TITULO: NOT IN MY TERRITORY!
AUTORA: Elghin Hall
ARTISTA: Destielwinchi
FANDOM: Hawaii Five-0
PAIRING: Steve McGarrett/Daniel Williams, pareja sorpresa.
RANKING: NC+18
DISCLAIMER: Los personajes no son míos, ni tampoco la isla y mucho menos el HPD. Pero este relato es por mera diversión y regalo de mi amado co-escritor al que extraño con locura y espero un día Dios quiera ser bueno conmigo y me lo devuelva XD.
SUMARIO: Steve y Danno viven el sueño dorado de una relación seria y familiar, cosa que han anhelado toda su vida, pero que solo la encontraron al unir sus vidas. Pero una vieja espina del pasado de Danny intentará robárselo, ¡y Steve hará lo imposible por no llenarlo de plomo!
NOTA: Vida familiar y dos padres amorosos que no dejarán que alguien de afuera arruine lo que tienen.

En aquellos tres meses grandes cosas pasaron en la vida de los Williams y en la suya, Rachel, la ex de Danny, perdió la custodia de Gracie y se mudó a las vegas. El detective tuvo inconvenientes con su departamento poco después por razones del dueño de este, que perdió su propiedad en un juego de cartas; por lo que él perdió el contrato que tenía en el único lugar que le había gustado, el cual era decente y con un entorno familiar sano. Él como buen amigo tuvo que ayudarlo a empacar un lunes por la tarde, y se le hacia un agujero en el pecho al ver a Gracie abrazando un peluche mientras su padre guardaba sus cosas en cajas beige, el rubio aún no sabía a dónde ir, o si lo que llegase a encontrar seria acorde a su presupuesto.
Pero el Seal no pudo ver a Gracie con esa expresión y en su intento de consolarla se agachó frente a ella y le ofreció su casa. Danno se le quedó mirando mientras la sonrisa de la niña crecía y lo abrazaba como respuesta a su ofrecimiento, cambiando por completo el ambiente deprimente que les rodeaba. Claro que discutieron el hecho de vivir fijamente en casa del SEAL, de hecho Danno susurro su inconformidad a su compañero largo rato en el coche rumbo a su casa, mientras Gracie solo saltaba contenta en el asiento trasero.
Danny objeto que solo sería algo temporal hasta que encontrase algo decente, como punto final a esa conversación. Solo que entre más semanas pasaban a Steve más le gustaba tener a los dos allí.
Vivir solo con Danno era una cosa muy diferente, pero sumando a Gracie la cosa cambiaba mucho, el rubio no se quejaba tanto, incluso sonreía más y sus momentos juntos aumentaban a medida que esos tres meses de cambios transcurrían.
Eso incluyo que Cath se molestara repetidas veces con él por la falta de privacidad y que su madre le reprochara en privado la "invasión", según ella, de los Williams a su casa. Pero él terminó por sacar a su madre de la casa porque luego de veinte años esa era su casa y no de ella, tanto como aclararle a Cath que el decidía quien se quedaba en "su" casa o por cuánto tiempo. Por lo que su enojo con ambas mujeres lo llevo a decirles que si les molestaba ya no eran bienvenidas allí.
Danny se sentía culpable por ello pero, a pesar de que no las volvió a ver por la casa, Steve se veía más relajado y contento; y realmente no sabía cómo sentirse al respecto. Su relación con la madre de Steve ya de hecho era peliaguda y aunque Cath le caía bien esta siempre le miraba raro.

Las semanas trascurrían rápidamente viviendo allí y, por culpa de no haber hallado un buen prospecto de departamento, en la casa de Steve se instaló, sin más, la noche del viernes para comer pasta con albóndigas a la Jersey.

Danny cocinaba para todos, y Grace junto con Steve ponían la mesa al tiempo que lo molestaban continuamente para que se apresurara.

En un abrir y cerrar de ojos ellos no solo se habían convertido en compañeros de trabajo y mejores amigos, se habían transformado en una familia junto con Gracie, viviendo bajo el mismo techo como si siembre hubiese sido así. Incluso los momentos frente al televisor eran algo que el comandante atesoraba, con Danny recostado en su hombro y Grace en el costado de su amigo quedándose dormida a los pocos minutos.
Eran esas pequeñas cosas que no tenían precio para él que poco a poco, junto con las intimidades que vivían, se iban haciendo más y más normales.

