EL PRIMER AMOR.

Capitulo uno: Maldito capricho.

Las olas del mar cada vez embestían más fuerte contra las piedras. Me preocupe un poco por los turistas que estaban cerca, pero me relaje al ver que se estaban divirtiendo y que uno de los salvavidas estaba atento.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo, aunque estaba suficientemente soleado. No pude identificar si era por mi temor al mar o por los nervios que me estaban carcomiendo, siempre había sido así desde que estaba muy pequeña, nerviosa e impulsiva.

Igual no era que me interesara mucho la playa, ni el sol, ni el calor, porque nunca me había llamado la más mínima atención el mar, ¿Por eso mi piel blanca como la nieve? Seguro, clima frió, lluvioso y deprimente, eran la descripción exacta de mi prudente y reservado pueblo, pero ahora me encontraba aquí, en pleno infierno ¿porque se me ocurrió venir al Caribe de imprevisto? Ah sí claro porque ellos estarían cerca. Ni yo me creía el grado de obsesión y lo patética que podía ser
Me preguntaba que pensaría mi novio de la gran locura que habíamos cometido. Bueno mejor dicho de la locura que lo obligue a cometer conmigo, solo por un estupido capricho que no me llevaría a nada, como siempre.

-Jake nos vamos al Caribe-. Le dije mientras comíamos en un lindo restaurante.
Jacob se atraganto con un panecillo que estaba tragando al oír las palabras
que acababan de salir de mi boca. Estaba muy sorprendido, aunque sabia que no tardaría en atar cabos y darse cuenta del porque. El sabia también como yo que Rose también viajaría.
-¿Pero que dices? Ni siquiera te gusta el mar-me acuso-. Además ¿porque así tan de improviso?
Me había dado cuenta por su expresión que sabia mis intenciones de porque quería viajar. Automáticamente retire mi mirada de sus ojos, ojos acusadores que me hacían sentir cada vez más culpable.
- No lo se. Solo quiero relajarme un poco… contigo. ¿Qué acaso no puedo irme de vacaciones con mi novio?
Me lanzo una mirada llena de recelo.
- Por favor Bella, a mi no me engañas-me miro fijamente a los ojos-. Si quieres ir al Caribe para verlo a él, solo dímelo.
Sentía que palidecía. De nuevo lo estaba lastimando y solo era mi culpa.
¿Porque me empeñaba tanto en seguir viéndolo? No lo sabía, o bueno si, pero no quería admitirlo.
Lo mire a los ojos por un momento y pude ver el dolor que los cubría, como una pequeña sombra pero bastante perceptible para mi. Suspire y de nuevo baje mi mirada, como toda una cobarde.
- No es eso. Solo quiero estar contigo, como ya te dije. Vacaciones- mentí.
Rogaba en mi interior porque no se diera cuenta de mi embuste, aunque bueno, aun no estaba segura si él, mi gran Karma personal querría verme. Me sorprendía hasta donde podía llegar mi obsesión y mi testarudez, solo por el.
Mire de nuevo al hombre que estaba frente a mi, por fin me sonrío ampliamente.
-Okay… así que ¿solo se trata de unas simples vacaciones?
-Si – dije sin dudarlo ni un momento.
Me creyó. Y yo que decía que Jake no era un ingenuo.

Ahora nos encontrábamos en el Caribe. Hacía un calor de los infiernos.
Decidí recolectar conchas mientras mi querido novio dormía en la habitación del hotel en que nos hospedábamos, por mas que tratara de sacármelo a él de la mente, no lo conseguía ¿Cómo me sentiría si no venia a verme? Ya no solo me sentiría culpable y cobarde ante Jake, si no también rechazada por mi más grande capricho.
- Señorita- dijo aquella voz dulce y siempre tan masculina detrás de mí.
Sabia que era el. Había cumplido con su promesa. Vino a verme, mi corazón aumento sus latidos, aturdiéndome poco a poco los oídos. No sabia como me sentía, estaba tan abrumada, de solo pensar que Jake estaba tranquilo en la cama del hotel, confiando en mi miles y miles de emociones se contradecían. Felicidad, culpa, amor, tristeza.

