Bueno, e aqui mi "nueva" historia de SasuHina y GaaHina (Por favor no me maten) se que ala mejor llego a molestar algunas personas o nadamás les de equiz a otras pero mi anterior historia "Atravesando" me pareció que no la había desarollado bien y bueno quiero venir con esta historia un poco mejor plantada además de que me avente como 7-8 páginas haciendola. Espero que les guste y que puedan ayudarme con sus review cualquier queja, tomatazo es bienvenido porque me lo merezco y por favor nadamás no quiero que me cuelguen por juntar a Hinata con dos personajes, pero esque esos dos me atraen mucho (llaman la atención eeeeeh) así que bueno no quiero que despues me vengan con "YO QUIERO QUE SE QUEDE CON FULANITO y blablabla" así que nadamás eso pido...respeto ;O.

Ningun personaje me pertenece, todos son del gran Kishimoto (Bueno fuera que alguno fuese mío)


En los tiempos del antiguo Japón era muy común divisar a los famosos guerreros llamados "Samurái" aquellos hombres valientes que luchaban, fuertes elites al servicio de aquellos que reinaban los tiempos; o simples rebeldes que peleaban por satisfacción al ver correr la sangre de sus víctimas, pero sobretodo existió un tiempo en el que existieron grandes guerreros con fuerzas sobrenaturales. Llamando la atención de aliados y enemigos lo que causo una época de mucha sangre y tristeza. Aquella época donde existieron aquellos guerreros de "Konoha". Una cosa si es cierta y verdadera cada uno de ellos peleaba hasta la muerte y su significado era más importante que nada era… "Su orgullo".

Un gran palacio abrazado por los finos rayos del sol anunciando un nuevo día, brillaba sin cesar por todas partes; los jardines, las recamaras y los pasillos mientras la servidumbre pasaba haciendo sus deberes. Todo parecía normal y tranquilo pero el sol brillaba con más fuerza sobre aquel cuarto donde el dueño de aquel lugar charlaba con otro hombre mientras una joven permanecía en un cuarto encerrada detrás de su padre escuchando cada palabra de la que hablaban los dos hombres…

"Ella sabía su destino de antemano, sabía que ese día llegaría lo sabía perfectamente. Entendía que nació para esto, que nació con un destino, un destino que no podía cambiar y que tenía que cumplir a como de lugar"

—Entonces… —Decía el dueño y padre de la joven mientras no perdía de vista al joven que estaba inclinado en forma de reverencia enfrente suyo. —Sabes perfectamente lo que tienes que hacer, ¿No es así Shogun Sabaku no Gaara?

—Lo entiendo a la perfección, Hiashi-sama. –El joven contestaba cortadamente, no era que no quisiera; esa era su forma de ser, su personalidad. —Si usted lo desea podemos marcharnos "
Ahora mismo".

—Muy bien, pero recuerda muy bien tu palabra. –Amenazaba por último el hombre de mirada dura mientras giraba su cuerpo en dirección a la puerta donde estaba la joven, su hija…—Hinata es una miko, por lo tanto podrá ayudarte en tus peleas… así que se pueden retirar cuando quieran. –Finalizando aquella frase abrió la puerta donde su hija permanecía sentada en un pequeño cojín inclinándose ofreciendo respeto a su padre y aquel joven al que vio por primera. —Márchate Hinata, ya no perteneces más al clan Hyuga. Tu destino ahora está en la tierra de la arena y junto a Sabaku no Gaara.

—Sí…-La joven se paraba y daba pequeños y torpes pasos pasando a su padre dedicándole una última mirada triste, este por el contrario ni siquiera la vio…

"Sabía a la perfección, sabía que él no la respetaba, no la trataba como "hija" sino como una herramienta por sus poderes de Miko. ¡Por díos lo entendía a la perfección! Pero aun así le dolía y mucho…"

—Adiós…Otosan…-camino hasta llegar al joven que se había levantado hace unos segundos y permanecía de pie observándola. Ella ya lo habia visto en una de sus visiones pero sus visiones no eran tan completas al verlo en persona. El joven tenía la piel demasiado pálida según ella, tenía unos penetrantes ojos esmeraldas que reflejaban la dura mirada de aquel que a luchado demasiadas batallas y su cabello era rojo como el fuego o como la sangre.

