Capítulo 1 La noche con Denisse
El joven de origen francés había llegado hasta aquella habitación repleta de alfombras y aromas para encontrarse con Christine.
- Pensé que no ibas a llegar..-murmuró al tiempo que lo tomaba de las manos.
- No te perdería por nada del mundo.
- Tengo miedo, Denisse. Tus padres jamás me aceptarían para ti.
- Por ahora tiene que ser así, Christine. Pero cuando haya terminado mi carrera, todo será diferente- sonreía al tiempo que trataba de apurar en su boca los besos que llevaba listos para otorgarle.
Christine le permitió el contacto y se fue entregando lentamente para sentirlo poseerla por entero. Sus caricias suaves y dulces la estremecían. El joven sabía cómo generar espasmos de placer que la hacían temblar de gozo. Ella gemía y repetía su nombre una y otra vez al tiempo que lo sentía adentrarse lenta y dulcemente.
Una vez culminada la entrega, Denisse dormitaba mientras Christine trataba de conciliar un poco el sueño.
Entrada la madrugada, atrás ayudarlo a vestir se despidieron.
Denisse le decía tiernamente.
- Christine…toma este dinero. Nos veremos en un tiempo más. Estaré en Londres, visitando gente importante. Pero no quiero que desaparezcas. Con el dinero que te doy tienes que buscar a alguien que te proteja. No te quedes sola.
- No te preocupes, creo que voy a buscar a alguna señora de sociedad para ser su dama de compañía o algo así.
- Exacto, sería hermoso que hicieras eso. En lo que nos reencontramos…recuerda…eres mi cortesana…sólo mía, me perteneces a mí, ¿entiendes?- insistía Denisse.
- Por supuesto…sólo tuya, Denisse- añadió mientras le daba otro beso.
watch?v=eR7jKQEKaUg&index=2&list=RDeR7jKQEKaUg
Era de mañana. El conde de Rochester bebía un poco de su copa. Su esposa Elizabeth lo reñía.
- John…no deberías beber tan temprano.
- Sólo una copa más, Lizzy…por cierto, ¿los niños?
- Están con tu madre…en el jardín.
- Esos chicos…me gusta que se parezcan cada día más a mí cuando tenía su edad…seguramente tú eras pusilánime a su edad.
Elizabeth lo miró con dureza.
- ¿Por qué me miras así?- replicó John Wilmot.- No he dicho ninguna mentira. Pero me agradas, porque eres la mujer perfecta para cuidarlos. Sin embargo, no quiero que te desgasten tanto…te pondrás gorda y fea y no quiero eso para ti. Tienes que buscar a alguien que te ayude a cuidarlos- dijo al fin terminando su copa.
- Está bien, John, lo haré.
Él se levantó casi enseguida.
- ¿Vas a salir?
- Sí…por cierto…volveré tarde.
Esa frase la asustaba. Cuando John volvía tarde era por verse con alguna mujerzuela o por estar con esos amigos que nada le dejaban. Desde que no estaba segura de que siguiera teniendo el apoyo del rey Carlos I su status era cada vez más complejo. Tenía miedo del comportamiento errático de John WIlmot. Temía por su salud: física, moral y mental. Sabía que leía asiduamente al marqués de Sade y eso la asustaba. Había tratado de deshacerse de sus dibujos y escritos pero éstos le habían costado la furia de su marido quien en ocasiones era brusco para allegarse a ella en la intimidad. Conocía un truco perfecto para evadirlo: cerrar la puerta en cuanto supiera que llegara y colocar el postigo. Pero no podía hacerlo siempre…
Esa noche iba a ser una de esas. Procuró no quedarse sola. Tenía que mandar a dormir a los niños temprano pero hacerse acompañara de su suegra para evitar que John se extralimitara.
Pero cuando recordaba su pasión…cuando traía a la memoria su rapto y su forma de tenerla, se olvidaba de las locuras del conde y volvía a tener confianza y deseo de estar siempre junto a su marido.
Buscaría hacerse acompañar de alguna muchacha de buena familia. Eso tal vez evitaría que John se portara mal con ella. Ya encontraría a la mujer adecuada.
El conde se reunió con algunos amigos de su partido.
- ¿Y qué dice Cromwell al respecto de nosotros?- preguntó John a uno de sus amigos.
- Dicen que está molesto, habla pestes de nuestra gente- añadió Frank.
- Verá en poco tiempo, cuando consiga estar de nuevo en la corte del rey…verá cómo las cosas cambiarán a nuestro favor.
- ¿Cuándo volveremos a reunirnos?
- Acabo de llegar del campo. Así que déjame estabilizarme y podemos reunirnos. Quiero conocer…gente nueva, tú entiendes.
- Dicen que hay tantas hermosuras. Por cierto, tengo a un amigo mío nuevo, Denisse Lacroix, es mitad inglés y mitad francés. Pero es un joven prominente. Es un joven abogado que está por terminar sus estudios. Dicen que proviene de una familia cercana al rey.
- Pues habrá que ganar su amistad- sonrió John Wilmot con seguridad.
