—¡Cassie, espera no es lo que parece!-se logró escuchar la voz desesperada y angustiada de Conner Kent, su mejor amigo, por los pasillos quedaban a las habitaciones de los miembros de los Titanes. Sabía que iba Superbpy corría detrás de su novia Wondergirl que se había alejado furiosa, dolida y traicionada.

Se puedo ver a el mismo llorando en su habitación lugar donde todo aquello que pasaba se originó, todo por el impulso de querer confesarse a su mejor amigo y no pudo aguantar las ganas de probar sus labios carnosos, puede que halla lastimado a su amiga pero quien salió peor fue él.

—Te amo, Conner-había murmurado tan suave y lastimero. Sabía que el súper chico no vendría, no lo haría por qué él amaba más a Cassie; y no podría pelear contra ello y por eso tomo la decisión más grande que nunca pensó, aún llorando y con el corazón roto guardo sus pertenencias en una maleta y se fue de la base.

Era extraño no entendí cómo es que veía aquello, aquello que le sabía que eran sus más íntimos recuerdos. Vio como aquella escena se desvanecía frente a él, como si hubiera sido un espejismo o imaginación vivida, pero pronto como esta se desvaneció apareció una puerta de madera sencilla invitándolo silenciosamente a que se acercara. Sus pasos fueron lentos hasta con algo de cautela mientras poco a poco llegaba al lugar, y tomó el pomo con su mano y girarlo y entrar a la habitación de una vez, siendo sorprendido por otro recuerdo igual de deprimente que el primero que vio.

—Jason, yo...-no pudo terminar de decir nada, porque el mercenario ya se había ido de la azotea. Escucho su corazón romperse en mil pedazos viendo como Red Hood escapaba del lugar después de cometer el mismo error.

Se quedó allí inmóvil, no quería regresar a la mansión, no aquel lugar no era bienvenido desde que Damian llegó y se asentó allí quitándole su puesto de Robin y que Dick lo tallara de loco, cuando él decía que Bruce no estaba muerto que habría una posibilidad que siguiera vivo en alguna parte. Se los había perdonado después de todo, pero él nunca lo olvido y aún menos al ver que el primer Robin tenía más cariño y afecto como complacía cualquier capricho al nuevo petirrojo de familia.

Este desapareció de su vista dejándole un mal sabor y nudo en su garganta, ganas no le faltaban para dejarse caer y llorar en esos momentos, pero su sufrimiento fue interrumpido con ponerle a su vista otra puerta igual que la anterior. Suspiró pensando que otro recuerdo vendría, ¿el como encontró a su padre muerto? No lo sabia si no se aventuraba a abrirla, y lo hizo.

Se encontraba en su departamento, en específico en su habitación desnudo con claros chupetones y mordidas en su cuello y otras partes de su tersa piel de porcelana, allí se hallaba sentado abrazando sus piernas en consuelo mientras lloraba, solo, abandonado y usado. Era lo que sentía al momento de levantarse y no encontrar a su compañero, sin ninguna nota ni rastro de que allá dejado algo que explicará el porque se había marchado antes de que despertara, no se arrepentía el entregarse pero le dolía saber que fue una diversión de una noche, aún a pesar de que le expresó sus sentimientos.

Cuando la noche cayó el no fue a patrullar, no estaba de ánimos para nada ni menos para salir y si lo hacía solo se aseguraría de que le metieran una bala entre ceja y ceja. No respondió las llamadas de Dick ni Alfred.

Al igual que muchas veces hizo lo que creía correcto, tomó sus cosas en una maleta, compro un boleto a un lugar suficientemente lejos de Gotham City para irse y no volver por mucho tiempo, y eso fue lo que hizo, se fue y no miro atrás ni por un momento porque nadie lo hizo por él.

Las lágrimas ya caían y mojaban sus mejillas rojas, soltaba leves gimoteos recordando todo. Sus piernas flaquearon y dejaron que cayera sobre aquel piso negro mientras la oscuridad lo engullía y mostraba lo solo que se sentía, y como un frío comenzaba a calarle los huesos, se abrazó a sí mismo mientras con su mirada empañada buscaba algo o alguien a quien aferrarse en búsqueda de consuelo pero estaba solo.

Se sentía miserable, solo y con miedo, mucho miedo... Aceptaría a cualquiera hasta el mismo demonio Al'Ghul que estuviera allí porque lo agradecería, pero no el estaba solo y sólo notaba como cada vez aquella oscuridad lo tragaba y congelaba.

—No quiero morir solo..., por favor...-murmuro lastimero y con suplica. Al saber que era su final, y que aquellos recuerdos que vio eran sus últimas memorias las que más le dolían junto a la muerte de sus padres, y las que más deseaba haber sido tan diferentes. El haber evitado su encuentro con Conner, así nunca se hubiera salido de los Titanes; el no haberse encontrado con Jason, y por sobre todo, el quizás nunca caer en la tentación de aquella noche donde los besos y las caricias se volverían más fogosas y necesarias.

~...Continuará...~