Los personajes reconocibles pertenecen a JKR.
El fic se ambienta en Chile del 2011 y uno de sus temas (al igual que su antecesor, Breaking Rules) será el movimiento universitario vivido en el año mencionado.
Fic con rating M debido a escenas violentas y sexuales a lo largo de la trama.


Las personalidades de nuestras parejas nos atraen, y en algunas instancias, las hacemos nuestras. El problema radica cuando seguimos cometiendo los errores del pasado, arriesgando el futuro.


Prólogo

Fixing Bugs


14 de marzo de 2011

Querido diario:

Además de Dios, tú has sido el único que ha sabido por todas las cosas que he tenido que pasar desde que le conocí, desde que le vi por primera vez, en aquel viaje de antaño.

Tú sabes el desprecio que tuve hacia mí misma cuando me enteré de lo ocurrido. Sentía pena y mucho dolor, porque sabía que él estaría sufriendo. Pero la pequeña ventana de mi corazón, esa que se mantenía cautiva con cadenas, brilló con luz propia y dejó entrar un par de colores, un par de matices a mi desesperanzado corazón; hizo que sintiese alegría por mi persona. Alegría y júbilo. Esa noticia de alguna u otra forma, me habría algunas posibilidades de ser feliz con él. Me castigué ante mis ideas que solamente giraban en torno a mí. Me seguí refugiando en la iglesia, en el cariño de Dios, quien jamás me desamparó. Cumplí penitencias, y cuando todo mal sentimiento se alejó de mi vida, decidí poder buscarle, y hacerle saber que yo siempre he estado aquí, que siempre lo había esperado, aunque él no supiese de mi existencia.

Querido diario, hoy, tras cinco años de haberle visto por primera vez, he decidido dejar todo y encontrarle. Dejar todo y tratar de hacerle sonreír otra vez. Quiero que vuelva a creer en la felicidad de la vida, en los pequeños detalles que nos hacen felices. Sé que no será fácil, pero mi anhelo de verle con aquella sonrisa que me enamoró inmediatamente, se ha transformado en mi bandera de guerra, en mi hálito de esperanza.

No puedo creer que esté a punto de realizar este viaje. Años atrás se veía tan imposible, y ahora…

Por el momento dejaré de escribir. Debo de continuar con el hacer de mis maletas, dentro de unos días me dedicaré a despedirme y a seguir escribiendo mi historia, pero no con lápiz y entre tus hojas, sino con mi propios pasos, mi propia voz.


Hermione POV

Sabía que mis mejillas estaban rojas, y no era precisamente por la temperatura corporal de mi cuerpo. La vergüenza me invadía, porque en un ataque de frenesí y lujuria, Ron se había metido conmigo al baño de mujeres de la universidad.

—Ron —me quejé con culpa—, aquí no, hay mucha gente rodeándonos.

—¡Váyanse todas! —gritó desde el cubículo donde nos encontrábamos apretadamente cómodos.

—Es tan…

—Excitante…

—No, medio vulgar —contrarresté con una risa y un tono de voz inusual. Ron para mi desgracia dejó de enterrar su nariz en mi cuello y me observó con sus orbes oscurecidas por el placer—, vulgar porque el aroma a orina y a mierda está en el aire… es asquerosamente incómodo.

—No me vas a dejar con las ganas, Mione. Tengo que liberarme —gruñó en mi oído, apegándose otra vez a mí.

—¿Crees que es difícil para mí dejarte ir ahora? —mis pezones estaban tan duros que llegaban a doler, pero una cosa era tener relaciones sexuales con tu novio, y la otra, muy distinta, a comportarte como animales en celo, en el baño de la universidad, con gente a tu alrededor que hablaba en susurros acerca de ti y de lo caliente que estabas con tu novio, encerrados en el baño en plena tarde.

Ron besó mis labios con toda la pasión que estaba conteniendo, y me enrollé a su cuerpo, succionando su alma. Recorrió mis caderas con descaro, y cuando sus manos se disponían a levantar la falda tubo que estaba usando, corté el contacto.

—Prometo compensarte hoy, cuando llegues a tu departamento —le insinué, echándome aire con ambas manos—, Ron, lo hago por tu bien, tienes que cuidar tu imagen en la universidad. ¿O deseas perder la credibilidad como presidente de la Federación, porque estás teniendo relaciones sexuales con tu novia en el baño?

—Puedo dejar el cargo, estoy demasiado caliente en este instante —reí ante su respuesta y le arreglé el cuello de su camisa. Ambos estábamos vestidos de manera formal; Ron porque tenía una reunión con los jefes de carrera de su facultad, y yo porque venía de una entrevista para mi práctica intermedia.

