que Harleen había oído hasta entonces... Supongo, pensó la chica, Que si las serpientes hablaran, tendrían esa voz. Pero Harleen no imaginó esto con miedo, sino más bien con fascinación.

-Muy bien. –Contestó Leland, secamente- Le presentó a su psicóloga, la doctora Quinzel. – Agregó, mirando a Harleen con curiosidad, pues ésta aun seguía parada, cerca de la puerta-

El Joker entonces pareció por fin notar a la otra doctora, y, cuando la vio... se tomó su buen tiempo para estudiarla. Harley tragó saliva con nerviosismo. Pero no exactamente sintiéndose intimidada. No, "intimidada" no era la palabra adecuada para describir como se sentía. Más bien, estaba algo... avergonzada. Aunque no sabía bien porque. El Joker, entonces, dejo escapar una risita ahogada, o quizá tosió... sería difícil describir ese sonido...

-Y... –dijo entonces el tipo, frunciendo el seño- ¿piensa quedarse... ahí parada mucho tiempo, Doc?... Tome... tome asiento – agregó, gesticulando hacia la silla del otro lado de la mesa y pasándose la lengua por los labios. Algo que, notó entonces Harley, él parecía hacer más o menos cada vez que hablaba.

Harleen, algo avergonzada al darse cuenta de que se había quedado de pie tanto tiempo, hizo caso a su paciente con rapidez.

De cerca, pudo verlo bien por primera vez. Lo primero que ella noto, por alguna razón, fue que al pelo del sujeto poco le quedaba de tinte verde. De cerca, también pudo ver esos ojos oscuros, que, sin el maquillaje, eran ojos bastante comunes.

Y de cerca, pudo ver bien las cicatrices. Y, aunque ella no era una persona impresionable, debía admitir que esas heridas... si impresionaban un poco. Y le hicieron preguntarse, por un momento, que sentiría el Joker al tenerlas. ¿Acaso sentiría algo? ¿No estaban la carne y la piel de esa zona demasiado dañadas como para poder sentir?... Pero en ese caso, el tipo no podría mover los labios. No podría sonreír... ¿cierto? Harleen se sintió algo molesta por no tener conocimientos de esa clase de medicina y tomó nota mental de que luego debería preguntarle sobre eso a la doctora Leland.

-¿Entretenida? –Preguntó de repente el Joker, ante la mirada insistente de Harleen- Puedo contarle como... las conseguí... – murmuró, pasando un dedo por sus cicatrices, y asintiendo repetidamente. Harleen pudo ver como el guardia de la izquierda llevaba la mano instintivamente hacia su pistola.- Pues yo-

-Creo que no es necesario que le cuente esa historia. – interrumpió Joan Leland, seria y severamente, aunque había una pequeña nota de miedo en su voz- Ya me la contó a mí, y yo puedo decírsela a ella luego.

-No, no, no – replicó el tipo, luciendo... ¿indignado?- No es lo mismo, es muchísimo más... –hizo una pausa, como si quisiese encontrar la palabra adecuada y continuó:- divertido, oírla de primera mano.

-No me interesa. –mintió Harleen, y agregó, en su tono más profesional- Por lo menos, no por ahora. – Luego encendió la grabadora que había en la mesa- Mi nombre es Harleen Quinzel, y como la doctora Leland ya ha dicho, seré su psicóloga hasta que—

-¿Podría explicarme, señorita... Quin... Quinzel, por qué... por qué la mandan a usted, que no debe tener más de veinte y tantos años, y, que más que doctora parece enfermera, a ocuparse de mí? ¿Eh?... Es un poco... insultante.

Harleen tragó saliva, sintiéndose ella bastante insultada.

-Como le estaba diciendo, -replicó- seré su psicóloga solo hasta que el doctor Arkham vuelva de un viaje muy importante. Más o menos serán dos meses.

-¿Así que está de viaje? Muy conveniente... – dijo el tipo, luego chasqueó la lengua y negó con la cabeza- Pero, aun así... no tiene mucho sentido. ¿Qué no hay nadie más?

Harleen se aclaró la garganta, algo enfadada.

-La doctora Leland ya se está encargando de darle los medicamentos a usted, y tiene demasiados casos como para también tener que ser su psicóloga. -dijo, y su voz ya no sonaba muy profesional, dejando entrever un poco de su irritación-

-Pero... supongo que habrá otros psicólogos, además de la doctora Leland... – dijo el Joker, imitando el tono ofendido de Harleen-

Y ella, sonriendo satisfecha de sí misma, replicó:

-Oh, por supuesto que hay otros... Pero están asustados. Le tienen miedo a usted. En cambio, yo no. – y esta vez, su voz definitivamente no sonó profesional-

El Joker se quedó callado por un momento, mirando al techo con cara de aburrirse.