Pero aún así Steve terminaba por ponerse extremadamente nervioso cuando Danno entraba al baño de improviso a lavarse los dientes cuando él se duchaba, por más que solo tardase tres minutos en la ducha, el rubio actuaba dormido y en ropa interior, por lo que no entendía de tiempos y simplemente su corazón se aceleraba.

Esos tres meses marcaron su vida, porque se dio cuenta de que era imposible no querer a Danno intensamente por todo, más aún cuando se vivía con él y todo era luz a pesar de su trabajo. Él mismo se encontraba llamando a la niñera o pasando a buscar a Grace al colegio, e incluso hacer los deberes con la niña era increíble, pero sus momentos favoritos eran cuando él y Danny tomaban una cerveza en la playa a solas por las noches, cuando la niña dormía en su propio cuarto o cuando tomaban un café en la cocina después de un día muy agitado, inclusive cuando le daba un masaje porque el rubio había sufrido un golpe muy fuerte.

Los momentos en que podían charlar, o combinar los horarios de la niña con los suyos, tener de reserva varios números de niñeras en los que se incluía Kamekona, eran muy preciados para él. Pero en esos tres meses se enamoró de Danno sin poder meditarlo o evitarlo, y una de esas noches, armándose de valor, en la playa le dijo lo que le pasaba. Le dijo que lo quería un poco más que sólo como amigo y compañero, Danno no le respondió en ese momento, sin embargo se tomo su cerveza recién abierta de un trago y se marchó.

Al día siguiente, sin haber podido dormir ni un poco, no notó cambio en la rutina o en como Daniel le miraba.

Fueron a trabajar, volvieron, recogieron a la niña del colegio y la dejaron en la casa de una amiga para una pijamada, pero en el momento en que se metió a la cocina para pedir una pizza la mano de Danny sobre su antebrazo lo hizo voltear, pero no había aliento en su boca que anticipara aquello, cuando, de improviso, Danno le beso tímidamente los labios y se escabulló de la cocina al segundo siguiente.

Fue en ese momento cuando empezaron su relación, cuando lo persiguió desesperado hasta la sala para tomar de esos labios la respuesta que necesitaba con desesperación.

Tres meses de su vida es lo que necesitó para dar un gran giro en ella, uno que resultó ser más que idóneo. Explicarle a Gracie fue difícil para Danny, y demasiado divertido para él, pero la niña estaba más interesada en poder presentarles a sus amigas a sus dos papás que en lo que aquello realmente implicaba.

Steve se dio cuenta de que en ciertos casos Danny lo trataba con cuidado, con algo de reticencia por mostrarse al completo con él, pero sobretodo a exponer sus sentimientos debido al gran desaire que tuvo con Rachel. Pero con paciencia, y complotándose con la pequeña niña, lograron hacer que el rubio estuviera más a gusto y tranquilo con su relación. Kono no pudo evitar hacer una fiesta cuando se lo dijeron al equipo, fiesta en la que ni su madre ni Cath aparecieron.

Todo parecía marchar perfecto, todo llegaba a ellos de manera increíble, los besos que le robaba entre risas al rubio, las escapadas a comer ellos solos, los abrazos y tomarle de la mano, o aquellos mimos en el sillón. Incluso el sexo se dio sin pensarlo demasiado; por más que tuvo que esperar por ello en realidad, hubo un momento en que creyó que Danno no lo deseaba, pero una anoche cuando al lavar los platos de la cena, con las manos llenas de espuma, le robo un beso a Daniel rodeándolo por la espalda, un pequeño acto que encendió al rubio de una manera que él no esperaba, que no conocía de él.

Y fue maravilloso sentir sus manos desnudarle allí mismo.

Con seis meses de relación cumplida y como una familia, la cual su hermana no dejaba de picarle jocosamente cada vez que podía, lo más extraño sucedió; el pasado de Daniel no tenía muchos deseos de dejarlo ir así simplemente. Danny, de hecho, se mostró emocionado cuando la llamada de Noah, un amigo de su niñez con el cual había estudiado la secundaria, hecho por el cual habían compartido una amistad de la que su novio conservaba muy buenos recuerdos, interrumpió su ya muy cómoda vida.

