Disclaimer: Ni Supernatural, ni ninguno de los personajes protagonistas de este fanfic me pertenecen (por desgracia :P)
Warnings: Tintes de slash muy ligeros.
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Entre la oscuridad
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Todo es oscuridad profunda y frío en ese lugar.
¿Dónde está?
No lo sabe.
¿Cuánto tiempo ha estado atrapado ahí?
Tampoco lo sabe (aunque siente que ha sido una cantidad enorme de tiempo)
Ahí todo es inmaterial e intangible. Incluido él mismo.
No siente sus manos, ni sus pies, ni sus alas. Ha sido así desde el principio. Lo intenta (otra vez), pero (otra vez) no es capaz de sentir ni la más mínima señal que le indique que aún conserva su cuerpo humano. Lo único que puede sentir es esa oscuridad de un negro impenetrable oprimiendo su esencia (ese destello débil de Gracia que aún lo mantiene siendo él mismo), empujándola y avasallándola más hacia el fondo; mientras la misma oscuridad (liquida y viscosa, teñida de una maldad añeja) va expandiéndose y haciéndose más y más densa.
Trata de luchar contra ella, intenta agitar sus alas (unas alas que no es capaz de sentir pero que, ruega, sigan estando ahí), pero la oscuridad, esa negrura impenetrable, es demasiado fuerte (aún más fuerte de lo que era en aquel macabro laboratorio); y se expande más y más engulléndolo lenta y dolorosamente. Y cuanto más se expande esa oscuridad maldita, Castiel se agota más y más (y su Gracia y su esperanza de liberarse se agotan con él).
Exhausto, está a punto de ceder definitivamente ante la negrura cuando, de pronto, la siente (otra vez). Esa voz. La voz humana, terca y obstinada hasta lo imposible que nunca le ha dejado perderse en la densa oscuridad por completo.
Es la voz que, desde el principio de todo, ha alimentado con su llamado lo que queda de su esencia y que lo hace querer luchar por aferrarse a la existencia…
A veces es solo un susurro adolorido (Cas, ¿dónde estás?).
A veces es un ruego vehemente (Cas, vamos Cas...¡Vuelve, por favor!).
Y, a veces, -la gran mayoría de veces- se rompe en un grito desesperado de ira y frustración (Castiel, estúpido hijo de puta, dijiste que lo harías… ¡Dijiste que encontrarías la manera! ¡Tienes que encontrarla, me oyes! Tienes que volver y encontrarla…)
Esta vez es el mismo grito frustrado de la gran mayoría de veces. Pero detrás de las palabras de siempre, Castiel (su esencia) puede percibir un ruego oculto y dolorido que susurra No puedes irte..., no tú, Cas. No puedes dejarme. Te necesito...
Es un susurro casi roto. Triste. Demasiado triste.
Y esa tristeza enorme que destila golpea su esencia con una fuerza desmesurada y absoluta.
Retorciéndose desesperada entre las garras de la viscosa oscuridad, su esencia grita (¡Dean!) una y otra y otra vez; cada vez más fuerte, cada vez más alto, mientras fulgura y resplandece poco a poco, negándose en rotundo a extinguirse por completo. Y es entonces que logra sentirlas (sus alas); luchando y agitándose con todas sus fuerzas en medio de la densa oscuridad.
Entre la negrura impenetrable y viscosa se pierden cientos de destellos de luz que son arrancados de sus alas por las garras de esa maldad añeja; pero el ángel, ignorando el tremendo dolor que le produce el desgarre de esa parte de su esencia, sigue luchando sin descanso.
No puedes irte..., no tú, Cas. No puedes dejarme. Te necesito...
No, no puede dejarse engullir por la oscuridad. ¡No!... No se irá. No todavía.
Seguirá luchando hasta el final. Hasta encontrar el camino que lo lleve de vuelta junto a él, porque le prometió que lo haría, que encontraría la manera de redimirse…
Y lo hará.
Fin.
¿Qué tal, eh?, ¿les ha gustado aunque sea un poco?... Soy primeriza en este fandom (y amante acérrima del Dean/Castiel), así que, si les ha gustado, déjenme saberlo..., y si no también ;)