-Entonces... –susurró luego de unos segundos- Usted fue la única opción que les quedó. El último orejón del tarro. – Harleen intentó decir algo, pero él siguió hablando, elevando el volumen de su voz en forma amenazante- Y, es muy... muy estúpido de su parte no tener miedo... Yo podría matarla en cuanto se me diera la gana ¿Aprecia su vida tan poco, señorita Quin? – y se recostó hacia atrás en su silla, sonriendo-

-Es Quinzel. Y usted no puede hacerme nada. No maniatado y con dos guardias custodiándolo. –replicó ella, aunque no sonaba muy segura de lo que decía-

-Se equivoca de nuevo... Vea, ellos no podrían evitar que yo la lastime, si actúo rápido. Podría tirarle esta mesa encima. – Dijo y señaló la mesa con la mirada mientras hablaba- Luego podría ahorcarla con mis esposas, o con mis propias manos y—

-¡Y entonces te volaríamos la cabeza de un disparo, hijo de perra! –exclamó el guardia de la izquierda, amenazándolo con su revólver. El de la derecha, sin embargo, miró al frente con seriedad, como si quisiera desentenderse de la situación.

El Joker giró el rostro quedando casi cara a cara con el revólver y soltó un bufido, luciendo aburrido. Harley miró al guardia que había hablado e intentó hablar con la voz más calma que pudo:

-Muchas gracias por la preocupación, pero si él pudiera hacer todo lo que ha dicho... -Harleen se encogió de hombros y concluyó:- Supongo que ya lo habría hecho.

-Supone usted mal de nuevo, señorita Quin. Si no lo hice es porque todavía... no se me dio la gana.

El guardia de la izquierda siguió apuntando al Joker con el revólver y esta vez fue la doctora Leland quién habló:

-Creo que es suficiente por hoy, Harleen. Faltan diez minutos, pero creo que podríamos cortar la sesión ahora.

-¿Tan pronto? ¡Y justo cuando empezaba a divertirme! – exclamó el Joker, negando con la cabeza y sonriendo, aunque no parecía divertido, ni tampoco molesto de que la sesión terminara.

-¿De modo que le parece divertido ser amenazado con un revolver? – preguntó Harleen, decidida a terminar la sesión a la hora que correspondía e ignorando el hecho de que Leland ya estaba de pie, esperando para salir.-

-Ahh, eso... – murmuró el sujeto, mirando de soslayo el arma y el guardia, y agregó con desdén:- No, la verdad, no... me estaba divirtiendo con sus reacciones, doctora... Quin. O Harleen. O Harley. ¿Le dicen Harley, cierto? –y se inclinó sobre la mesa, hablando en una sarcástica forma "cómplice", como si Harleen y él fuesen amigos-

-¿Qué tienen de divertidas mis reacciones? – preguntó la chica, frunciendo el seño levemente. Y la doctora Leland lanzó un suspiro y se cruzó de brazos.

-Pues... –el Joker miró de reojo a Leland y luego continuó:- Creo que son... –pareció quedarse pensando, nuevamente, que término sería mejor usar-

-¡Por Dios, Harleen! Vámonos, el pobre hombre sigue apuntándolo con el revólver y no va a tranquilizarse hasta que nos retiremos... – dijo en voz alta Joan Leland, refiriéndose al guardia de la izquierda, y volvió a suspirar sintiéndose frustrada cuando Harleen la ignoró nuevamente.

-¿Cómo se siente respecto al hecho de haber sido enviado a Arkham? –preguntó Harley al Joker, hablando muy rápido e inclinándose sobre la mesa. Era la única pregunta que había preparado para esa sesión y... sintió que tenía que decirla.

-Oh, ¡de ma-ra-vi-lla! – Contestó el sujeto, sonriendo abiertamente y dejando ver toda su amarillenta dentadura- No hay nada más divertido en este mundo que ser encerrado en un manicomio... – rió, o volvió a toser y agregó, inclinándose aun más sobre la mesa:- Pero, sarcasmo aparte, doctora Quin... Creo que esto va a ser divertido... –Harley elevó una ceja, esperando que él continuara. El Joker se pasó la lengua por los labios y volvió hablar, mirándola a los ojos- Creo que será divertido escapar de Arkham. Por supuesto, la verdadera diversión llegará una vez que esté yo afuera... Pero, siempre es algo bueno disfrutar de los pequeños... placeres –dijo esta palabra lentamente, como si la estuviera... ¿saboreando?- si, los pequeños placeres, que la vida nos ofrece. Y mi escape de Arkham... Si, le aseguro que será muy divertido, Doc. –y entonces el Joker rió de verdad, y fue la risa más terrorífica, sádica y horrenda que Harleen había oído en toda su vida. Y la más fascinante, también.


Bueno, y ese fue el prólogo o.O! Realmente espero que esta fic llame la atención de alguien y, en ese caso, me dejen una review así me entero que opinan :P

Tengo miedo de haber hecho al Joker demasiado parecido al de la serie animada, pero la verdad es que el de Heath es realmente difícil de escribir... en cualquier caso, me gustaría saber si más o menos lo hice bien y sino, necesitaría consejos para escribir sobre él... jeje es que, de verdad, tiene tantos tics y es tan... impredecible, que la verdad no sé si le hice justicia... de todas formas, este fue solo el prólogo! ...

Bueno, saludos y gracias si leyeron ^^!