Definitivamente hasta yo me desconocía, nunca me considere una mujer masoquista y ahora me daba cuenta del tan alto grado de masoquismo que poseía.

Tome un suspiro y me voltee lentamente y ahí estaba el, mi Karma, mi amor, mi mayor capricho. Fue inevitable para mi no sonreír y no fue muy difícil que mi culpa se disolviera por una autentica felicidad.
- Tiempo sin verte- dije, cerrando el espacio que había entre ambos. Al instante pude percibir su olor, en inspire con mas ímpetu. Quería recordar aquel olor por siempre.
El me respondió con otra sonrisa, aunque no tan alegre como la mía.
- ¿Pasa algo?- pregunte.
Conocía bien a Edward ¿Cómo no iba a conocerlo? Mi mejor amigo hace mucho ya, mi primer amor, mi primer amante y por consiguiente mi mayor capricho.
Sabia exactamente que algo le ocurría podía verlo en sus ojos.
El me miro profundamente, tratando de ver mas aya de mis ojos color chocolate. Fue casi imposible no perderme en su mirada, en esos ojos verdes que siempre desde la niñez me habían robado el aliento.
Al parecer intentaba averiguar algo con solo mirarme.
- Ya para de hurgar en mi ojos- dije fingiendo enfado.
Sabía que le causaría gracia. Dejo salir esa linda risa que siempre me había gustado. Recuerdo que cuando estábamos pequeños yo solía decirle que me enseñara a reír tan bonito como el.
- Debo decirte que no has cambiado en nada, Bella.
- Pues lo mismo digo señor Edward. Pero no te vallas por las ramas. ¿Qué pasa?- pregunte de nuevo, esta vez mas insistente.
Puso los ojos en blanco ante mi comentario "señor" detestaba que lo llamara así.
-¿Donde esta el?- pregunto mirándome con ojos acusadores.
Tome un gran respiro antes de contestarle. No iba a responderme con dos evasivas seguidas, o bueno por lo menos no querría que lo hiciera. Claramente el no deseaba contármelo. Decidí dejarlo pasar esta vez, sabia que si no quería decírmelo, no lo haría.
- Esta en la habitación del hotel. ¿Por qué?
Me moría por escuchar de sus labios que quería escapar conmigo. Pero sabía que nunca jamás diría eso. Me obligue a centrarme en la realidad y no en los recuerdos de hace algunos años, cuando actuábamos por impulsos, pero ya no éramos unos niños, ya era hora de las prioridades y de dejar las hormonas de lado.
- Curiosidad- dijo con voz neutra.
Perdí cualquier esperanza de poder estar la tarde con el.
- Ya sabes Bella, se lo que estas pensando yo también lo deseo-dijo- Aunque quiera irme contigo y pasar la mejor de las tarde en tan bella compañía, no seria capaz. Lo siento.
Lo comprendía exactamente. Me sentía aun mas culpable que el y no me sorprendió en lo mas mínimo que descubriera mi deseo.
- Lo se- dije resignada- Igual solo guardaba alguna esperanza. Yo también lo siento.
Desde que había conocido a Edward me sentí completamente atraída hacia el. ¿Y como no? Por Dios Edward era el hombre mas apuesto que conocí en mi vida, bueno aun lo era. Suspire, era ilógico que aun lo amara por encima de muchas personas y lo peor no era eso, lo peor era que con mi amor traicionada a las personas mas importantes de mi vida, pero ¿Qué acaso eso importaba cuando se trataba de Edward?
Edward se movió incomodo y carraspeo, interrumpiendo totalmente mis pensamientos
-No se si puedo venir de nuevo. Ya sabes- tomo sus manos, en gesto de nerviosismo- a Rose no le agrada quedarse sola. Tú sabes como es.
Rose. Pensé. Claro que sabia como era. A ella también la conocía muy bien. El dolor y la culpabilidad de mi pecho se incremento, al recordar el rostro de mi amiga....
-¿No sospechara ella que estas conmigo?
- No lo creo. Ya sabes que ella nunca pensaría que aun nos vemos. Ella confía totalmente en nosotros y además ella no sabes que tu estas aqui.
