Terminando de leer el gran fic de Candy-San, me he decidido ha escribir esta historia al fin, ya que ha sido ella la que me contagió de ésta no tan descabellada idea de qué pasaría si los nueve muñequitos fuesen humanos. Empezando desde el momento en que el científico decidió llevar a cabo este proyecto hasta el momento en el que 9 despertó.

Dedicado en especial a Candy-San de quien espero recibir sus críticas.

... y para todos aquellos fans de 9 en español

PD: Todos los personajes son propiedad de Shane Acker


I.

Había tanta promesa en el futuro de la humanidad... Tanto que podíamos seguir haciendo, tanto por descubrir... Tantas cosas que podrían ser vistas por las nuevas generaciones... Pero el egoísmo humano ha sido el que ha terminado con todas estas esperanzas.

El científico miraba por su ventana, mientras estos pensamientos de tristeza y culpa le invadían su mente y corazón como un cáncer invasivo imposible de detener. La luna brillaba totalmente llena, iluminándole el rostro así como el resto de la ciudad. Hacía muchos meses que la luna no se veía, sólo humo, fuego y sangre. Recordó la última vez que vio la luna llena imperiar sobre la noche oscura. Catorce meses antes, tras ultimar su prometedor proyecto fijó la vista en la luna exactamente como hoy y vio entonces un extraño fulgor salir desde el satélite terrestre. Era un intenso color anaranjado casi rojo, como si la luna hubiese sido herida gravemente. Como científico sabía que era un fenómeno natural de la luna, muy poco común, pero natural al fin. Pero su instinto humano le hacía sentir que algo se acercaba, algo que no era nada bueno ni para el ni para nadie. Los escalofríos le recorrieron aquel día, pero su raciocinio y su lógica le hicieron inclinarse en los sucesos físicos e ignoraron tales pronósticos, sin pensar que éstos últimos le habían venido ha advertir de todos los trágicos sucesos que iban a suceder justo después de haber brillado esa luna.

Como si fuera una película acelerada vio frente de sí el anuncio del canciller, el robo de su máquina, el comienzo de la guerra y la rebelión de la misma en contra del Estado y la humanidad. Gente cercana vio morir y gritarle su odio por ser el creador de la destructora del Hombre. Vio también la muerte de un sinnúmero de inocentes a causa del bombardeo, de las balas, del gas. Sólo muerte veía a su alrededor. Muerte que sentía era culpa suya.

A tal grado había sido su desesperación que había pensando en rendirse a la muerte él también, si tantos habían muertos por la creación de sus manos, con sus propias manos acabarían también con su vida. Ya tenía listo todo, la cuerda sobre su cuello, pero cuando estaba a punto de dejarse caer en el vacío, una idea cruzó por su perturbada mente. "La vida debe continuar".

Sintió como si todo se quedara en silencio. Recordó a sus hijos, sus alumnos, sus compañeros, su familia. "La vida debe continuar". Había sido su culpa sí, pero no podía permitir que más gente inocente siguiera pagando sus errores. Miró su cuerda, la sujetó entre sus manos y se la arrancó del cuello, tirándola por completo del techo. Tanta fue su fuerza que el mismo cayó de la silla y quedó inconsciente.

El científico sintió un escalofrío al pensar en la muerte que el mismo había acercado sobre su persona. "La vida debe continuar" volvió a escuchar en su cerebro. De ahí le vino una extraña odisea por saber que era lo que debía hacer la preservar la vida. Meses de búsqueda, de construcción y elecciones llenaron sus cuadernos y sus construcciones, donde trabajaba casi a escondidas por el miedo que lo encontrasen las máquinas o incluso los mismos humanos para matarle, y así no culminar su plan.

Fue un arduo trabajo, pero que a cada paso que daba sobre él, sentía que nacía una nueva esperanza.

Inició agosto y vio terminadas las cápsulas. En sus diarios expresó su triunfo y felicidad que le producía. Ahora sólo faltaba lo más importante.

No era extraño que día a día le llegaran noticias de otro derrumbe o bombardeo o masacre,. Pero aquel 8 de agosto vio al que podía ser el primero. Lo había visto en las noticias, un horrible derrumbe de un edificio contiguo había caído sobre una vieja casa que había matado a los dos únicos inquilinos de la propiedad: una pareja de edad avanzada. El científico corrió a la escena, y haciendo de grandes engaños logró ver a los cuerpos que habían declarado muertos. Él observó a la mujer, casi nada había quedado intacto en ella y vio entonces casi de vista la razón de su muerte. Sintió pena y culpa otra vez, y decidió pasar a su marido. Estaba entero, sin mencionar ciertasd heridas aunque no graves. El científico lo observó, estaba vivo. Sin dudarlo nada, sacó el talismán.

Una luz verde iluminó la ambulancia y tras ella, una sombra sobre otra desaparecieron tras una calle.

El científico aún a la luz de la luna sacó su diario y comenzó a hojearlo. Decía así:

"12 de agosto"

He encontrado al número 2. Era una persona amable, se dedicaba a los juguetes, como un tiempo también yo me dediqué. Daba alegría a los niños, hasta que las máquinas acribillaron el taller que habían adoptado como guarida. Había muchos, incluso pequeños... Pero entonces ¿Por qué decidí elegirlo a él? Por esa voluntad que tiene... Yo lo conocí, era mi amigo, y siempre supe que de su sabiduría necesitarían los demás…"

Pasó a otra página de forma rápida.

"19 de agosto"

Es inmensamente triste ver la muerte, pero más aún desgarrador verla en los niños. En este caso había sufrido una casa hogar del ataque ,quedando muy pocos sobrevivientes entre los tantos y tantos muertos del hogar, pero desgraciadamente la mayoría mal herido y sin esperanzas, a excepción de éstos dos. Casi morían, ambos tomados de las manos, traté de hablarles pero ellos ya no respondían. Los vi tan unidos, casi como si los hubiera visto al nacer..."