Steve se mostraba contento con esa visita, a pesar de que los nervios por conocer a alguien de la vida de Danny en Jersey lo tenían un preparando todo para caerle bien a esa persona, solo que no todo fue como él esperaba al ir por el visitante, como la familia que eran, al aeropuerto.

Al ver que Noah era un sujeto tan alto como él, de aspecto italiano, pelo negro, ojos marrones refulgentes, piel canela y la barba semi crecida, con la apariencia fresca de un modelo de revista al verle llegar enfundado en un traje gris oscuro, le carcomió por dentro una inseguridad jamás albergo en todo el tiempo que llevaba con Danny, una inseguridad que no había experimentado por nadie más.

Al sentir como la mano de Gracie le aprieta los dedos cuando el hombre saluda efusivamente al rubio, levantándolo del piso en un abrazo estridente, no puede evitar mirarla, sintiéndose incomodo con el recién llegado y más aún teniéndolo alrededor de su novio; pero igualmente sonríe y le da la mano cuando Danny los presenta, sintiendo un escalofrió cuando trata de comprarse a la niña con un oso polar de peluche que saca de su bolsa de mano.

Pero cree que es solo porque no le conoce lo que ocasiona que tenga esta sensación extraña para con él. El hombre, Noah, se muestra sonriente con Danny y le ignora completamente cuando hace algún comentario, incluso nota como la hija de Danno lo mira con aprensión, pero espera que durante la cena eso cambie. Solo que ese sujeto no deja de hablar de Jersey, de su nuevo departamento con cuatro habitaciones y los ventanales gigantescos en cada una, de su puesto como editor de libros en una empresa grande, así como de los nuevos lugares que abrieron y de lo bien que se come allí.

Danny no dejaba de verle obnubilado por todo lo que comentaba, y más sobre las cosas de Jersey que extraña. Es un monologo que no cesa hasta que Gracie se duerme en la mesa y Danny le pone una pausa con una sonrisa radiante para llevarla escaleras arriba, dejándolos solos por unos minutos. Steve no pretende darle conversación, o siquiera prestarle atención, porque en ningún momento llegó a agradarle, por lo que simplemente se pone a recoger los platos para hacer tiempo e ignorar el silencio incomodo y desagradable que se instaló entre ellos.

Y no creía que la situación empeorara cuando el nombre con el traje gris, ajustado al cuerpo, lo siguió a la cocina y se apoyo en el marco de la puerta a observarlo.
- Así que... ¿Hace cuanto que conoces a Danny?- preguntó Noah, con ese tono italiano que le ponía los pelos de punta.

- Tres años... ¿Quieres un café?- mencionó, solo para distraerse de la sensación como de agujas clavándose en su nuca, porque estaba seguro de que esos ojos pequeños estaban clavados en él.

- Mmm... Sí, gracias. ¿Hace cuanto que están oficialmente juntos?- Steve volteó a verlo en ese momento, encontrando que el hombre tenía algo en la forma que le miraba que no le agradaba en lo más mínimo.

- En dos semanas serán siete meses...- Steve le lanzó una mirada altiva, porque la actitud de ese hombre era demasiado desafiante para ser las primeras palabras que cruzaban en toda la noche.

- Oh ya veo... no es mucho. Danny es... especial, ¿sabes? nos distanciamos cuando se casó y más aún cuando la pequeña Gracie nació. Nada importante, solo que nuestras vidas iban en sentido contrario, él era un hombre de familia, y aún lo es, pero tú...- sonrió con el mentón en alto.

- Yo ¿Qué?- reiteró, con los brazos cruzados mientras el hombre caminaba por la cocina sin mirarle midiendo los espacios.

- Veras... no encajan, ¿Entiendes lo que digo? Es como la pizza y la piña, es desagradable sólo al olerla, tú eres la piña y no encajas con Danny, ¿Comprendes?- Steve se recargó en la isla flotante de la cocina y le miro amenazante, con la indignación a flor de piel.

- ¿A qué viniste aquí? Me importa un comino lo que pienses de mi relación con Danno, es "mi" novio y lo seguirá siendo, no sé qué pretendes pero...- Noah golpeó la mesa donde él se encontraba, colocando su rostro justo frente al de Steve.