—Hinata-san, ¿Está lista para marchar? –Seco, así lo noto o tal vez esa no era la palabra correcta sino "frío" había un deje de tristeza en su voz, ella solo asintió y ambos se marcharon de aquella recamara. De aquel lugar donde su padre la ofreció como mercancía a un desconocido, dejando atrás el lugar que la vio nacer y que la vio marcharse, dejando atrás todo…pero ella lo sabía perfectamente y lo entendía muy bien.

Salieron del palacio mientras la servidumbre veía con sorpresa y tristeza como la joven se marchaba para nunca regresar, ellos no entendían por que su padre la trataba así. Pero nadie podía hacer nada antes los deseos de su amo…nadie. No fue difícil su marcha, ella iba detrás de el sin levantar la vista, tenia ambas manos juntas y caminaba a paso normal mientras él iba adelante cruzado de brazos sin decir ninguna palabra. Caminaron por horas tomando derrepente uno que otro descanso aun sin cruzar palabras ella siempre detrás de el. Llegaron hasta una pequeña aldea donde un hombre conocía al joven ofreciéndole dos caballos para que su viaje fuera más rápido y cómodo. Gaara no tuvo ningún problema al subirse, vio de entre ojo que la joven miraba nerviosamente al caballo que le habia sido designado cerro sus ojos y volvió su vista al frente.

—Hinata-san… ¿Nunca cabalgaste? –Soltó sin mirarla lo que provoco que la chica lo miraba fugazmente y sonrojarse al máximo.

—Yo…yo… la verdad…lo había predicho…pero…nunca…no pensé que… lo siento. –Tartamudeaba esa era su naturaleza, así era ella tímida e inocente. —Lo siento mucho…Gaara-sama… -Vio que el joven se bajo de su caballo para caminar hacia donde ella se encontraba, se sonrojo al máximo pues eso no lo habia predicho. El joven se puso delante de ella y se inclino para tratar de ayudarla. —Lo… ¡Lo siento! No…no tiene que hacerlo…

—Descuida…no hay porque pedir disculpas. –La ayudo a subir y esta se sonrojo más. Fue cuando desde lo bajo la observo detenidamente. Su piel morena y esos ojos aperlados marca de los Hyuga. Su cabello largo y lacio como el de una diosa, allí estaba la Miko Hinata. Aquella que muchos pedían, por aquella que muchos lucharon y murieron tratando de obtener su poder y ninguno lo habia conseguido…ninguno hasta que el llego. La miro y no supo cuanto hasta que una pequeña vocecita lo saco de sus pensares. "— ¿Sucede…al…algo Gaara-sama?". —Nada. Solo dígame Gaara, no hay porque formalizarse demasiado Hinata-san. Ella lo miro con un deje de pequeña confusión y sonrió mientras volvía a sonrojarse. El tomo las riendas del caballo y los amarros al suyo, así ella no tendría problemas.

Tocando la noche con su cielo infinito y lleno de estrellas llegaron por fin hacia las tierras que Gaara reinaba aunque fuese el único Shogun, ni los mismísimos emperadores se le oponían sabían de la fuerza del joven y no querían enfrentársele todos le tenían miedo porque lo conocían como "La bestia que nadamas se ama a sí mismo" su filosa espada habia atravesado muchos cuerpos, muchos hombres cayeron ante él y ahora llegaba a sus tierras en compañía de una joven o mejor dicho de una Miko. Llegaron hasta la mansión de este, no era tan grande como la de Hiashi, pero era digna para alguien de mucho poder. Los pocos sirvientes que poseía lo recibían con un poco de miedo mientras tomaban a los caballos y ayudaban a bajar a la joven mientras él lo hacía por su cuenta. Unas voces llamaron la atención de Hinata al dirigir su vista de donde provenían.

