Alfred estaba tumbado en el sillón de la habitación. En cuanto había acabado la reunión había ido allí, a aquella sala solitaria, donde su único compañero era un pequeño gato con unas enormes cejas.

-You cat! -sonrío tristemente por lo mucho que le recordaba al inglés- Come here

El gato se subió y se tumbó cerca de su rostro, mirándolo con curiosidad.

El estadounidense suspiró, tumbándose sobre el lado izquierdo de su cuerpo, dando la espalda a la puerta. Levantó su mano y acarició al gato, lentamente.

-No es propio del hero estar así. Debería estar más animado Hahahahahaha -río sin ganas y paró, suspirando de nuevo- Todo es culpa de ese maldito inglés -empezó a explicar al gato- Siempre con esa mueca de mal humor, con esa horrible cocina, siempre insultándome, haciéndome sentir culpable cada vez que clava sus ojos en mi, como recriminándome el querer ser libre, como si fuese un traidor. El peor de todos.

El gato se restregó contra su mano y él sólo pudo sonreír levemente.

-Pero...lo que más duele es cuando pelea con ese francés idiota. Porque cuando Francis se marcha, él sonríe. Él está alegre, el francés lo anima, lo hace sentir mejor cuando está deprimido. En cambio a mi no me deja ni acercarme. Y me siento impotente, porque...bueno, para mi Arthur es la persona más importante. Ya no como padre, hermano o amigo. Lo quiero, más que a nadie en el mundo. Lucharía, moriría y mataría por él, y aun así sigue creyendo que soy un niño pequeño al que hay que mantener alejado, que puede romperlo todo. No sabe que quien rompe algo es él, rompe mi corazón. Tal vez todo hubiese sido mejor si yo no existiera.

Un arañazo del gato lo hizo dar un grito, provocando que el animal corriera hacia la puerta cerrada. De pronto, la puerta se abrió, pero Alfred siguió en la misma posición.

-Idiot, por fin te encuentro, me tenías preocupado! -la voz del inglés provocó que se tensara- ¿Se puede saber en qué estabas pensando? Desapareciste de pronto. -suavizó el tono- Estaba muy preocupado por ti, no vuelvas a asustarme así. Te llamé y no contestabas, pensé lo peor... Si te pasa algo, yo muero. Sé que no lo demuestro muy a menudo, but...you know how important you are for me.

Alfred se giró de repente, sorprendido por aquellas palabras. ¿Estaba oyendo mal? … Entonces algo dentro suyo se quebró en mil pedazos. Hablaba con el gato.

-¿Eh? Ah, Alfred, it's you. Siento haber molestado, sólo venía a por mi gato -cogió en brazos al pequeño animal- ¿Qué haces aquí a oscuras tú sólo?

-Nada, sólo descansaba -intentó sonreír, pero como no pudo sólo se quedó mirando el suelo.

-Vamos a continuar la reunión en diez minutos, intenta estar allí a tiempo

-Yes, sir -susurró, viendo como abría del todo la puerta, haciendo que le diera en los ojos, obligándolo a parpadear. Eso le fue bien para retener las lágrimas.

-Hey, Alfie, ¿Are you okay? -preguntó, notando sus ojos humedecidos

-Of course! Hahahahahahahahahahahaha Es sólo que la luz hace que mis ojos escuezan

-I see. -se dio la vuelta y empezó a salir, deteniéndose antes de salir por completo- Una última cosa.

-¿Yes?

-Thank you

Se marchó dejando desconcertado al estadounidense, que cuando se quiso dar cuenta las lágrimas le surcaban la cara.

-Pff... Hahahahahahahahahahahahahaha -empezó a reír, haciendo que más y más lágrimas resbalaran por su rostro- Studid british man

Pasados diez minutos, fue al baño, lavó su cara y dibujó una gran sonrisa. Era hora de continuar la reunión.