"24 de agosto"

Este hombre parecía tener tantas esperanzas... Su vida parecía perfecta antes de la guerra. Un trabajo humilde pero orgulloso, una casa linda que esperaba ser habitada por el futuro matrimonio. Una mujer que lo esperaba para cenar... Casi me recordé a mi mismo en mi juventud. Y cuando supe del ataque..yo...no...

No puedo decir más. Sé que el arriesgará como lo hizo antes... dará mucho a los demás...Su vida podrá seguir todavía...

La luz ya casi se le agotaba, y pasó rápidamente por las demás hojas, pero no pudo resistirse a no detenerse en esta fecha...

"28 de agosto"

Este muchacho me causó una enorme inquietud al tenerlo aquí en el laboratorio. Todos, al traerlos aquí, incluso 3 y 4 habían mostrado su personalidad intacta, aunque con unos pocos traumas, pero seguían siendo ellos...

En este caso, no. Conocí a este muchacho. Yo le daba clases. Tenía tanto futuro con su inigualable talento, su forma tan libre de hablar. Su compañera que tanto lo quería... lo recuerdo muy bien... vivían en la facultad, que los estudiantes habían hecho un fuerte, muchos luchaban desde fuera y a escondidas regresaban al edificio, que mucho tiempo resultó seguro y oculto. Algunos como él, seguían en lo suyo. Hasta el día que los atacaron... Cuando llegué a la escena, fue doloroso y asqueroso ver aquella terrible masacre. Busqué al muchacho, pero cuando lo encontré... hasta ahora ha sido el único en estado consciente que me he llevado, pero parecía aún más muerto que los demás... Al verlo a los ojos supe que ya no sería el mismo, y que por alguna extraña razón él no padecería tanto de los efectos del desmemorizador como los otros...

Se detuvo un momento y suspiró. Siguió leyendo.

"31 de agosto"

El soldado me ayudó a traer a esta chica. Su madre fue quien me suplicó hiciera algo por ella, que no la dejara morir, pero yo creía que ya no había salvación para ella. Fue mi compañero quien abogó también en su defensa y asimismo se llevó a la chica al laboratorio. Aquí me di cuenta que había elegido a un buen compañero, a uno valiente. Pudimos salvarla de no ser por el talismán. Pero en ese momento que nos la llevamos, pude alcanzar a ver que una máquina había visto nuestra hazaña e intentó atacarnos, lo que afortunadamente falló. Fue ahí que me di cuenta que la Máquina sí me buscaba... Y yo sabía lo que quería.

El científico miró sus últimas anotaciones. Ya casi amanecía y la soledad no paraba de dejarlo sordo. Siguió a la siguiente página y leyó otra vez.

"3 de septiembre"

Me costó trabajo encontrar a 8... ya tenía la sabiduría de mi anciano amigo, el liderazgo de un hombre experimentado, la curiosidad y e inocencia de la niñez, la creatividad e ingenio de un hombre joven, la tenacidad de una persona valiente e incluso lo inquietante de la locura de un muchacho... pero entre éstas grandes mentes y corazones faltaba alguien que los protegiera con su fuerza. Era valiente sí, y había dado todo por sus compañeros, pero fue triste ver su desenlace... Queriendo salvar a todos no pudo salvar a nadie, más que a sí mismo y una pequeña niña que en sus brazos quedó inmóvil. Recuerdo las palabras de mi compañero. "Yo lo conocía." Fue lo último que le oí decir, mientras lo llevábamos al laboratorio. Ahí supe que ya tenía a su protector... y no precisamente estoy hablando de 8..."

El científico sintió sus ojos cansados de tanto leer, y se recostó a un lado de la ventana. Ya nada se oía, salvo su respiración. Tenía mucho tiempo desde que ésas cápsulas habían sido deshabitadas... el mismo tiempo que el gas había terminado con gran parte de la población humana... Todo ese tiempo había sido un desgarrador debate interno en si dejaba a su amigo morir a su lado o si también le daba la oportunidad de vivir. ¿Le sonaba egoísta? Lo era, pero uno puede hacer grandes actos egoístas cuando le tiene miedo a la soledad. Pero también pensaba en el joven soldado, que cada vez que veía sus ojos verdes podía vislumbrar la esperanza que tanto le daba su compañía. Fue así como decidió hacer lo correcto.

Tomó su olvidada plumilla y comenzó a escribir.

9 de septiembre.

Ha pasado un año desde la última vez que recurrí a este diario para desahogar mi soledad. Ahora vuelvo a él, ahora que ya no percibo ni un ser humano a mi alrededor. Me encuentro solo y poco a poco siento que la vida en mi se va evaporando a cada letra que escribo sobre el papel... Todos se han ido, y no se a donde. Pero confío en ellos y sé que de ellos depende que la vida continúe en este devastado planeta. Pero antes debe despertar mi buen amigo, quien estoy seguro hará lo correcto para los demás...

He dejado las instrucciones de lo que debe hacer en la pequeña caja que 6 traía en manos el día que lo rescaté... el es el indicado...

El está para salvarnos.

Al terminar éstas palabras, el último aliento de su ser lo hizo tambalearse por lo que chocó con el escritorio el hizo tirar sus innumerables diseños y una caja, que quedó por su mano oculta, quedando únicamente visible, el papelito que colgaba de la caja, que sólo tenía escrito el número "9".


Espero les haya gustado la ésta primera parte de la introducción. Por favor déjen reviews que son de verdad mi incentivo principal para seguir con mis historias. También cualquier duda con gusto la responderé.

Nos leemos el siguiente capítulo