—Vaya, si que no has tardado Gaara, creí que te tomarías más de tres días. –Una joven con rubia cabellera aparecía desde las sombras mientras que a su lado aparecía otro joven con un traje oscuro y su cara pintada mientras ofrecía una extraña sonrisa.

—Temari…Kankuro… ¿No deberían estar patrullando el área sur? –La fría voz de Gaara volvió a sonar mientras los otros reian a lo bajo, Hinata los observaba en silencio mientras la joven la observaba por primera vez.

—Así que ella es la gran Miko eh… -decia con un poco de sarcasmo mientras caminaba aproximándose a ella. —Sí que eres bonita, nunca habia visto una Miko así…por lo general son unas ancianas.

—Lo siento…siento no ser como…usted creía…Temari-san.. –Hinata hacia una leve reverencia mientras Temari la observaba con sorpresa y después una gran carcajada se oía por el lugar.

—Vaya que eres graciosa, no tienes porque formalizarte tanto así además…ahora somos aliados ¿Cierto? –Hinata la observaba mientras asentía y Temari le ofrecía una sonrisa. Kankuro se habia acercado a Gaara y le habia susurrado algo, este solo le dio una mirada y Kankuro desapareció en una enorme bola de humo.

—Hinata-san…acompáñame. –Gaara la observaba mientras esta se despedía de Temari y se dignaba acompañar a Gaara. Caminaron por un largo pasillo de la mansión hasta que llegaron a una gran habitación donde la luna dejaba relucir su grandiosa luz. —Tenemos que hablar de algo que supongo ya sabes. –Gaara habia tomado asiento mientras mantenía sus ojos cerrados y Hinata se disponía a sentarse también escuchándolo mientras afirmaba a lo que el habia dicho.

—Hai…-Fue su única respuesta mientras Gaara continuaba hablando.

—Se muy bien que tu eres la causa de muchas batallas que ocurrieron en tus tierras, por tu poder. También que todas esas guerras acabaron en tragedia para aquellos que se les ocurría ir por ti. –Gaara abría sus ojos lentamente mientras sus penetrantes ojos esmeraldas la miraban fijamente. —Yo Sabaku no Gaara soy un asesino y se que lo sabes ¿Cierto? –la miraba y nuevamente un suave "Hai" salía de ella. —Tu padre lo sabía muy bien y aun así te ofreció como si nada. Pero más que nada es porque se canso de pelear por algo que él no deseaba. Hinata apretaba con fuerza sus manos mientras temblaba levemente.

"Sí…si, si y mil veces sí, todo lo que Gaara le estaba diciendo lo sabía, porque ella no tenía necesidad de verlo en sus visiones simplemente con el hecho de ver a su padre, el estaba cansado de pelear por culpa de ella. Por culpa de ella… peleaba por ella pero ni siquiera la respetaba, no la quería solo la usaba para lo que él deseaba pero a la vez la despreciaba, por su culpa muchas regiones, muchos hombres y mujeres iban a su castillo intentando secuestrar a Hinata ¡Por dios a su propia hija! Pero él no lo veía así, la miraba como una herramienta"

—Pero hay algo más de lo que quiero hablar contigo Hinata. –Ya no habia sido "Hinata-san" sino Hinata, ella lo volvió a observar en silencio mientras él seguía hablando. —Yo no soy muy diferente a tu padre, tú harás lo mismo que hacías allá. Serás un arma para mis luchas, serás mi as bajo la manga. Tu solo existirás para mi servicio y finalmente serás mi prometida Hinata. –La miro sin pestañear, sin ningún nerviosismo en sus palabras, ella se llevo una mano a su pecho mientras se sonrojaba un poco "Prometida" también habia contado con esa visión porque ella sabía que ese era su único destino.