—No digas estupideces. Tu problema y mi problema, lo podremos solucionar hoy —besé sus labios pero con más cautela—. ¿Qué me dices?

—Cuál crees que será la respuesta —agregó sonriéndome. Ya estábamos hablando con susurros, debido a que una nueva camada de chicas entraba al baño.

—De alguna forma sacaré a todas de aquí. Tú no te muevas hasta que yo te indique —asintió y dejó que saliese del estrecho cubículo.

—Lo bueno de las primeras semanas de la universidad, son los carretes (1)

—Es el único momento del año en donde podemos faltar como condenados y ni los profesores se urgen —le contestaba la otra chica a la anterior, mientras se delineaba los ojos.

—Eso lo dicen porque deben de estar en los primeros años de sus carreras —me auto invité a la conversación—. Véanme a mí, estudiante de quinto año, que ya tiene que estar haciendo entrevistas para poder averiguar dónde carajos tiene que hacer la práctica. Y si no lo hago ahora, me quedaré sin cupo, y sin cupo, significa no avance, y no avance, retraso —las dos chicas me observaron con cara de pocos amigos. La primera le susurró vámonos a la segunda. Esta se colocó los lentes de sol que había dejado en el lavamanos y salieron hablando mierdas de mí.

—Tan irritante que eres a veces —dijo Ron, abrazándome por detrás. Dejó un beso suyo marcado en mi espalda y me volteó para verme de frente—. Igualita a mí cuando nos conocimos.

—Te dije que no salieras hasta que yo te avisara.

—Ya las sacaste del baño. Eres horrible cuando te lo propones.

¿Problem? —dije, sonriendo ampliamente — de todas formas igual me soportas —besé su nariz y le tomé de la mano. Estiré mi cabeza hacia el pasillo y vi si había gente alrededor del baño. Afortunadamente no, así que jalé a Ron hacia el exterior.

—Por tu culpa no podré concentrarme en la reunión.

—Tendrás que hacerlo —le reté mandonamente—, nos vemos más tarde.

—Nos vemos —repitió. Tomó mis manos y las soltó cuando siguió caminando. Le perdí de vista cuando dobló por el pasillo.

—¡Mierda! —grité, cuando fui consciente de la hora. Estaba atrasada en cinco minutos para entrar a mi clase, y lo malo era que llegaría en diez, porque el pabellón jurídico se encontraba al final de la universidad. Y no era muy agraciado correr con tacos y en subida.

Afortunadamente llegué cuando 'Viejito pascuero' —apodo con el cual llamábamos al profesor más antiguo de nuestra facultad— estaba cerrando la puerta tras de sí. Suspiré con pesadez cuando me acomodé en la silla individual. Dejé mi bolso tras el respaldo y me eché hacia atrás, recuperando el aliento ante la corrida formal.

Pss, pss —farfullaban a mis espaldas. No pensé que trataban de llamar mi atención, hasta que alguien enterró su dedo en mi dorso.

Qué carajos —susurré volteando mi cabeza. Cormac indicó con su mentón hacia mi pecho. Bajé la mirada y me di cuenta que había mal abotonado la camisa que estaba usando, por lo que dejaba ver una parte de mi sujetador. Me agaché y traté de arreglarme la ropa lo mejor posible—. Gracias, Cormac —agradecí. Con razón algunas personas me veían cuando venía aprisa para la clase. y yo pensando que me veía chistosa por tratar de correr con tacos…

—De nada —murmuró y volvió a perder su vista en su iphone.

'Viejito pascuero' inició su cátedra, tan monótona y aburrida que muchos de nuestros compañeros fueron cayendo cómodamente en sus mesas. Era una malísima idea tener clases pasadas las tres de la tarde, con la voz del maestro pausada y calmada, sin algún tono sorpresivo, que provocase atención. Además, estaba haciendo otra vez el mismo repaso para el examen oral que tendríamos a finales de marzo. Mientras estuviésemos más próximos a egresar, la exigencia se lograba vivir todos los días: llevábamos tan solo un par de semanas en clases, y ya sentía el peso de buscar un lugar donde realizar mi segunda práctica, preparar nuevos exámenes y la concentración se me fue al sentir la vibración de mi celular en mi bolso.

"No llegaré tan temprano como supuse. Esta reunión tiene como para una hora más"

"Tranquilo. La sorpresa te seguirá esperando (quizás no tan paciente) en casa" —escribí con algo de dificultad, tratando que el profesor no se percatase de mi no completa atención. No es que a los profesores de la universidad les importe aquello, pero trataba de ser lo más educadamente posible con ellos.