Y de nuevo un fuerte dolor atravesó mi pecho. Si, ella confiaba en nosotros. Mi mejor amiga. Rosalía pensaba que Edward y yo llevábamos más de dos años sin vernos, después de haber sido descubiertos hace menos de tres años, perdí totalmente la comunicación con Rose por uno seis meses, hasta que por fin quiso escucharme. Le conté toda la verdad, que aun no podía olvidar a Edward pero que dejaría de verlo, que ella era mi prioridad, si claro, mi prioridad. Bufe por lo bajo.
- Deberías volver ya mismo con ella- dije, triste- no quiero meterte en problemas. No quiero que empiece a sospechar sobre esto.
Esto. Así era como le llamaba a mi romance con Edward, si tan solo supiera todo lo que aun eso significaba para mí
Llevábamos esta "relación" mucho antes de que Rose y Edward hicieran la suya oficial y mala fue mi suerte al escuchar de los propios labios de él que ya no me amaba, que solo amaba a Rose.
- Si tienes razón, Bella. Volveré entonces.
¿Cuándo podré verte de nuevo? Quería preguntar. Pero me contuve.
- Esta bien. Ve con ella entonces.
Edward me miro por última vez y dio media vuelta, así sin más. Sin un beso, sin un abrazo, sin un "hasta pronto". Avanzo a grandes zancadas y mi cuerpo empezó a temblar, él nunca antes se iba sin besarme, eso pudo mucho mas que mi esfuerzo de dejarlo marcharse.
Salí corriendo tras el mientras gritaba su nombre, el me miro precipitadamente y yo me lance a sus labios, buscando casi en frenesís su boca, el no resistió mucho y me beso con ímpetu, con pasión, con el mismo deseo que se apoderaba de nosotras siempre que se rozaban nuestros cuerpos.
Empecé a jadear, importándome poco los niños de la playa. Cuando el aire se hizo necesario nos separamos lentamente.
-No llores Bella- dijo limpiando una lagrima que recorría una de mis mejillas. No había notado que mis jadeos eran sollozos.
Intente sonreír y centre mi mirada en la arena, el levanto mi mentón obligando a observas aquellos ojos verde musgo que yo tanto amaba.
-Esto esta mal- dijo con voz suave-. Tu lo sabes mejor que nadie y no quiero lastimarte, no mas de lo ya lo e echo.
Antes solo era una lágrima que cubría una de mis mejillas, ahora podía sentir la humedad en mis ojos y como lentamente desbordaban para después bajar lentamente por mi cuello, mis manos no reaccionaban, mis dedos no seguían la orden de mi cabeza de limpiar mis mejillas y dejar de humillarme.
Él tenia razón ¿Por qué me empeñaba en sufrir? El era de Rose y yo…yo de Jake
-Es cierto- dije entre jadeos-. Vete.
El me miro por un momento e intento acercarse de nuevo, pero yo lo evite.
-¡Vete!- dije alzando la voz uno o dos tonos mas.
Edward asintió y dio media vuelta, pero esta vez no quise detenerlo, esta vez mi cuerpo no tembló si no que caí en la arena llorando sin poder detenerme. Sentía varias miradas en mi espalda, pero poco me importo.
Cuando por fin pude controlarme un poco, me puse de pie intentando con mis dedos temblorosos alisar un poco el ligero vestido blanco.
No sabia que iba hacer con todos estos sentimientos que sentía hacia el. Yo sabia mas que nadie que el la amaba, pero que aun así no resistía no verme. Pero la amaba. Corrección se amaban.
Amaba al hombre de mi mejor amiga. Soy una mentirosa, falsa. Soy lo peor, nunca me imagine que amar tan profundamente a alguien estuviera mal, pero así era.
No solo engañaba a Rose, también a Jake…Jake el hombre que daría todo por mi, que me conocía casi como Edward y que aunque supiera verdaderamente mis sentimientos los pasaba de largo y seguía conmigo.
Jacob, mi novio. No se porque motivo no lo amaba. Bueno si sabia, era porque ya amaba a otra persona y como tantas veces atrás me odie por ello, me odie a mi misma como nunca. Podía sentir esa nueva sensación en mi pecho, esa sensación de repugnancia y desagrado ante mi misma.