—Lo sé…Gaara-sama…lo entiendo muy bien…solo existo para tu propósito. Y…puede contar con ello…solo existo para usted…en cuerpo, alma y poder. –Hacia una pequeña reverencia mientras el chico la miraba sin sonreír. La tomo hábilmente de un brazo y la acerco hasta su rostro, donde sus respiraciones podían chocar entre ellas. Ella lo miraba sonrojada y el la miraba penetrantemente como queriendo mirar más allá de ella.

—Te dije…que no me llamaras más "sama". –Y la soltó, dejándola sonrojada y temblando levemente mientras él se paraba y se dirigía a la puerta. —Acompáñame, te llevare a tu habitación.

Esa noche, ya en su recamara derramaba unas pequeñas lagrimas de tristeza aunque pudiese ver el futuro, aunque tuviese algunos poderes no entendía porque su padre no la quería, porque la habia despreciado. Ella hacia todo para agradarle a su padre pero parecía que siempre hacia lo contrario. Ella nunca recibió una muestra de cariño o sobretodo "amor" de él. Por lo contrario, lo miraba todo en su hermana menor, aquella que no tenía ningún don especial era quien se llevaba halagos de su padre, ella era a la única a la que su padre le demostraba una sonrisa de cariño… tal vez era porque ella "era normal" y no como ella que habia nacido con poderes espirituales. Ahora estaba en las tierras de la arena, donde el gobernante era nada más y nada menos que Sabaku no Gaara la bestia asesina que habia acabado con naciones enteras, con muchos hombres, pero todo era parte del destino. Poco después cerró sus ojos y se dispuso a dormir. Ya en sus sueños comenzó a ver imágenes.

Todo estaba oscuro, salvo por las grandes llamaradas de fuego que producían las guerras. Allí estaba Gaara, luchando. Con una cara que ella no habia visto de él y que a la vez la atemorizo "una cara de maldad, la cara de un asesino con sed de sangre" peleando contra otro hombre. Su rostro no se mostraba estaba cubierto por las sombras. Luchaban sin parar ambos con múltiples heridas y llenos de sangre, de su propia sangre y la sangre de otros hombres. El rojo era el color de ambos ninguno se detenía para nada terminarían muertos, pues cuando se empieza una batalla esta no acaba hasta que uno termine muerto. Fue cuando los escucho hablar.

"— ¡Jamás la tendrás, es mía!" –El grito de Gaara la habia asustado, mientras el otro hombre sonreía macabramente.

"—Eso es lo que tú piensas, pero ¿En verdad lo crees? ¿Crees que en realidad te quiere a ti?" –La voz del hombre sonaba arrogante mientras le depositaba un puñetazo en el rostro a Gaara tumbándolo. "—Ella no es propiedad de nadie, ella no es un objeto del cual puedas ser dueño…ella es…ella es un ser humano... un ser humano ¡Que debe ser verdaderamente amado!" –Esta vez la voz de aquel hombre se habia suavizado un poco pero un pequeño deje de enojo se mostraba en el mientras Gaara abría grandemente sus ojos.

Despertó, sobresaltada ¿Qué habia sido ese sueño? ¿Una visión? No, sus visiones no llegaban en sus sueños llegaban por si solas o solo si ella las pedía con mucha fuerza, eso era un tonto sueño porque ella sabía que no habia hombre que pudiese vencer a Gaara y más aun que ella estaba con él. Se tomo del rostro unos segundos solo para escuchar una voz a sus espaldas.

—Así que ya te levantaste. –Ella volteaba rápidamente mientras observaba a Gaara parado en la puerta. —Arréglate en cuanto puedas te estaré esperando afuera.

Se había sonrojado, se habia dado cuenta de que Gaara la habia observado despeinada eso le dio mucha vergüenza. Rápidamente se arreglo poniéndose un típico traje de sacerdotisa que siempre llevaba y que habia sido lo único que habia logrado sacar de su antiguo hogar. Llego hasta donde Gaara estaba y vio un enorme cofre cerrado.