Luego de haber recibido ese mensaje de Ron, definitivamente no pude concentrarme, y pensé en cómo podría alegrarnos la tarde mutuamente. Pasé el resto de la clase riendo ante cada idea que se posaba en mi cabeza.

"¿Te importa que me vaya en el automóvil? Tengo que pasar a buscar algo a mi casa para tu dulce recibimiento" —escribí. El automóvil era de Ron, pero desde que aprendí a conducir y a oficializar aquello con el carnet, yo también tenía una copia de las llaves de dicho transporte.

"Llévatelo… ya estoy ansioso por volver a casa".

Media hora después, todos nos encontrábamos arreglando nuestras cosas para partir. Por suerte no tenía más clases durante ese día. Me dirigí al estacionamiento donde se encontraba el automóvil de Ron y conduje a velocidad media hasta mi casa. Mi rostro se desfiguró cuando divisé otro vehículo estacionado al frente de mi hogar.

Cerré con un portazo la puerta del automóvil y estúpidamente, pateé una de las ruedas del automóvil invasor. Me recriminé, puesto que estaba usando zapatos con punta, mas mi mirada no cambió, y entré rígida a la casa. No quise fijar mi vista en la pareja que estaba abrazada viendo una película en el sillón principal. Me saqué los tacones antes de subir las escaleras y lo hice lo más rápido posible.

—¿Hermione? ¿Pasó algo? —preguntó mi madre tras la puerta de mi habitación. Yo buscaba en mi closet las prendas que necesitaba para la sorpresa de Ron.

—No. Y no te preocupes, ya me voy, para que sigas tranquila con él.

—¿Puedo pasar?

—No —respondí rápidamente. Me subí arriba de un pisito que tenía y saqué un bolso mediano para guardar un par de mudas de ropa. Sin lugar a dudas, hoy sería uno de esos días en los que abusaría de mi novio y viviría algunos días con él.

—Hermione, voy a entrar a tu cuarto —habló mi madre con autoridad y justamente entró, cerrando la puerta tras de sí, viéndome como yo guardaba cuanta cosa encontraba en mi habitación—. Sirius ya estaba por irse…

—Me importa una mierda a qué hora planea irse o regresar. Sabes que sencillamente no me gusta. Y no hay cosa que me fastidie más que verle aquí. Te lo he dicho de todas las formas posibles. No me gusta.

—Yo nunca he criticado tus gustos, llevas saliendo con Ron hace más de cinco años.

—Recién llevamos cuatro. Nuestro aniversario es en septiembre, y… no quiero que compares a Ron con Sirius.

—Yo lo quiero, y él me quiere. He estado mucho tiempo sola, cuidándote, atendiéndote, yo también me merezco un poco de compañía.

—Anda a follar con él, y no pierdas el tiempo hablando conmigo entonces —dicha esas palabras, mamá se acercó a mí para golpearme, pero atajé su mano con fuerza y la bajé. Ella bufó y sus ojos se pusieron brillosos—. Puede quedarse. No me verás hasta la próxima semana, quizás —tomé mi bolso y bajé con rapidez. Golpeé la puerta de mi casa y caminé más rápido para refugiarme en el automóvil. Encendí el motor y con aquel ruido callé a mi madre, quien se iba haciendo más pequeña en el retrovisor.

Traté de serenarme, no quería arruinar la sorpresa para Ron, así fue como relajé mi rabia, y me fui el resto del viaje escuchando canciones emitidas por la radio. Una vez estacionado el vehículo en las plazas disponibles del departamento, llamé a Ron para saber con cuánto tiempo contaba para prepararme.

—¿Te falta mucho?

Media hora más y estoy allá. ¿Ocurrió algo?

—Te necesito.

Suficiente información, que la media hora pase rápido —asentí ante su entusiasmo. Corté la comunicación y traté de arreglarme lo mejor posible dentro del rango de tiempo. Me duché rápidamente y lavé mis dientes tan rápido que la encía me sangró. Luego fui a la habitación de Ron, donde había dejado el bolso con la ropa y me la fui colocando. No acostumbraba a usar mucho maquillaje, pero para este tipo de ocasiones solía remarcar ciertos rasgos de mi rostro, delineando suavemente los ojos, y pintando de un color carmín suave mis labios.

Cada encuentro con Ron me dejaba sin aliento. Aún no le veía y ya sentía la sangre correr con fuerza dentro de mi cuerpo. Ordené un poco la habitación, y decidí bajar las persianas, logrando un clima íntimo, donde solo la luz y brillo de nuestros ojos fuesen lo único que pudiese permitir identificarnos.