- Lo que pretendo es robarte a Daniel; fue mío una vez y lo volverá a ser.- los ojos de Steve se abrieron de par en par, e involuntariamente retrocedió un paso, shockeado por ese repentino trozo de información.

- Estas mintiendo...- replicó, con el pecho encogido y doliéndole inmensamente, un dolor desconocido con el que no sabe cómo lidiar.

- ¿Él no te lo dijo?- dijo, soltando una risa burlesca.- Pues bien eso no es importante, solo es un aviso, yo no hago las cosas a espaldas de nadie.- comentó, arreglándose los gemelos en la camisa blanca que llevaba entre abierta y bien sujeta por el chaleco gris. Steve aprieta los dientes por la impotencia de romperle la cara cuando Danno aparece en la cocina.

- ¿Steve, lo que huelo es café? Porque si es así yo quiero un poco... ¿Qué pasa?- preguntó, al ver que los dos hombres no se retiraban la vista de encima, yendo su atención de uno al otro.

- Nada mi amigo, solo que es lindo volver a verte, realmente te extrañe.- le dice Noah, tan cordial que el Seal quiere arrancarse los oídos, aunque preferiría arrancarle el brazo que pasaba por los hombros de su novio tan cariñosamente a ese italiano descarado. Le cuesta controlar esta irritación escaldada pero con el pulso temblando saca las tazas del aparador.

- Porque no vuelven a la sala, yo llevare el café.- dice, sonriendo a Danno y a Noah, para poder tener un minuto y tranquilizarse.

- ¿En serio?- al detective le parece curiosa, y extraña, esa frase viniendo del Seal.

- Sí, claro.- e inclusive el rostro de McGarrett no le expresa nada, lo que le parece aún más extraño.

- ¡Ohh! Pero que amor es tu novio, Daniel, toda un ama de casa.- le dice Noah, jalándolo por los hombros hacia su cuerpo y poniendo rumbo hacia la sala, sonriendo descaradamente hacia el Seal.

- Oye... no digas eso, no quiero que se haga una idea equivocada de ti, Noah.- le murmura, pero las paredes finas de la casa no ocultan los siguientes murmullos, mismos que Steve no pude dejar de escuchar atento, con todo los sentidos a flor de piel.

- ¡Oh, pero Danny! Es una lindura de hombre ¿no sé cómo es que terminaron juntos? No me has contado nada acerca de ustedes dos. – la sorna en su voz terminó alterando al Seal, quien acabó tirando las tazas con café y tuvo que volver a llenarlas.

- Bueno, eso es porque no te callas y hablas hasta por los codos, Noah.- el rubio sonrío placido, porque su amigo no había cambiado nada.

- ¡Auch!, eso dolió.- se quejó, fingiendo un pinchazo en el pecho, a lo que Daniel solo acabó por reír mas copiosamente.

- Cállate, deja de hacerte el remilgado. Por cierto ¿Como esta David? ¿Lo has vuelto a ver después de… tu sabes qué?- pregunta Danny, volviendo a poner el centro de mesa en su lugar.

- Oh, bueno… de eso no quiero hablar. Pero tú me has cambiado el tema de conversación, pillín, anda cuéntame más de Stevie, ¿De qué trabaja?- dice Noah, colocando los codos en la mesa, mirándolo más atentamente.

- Bueno "Steve…"- recalca.- …él es mi jefe en el equipo de tácticas especiales Five-0, es un marine en suspensión de tareas en la naval, un NAVY SEAL para ser más preciso, con el rango de comandante.- Danno está apoyado en la mesa sobre su codo y con su mano derecha juega con las migas que quedaron en la mesa.

- Oh, wow, pero si es todo un ejemplar.- dice con sorna.- Dime ¿Es él quien… tu sabes?- pregunta a medias Noah, haciendo una seña con ambas manos, a lo que Danny solo atina a darle un puntapié en la espinilla, volteando a ver si Steve anda cerca cuando menciona aquello.

El moreno se ríe mientras se frota la pierna porque el detective lo golpeó bastante fuerte.

- ¡Noah, basta! En serio, te va a escuchar.- pero el moreno solo levanta las manos, fingiendo inocencia, para cuando Steve entra con los tres cafés en una bandeja, y unos chocolates que a Danno le gusta comer antes de ir a dormir en un platito.