—Hinata, quiero que lo que hay dentro sea tuyo. –La miro seriamente mientras ella le dedicaba una mirada serena. —Tal vez dije que soy igual a tu padre, pero no solo serás una herramienta. Así que tómalo como obsequio.

—Pero…Gaara-san… -Rápido se llevo una mano a su boca para después pedir disculpas. —Lo siento tanto, pero es que no puedo simplemente llamarlo por su nombre sin mostrarle respeto…además no es necesario que me de nada…

—Está bien, puedes llamarme así no hay problema –Una pequeña sonrisa se asomo en aquellos pálidos labios, ella lo miro embelesada pues era una sonrisa natural, una sonrisa sincera una muestra de el que ella nunca pensó observar. —Pero por favor quisiera que los aceptaras…son kimonos y prendas para ti, se que lo único que trajiste fue ese viejo traje de sacerdotisa, pero mi sacerdotisa tiene que estar bien atendida.

—Gaara-san… -Ella lo miro sorprendida y decidiendo aceptar aquel cofre con prendas se maravillo al ver prendas preciosas. —Gracias…

—No hay de que, cuando quieras puedes usarlos y por cierto puedes salir a la aldea cuando gustes solo… trata de no ir muy lejos Hinata. –Fue lo último que dijo antes de marcharse. Hinata lo observaba marcharse para después dedicarse a observar las prendas sonrió agradecida por aquellas prendas hermosas, mientras elegía una para poder salir a conocer la aldea.

A lo lejos un joven observaba la aldea desde un enorme árbol, observando cómo se veían las personas diminutas desde su lugar. Mirando como parecían pequeños bichos que podían ser aplastados por alguien. Sonrió con ese pensamiento mientras se acomodaba un poco su capa. Sabía que en las tierras de la arena se encontraba el poderoso Shogun Sabaku no Gaara, el deseaba pelear contra el pues el también habia luchado contra los mejores pero una voz lo saco de sus pensares.

— ¡Teme! Mas te vale que bajes de allí es hora de comer. –Otro chico de cabellera rubia gritaba sin cesar provocando que el joven que se encontraba encima del árbol bajara de un salto.

—Te he dicho que no me grites así Usuratonkachi –Irritado le depositaba un puñetazo al otro joven.

— ¡Sasuke teme! Maldigo la hora en que quisiste que te acompañara estúpido. –Irritado ahora el rubio lo miraba molesto mientras tomaba parte de su alimento y se lo llevaba a su hambrienta boca.

—Creo que fuiste tú el estúpido que se me pego, yo no te necesito puedes largarte cuando se te de la gana, no me interesa. –Sasuke lo miraba sereno mientras tomaba su alimento y comenzaba a marcharse dejando al otro confundido.

— ¿Eh? ¡¿A dónde vas imbécil? –Gritaba el rubio.

—Me largo para no seguir escuchándote, a partir de ahora nuestros caminos se separan…Naruto.

El rubio decidió que lo mejor sería dejarlo partir, así era siempre Sasuke, su amigo…el único amigo que el verdaderamente podría decirlo así. Lo conocía desde el primer día en que nacieron, sabía que Sasuke habia sufrido mucho al igual que el. Sabía a la perfección que el día en que Sasuke nació la vida lo tenía marcado, lamentablemente para mal. Aunque el habia sufrido de un modo, sabía que lo de Sasuke era diferente pues era el menor de dos hermanos y todo su clan habia sido exterminado por este, por su hermano mayor "Itachi". Un legendario espadachín, un espadachín que no dudo ni un momento en asesinar a sus progenitores ni a sus familiares y amigos. Solo habia dejado con vida a Sasuke para burlarse de él y retarlo de que se hiciera fuerte para que luchara con el algún día. Eso habia llenado a Sasuke de amargura, tristeza e ira. Viajaban de aldea a aldea luchando contra los hombres fuertes de las regiones, a el no le gustaba asesinar a sus contrincantes pero por el contrario Sasuke disfrutaba asesinándolos. Sasuke deseaba ser fuerte para poder acabar con su hermano y así tal vez así conseguir un poco de paz y tranquilidad. Fue por eso que no lo siguió, porque sus caminos aunque se parecieran no eran los mismos. Le dedico una sonrisa a su amigo que desaparecía en el camino.