Escuché cómo sonaba la cerradura de la puerta principal, así que decidí esperarle en el portal que daba a su dormitorio.

—¿Dónde…? Estás —partió como una pregunta, pero luego el tono de duda desapareció, siendo remplazado por otro más grave.

—Sorpresa —contesté, apoyada en el portal.

—Vaya sorpresa, el uniforme de Hogwarts te queda algo pequeño —dijo con algo de risa, al ver que la falda que solía usar en aquellos tiempos secundarios, con suerte, lograba cubrir mis piernas. La camisa la llevaba arremangada, y daba la sensación de que también fuese un par de tallas más pequeña. Estaba mostrando más carne de lo usual.

Ron se acercó y rápidamente me aprisionó entre la pared y su cuerpo. El fuego acumulado de la tarde rápidamente se convirtió en infierno, y con cada caricia que daba, sentía como mi piel se iba quemando, dejando un sinfín de vellos erizados con su paso. Me tomó de la cintura y me siguió apoyando en la pared. Me levantó sin dificultad y para no caerme enrollé las piernas en sus caderas, deshaciéndome de su corbata y luego camisa. Él deshizo el nudo de la corbata colegial que estaba usando y la lanzó lejos. No tuvo la delicadeza de desabotonar mi camisa, y la arrancó con desesperación, dejando al descubierto el sujetador que había seleccionado para la ocasión.

Su boca jugando en el nacimiento de mis senos me hizo gemir y atraer su cabeza para mi placer, mientras enredaba mis dedos en sus cabellos de fuego, masajeando con mis yemas cada sector cubierto de piel. Busqué su boca para devorarla a besos, y es que necesitaba sentir su aliento chocando con el mío. Terminó por abrazarme y me depositó en la cama, mientras terminábamos de quitarnos las prendas que sobraban desde la tarde. Dejé que me comiese con su mirada, porque estaba tan acostumbrada a sus ojos escaneándome que ya no me importaba. Ron sabía que tenía tres lunares formando un triangulo cerca de mi cadera, al costado derecho, y que llevaba una manchita de nacimiento en el término de mi espalda. Contaba las pecas esparcidas en mi espalda con dulzura, tenía un camino de asenso y descenso. Así como él sabía y conocía cada poro, cada recoveco de mi ser, yo también conocía su cuerpo. Porque me adentraba a él mirándolo, contemplando lo maravilloso que era ser la dueña de esos brazos que se tensaban cuando me sostenía con fuera y delicadeza, cuando ese abdomen aprisionaba el mío en una fricción dulce y embriagante, cuando su boca dibujaba collares en mi cuello, robando suspiros y sensaciones que solo en nuestro propio lenguaje podíamos hablar y comprender.

Con un suave roce, fui sintiendo como Ron iba entrando en mi cuerpo. Siempre con la misma suavidad. Me estremecí ante su nueva fuerza, y me aferré a su espalda, dejándome seducir con sus movimientos. Recordé que fui yo quien lo atrajo e indujo a este juego que teníamos, por lo que me posicioné encima de él, y me fui apoyando con la delantera de su cama. Ron acarició la piel que decoraba mi ombligo, y fue marcando junto a mí la velocidad de nuestro acto, descansando sus manos en mis caderas, recorriendo y masajeando mis senos a medida que aprisionaba su intimidad. Jadeamos con más fuerza, más rápido, con más desesperación. El sudor nos empapaba a partes iguales y las piernas se fueron transformando en gelatina. Volvió a tumbarme en la cama y se adentró con toda la fuerza dentro de mí, provocando que nacieran pequeños gritos de mi garganta. Me aferré a las sábanas con impulso, mientras nuestros labios se mezclaban de palabras, jadeos y besos, los cuales opacaron el gruñido de Ron al convertirme otra vez en su mujer.

Mis manos se fueron relajando, y de a poco volví a acariciar en círculos la espalda constelada de pecas de Ron. Él salió dentro de mí y rápidamente me ofreció su abrazo protector. Me acurruqué sin dudarlo un instante y su corazón —aún agitado— se fue pausando conforme a nuestras respiraciones.

—¿No vas a contestar? —preguntó, cuando no me importó que mi celular sonase insistentemente en el velador.

—No tengo deseos de hablar con mi mamá ahora.