- ¿De qué hablaban?- dice Steve, haciéndose el sueco.

- De ti por supuesto, mi Danny te tiene en muy alta estima.- dice Noah, sonriendo falsamente, y Steve al tanto de todo, le sonríe devuelta sin mostrar sus dientes.

- Se la ganó.- dice en tono gracioso Daniel, desenvolviendo un chocolate con la mirada del Seal en él y el comandante no puede evitar besar su mejilla enfrente del italiano por lo que ha dicho. Noah solo se muerde por dentro la mejilla ardido de celos.

- Y eso que pensaba que te parecía insufrible.- le murmura Steve contra la oreja, acercando la silla de Danno a la suya en un movimiento, pasando su brazo por los hombros del rubio, que mordiendo el chocolate deja caer su cabeza en su hombro. Steve sonríe con regocijo por estar mostrando el estado de su relación al italiano.

- Eso también, pero tienes tus buenos momentos.- le dice, con la voz juguetona y haciéndose el niño bueno.

- Bueno creo que debería irme es tarde. Steve gracias por el café, una delicia.- dice Noah de pronto, Danno se incorpora un poco y le mira extrañado.

- ¿Te vas? Pensé que te quedabas en el sofá, no necesitas gastar en un hotel.- le sigue cuando su amigo agarra su bolso de mano y saluda de lejos a Steve, que no hizo ni amago a levantarse o acompañarlo a la puerta.

- ¡Oh, no, Danny! No quiero estar en medio, no te preocupes porque de todas maneras ya tengo reservaciones.- Steve llega justo a la entrada para ver como Noah le da un beso en la frente a su amigo, con las ganas de estrangularlo hormigueándole en la punta de los dedos porque el maldito le mira a él cuando lo hace.- Te llamo mañana ¿sí?, Steve un gusto, adiós.- se despide Noah, y solo cuando ha dejado la propiedad es que Danny cierra la puerta con una expresión interrogante en el rostro.

- ¿Steve?- Danno lo sorprende apretando uno de los peluches de Gracie, por lo que levanta las manos.- ¿Pasó algo cuando no estaba? Digo, entre tú y Noah.- el detective se acercó a él y cruzó los brazos, mirándolo con sus ojos entrecerrados, escudriñándole el rostro. Steve dejó el oso en la repisa donde lo encontró.

- ¿Nada, porque?- jugó su papel de desentendido, al tiempo que los brazos del detective le rodearon la cintura.

- No es nada, solo que me dio la impresión de que algo andaba mal, pero deben ser imaginaciones mías.- los ojos celestes miraron hacia arriba atrapando los suyos sin remedio y, automáticamente Noah desapareció de su mente, descendió para besarlo.

- Todo está bien, Danno.- Steve acarició sus labios varias veces, sosteniendo el rostro de Danny en sus manos, sintiendo como el aftershave de su novio llegaba a él como una caricia que lo envolvía.

- Me encanta el cómo dices eso, el poder confiar en esas palabras.- en un suspiro el beso se profundiza y Steve lo levanta un poco para apretar su cuerpo contra el suyo.- Que bueno que se fue.- balbucea entre beso y beso, mientras se acercaban a las escaleras torpemente.

- ¿Por qué dices eso?- pregunta, mientras se hunde en su cuello para probar de ese aroma que desde hace poco se le ha vuelto adictivo, lamiendo el cuello donde el pulso acelerado, y el sabor de la piel salada que le vuelve loco, se percibe mejor; pero Danny lo empuja y le mira a la cara.

- Porque las paredes son muy delgadas.- y de repente se zafa del agarre del Seal y corre escaleras arriba, el comandante sonríe siguiéndole apresurado.

- ¿Por eso me hiciste poner paneles acústicos en la habitación de Gracie?- responde en su oído, cuando lo atrapa pegando su espalda a su pecho, antes de entrar a trompicones por la puerta y cerrarla, besando su nuca y acariciando su abdomen.

- Esa, mi amigo, es una seria acusación.- Danno se voltea para besarlo, mientras Steve lo desviste apresurado.- De la cual... no responderé sin mi abogado.- exhala, cuando las manos del Seal entran por su la cinturilla de su pantalón y acarician sus nalgas en círculos, poniéndolo sobre las puntas de sus pies, excitándolo sin siquiera apartar su boca de la suya.