—Se que pronto esto acabara Sasuke teme…

Hinata habia elegido el más simple kimono que estaba hasta abajo del cofre era el que ella pudo observar como normal. Decidió probárselo y se dio cuenta que le quedaba ala perfección, era un kimono que le llegaba hasta las rodillas ella lo veía corto pero los colores eran hermosos, azules y unos estampados de jazmines, sus flores favoritas. Sabía que no debía tardarse mucho o molestaría a Gaara. Así que salió a la aldea observando a la gente y caminando como si fuese una persona del montón. Se sentía agradable caminar libremente, en el castillo Hyuga nunca podía salir. Es más, la única ocasión que salió fuera fue cuando Gaara y ella se marcharon, cuando su padre se la obsequio a Gaara. Eso hizo que detuviera su camino en seco y bajara su mirada mirando al suelo mientras una lágrima deseaba salir de sus aperlados ojos. Fue cuando sintió una descarga en todo su cuerpo, aquella descarga de sus visiones aquella que le avisaba lo que ocurriría…

"—Maldita ¡Te voy a matar!"

Fue cuando sintió el miedo nuevamente y sintió un duro golpe a su espalda tumbándola al suelo, se giro y miro a un enorme hombre robusto que la miraba enojado.

— ¿Estas ciega o qué? ¡Muévete idiota y pídeme disculpas por haber chocado conmigo! –La gente que los observaba pasaban de medio, asustados sabían que ese hombre era cruel y que no dudaría en asesinar aquella joven solo porque el quisiera.

—Yo…lo…lo siento… no fue mi intención. –Hinata temblaba mientras el hombre la miraba todavía enojado.

— ¡No te escucho mocosa! ¡Dilo mas fuerte e inclínate ante mi pidiéndome perdón! –La habia tomado de la cabeza y la empujaba, a ella le dolía y gritaba mil veces "Perdón" mientras unas lagrimas salían de sus ojos. —Sí que eres una chillona pero… -Dijo observando ahora con detenimiento el cuerpo de la joven. —Creo que se cómo puedes pagarme el favor… -una risa macabra salió de él y se llevo a la joven, los que observaban sabían que era el fin de aquella jovencita y que no podían hacer nada por ella.

El enorme hombre se habia llevado a los lejos a la chica mientras comenzaba a tocarla, Hinata gritaba con horror y pedía ayuda pero sabía que nadie la escucharía.

— ¡Cállate, me irritan tus malditos gritos! –Cuando el hombre estaba por quitarle completamente el kimono Hinata utilizo un poco de su poder espiritual golpeando al hombre que la miro furioso mientras le depositaba una gran cachetada derribando a la joven y sacándole sangre de su boca mientras sacaba su espada.

—Maldita ¡Te voy a matar!

Esas palabras ya las habia escuchado, ya lo sabía. ¿Acaso así iba a morir? Muchas veces pensó que la muerte puede llegar de mil formas y cuando sea pero… ¿Es que así de rápido? ¿Así de sencillo? Miro como el hombre se acercaba a ella con su cara de maldad, ya no podía hacer nada, habia fallado su destino al servirle a Gaara, era una tonta por haber salido ese día ¿Pero porque sus visiones no le advirtieron antes? ¿Por qué tuvieron que aparecerle justo en ese momento? Ya nada de eso importaba solo el hombre gigantesco que se acercaba a ella para matarla, para llenar ese filoso metal de su sangre, así acabaría ella. Así…llegaría el final de la Miko Hinata Hyuga…la hija…no mejor dicho la herramienta de Hiashi Hyuga y ahora hasta entonces la Miko de Sabaku no Gaara. Que patética iba a ser su muerte. Estaba preparada para morir cuando escucho al hombre gritar "Muere" y dirigía su espada gusto a ella, cerro los ojos esperando el impacto de aquella cuchilla atravesándola, pero este nunca llego. Segundos que le parecieron eternos, lentamente abrió los ojos y lo único que vio fue a un joven con una capucha enfrente de ella deteniendo el ataque.

