John fue el primero en levantarse y al prever que su amigo iba a tardar un poco más en hacerlo decidió ocupar el baño. Tras hacer sus necesidades se afeitó, se lavó la cara y luego comenzó a lavarse los dientes.

—Buenos días... —murmuró Sherlock entrando en el baño.

John le miró a través del espejo y escupió la pasta de dientes contra este.

—¡SHERLOCK! —exclamó.

—¿Mmm...? —murmuró este frotándose un ojo

—Tápate dios...

Sherlock tenía la bata puesta. Solo la bata. Y estaba abierta dejando ver su cuerpo delgado y blanco más todos sus atributos. Atributos que parecían haber tenido un mejor despertar que Sherlock.

—Dios. Yo te dejo solo. Sí —murmuró Watson antes de salir de allí casi corriendo y cerrar la puerta.

Su amigo no tenía vergüenza al parecer.