—¿Discutieron otra vez por Sirius? —ya estábamos acostumbrados a entendernos con solo una oración. Asentí y me acurruqué de mejor forma en su pecho—. Hermione… deberías dejar que tu madre rehaga su vida. Ella no estuvo con ningún hombre mientras tú fuiste menor de edad. Se dedicó completamente a ti, y eso lo debes de entender. Es más, sé que lo sabes.

—Por supuesto que lo sé. Pero no me gusta Sirius para ella. Mi madre ha estado toda su vida trabajando, y ahora se viene a fijar en un sujeto que dejó a su familia abandonada. No quiero que piensen que mi mamá es una rompedora de hogares, una puta.

—Lo que la gente piense no te tiene que importar. Tu madre es feliz con él, ya llevan un tiempo saliendo.

—Han sido dos años asquerosos. No sabes lo incómodo que es saber que él... a veces se queda en la casa. Es algo que me supera. ¿Me puedo quedar unos días aquí contigo?

—Por mí que tu vivieses siempre conmigo. Ya llevamos mucho tiempo de relación, y sigues viviendo en casa de tu madre.

—Lo hacía porque ella estaba sola.

—Pero ahora tiene a Sirius.

—Pero este es tu departamento, yo no quiero ser una allegada, como lo hace Sirius en mi casa.

Mione, no eres ninguna allegada, eres mi novia —corrigió con algo de severidad—. Hermione, vive conmigo. Compartamos este departamento. Si quieres sentirte útil, no sé… vamos a dividir las cuentas básicas. Pero quiero que compartamos de un hogar. Este año es el penúltimo que tendremos en la universidad, será el más cargado para ambos porque nos encontraremos en nuestras prácticas intermedias, con muchos más exámenes, y no tendremos el tiempo necesario para vernos si seguimos separados. Por favor, vive conmigo —agregó mirándome fijamente. Su tono de voz había vuelto a ser sereno. Me arropó entre las sábanas y su cuerpo. Yo acomodé mi mentón en su hombro.

—Pagaré la mitad de todos los gastos comunes, como dices —comenté, dándole a entender que estaba aceptando su propuesta. Aquella me la había dicho un par de veces anteriormente, pero nunca le había dado una respuesta positiva. No es que no me gustase estar con Ron, puesto que estar con él iluminaba mis días, los hacía distintos al anterior y mejores con el correr de los meses. Pero yo no era una persona completamente estable, aún. Yo deseaba poder tener también una propiedad, aportar con algo más a lo que sería tu casa, y esos pensamientos eran los que todavía no me habían hecho escoger el vivir con mi novio. Mis planes fueron siempre estar con mi madre hasta que saliese de la universidad, pero desde que comenzó a tener una relación con Sirius, un hombre diez años mayor que ella, padre de familia, con tres hijos, que abandonó a su mujer y casa por estar con mi progenitora, habían sido los impulsos necesarios para tomar esta decisión. No se trataba de ser egoísta. Me gustaba ver a mi madre feliz, y desde pequeña quise que rehiciera su vida, debido a que mi padre había muerto cuando yo ni siquiera tenía memoria para recordarle. Pero por qué carajos tenía que haberse fijado en ese imbécil, eso era lo que me emputecía.

—No pareces estar muy feliz —dijo Ron, trayendo mi atención hacia su cuerpo. Estúpida yo que pensaba en un viejo horrible y no tomaba en cuenta el cuerpazo que estaba a mi completa disposición.

—Estaba pensando en mierdas, pero ya estoy totalmente conectada con el ambiente.

—Tendremos que celebrar tu mudanza entonces.

—¿Segundo round?

—Creo estar listo —agregó de forma jocosa, viendo a su amigo hacia abajo. Besé sus labios y sus brazos me cubrieron otra vez, para no dejarme caer nunca.


Nota de la autora:

Lo prometido es deuda, dije que en marzo comenzaría la secuela de Breaking Rules y… ¡aquí está! Con ustedes: Fixing Bugs (Reparando errores). El nombre quedó al final de cuentas en inglés, puesto que el fic anterior tuvo el descaro de llevar el título en ese idioma (Rompiendo reglas).

De antemano agradezco el apoyo que he recibido a lo largo del mes pasado. Sus ansias para que llegase marzo y pudiesen leer esta nueva saga que espero, no tarde tanto tiempo en actualizar, (xd) me llenaron de alegría.

Para quien es nuevo/a y no sepa qué carajos es Breaking Rules, he aquí el link xd: http : / www . fanfiction . net /s/ 5432002/1/ Breaking_Rules

Un pequeño juego… ¿Quién habrá escrito en aquel diario? Según yo, está fácil, veremos que opina la gente :P


Vocabulario:

Carrete: fiesta.