— ¡Quítate de mi camino gusano! –El ataque el hombre habia sido detenido por otra espada que estaba cubriendo a la joven mientras que el muchacho que estaba delante de la joven sonreía irritando al gigante.

—Que cobarde. –Rápido como el rayo, sus movimientos fueron muy rápidos para el gigante que de un momento de estar en pie cayo inconsciente al suelo. Hinata lentamente se ponía de pie observando que el joven guardaba su espada y rompiendo la espada del gran hombre que yacía inconsciente en el suelo.

No lo entendía, hace unos minutos estaba lista para morir a manos de ese gigantesco hombre y ahora habia sido salvada ¿Cómo habia pasado eso? No entendía, lentamente se incorboraba levantándose con un poco de dolor en su rostro por el golpe que habia recibido de parte de aquel hombre, no sabía qué hacer ni decir sus palabras no llegaban hasta su boca y el joven lentamente comenzaba a marcharse. Si algo ella habia aprendido era ser educada y ese joven le habia salvado la vida asi que decidió hablar.

—Gra…gracias por salvarme. –Sus palabras fueron pequeños susurros que pensó que el joven no habia escuchado pues eran demasiado bajos como para que los hubiera escuchado. Se reprocho a si misma por no decirlo más fuerte pero fue su sorpresa que el joven se detuvo.

—No lo hice para salvarte. –Eso la confundió y lo miraba confundida mientras el joven se giraba un poco para mirarla. —Eres patética, no puedes ni siquiera protegerte de un ser tal débil. Lástima, es la palabra por lastima acabe con el. –No sabía porque pero las palabras del joven le dolieron y mucho. El joven nuevamente se giro para seguir su camino pero nuevamente la voz de ella se hizo escuchar ahora un poco más fuerte.

—Lo sé. Sé que soy débil y patética y que doy lastima pero no a todos, se a la perfección que no puedo luchar, lo sé y no tienes porque volver a repetírmelo… -La observo detenidamente, la vio luchar contra sí misma sus ojos luchaban para no derramar lagrimas que amenazaban feroces en salir en cualquier momento. Y fue cuando se acerco a ella a gran velocidad que ni ella lo vio cuando la miraba detenidamente.

—Estas manchada de sangre. –Por fin sus lágrimas salieron mientras lo miraba sorpresiva por la rapidez que estaba allí enfrente de ella. La estudio, le parecía "Rara" nunca se habia cruzado con una mujer como ella, y vaya que él conocía de mujeres tenia unos extraños ojos aperlados que nunca habia visto y que le llamaron la atención además de esa piel morena pero linda como la porcelana. Si esa mujer sin duda era "Rara". — ¿Cómo te llamas?

Ella no sabia si contestarle, dudo unos segundos pero finalmente decidió hacerlo.

—Hi…Hinata…Hyuga.

—Con que Hinata eh…sabes, eres extraña mujer. –Le sonrió arrogantemente mientras le daba un pañuelo para que se limpiara.

"No todos los encuentros son casualidades, yo sé que el destino nos tiene preparado algo a todos…y que el mío…puede cambiar cuando este lo desee"


Y bueno como dije arriba, gracias por aquellos que se pasan por mi historia =)

Trato de mejorar mis trabajos (Aunque no se noten mucho), espero que la disfruten y dejen un review para poder hacerme fuerte como Hulk (?)

Saludos, que Díos los cuide.