Pues bueno que les diré, bien lo haré rápido, una noche y por un reto me vi "Midori, La niña de las Camelias" y mas aparte estoy en un rol donde un evento era de los "orígenes" de los personajes (los que estén en el rol y el foro al que pertenece lo entenderán) y pues me dije: "A la chucha voy a hacer un fic de como era la vida de Feliks en el circo donde trabajaba" y como que, creo que saben a donde va todo esto nwnU

Solo espero que no me maten por lo que pondré en esta historia y de como hago sufrir a mi husbando uwu

Sin mas que decir, vamos a empezar.

NOTA IMPORTANTE: Los personajes que aquí se usan no son de mi propiedad, solo algunos OC que aparecerán.


Capitulo 1

La llegada al circo.

Era un día como cualquier otro en Varsovia, en una casa vivía un niño de 10 años de edad, su nombre era Feliks Lukaseiwicks, hijo de una familia humilde y de clase media, pero su padre había muerto de tuberculosis y su madre se encontraba enferma, por lo cual se había visto en la necesidad de dejar de estudiar para ponerse a trabajar vendiendo rosas.

Pero cierto día, su vida tomaría un giro inesperado, para que su vida fuera de mal en peor.

Se encontraba como siempre en la calle vendiendo sus rosas, pero ese día no le había ido nada bien como otras veces cosa que lo desanimo, ya que tenia la pequeña esperanza de que alguien bondadoso le comprara sus flores, pero cuando se disponía a volver a su casa para seguir con su trabajo de cuidar a su madre, se encontró con un hombre bien vestido, se acerco a el, no perdía nada con intentarlo.

-¿Disculpe señor, no le gustaría comprar unas flores?-Pregunto de forma tímida.

El hombre que era mas alto que el se le acerco y Feliks solo supo encogerse sobre si mismo algo intimidado por la altura de ese hombre.

-Son una flores hermosas, pero no tanto como tu pequeño-Dijo acariciando su mejilla y le sonrió de manera tranquila y amable-Cuéntame, ¿cuantos años tienes?

-Tengo 10 años-Dijo de forma tranquila, aunque sus padres le habían dicho hasta el cansancio que nunca hablara con extraños el sentía que era un hombre amable.

-¿Tus padres?-Le pregunto calmado aquel hombre.

-Mi padre murió y mi madre esta enferma.

-¿Como te llamas?-Decidió preguntar de una vez.

-Me llamo Feliks.

-Un bonito nombre, escucha pequeño, te comprare tus flores, pero tu debes irte-Le advirtió-Este lugar esta lleno de personas repugnantes-Dijo abrazándolo de manera protectora-Toma, búscame cuando estés en problemas.

Le dio un papel con una hoja de papel con una dirección anotada y sin mas le dio el dinero por las flores y Feliks se fue, contento por lo que ese amable hombre hizo por el.

Al llegar a su casa, lo primero que hizo fue ir contento a decirle a su madre las buenas nuevas.

-¡Madre, ¿adivina?!-Llego contento al cuarto de su madre-Conocí a un hombre que prometió ayudarme, podre volver a la escuela y tu te podrás curar-Dijo feliz por lo acontecido.

Pero noto algo diferente en su madre, esta no reacciono ante las buenas noticias.

-¿Madre?-Pregunto temeroso de la cruel realidad.

Pero al destapar a su madre, descubrió la cruel realidad esta ya estaba muerta y esta ya era un criadero de gusanos, el podre niño no pudo evitar soltar un grito de horror ante lo acontecido y salio corriendo despavorido de su casa, se dejo caer al suelo una vez que salio de su casa y empezó a llorar desconsolado.

Al día siguiente después de enterrar a su madre el decidió ir donde el hombre que había conocido para ver si podía ayudarlo, craso error, ya que la dirección que este le había dado resulto ser un circo cuya carpa era colorida y alegre pero para el no iba a ver nada de eso.

Entro en la carpa para preguntar por aquel hombre, pero solo vio a los integrantes de ese circo.

-¿Disculpen?-Llamo la atención de todos y estos lo voltearon a ver.

"Que haces aquí niño?" Pregunto un alemán serio y muy alto.

"Perdonen pero un señor me dio esta dirección, pero creo que me equivoque" Dijo dispuesto a irse lo mas pronto de ese lugar.

Esas personas le daban mala espina y quería irse, prefería mil veces arriesgarse en las calles a estar en ese lugar.

Pero cuando iba a dar media vuelta sintió una mano en su hombro, al voltear noto que todos los del circo estaban detrás de él.

"Oh no te vayas querida, mejor quedate aquí con nosotros" Dijo una mujer belga mientras lo abrazaba y tocaba de más.

"Lo siento, pero ya debo irme" Trato de soltarse del agarre de esa mujer.

"Yo creó que no" Dijo un hombre japones con una sonrisa macabra.

Y entonces paso, entre todos lo sometieron y abusaron de él mientras gritaba por ayuda, fue en ese momento que vio al hombre que conoció, le pidió ayuda mas este solo se puso a reír y se fue dejándolo a merced de esas personas.

Cuando todo termino, lo dejaron tirado en el suelo llorando y temblando de miedo abrazandose a si mismo, fue entonces cuando lo vio, parado frente a él con una caliente manta estaba un pequeño niño rubio de ojos azules y piel pálida vestido de arlequín, este niño se acerco y lo cubrió con la manta.

"Tranquilo, no te haré daño" Le dijo ese niño "Me llamo Luka, y tu como te llamas?"

Lo miro un momento, pero decidió decirle su nombre ya que sintió que ese niño no le haría ningún daño.

"F-Feliks" Dijo un poco débil por lo acontecido anteriormente.

"Mucho gusto Feliks" Le sonrió "Mejor te dejo, el señor Vincent va a venir a verte y quiere que todos estemos en el comedor"

Y se fue de ahí no sin antes dedicarle una sonrisa tierna al joven polaco el cual también le sonrió de vuelta.

Una vez solo llego el mencionado Vincent y lo miro con miedo.

"Hola pequeño Feliks" Dijo este sonriendo y poniéndose a la altura de niño acariciando su mejilla "Bienvenido al circo, querida Ewa" Dijo sonriendo mientras le daba un beso en la mejilla izquierda.

Ese hombre se fue y sin mas Feliks volvió a soltar lágrimas amargas de la rabia e impotencia que sentía en ese momento.