Sinopsis:
Ella no era el tipo de mujer que atraía a hombres como Sesshomaru Taisho Entonces ¿Por que el se empeñaba tanto?.
Sesshomaru era un hombre de 46 años de pocas palabras, muy sexual y con un carácter de mierda, la vida lo había hecho así. Era un hombre capaz, Inteligente y mordaz. El primogenito y heredero principal. Sin embargo, tenia una relacion meramente cordial con su padre.
¿Que es capaz de hacer Sesshomaru Taisho? Pueden preguntar. El era capaz de todo si lo deseaba. El problema era que no habia deseado nada... hasta ahora.
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Inu no Taisho se podia definir en una sola palabra. Perfección.
Aclarando claro, su gran carril de infidelidades en el transcurso del tiempo. Un hombre maduro de 63 años, poderoso y con un sex-appeal incapaz de rechazar. No habia mujer que se negara a el. Y de ninguna manera pensaba alejar sus ojos de su nueva presa. ¿Quien diría que sacar de quicio a su hijo le traería tan buena suerte?
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¿Habia algo que Naraku no pudiese tener?
A sus 42 años si deseaba algo, lo obtenía. Pero ¿Por que tenia que desearla a ella?
Su mala reputación era tan grande como su atractivo, quien diría que tras años siendo el amante mas sádico de todos tendría que afrontar el sentimiento que le causaba esa mujer tan infantil. No podía soportar aquello.
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Factor Dulce
- ¡Joder! ¡Llego tarde de nuevo! -
Kagome no era una mujer voluptuosa de manera extravagante, ni poseía caracteristicas que la hicieran sobresalir. Pero de alguna manera siempre terminaba atrayendo personas que la metian en problemas. Con 22 años tenia un lujoso apartamento en el centro de Tokio, al estilo victoriano, y decorado pulcramente, solia ser organizada y muy inteligente, pero habia un problema enorme, su impuntualidad.
Por tal razón se encontraba frente al espejo del baño tras darse una ducha rapida y maniobrando con el lapiz labial mientras se apresuraba para salir de casa decentemente arreglada para el trabajo. -Debo poner al menos otras 5 alarmas. - Se dijo mentalmente antes de tomar sus llaves de la mesilla junto a la puerta. Acomodo sus tacones y salio rapidamente.
Corrió lo mas que pudo al salir de su edificio y trato de parar un taxi, la aplicacion para solicitar un auto estaba colgada y justo en ese momento se sentía horriblemente mal al no haber desayunado. Acomodo su largo cabello azabache nuevamente y tomo su celular para hablar con su hermana, quien seguro era la que le llamaba por el tono que sonaba en el momento de "Darth Vader".
- ¿En donde diablos estas? La junta esta por comenzar y no se ve ni un reflejo tuyo por el lugar. -
Kagome palideció.
- Lo se Kikyo, pero entiéndeme, me quede hasta tarde haciendo la tesis. - Escucho a su hermana suspirar al otro lado de la linea. Levanto la vista y llamo a un taxi a la lejanía.
- Bien, tratare de retrasar tu presentación lo mas que pueda pero te lo digo de una vez, los señores Taisho no son muy conocidos por ser pacientes. -
-Lo se, ya se, voy en camino. - Le dijo mientras subía al taxi y le daba la dirección.
Tenia poco mas de 2 años y medio trabajando en la empresa de su hermana, o mas bien la empresa que les habia heredado su padre a ambas, pero ella no queria involucrarse mucho con el tema, preferia que Kikyo manejara la empresa y simplemente ser la segunda al mando. Aquello nunca fue problema y asi seguiría siendo. Poso sus ojos color caramelo achocolatados en la ventana y observo los altos edificios de la ciudad. Uno le llamo la atención a la lejanía. "Shikon Enterprice Co.".
La música del elevador una vez dentro del edificio no ayudaba en nada. A pesar de solo haber pasado veinticinco minutos se sentia sumamente preocupada. el trato que manejaría con los Taisho era muy importante para su hermana y no queria arruinarlo. Paso frente a las puertas reflejantes en el pasillo hacia la sala de presentaciones y hecho un rápido vistazo a su cabello.
