Prólogo
"Una flor para otra flor"
Infancia es la edad en la que la inocencia corre por tu cuerpo,donde solo se conoce el bien,donde abundan las risas y travesuras de niño...Donde el más puro sentimiento que se experimenta es la amistad y el amor.
Un día,un pequeño pajarito de más o menos 5 años,corría por los parques con la felicidad impresa en su sonrisa;iba y venía riendo y saltando mientras jugaba por los verdes alrededores.
Su madre le decía que tuviera cuidado,que algo le podría pasar,pero el padre del pequeño,con una risa contagiosa,le murmuraba a su amada que nada malo le pasaría al pequeño,que había que darle espacio para que se divirtiera.
El pequeño niño quería desesperadamente salir de la vigilia de sus padres y marcharse a buscar los jardines de flores:
El avecilla azul siempre sintió una pasión desmedida por la Naturaleza,pero le gustaban las flores;su madre era florista,por lo que estaba acostumbrado a estar en contacto con las plantas...
Cuando el arrendajo llegó a los jardines,sin ser visto por su familia claro,se sintió como en su casa: Podía percibir la verde vida que se expandía a su alrededor;la Naturaleza indómita en todo su esplendor,pero algo no estaba bien,como que un llanto de pena y tristeza arrebataba el júbilo al verde bosque.
El niño se dirigió al origen de ese llanto y encontró a un pequeño pajarito blanco,de su edad o un año mayor,llorando con una expresión quebrada y dolorida,sentado en una piedra,escondido entre los matorrales.
-¿Estas bien?-preguntó el arrendajo
El pequeño avestruz levantó su mirada en busca del origen de esa voz,y lo encontró a su lado:Un pequeño niño arrendajo,sentado en sus rodillas,con gesto de preocupación
-¿¡Me estabas espiando?!-exclamó el plumífero blanco,molesto
-No...Estaba caminando por el jardín y escuché a alguien llorando-respondió el arrendajo
-Ahh...lo siento-el avestruzo bajó la cabeza,en un intento por ocultar sus lágrimas
-Oye,no llores-pidió el arrendajito,posando su manito sobre la del otro niñito.
El avestruz dejó de llorar y secó sus lágrimas con la manga de su chaqueta roja
-¿Cómo te llamas?-pidió el pequeño plumiblanco
-Mordecai,¿y tú?-pidió el así llamado Mordecai
-Soy Jeremy-respondió el otro niño.
Los dos pequeños se la pasaron hablando;Jeremy explicó las razones de su tristeza:
Se estaba sintiendo mal porque la pasaba casi siempre solo y su padre era el único con el que podía estar,sin temor a las burlas
-Pero,¿por qué se burlan de tí?-preguntó Mordecai
-Se burlan de mi aspecto,de mis gustos,de mi forma de pensar...La verdad es que no le caigo muy bien a la gente-concluye Jeremy con un suspiro.
El pequeño arrendajo se detiene a analizar a su amigo:
Era un chico alto,de plumas blancas;las plumas de su cabeza estaban peinadas hacía atras;llevaba una chaqueta roja,un short negro y unas zapatillaz decidió hacer sentir mejor a su nuevo amigo:
Cortó una amapola roja que reposaba entre unos arbustos y se la colocó a su amigo,en la cabeza
-¿Qué haces?-preguntó Jeremy
-Mi mamá me dijo que las flores hacen sentir muy bien a una persona y no quiero que estés triste,así que te dí esta flor,para que ya no te sientas solo-Mordecai solo le dió una sonrisa al plumiblanco y este se puso levemente rojo,como los pétalos de la amapola que acababa de recibir.
Jeremy pensó que también sería buena idea darle un regalo a su amigo,por lo que corto un aciano azul y lo trenzó en la cabeza de Mordy
-Sabes,en algún modo,sé que te vas a volver alguien muy importante para mí,así que te doy esta flor,para que no me olvides-Jeremy acarició la mejilla del arrendajo,sonrojándolo en el proceso.
Mordecai,dulcemente,posó sus labios en la mejilla de su amigo,como dándole la despedida
-Te quiero mucho-susurró el pequeño
Una voz masculina llamaba el nombre de "¡Jeremy!" por casi todo el parque,hasta que lo encontró solo,sentado en una piedra,con una flor en su cabeza:
-¿Quien te dió esa flor tan linda?-preguntó el mayor,tomando a su hijo en brazos
-Un amigo...-dijo el avestruz,con ojos brillantes-Me la dió un amigo...