La falda de tubo negra junto a la blusa de seda con encaje color jade resaltaban muy bien sus curvas. Al menos, las pocas que tenia. Era una figura sutil, y muy femenina, aunque ella se sintiera como una patata. Abrió la puerta con elegancia fríamente calculada gracias al pasar de los años junto a su hermana, quien le obligaba a aprender postura y protocolos. Sostuvo firmemente el portafolio en sus manos y saludo a los directivos y abogados en el lugar.
Le dedico una breve mirada de disculpa a su hermana antes de ponerse a su lado y conectar el dispositivo a la pantalla frente a todos. Todo, de manera lenta. Como si manejara las cosas en el lugar aunque por dentro se moría de nervios.
- Me disculpo por la ligera demora. - Hablo clara hacia los presentes.
- Usted puede llegar tarde a donde sea, bella dama. - Le dijo un hombre de ojos azules al fondo. Ella le sonrió cordialmente.
- Déjate de cosas Miroku. - hablo el hombre junto a el.
Kagome le presto ligera atención por encima de los documentos que tenia en mano al hombre que acababa de hablar. - Debe ser un Taisho. - Penso. Aquel hombre usaba un traje armani en color azul rey muy oscuro junto a una camisa de polo color vino y tenia la piel bronceada que contrastaba con su larga cabellera color plata, casi blanca que enmarcaba las facciones de ese hombre de manera violenta y burlona junto a unos ojos dorado profundos y casi anaranjados.
Kikyo carraspeo a su lado.
- Mi hermano llegara en unos momentos, pero es mejor que comiencen. - Hablo el platinado.
Kagome comenzó con la presentación, y por algunos minutos estuvo hablando tranquila hasta que la puerta la interrumpio levemente, dando paso a la entrada de otro hombre, que se podia observar claramente mucho mas maduro y aterrador que su hermano, tenia un aspecto imponente y demasiado aspero. El carraspeo y tomo asiento junto a su hermano.
- Puede proseguir señorita Higurashi. - le animo el hombre al que llamaron Miroku.
Sentia claramente la mirada de aquel hombre en su nuca mientras hablaba, era demasiado aterrador. Aunque era parecido a su hermano habia claras diferencias. Su cabello, plata, era mas oscuro, mas platinado que el de su hermano, tenia los ojos dorados, como el oro puro y la piel palida. Su mirada esa demasiado fria y pesada, y no habia ni un atisbo de sonrisa en sus labios. Y a como habia notado de el al entrar, era muy alto, demasiado para su gusto y con un cuerpo fornido que se notaba incluso por sobre aquel traje negro que llevaba puesto.
Termino la presentación y comenzaron a salir de la sala de presentaciones. A excepción de su hermana he Inuyasha que habian caminado hacia la oficina principal para discutir el contrato y la alianza que estaban por concluir.
Kagome acompaño a los hombres hacia el elevador y converso con Miroku.
Aquel hombre de mirada Dorada la observaba desde atras junto a dos de sus accionistas.
- Como puede ver Señorita Kagome, Sesshomaru no es de hablar mucho, pero por supuesto que debo presentarla a todos. - Dijo Miroku mientras todos se detenían antes de que llegase el elevador. - El es Koga Ookami, uno de los accionistas mas prestigiados de japon. El chico jugeton que ve por aqui es Shippo Kitunaya y como le acabo de decir, es igual de reconocido que Koga. Y bueno, ya sabe que el. - Dijo recargando su brazo sobre el platinado. - Es Sesshomaru Taisho. No te dejes llevar por su semblante de "Culo del infierno", es bastante enojon pero tiene un gran espiritu. -
Kagome solto una ligera risa ante las expresiones tan coloridas del abogado y asintió. Observo brevemente a Sesshomaru, y se sintió intimidada de nuevo, no habia dejado de mirarla desde que entro a la sala y sin dudas no despegaba su vista de ella.
El sonido que indicaba la llegada del elevador la ayudo a soltar el aire que no sabia que habia estado conteniendo.
Los hombres entraron al elevador y camino hacia su oficina.
- Entonces esta hecho Señorita Kikyo. - Escucho decir a el señor Taisho antes de entrar a su oficina. Sonrio para si misma, Kikyo siempre obtenia lo que queria y estaba feliz por ella.
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- Estuviste a punto de arruinarlo todo. ¿Te diste cuenta acaso? - Le dijo su hermana mientras entraba a su oficina con una mirada de reproche.
- venga, si tenias todo controlado. ¿Que no viste la mirada del señor Inuyasha para contigo?, lo tenias en la palma de tu mano. - Se burlo Kagome haciendo sonrojar a su hermana.
- Lo mismo puedo decirte hermanita, Sesshomaru quedo prendado de ti, y eso que es un hueso duro de roer.-
-Oh vamos, sabes que no es verdad.-
kikyo se sento frente a su hermana, en uno de los amplios sillones para visitas y le sonrio con picardia. - Kagome, ya estas mayorcita y eres claramente una mujer preciosa, mirame a mi, somos preciosas y tu siempre te haces menos. -
Kagome le regreso la mirada con algo de aburrimiento. - No, claro que no, tu eres la sexy y yo soy un intento de nana fine. -
- Oh admitelo, esa mujer era casi perfecta.-
- Claro que no. ¡Ah! Ni siquiera entiendes el punto. - Contesto kagome.
- Yo solo se, que eres perfecta Kagome, aunque claro, odio que siempre llegues tarde, pero eso es algo inevitable, bien dicen que nada es completamente perfecto. - Carcajeo su hermana con los ojos entrecerrados.
Kagome recargo su rostro en su mano derecha sobre el escritorio, Kikyo la observo de manera seria esta vez. - Lo digo en serio Kagome, Sesshomaru no dejo de verte ni por un segundo, pense que te comeria. -
Kagome suspiro cansada.
- Aunque bueno, es mucho mayor que tu asi que, eso seria un punto en contra. - Kagome levanto la mirada.
- ¿Mayor? -
- Tiene 46 años, te dobla la edad. Inuyasha, bueno, solo tiene 32. Claramente se puede ver el porque la cara de Sesshomaru se nota mas amargada. - Comento lo ultimo en broma.
Kagome la miraba estupefacta. -¿ 46 dices? -
- Bueno, no aparenta mas de 35 claro. pero es un hombre bastante mayor y con mucha experiencia, tiene reputacion en la sociedad y se ha divorciado dos veces. Bueno, una, quedo viudo hace 6 años. -
-Ya veo... -
Era imposible pensar claramente si se trataba de algo asi con su hermana, aunque era bastante estricta, los ultimos años se habia vuelto un poco mas... alegre.
La noche llego rápidamente y con ello era hora de relajarse he irse a casa. Estaba realmente fatigada.
-Puedo llevarte a casa si quieres. - Le dijo Kikyo asomándose por la puerta de su oficina. Kagome se estiro sobre su asiento de terciopelo.
- Esta bien, hoy me entregan mi auto, seguro ya esta en el estacionamiento. - Le respondió
- Como quieras. No duermas tan tarde hermanita. - Le dijo mientras se despedía.
Cerro su portátil y tomo su bolso asegurándose de no olvidar nada. Llamo al taller de autos para confirmar que ya estuviese listo y una vez confirmado, cerro su oficina con llave y se despidió de Kaede, la recepcionista del lugar.
El sonido de sus tacones resonaba en el estacionamiento. alcanzo a ver su auto y una vez cerca, entro a este. Dejo su bolso en el asiento de copiloto y antes de abrocharse el cinturón unos ligeros toques en su ventana la hicieron girar el rostro sorprendida.
- Señor sesshomaru ¿Que hace aqui tan tarde? -
El hombre dio una calada a su cigarro y la observo. - Olvide algo. - respondio.
-Si gusta puede decirle a la Señora Kaede que le ayude a buscarlo, ella siempre encuentra las cosas que pierdo en el edificio. - Le dijo, dandose cuenta que acababa de decir algo tonto.
- Ya lo he encontrado. - Le dijo tranquilamente - Simplemente queria hablar contigo. -
Kagome se sonrojo levemente.
- Te invito a cenar. - Solto el, derrepente, en seco.
- Bueno, yo, no creo que sea conveniente dejar mi auto aqui y si se trata de negocios puede pedir una cita directamente con Kikyo. - hablo ella, tratando de huir de la mirada ambar de Sesshomaru.
- Dije que era contigo, y puedes seguirme con tu auto. No hay problema. - le dijo el sin siquiera esperar respuesta. Kagome lo vio entrar en su auto y encendio el coche por inercia.
